Friday, September 17, 2021

VESILINJA: una nueva voz dentro de la escena retro-prog finlandesa

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
En esta ocasión tenemos a la mano el homónimo disco debut del grupo finlandés VESILINJA. “Vesilinja” fue publicado en vinilo a inicios de julio último por el sello Savusauna en formato de vinilo; la publicación digital vino un par de semanas después. En esta primera mitad de setiembre se acaba de publicar en CD. Este quinteto se dedica a cultivar una línea de trabajo eminentemente retro-progresiva y está conformado por Topias Ahola [voz, coros y saxofones], Jukka Kuusela [bajo y sintetizador], Aake Salmi [guitarras eléctricas y acústica, flauta, voz, coros y sintetizador], Niko Saarinen [órgano Hammond, sintetizadores Moog y Korg, y piano eléctrico] y Jussi Portaanpaa [batería]. Yendo a la historia de VESILINJA, esta banda asentada en la localidad de Tuusula (al sur de Finlandia) comenzó en 2017 como un dúo de Salmi y Saarinen tras la desintegración de un grupo donde eran colegas. Durante el segundo tercio del año 2018, el grupo aumentó a cuarteto y, finalmente, a inicios del año siguiente completó el quinteto el vocalista-saxofonista. A fines del año 2020, el grupo completó las sesiones de grabación de su disco homónimo. La gente de VESILINJA cita a GENESIS, JETHRO TULL, WIGWAM, FOCUS, GENTLE GIANT, PINK FLOYD, DEEP PURPLE y otros nombres legendarios como influencias en su propuesta estética. Veamos ahora los detalles de “Vesilinja”.



‘Aamulla’ abre el disco con una exhibición de soltura que nos remite a un doble homenaje a JETHRO TULL en simultáneo: a las épocas de “Benefit” y “Heavy Horses”, para ser más específicos, combinando el músculo convincente del primero con la gracilidad folk-rockera del segundo. Además de eso, hay un gancho muy llamativo tanto en el desarrollo melódico como en el swing básico sobre el cual se sustentan los encuadres de teclado y de guitarra, los cuales también nos remiten, de cierta manera, a la faceta más cálidamente melódica de unos URIAH HEEP en su edad de oro. El cierre climático intensifica más las cosas para completar el impacto contundente diseñado para el inicio de este repertorio, y la coda de los últimos segundos asume un aura pastoral. A continuación, llega el turno de ‘Heinäkuorma’, canción cuyo cuerpo central nos lleva hacia una atmósfera más solemne y pausada, la cual se centra en una mezcla entre los PINK FLOYD de la etapa 1969-71 y los primeros discos de RAGNARÖK. La parsimonia que marca al desarrollo temático se concreta oportunamente en un afiatamiento sosegado de los instrumentos partícipes. A mitad de camino surge un interludio un tanto adusto que prepara el camino para la elaboración de una soltura vivaz que se sitúa a medio camino entre GNIDROLOG y los NEKTAR de la etapa 72-3; así las cosas, el retorno del motif central asume una dosis un poco mayor de musculatura para las instancias finales. Con el arribo de ‘Vaihtoehto Järjelle’, el quinteto se dispone a retomar el camino de jovialidad signado por la pieza de entrada, pero esta vez lo hace con una gracilidad más sofisticada y una utilización más exhaustiva de compases inusuales, junto a una fastuosidad más fulgurosa en el manejo de las ilaciones de los diversos motivos en curso. Una mención especial va para el hermoso solo de órgano cerca del final. Un cénit decisivo del álbum, sin duda, muy bien aprovechado su espacio de más de ocho minutos y medio. ‘Valtias’ se encarga de bajar un poco los decibelios para explorar la dimensión pastoral del ideario de VESILINJA, muy cercano al de JORDSJØ y, hasta cierto punto, también al de los dos primeros discos de WOBBLER: prog-folk enriquecido con una sofisticación mesurada. Se trata de una canción muy agradable que brinda un punche genuino y sobrio a la candidez melódica empleada para la ocasión. Son ahora los solos de sintetizador los que aportan un color peculiar al asunto antes de que un breve viraje más pesado dé alas a un rotundo solo de guitarra. 
 
‘Ihmisen Lapsi’ es la canción menos compleja del álbum en cuanto a su estructura compositiva, pero tiene el singular encanto de fusionar un ejercicio de sinfonismo sencillo con estrategias ornamentales propias del space-rock. Estas últimas emergen tanto del enclave un tanto machacón que impone la batería como de los múltiples efectos de sintetizador y de guitarra que terminan envolviendo al entramado sonoro desde el ecuador de la pieza en cuestión. Con sus 9 minutos de duración, ‘Prisma’ es la pieza más extensa del disco y es también la encargada de cerrarlo. Su desarrollo melódico y su atmósfera general obedece a una síntesis de los ambientes y esquemas sonoros que ya se hicieron presentes en los temas #2, #3 y #4. Encontramos aquí una inspirada y convincente labor de hibridación entre prog sinfónico y prog-folk con sus oportunos toques de heavy prog en algunos pasajes decisivos donde el ensamble quiere gestar una musculatura imponente. Tras culminar el momento más aguerrido, el epílogo delineado por la flauta solitaria ostenta una belleza evocadora. Todo esto fue “Vesilinja”, un disco de bastante bonita factura cuyo nombre, al igual que el del grupo VESILINJA, merece ser anotado en un lugar preferencial dentro de nuestros organigramas de descubrimientos progresivos del año 2021. Cabe señalar que a poco de terminar de grabar este disco, el grupo se convirtió en sexteto con la inclusión de Antti Tuominen para hacerse cargo de la primera guitarra y alternar las labores de canto principal con Ahola. Estemos atentos a próximos trabajos fonográficos de este colectivo finés que promete mucho.   
 
 

 

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