Thursday, December 28, 2023

Segunda arremetida de la excelsa alianza franco-japonesa POIL UEDA

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
En esta ocasión reseñamos y celebramos a “Yoshitsune”, el segundo disco de la alianza franco-japonesa POIL UEDA: o sea, la asociación de los músicos de POIL Antoine Arnera [teclados y canto], Boris Cassone [guitarra y canto], Benoit Lecomte [contrabajo] y Guilhem Meier [bateríay canto] con la cantante y ejecutante de la satsuma biwa JUNKO UEDA. El disco en cuestión fue publicado el pasado 3 de noviembre y sigue por la senda de complementar las exortaciones del pasado y la dinámica musical futurista que ya se concretó en marzo de este mismo año con el disco homónimo. Al igual que sucede con el reciente nuevo disco del cuarteto NI (titulado “Fol Naïs” y reseñado hace muy pocos días en este mismo blog), las sesiones de grabación de “Yoshitsune” fueron dirigidas por Stéphane Piot mientras que RemyBoy se hizo cargo de los procesos de mezcla y masterización. Lilas realizó las ilustraciones mientras que el diseño gráfico es de Judith Saurel. El sello Dur Et Doux publicó este ítem tanto en CD como en vinilo (en formatos de color negro y verde). 
“Yoshitsune” es un disco conceptual inspirado en el Cantar de Heike, poema épico japonés del siglo XIII. La narrativa del álbum sigue las peripecias del heroico Yoshitsune, quien logró la victoria definitiva del clan Genji frente a las huestes del clan Heike con el decisivo combate naval en la bahía de Dan-no-Ura. El clan Genji gobernó Japón entre 1192 y 1333, estableciendo lo que se denomina el periodo Kamakura. De todas maneras, como la política siempre es como es, no todo fue un mar de elogios y gratitud para con Yoshitsune; resulta que Minamoto-no-Yoritomo, el general del clan vencedor y hermano de nuestro héroe, no confiaba del todo en él y sospechaba arbitrariamente que él estaba gestando una traición, por lo que ordenó su asesinato. Yoshitsune, enterado de esta gratuita paranoia, huyó del ambiente palaciego y, disfrazado de monje, se fue al exilio.
 

El repertorio de “Yoshitsune” se inicia con las 3 partes de ‘Kumo’, que ocupan un espacio conjunto de poco menos de 13 ½ minutos. Todo comienza con las cuerdas étnicas proyectando algunas notas graves sobre un fondo de cánticos, siendo así que la batería arma un swing complejo que no tarda mucho en expresar todo su potencial de extravagante extroversión. Desde antes de llegar a la frontera del segundo minuto, el colectivo está metido en un clima de exultación surrealista que se beneficia bastante de los recovecos humanamente imposibles que el colectivo edifica a lo largo del camino. La seguna parte es un poco más solemne, dejándose guiar por el patrón de WEIDORJE mientras asume un colorido más expansivamente disruptivo (en afinidad con LA STPO). La tercera sección se apoya en una garra especialmente intensa donde lo belicoso asume un aura festiva y lo tenso se reviste de jolgorio. Los quiebres rítmicos que tienen lugar refuerzan la pasión neurótica que es necesaria para acentuar el ambiente delirante que impone sus vibraciones tormentosas hasta el instante final. Tras este inspirado despliegue de fastuosidad aventurera, llega el turno de ‘Ômine-san’, un tema cuya espiritualidad central es tremendamente ceremoniosa. Las comedidas líneas melódicas trazadas por la guitarra marcan la pauta expresiva del colectivo mientras el canto de JUNKO exorciza los fantasmas del pasado como si emitiera un sortilegio inescrutable. El crescendo de los dos últimos minutos añade retazos incendiarios al misterioso hechizo, lo cual favorece bastante al refuerzo del motif central. ‘Yoshino’ es el ítem más extenso del disco con sus casi 8 minutos de duración. Se trata de un periplo vibrante donde las agitaciones celebratorias creadas para la ocasión se unen en una amalgama avant-progresiva bastante sólida. La persistente aureola de inquietud se halla bien sostenida por los complejos juegos de síncopas con los que se articula la ingeniería rítmica. La sección final es expectante al modo de una mirada hacia atrás después del desarrollo de los eventos.
 
‘Ataka’ es una intervención solista de JUNKO, una manifestación de cruda tensión emocional dondde el espíritu humano lamenta tener que toparse con los aspectos más siniestros de la vida. La comedida arquitectura de la 
satsuma biwa ofrece un interesante contraste frente al tremendamente solemne canto del momento. El concepto bipartito de ‘Kokô’ trae consigo el cierre del álbum, ocupando un espacio total de más de 7 ½ minutos. La primera parte se centra en un fulgor misterioso bajo la guía compartida del teclado y la batería. Su talante ceremonioso muestra, a través de la mesurada sofisticación del núcleo temático, algo de músculo. Dicha musculatura sale a flote en la segunda y más sofisticada parte, la misma que se focaliza de manera importante en el estándar particular de POIL para el discurso avant-progresivo. Las variantes temáticas y el gusto por los enfoques geométricos de los swings imponen sus condiciones a lo largo de la instauración y la maduración del centro temático. Eso sí, JUNKO nunca deja de dar muestras de su fuerza de carácter como vocalista e instrumentista en medio del electrizante entramado sonoro armado por sus ilustres compañeros de viaje. “Yoshitsune” es, a fin de cuentas, otra gran exhibición de rebosantemente coloridas y densamente aventureras ideas prog-vanguardistas para el año 2023. La verdad que con ésta, su segunda arremetida musica, la alianza franco-japonesa de POIL UEDA nos ha brindado algo muy valioso para la avanzada contemporánea dentro de las orillas más extremas del amplio horizonte de la música progresiva.


Muestras de “Yoshitsune”.-

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