HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
La
gran novedad de hoy es el retorno del ensamble avant-progresivo argentino LA
MUJER BARBUDA a la realidad fonográfica a través de éste, su tercer álbum,
“Agridulce”. El cuarteto conformado por Franco Fontanarrosa [bajo eléctrico], Martín
Pantyrer [clarinete bajo y saxo barítono], Lulo Isod [batería] y Nicolás “Mu” Sánchez
[guitarra]. 5 años después de su anterior disco “Lagartos Terribles”, este
grupo sigue creando sonoridades desafiantes y teoremas musicales provocadores
dentro de un esquema de trabajo asentado en – que no reducido a – el paradigma
del rock-in-opposition. Este
catálogo de nueve temas fue grabado en los estudios “Romanic” en abril del
2016, para ser mezclado y masterizado en los “Estudios Quark” en el mes
siguiente. Algo renovado se siente en la manifestación actual de la esencia musical de LA MUJER BARBUDA, más allá del hecho de que el cuarteto cuenta con un nuevo integrante a cargo de la guitarra: se nota en este disco una dosificación más meticulosa de los recursos free-form en beneficio de una exploración más sesuda en el nervio rockero, pero como decimos, no es un viraje sino uan reformulación refrescante de una visión aventurera que sabe mantener la vitalidad a través de su persistencia. Vayamos ahora a los detalles mismos del repertorio de “Agridulce”.
La
pieza homónima – que es también la más extensa con sus 9 minutos y pico de
duración – abre el disco con una vitalidad rotunda y directa, al modo de un
híbrido entre el lado más agresivo del KING CRIMSON post-80ero y la faceta más
filuda de JOHN ZORN. El cuerpo central se instala con una fuerza convincente y
audaz, aunque no llega a niveles de vértigo sonoro porque el dinamismo de la
dupla rítmica asume un aura de adusta precisión en medio de la patentemente
belicosa extroversión. A mitad del camino, las cosas pasan a un nivel más sutil
cuando el trío de guitarra, bajo y saxo elaboran un inteligente juego de
síncopas mientras la batería desaparece del mapa por un rato. Ésta emerge
eventualmente delineando complejos redobles desde los cuales atiza a los otros
instrumentos para volver a afianzar una sólida y sórdida conjunción de
vitalismos. Hecho esto, el terreno está preparado para que se instale la
arquitectura frenética de la categórica sección final. A continuación sigue
‘Los Oídos No Tienen Párpados’, pieza que bajo su dadaísta título arropa una
genial combinación de la urgencia cerebral de unos MASSACRE, el exquisito
descaro jovial del math-rock y los esquematismos oscurantistas propios del
paradigma de PRESENT. El solo de guitarra es fabuloso, simplemente fabuloso, y
la aureola guerrera de la batería se siente aún más amenazante que en el tema
de entrada. La coda es serena al modo de un cielo gris bajo cuyo manto nada
parece suceder, aunque nunca se sabe: en todo caso, se trata de la calma
inescrutable tras la ostentosa tormenta. ‘El Camarada Napoleón’ empieza
centrándose en un esquema de síncopas parsimoniosas que se regodean en sus
propios silencios, esquema que no tardará mucho en retorcerse a través de
surrealistas ejercicios de interpelante belicismo. La siguiente sección nos
muestra al grupo procurando dibujar un momentum de lirismo en medio de la
aspereza reinante. El embajador perfecto de esta despótica aspereza es el saxo
barítono, cuyo solo estratégicamente ubicado crea espacios de robusta
inquietud. Estos 22 primeros minutos del disco han encarnado de forma
consistente una grandeza desafiante.
Los
dos temas menos extensos del disco son las dos partes del concepto de
‘Phosphorus’, y justamente es con la primera parte con la que nos topamos ahora:
un solo de bajo que despliega varios recursos de tirantez donde la furia es el
factor predominante. De este modo se abre camino para la emergencia de
‘Hidrometeoro’, el cual resulta ser el tema menos filudo del disco: sin carecer
de pasajes marcados por una notable robustez, el groove general es más grácil y
llevadero que el que se empleó para cualquiera de los tres primeros temas del
álbum. El factor jazzero asume una prestancia especial dentro del entramado
general. ‘El Puente Invisible’ ahonda mucho más en los parámetros del
chamber-rock, siendo así que la batería sigue dando prioridad al dinamismo
adusto con el cual ha estado trabajando la mayor parte del tiempo. En algún
momento hay un sereno dueto de clarinete y bajo que guía el camino hacia un cuerpo
central donde se despliega el que tal vez el solo de guitarra más hermoso del
disco. La sección final suena a algo así como una remodelación post-metalera de
un estándar Crimsoniano, una idea que el cuarteto trabaja con la lógica del
crescendo: esta manera de cerrar el tema le otorga una aureola de majestuosa
vivacidad en medio de la fosca musicalidad reinante. Cosechando la siembra de
la pieza precedente así como la de ‘Los Oídos No Tienen Párpados’ mientras luce
una alacridad que oscila entre lo festivo y lo neurótico, ‘Cygnus’ instaura un nuevo
cénit para el álbum. La lenta sección final es ceremoniosa y ligeramente
tenebrosa, pero para nada densa. Pero si queremos densidad a placer, y de paso,
más dosis intensivas de complejidades estructurales propias del género
progresivo, pues tenemos al siguiente tema, el cual se titula ‘Cortesía Macabra’; así, el clímax iniciado por el tema anterior se perpetúa aquí con una
prodigalidad estimulante. Tras
un prólogo meticulosamente sigiloso, las cosas se intensifican con generosas
dosis de sofisticación musical poco antes de pasar por la barrera del primer
minuto. La combinación de jazz-rock, Crimsonismo y recursos math-rockeros
funciona en una amalgama efímera que pronto da paso a un viraje temático en el
que el grupo proyecta su faceta psicodélica desde el esquema de un crescendo
cautivador, el cual nunca llega a un punto de electrizante ebullición sino a un
esplendor culminante sobrio. Sobrio y efectivo. El crepúsculo del disco llega
con la segunda parte de ‘Phosphorus’: esta vez, la furia del solitario bajo
captura un cierto fulgor que le hace adquirir un aura más extrovertida que en
la primera parte.
Todo
esto fue “Agridulce”, la nueva genialidad de LA MUJER BARBUDA: no nos cabe
ninguna duda de que este ensamble es uno de los más señoriales y robustos que
habitan el multicolor e inagotable hogar de la vanguardia rockera argentina
de última generación. Este agridulce manjar progresivo lo recomendamos al 100%... ¡si no al 200%!
Muestras
de “Agridulce”.-
Agridulce:
https://www.youtube.com/watch?v=0dSUTfm0dks
Cortesía
Macabra [en vivo]: https://www.youtube.com/watch?v=l3l2ZO34doo
Como siempre execelente comentario Master!!!!!!
ReplyDeleteGracias por el elogio, amigo Ariel. Ante todo, hay que agradecer a la gente de LMB por darnos tan buena música... ¡sin ella no habría reseñas!
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