Tuesday, October 31, 2017

La quinta arremetida prog-psicodélica de PAPIR... ¡a todo dar!


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SAUDA CÉSAR INCA.

Hoy toca el turno del quinto disco del grupo PAPIR, titulado precisamente “V”, un ambicioso trabajo que se extiende por más de una hora y media. El disco ha sido publicado en formato digital a través de la red de Bandcamp de PAPIR así como vinilo doble a través de Stickman Records durante la segunda mitad del pasado mes de agosto. Este trío prog-psicodélico danés conformado por Nicklas Sørensen [guitarras], Christoffer Brøchmann Christensen [batería] y Christian Becher Clausen [bajo] no solo ha proyectado un impulso contundente de sus ambiciones estéticas en lo referente a la extensión del nuevo repertorio aquí contenido, sino que también lo ha hecho (y eso es más importante) en lo concerniente al potencial de riqueza ecléctica que la banda puede sacar de sí a fin de seguir avanzando a paso firme en la primera línea de la vanguardia progresiva escandinava. Pasando por alto la séptima y última pieza del álbum, que se desarrolla a través de unos maratónicos 25 minutos, tenemos otros seis cuyas duraciones oscilan entre los 9 y 15 minutos. Desde ya adelantamos que el maratónico repertorio de “V” nos tiene encantados, pero mejor es que empecemos a centrar nuestra atención en los detalles del mismo. Una anécdota a tener en cuenta es que John McEntire, integrante de la leyenda viviente del post-rock TORTOISE, se hizo cargo de la mezcla y la ingeniería de sonido en la post-producción de este disco: se nota que el trío tenía muy claras sus ideas sobre la nueva orientación que habría de adquirir su robusta visión ecléctica del rock, y es que el factor post-rockero goza de una amplia cobertura en el repertorio de este disco... y ya es hora de ir a los mórbidos detalles del mismo. 


‘V.I’ ocupa los primeros 12 ¾ minutos del disco y lo hace explayándose en la elaboración de vibraciones moderadamente aguerridas sobre un esquema rítmico rico en juegos de síncopas. La vitalidad esencial del grupo se integra en el entramado instrumental con un ropaje de serenidad que no logra ocultar del todo un fuego que clama por estallar más explícitamente, cosa que sucede una vez pasada la frontera del tercer minuto mientras el tempo vira hacia una dimensión stoner, primero con un enfoque rudo por breves momentos, y luego instalando un groove en 6/8 de tal modo que el patente vigor de los guitarreos cuenta con espacios para gestar matices espaciales en medio del jolgorio rockero. Durando poco menos de 12 minutos, ‘V.II’ se orienta hacia un camino de confluencias entre la lógica de las pulsaciones cerebrales al estilo del legado de NEU! y las atmósferas machacantes del space-rock estandarizado por HAWKWIND, aunque en lo referente a lo segundo cabe señalar que se abren vías de serena luminosidad en medio del machacante groove. De hecho, el esquema rítmico es razonablemente veloz mas no voraz, por lo cual el talante de la guitarra resulta, en un inicio, más ensoñador que perturbador. De todas maneras, el momento tiene que llegar cuando el grupo se disponga a sacar de sí recursos de furor psicodélico, y cuando lo hace, el enfoque sonoro grupal erige una solvente dinámica de vitalista expresividad. Para el epílogo, la banda decide bajar las revoluciones al modo del anuncio de una puesta de sol que ha de finiquitar todo fulgor previo. Cuando llega el turno de ‘V.III’, la gente de PAPIR se prepara para escrutar el terreno del post-rock en busca de nuevos matices que inspiren nuevas proyecciones psicodélicas con una aureola cristalina y relajante. A través de la autocontenida musculatura que se abre en los primeros minutos de la amalgama instrumental se trasluce una espiritualidad contemplativa. Un poco más adelante, la banda crea un clima denso mientras mantiene una prestancia majestuosa en los poderosos retazos minimalistas dibujados por la guitarra: dichos retazos desembocan en un limbo solipsista como si huyeran de la luz de un nuevo amanecer. 

La primera mitad del repertorio se cierra con ‘V.IV’, tema que en su punto de arranque muestra muchos aires de familia con ‘V.I’, con el detalle añadido de que la configuración sónica ostenta una mayor dosis de exquisitez, explorando la dimensión progresiva del discurso psicodélico. El sencillo motif central ostenta una aureola optimista mientras las cadencias rítmicas y las ingeniosas líneas de bajo se encargan de dar un sustento genuinamente sofisticado al asunto. El solo de guitarra que emerge en cierto momento es simplemente fabuloso, casi coqueteando con el paradigma Frippiano. La ilación de los diversos desarrollos temáticos tiene para largo y se proyecta hacia una perpetuación de variadas mecánicas vigorosas y extrovertidas. ‘V.V’ abre la segunda mitad del repertorio y lo hace regresando a los senderos ensoñadores y melancólicos del post-rock, los mismos que son oportunamente sazonados con cuidadosamente filudos matices space-rockeros en los guitarreos. El modo en que el bajo es utilizado como cómplice de contrapuntos para la guitarra resulta particularmente fructífero a la hora de manejar las continuas oscilaciones a las que se somete el motto perpetuo. ‘V.VI’ se encarga de ir perpetuando esta línea de trabajo espoleada por estándares post-rockeros mientras retoma algunas de las pautas de robustez altiva y competente que ya se han hecho presentes en temas precedentes. Esto sucede para que se pueda crear un viraje entusiastamente electrizante que se empieza a armar a poco de pasada la frontera del quinto minuto, y es allí cuando la aureola sonora vira hacia una confluencia de tormentas guitarreras a lo stoner y un compás machacón a lo HAWKWIND. Como el motivo en curso prefiere mantenerse bien asentado sobre un sitial de turbulencias martilleantes, la vitalidad reinante sirve de amparo para la emergencia final de vibraciones exultantes y extrovertidas. El fade-out da la impresión de que la algarabía psicodélica habrá de continuar indefinidamente aunque el sonido se haya alejado definitivamente de nuestros oídos.



Cierra el disco ‘V.VII’, el maratónico monumento sonoro que ya anticipamos que ocupa un espacio de 25 minutos. Su orientación sonora es la más abiertamente abstracta del álbum, aguijoneando capas sonoras densas y minimalistas en una acuciante aureola de tensión sostenida sobre la convergencia del krautrock y la psicodelia en su versión; de paso, no faltan en este encuadre integral algunos matices de post-rock, que parece ser que entraron para quedarse en este segundo volumen del álbum, y de hecho poco antes de llegar a la frontera de los 12 minutos y medio, el grupo absorbe influencias de MOGWAI y GODSPEED YOU BLACK EMPEROR!. Advertimos que la dinámica integral de esta pieza final de “V” se ha centrado con cierta voracidad en la potencialización de una laboriosidad tensa penetrada por una furiosa nocturnidad: de este modo, ‘V.VII’ funciona como el broche perfecto para este ambicioso repertorio que nos han traído ahora PAPIR. Una vez concluido nuestro repaso de “V”, solo nos quedan dos cosas: a) felicitar a la gente de PAPIR por haber logrado gestar un refrescante juego de dinamismos eclécticos dentro de su bien definida línea de trabajo; b) recomendar sinceramente este disco a todos los amantes de las vanguardias post-rockera y psicodélica dentro del lenguaje progresivo de nuestros tiempos. PAPIR refuerza su lugar dentro de la primera línea del rock experimental danés.


Muestras de “V”.-
V.VI:  https://papir.bandcamp.com/track/v-vi

Saturday, October 28, 2017

Cuentos desde el planeta Obsidion por BARROWS



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da el turno de presentar al grupo instrumental californiano BARROWS, cultor de una mezcla hipnótica y enérgica de post-rock y space-rock, so pretexto del lanzamiento de su tercer disco “Obsidion”. Se trata de un trabajo conceptual centrado en las aventuras de un hombre que es raptado para ser llevado a un planeta cuyo nombre da título al disco, siendo así que nuestro protagonista termina disfrutando de su nueva situación al descubrir la libertad plena que da el que en su nuevo hábitat no halla restricciones para las dimensiones espaciales y la conciencia humana no tenga límites. Es casi como un milagro que se impuso en su vida y que solo cabe agradecer. El personal de BARROWS está establecido como el dúo de Jim Leonard [guitarras, bajo y sintetizador] y Richy Epolito [batería], aunque para las presentaciones en vivo el dúo se transforma en cuarteto. Los discos precedentes son “Imprecari Island” (2011) y “Red Giant” (2014), y ahora “Obsidian” ha de cumplir con la misión de cimentar las vibraciones y coordenadas sonoras establecidas en aquéllos para crear, desde allí, un nuevo impulso creativo para los cimientos de la propuesta del dúo. Anticipamos que la misión fue cumplida de forma muy satisfactoria, pero mejor pasamos ahora a los detalles del repertorio del disco que tenemos hoy en nuestras manos.



‘Telekin’ es la breve pieza de entrada que se caracteriza por ostentar un creciente retazo minimalista de talante terrorífico, siendo así que su función principal es la de abrir surcos para la emergencia de ‘Entrada’. Esta pieza es la primera expresión precisa de propulsiones sonoras bien delineadas: es como si el prólogo antes mencionado hubiese estado a cargo de encender un mecanismo y luego ese mismo mecanismo hubiese enviado un furioso cohete desde la Tierra hacia una salvaje danza cósmica que navega aleatoriamente a través del espacio. Su vitalidad nos remite al legado de los HAWKWIND pre-1974 a través del filtro de CAUSA SUI. A poco de pasada la frontera del quinto minuto, la banda vira drásticamente hacia un remanso que parece transformarse en un oasis etéreo. El tercer tema del disco se titula, al igual que el álbum, ‘Obsidion’, y despliega su ingeniería sónica hacia una ambiciosa duración de casi 10 ½ minutos. Comienza con un compás lánguido claramente centrado en  un bien perfilado talante post-rockero (a medio camino entre MOGWAI y RED SPAROWES), lo cual permite al grupo explorar su faceta más reflexiva. Ahora bien, que ahora estemos surcando por senderos reflexivos no quiere decir que no haya recursos de musculatura y afilamiento en el esquema empleado aquí: de hecho, los riffs y bases armónicas hacen sitio para que emerjan algunos punteos y efectos crudos que tienen algo de amenazante. Aunque el swing permanece igual a lo largo de todo el transcurso del tema, el ingenio con que el grupo le da un tenor lisérgico a su vigor expresivo le permite preservar su magnetismo. Oscura y llamativa a la vez, ‘Entrada’ logra situarse como una alternativa válida al cénit de explosividad rockera que se había conquistado con ‘Entrada’.

‘Cocoon’ es la pieza más larga del álbum con su espacio de 19 ¾ minutos. Para su primeros 9 minutos, la estrategia es muy afín a la que diseñó a la pieza precedente, pero esta vez el grupo emplea unas vibraciones más vitalistas en la armazón rítmica y un brío más extrovertido. No es tanto que lo reflexivo ha desaparecido sino que ha recibido una luminosidad revitalizadora a fin de fusionarla con la fortaleza. Como siempre, son los punteos, efectos y efluvios de guitarras elaborados en ciertos pasajes estratégicos los que marcan la pauta. En algún momento se finiquita el asunto para que surja un puente de trazos abstractos signados por una inquietante aureola cibernética; de este modo, se prepara el camino para un segundo motif fieramente intenso cuyo enclave se encamina por una senda de furiosa psicodelia ornamentada con grooves cañeros y matizada con algunas coloraciones sutiles donde los guitarreos crean capas un poco más sobrias. Así las cosas, la gente de BARROWS garantiza que aquí se dé el momento más majestuoso del repertorio. La pieza termina con un oportuno epílogo ceremoniosamente cósmico. ‘Manna’ cumple con la misión de proseguir por la vía del susodicho epílogo a través de un vacilante efluvio de recursos flotantes: minimalismo en la atmósfera de base e irradiaciones serenas que coquetean abiertamente con la tradición del kraut electrónico (TANGERINE DREAM, CLUSTER) son los ingredientes sonoros que utiliza la banda para sembrar el terreno sobre el cual habrá de desarrollarse ‘Zenith’, la pieza que ocupa los últimos 12 ½ minutos del disco. Su vitalidad estructural, dispuesta en su cuerpo central bajo una modalidad contenida y luego hecha patente con una robustez entre mística y opresiva para su sección intermedia, expone la perfecta combinación de post-rock y post-metal. Aunque el tenor decididamente aguerrido de los guitarreos en los minutos finales amenaza con plantear un escenario sonoro ominoso, en realidad crea una especie de perverso lirismo psicodélico con el que se quiere expresar algo genuinamente celebratorio, tal vez una bendición cuyo fulgor está más allá de las palabras: tal vez es por eso que la sección final se enfila hacia un clima tenue y calmo. Dicho sea de paso, aquí tenemos la labor más sofisticada de la dupla rítmica, y de hecho, la labor del bajo se hace notar más que en cualquiera de los temas precedentes.



Bueno, todo esto fue lo que hemos escuchado y disfrutado del repertorio contenido en “Obsidion”, el disco por medio del cual hemos conocido a BARROWS. Vale la pena seguir la pista de este grupo y ponerse al día con el material que tiene publicado hasta ahora porque su propuesta musical tiene mucho que decir a la vanguardia rockera del momento. Esa mezcla de furia y magia merece la apreciación de todo acucioso seguidor de las nuevos desarrollos de las vertientes post-rockera y psicodélica del rock. 

Wednesday, October 25, 2017

Saliendo del silencio: la nueva muestra de grandeza progresiva de parte de WOBBLER


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.


Saliendo de un silencio de varios años, el grupo noruego WOBBLER regresa a un lugar protagónico dentro de la actual escena progresiva con su nuevo disco titulado “From Silence To Somewhere”, el cuarto de su carrera. El colectivo actualmente conformado por Lars Fredrik Frøislie [teclados y coros], Kristian Karl Hultgren [bajo, clarinete bajo y pedales bajos], Martin Nordrum Kneppen [batería, percusión y flauta dulce], Andreas Wettergreen Strømman Prestmo [primera voz, guitarra acústica, glockenspiel y percusión] y Geir Marius Bergom Halleland [guitarras solista y acústica, y coros] se luce a lo grande. El último de los integrantes mencionados reemplaza a Morten Andreas Eriksen. Yendo a la logística misma del disco, es de notar que el arsenal de teclados es muy vintage, no solo por el uso del órgano Hammond y del mellotrón, sino también por el del Chamberlein: teniendo en cuenta el peso que tienen los teclados dentro del esquema sonoro diseñado por el grupo, este es un dato realmente muy revelador. “Rites At Dawn” había supuesto en aquel año 2011 un testimonio de vitalidad musical decisiva dentro del camino de evolución y perfilamiento del cosmos musical de WOBBLER, y de hecho, para muchos de nosotros supuso su punto de madurez dentro del gran escenario retro-progresivo mundial. Con sus claros acentos Yessianos, ese disco supo concretar una magia peculiar y muy propia dentro del proscenio progresivo del nuevo milenio, y ahora su siembra ostenta una cosecha igualmente impresionante en el nuevo material compuesto para “From Silence To Somewhere”. Este disco fue publicado por Karisma Records en la segunda mitad del pasado mes de octubre, siendo así que el material que lo integra fue elaborado meticulosamente en sus procesos de composición y ulteriores arreglos desde el año 2016: además de la edición de CD hay una edición limitada en vinilo. Pues bueno, veamos ahora los detalles del repertorio, ¿vale?  


La pieza homónima pone en marcha las cosas a través de sus casi 21 minutos de duración, tiempo más que suficiente para darnos una muy fiel muestra del tipo de vigor creativo que la banda ha estado fermentando en su temporada de silencio. De hecho, extroversión y luminosidad en generosas dosis es lo que hallamos en el cuerpo instrumental prologar, el cual dura poco menos de 3 minutos; una vez terminado éste, se abre paso a la primera sección cantada, la cual se orienta a través de una atmósfera más reposada y centradamente lírica, primero bajo el lánguido imperio de capas de mellotrón, y poco después, bajo la pauta de un entramado global que combina sabiamente lo épico con lo emotivo. Lo que escuchamos aquí es una especie de síntesis de los álbumes que hicieron los inmortales YES entre 1972 y 1974, incluyendo algunos elementos menores del legado Genesiano (etapa 71-73), lo cual a su vez supone que hay ciertas confluencias con los estándares retro-progresivos de bandas veteranas de posteriores generaciones como THIEVES' KITCHEN y THE FLOWER KINGS. Más adelante, este festín progresivo habrá de encumbrarse hacia un cénit de rotunda expresividad donde la estilización reinante adquiere una musculatura muy al estilo del legado de EMERSON, LAKE & PALMER, siendo así que este momentum es en realidad un puente hacia el ulterior realce renovador del lirismo contemplativo que le había precedido. El pasaje final es decididamente pastoral, al modo de una reflexión silenciosa dese la cual se quiere trazar una comprensión sobria del camino andado: sin tristeza ni melancolía, un simple reposo que se complace en el acto de reposar mientras disfruta de un último pensamiento. El segundo tema se titula ‘Rendered In Shades Of Green’ y dura poco más de 2 minutos: la combinación de remanso sonoro y concisión en el desarrollo temático centrado en las dulcemente parcas líneas de piano se beneficia bastante de los ornamentos de mellotrón y chamberlein que entran a tallar.

Cuando llega el turno de ‘Fermented Hours’, la banda recoge la cosecha de la monumental pieza de entrada y se dispone a concentrarse en los aspectos más robustos para empezar la nueva labor con una solidez rockera categórica y aplastante. Ahora parece que estamos volviendo a los tiempos de los dos primeros álbumes de esos héroes del prog sueco de primera generación que fueron los TRETTIOÅRIGA KRIGET, además de notarse también algunos tufos de orden menor a la esencia primigenia de los BEGGAR’S OPERA. Claro está, teniendo en cuenta que se trata de una pieza de casi 10 ¼ minutos de duración, el grupo desarrolla la ingeniería multitemática de esta canción a través de una interesante variedad de tempos y ambientes. Tras el razonablemente extenso cuerpo inicial emerge otro más lento donde la omnipresente vitalidad adquiere un tono más solemne, siendo así que su campo de expansión le permite cimentar convincentemente el camino para que el tercer motif, cuando llegue su turno, pueda devolvernos el fragor Yessiano que había sido tan predominante para la homónima canción de entrada. Para los dos últimos minutos, el grupo elabora un reprise del poderoso motif de entrada, y de paso, abre campo para que la guitarra se instale en un momentáneo pasaje protagónico y nos obsequie su solo más brutal de todo el disco. ¡Genial! Durando poco menos de 13 ¼ minutos, ‘Foxlight’ cierra el álbum ofreciendo un abierto contrapunto frente a la vehemencia señorial que había reinado plena y henchidamente en ‘Fermented Hours’. Ahora es tiempo de centrarse en coloridos más cristalinos y atmósferas otoñales, un poco al estilo del primer álbum de ANTHONY PHILLIPS. La sección prologar está marcada por la interacción etérea de guitarra acústica, glockenspiel, maderas y minimalistas capas de teclado; ya para cuando se instaura el cuerpo central, la banda crea una nueva modalidad de esplendor sinfónico con cuidadas amalgamas líricas tanto en los desarrollos instrumentales como en las líneas vocales. Los referentes claramente definidos son los GENESIS de la etapa 71-72 y los YES de la primera mitad de los 70s, siendo así que también hay espacio para la inclusión de algunos modismos señoriales propios del revival escandinavo de los 90s (WHITE WILLOW, ÄNGLAGÅRD). Las vibraciones extrovertidas de la sección final viran hacia una encantadora pomposidad palaciega de tenor Emersoniano, creando así un clímax filudo sin perder la exigente fineza de la claridad melódica que se había diseñado para cada pasaje individual de este largo tema. El final de esta pieza sintetiza muchos de los recursos de vitalismo expresionista que se habían hecho presentes en los temas #1 y #3, y por eso mismo respalda eficazmente el broche de oro que el disco de por sí requería. 


  

Fueron más de tres cuartos de hora de continua y compacta grandeza prog-sinfónica los que nos brindaron los maestros de WOBBLER. “From Silence To Somewhere” es algo más que un muy buen disco de música progresiva: es un manifiesto de cómo se pueda germinar, organizar y concretar grandeza musical después de un largo tiempo de hibernación. Parece que este disco está recibiendo actualmente elogios mayores que los que cualquiera de los tres trabajos precedentes había recibido en su momento, y de hecho, en este humilde blog estamos muy tentados a declarar que se trata de su mejor disco hasta la fecha. ¿Por qué no afirmarlo de una buena vez? Mientras nos decidimos a hacerlo, lo recomendamos... ¡al 200%!


Muestras de “From Silence To Somewhere”.-
From Silence To Somewhere: https://wobbler.bandcamp.com/track/from-silence-to-somewhere

Monday, October 23, 2017

TENDERTON: una nueva voz en el escenario progresivo noruego


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión presentamos al cuarteto instrumental noruego TENDERTON, el cual está conformado por Arild Hammerø [guitarras], Morten Kvam [bajo], Marius Simonsen [batería] y Haakon-Marius Pettersen [teclados]. El grupo en cuestión, fundado hace unos pocos años en la localidad de Storås, Sør-Trøndelag, publicó su homónimo disco de debut a mediados del mes de octubre del año pasado 2016, dando así testimonio de su aporte personal a la avanzada rockera de nuestros tiempos: con cimientos precisamente instalados en los paradigmas del post-rock y la psicodelia progresiva, el estilo musical de TENDERTON es vibrante y etéreo, presto a jugara con ideas melódicas sencillas que, al traducirse en acción por vía de los diálogos entre los músicos, adquieren un cierto aire rimbombante y sofisticado. Publicado por el sello Little Birdie y distribuido por Musikkoperatørene, “Tenderton” es, ante todo, un disco que combina vigor y elegancia dentro de uns parámetros musicales razonablemente sofisticados, siendo así que los recursos de fastuosidad están convenientemente comedidos a fin de realzar atmósferas por encima de los despliegues de estilización erudita. Es un disco que puede complacer por igual a los amantes del rock progresivo como del psicodélico, las sendas del post-metal y el post-rock, y también a quienes simplemente quieren disfrutar de un sano espíritu experimental en el sonido rockero contemporáneo. Veamos ahora los detalles de este disco, ¿de acuerdo? 



Durando poco menos de 13 minutos, ‘Bolero’ abre el repertorio con una cadencia de bolero sinfónico manejada sobre la base de atmósferas post-rockeras a lo MOGWAI, con toques añadidos de la espiritualidad flotante que era tan propia de los PORCUPIONE TREE de los primeros años. Tras una instancia climática marcada por unas punzadas caóticas y anárquicas de todos los instrumentos partícipes, la pieza deriva hacia una segunda sección donde el esquema de trabajo se enfila más bien hacia un híbrido de RIVERSIDE y RADIOHEAD. Aquí hay ya una claridad lírica que permite a los sobrios fraseos de la guitarra expresar recursos de prístina belleza mientras la dupla rítmica gesta un swing llamativo y los teclados se reparten en varias capas y ornamentos. La tercera sección aumenta aún más el dinamismo, con lo cual se abre espacios notorios para la elaboración de climas progresivos de claro tenor Floydiano, añadiéndose a la ecuación guiños a los PORCUPINE TREE de los últimos discos. El segundo tema sí llega a tocar la barrera de los 13 minutos y se titula ‘Skokk’. Su estructura es más constante y monolítica que la que se instaló en la pieza de apertura: aquí el tempo es permanente aunque los grooves y las atmósferas se van haciendo más intensas a medida que la pieza va avanzando. De hecho, todo comienza con una serenidad cósmica para luego terminar con una aureola razonablemente aguerrida. Aquí opera un sano hibridismo entre MY BROTHER THE WIND, RUSSIAN CIRCLES y PORCUPINE TREE. El cuarteto saca buen provecho del foco central de la pieza jugando con la autoconstricción del punche, soltándolo de a pocos hasta llegar a un punto culminante. Para la coda de los dos últimos minutos, el grupo regresa a la misteriosa languidez inicial. ‘Humle’ es el tema más breve del álbum con sus 4 minutos y segundos de duración: su modalidad es contenida y serena, siendo así que se da un cierto contraste entre los encuadres oníricos de la guitarra y el teclado, por un lado, y los ornamentos gestados por la dupla rítmica, por el otro. Algo de jazz-rock se mete en aquí, en efecto.


El fin del repertorio llega de la mano de ‘Journey One’. Este tema repite en buena medida los coqueteos con el jazz-rock que se habían introducido en ‘Humle’ y les da ahora una orientación extrovertida, pletórica en luminosidad y llena de arrebatos afirmativos. Los guitarreos ya no son Gilmourianos sino que se hermanan con los ciclos de peripecias y policromías que gente como JEFF BECK y STEVE HOWE han convertido en sellos propios. Por lo menos, así comienza, pero es que al pasar la frontera de cuarto minuto y medio, la instrumentación se mete en un breve tropel tras el cual el esquema sonoro vira hacia algo totalmente diferente: tenemos ahora un interludio marcado por una dimensión flotante y minimalista que parece emular al paradigma de FRIPP & ENO. Una vez terminada esta sección pasamos a otra caracterizada por un groove sencillo, a medio camino entre el no-wave y el krautrock con enclave motorik, arropado por unas sólidas vibraciones space-rockeras. Si esto puede sonar chocante en la descripción, añadimos que los riffs de guitarra y los ornamentos de los teclados permiten por un buen rato que se despliegue un lirismo convincente, aunque más adelante se plantea un recurso de densidad épica mientras la pieza se va aproximando a su clímax concluyente. Todo esto fue “Tenderton”, un estupendo disco de debut que nos obliga a prestar seria atención a este cuarteto noruego. Anotemos el nombre de TENDERTON en nuestras agendas melómanas del futuro próximo y esperemos que lleguen pronto nuevos trabajos fonográficos de su parte.


Muestra de “Tenderton”.-


Friday, October 20, 2017

PASAJERO LUMINOSO: música para ballenas, mariposas, jardines y otras cosas


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos complacemos enormemente en presentar el nuevo disco de la genial banda argentina PASAJERO LUMINOSO, el cual se titula “El Corazón De Las Ballenas”. El cuarteto de Juan Pablo Moyano [guitarras], Fabián Miodownik [batería y percusión], Pepo Limeres [piano, órgano y sintetizadores] y Ezquiel Rivas [bajo] ha creado otro hito de belleza y señorío dentro de la escena jazz-progresiva del país gaucho, y por qué no, a nivel mundial, 2 años después del álbum precedente “Afuerino”. Rivas es el nuevo integrante del grupo, reemplazando a Pablo Valotta. El disco que tenemos en nuestras manos fue grabado en tres sesiones de grabación que tuvieron lugar entre los días 20 y 22 de diciembre de 2016, habiendo sido organizadas las sesiones en vivo en el Soundrec Estudio; ya otras sobregrabaciones se hicieron en los Estudios Deliriol. Pero eso no es todo, pues la paleta sonora que se exhibe en el material incluido en este disco también se cuenta con las colaboraciones instrumentales ocasionales de Adolfo Trepiana al bandoneón y de Pablo Carreras a la flauta. Además, en el último tema, Ivonne Guzmán aporta canto y recitaciones. 



La pieza homónima, que dura poco más de seis minutos y cuarto, se encarga de abrir el repertorio con un groove señorial que se impone de manera contundente sin perder su esencial elegancia. Los serpenteos iniciales del piano y la guitarra completan a la perfección el swing de la dupla rítmica, abriendo vías seguras para la inserción del cuerpo central con sus correspondientes solos sucesivos de guitarra y piano. Los últimos momentos hacen sentir el jolgorio que se ha ido incrementando durante el desarrollo temático: ¡qué gran inicio de álbum, señoras y señores! Luego sigue ‘Los Cuentos Del Arce’, un tema que se orienta más bien hacia un sosiego de exquisita reflexión, aunque nunca cayendo en la languidez sino creando su propia gracilidad dentro del dominante ambiente de relax. A medio camino entre WEATHER REPORT y GILGAMESH, el grupo forja un delicado encuadre instrumental que, a su manera, expone una cierta fuerza de carácter: de hecho, ésta se manifiesta abiertamente en los parajes finales, antes de la etérea coda de piano eléctrico. Mención especial para el mágico solo de sintetizador que emerge poco antes de llegar a la frontera del tercer minuto. Recién empieza el álbum y ya contamos con más de un momento cumbre del mismo... ¡qué bien! ‘Madre Del Universo cumple con la misión de investigar en la fusión con ritmos folclóricos desde un versátil esquema jazz-progresivo, el cual permite que el predominante espíritu contemplativo deje entrar algo de luminosidad fastuosa en ciertos momentos estratégicos: éstos son breves pero bastante determinantes dentro de la compleja ingeniería melódica. La viola interviene para añadir matices plácidos a ciertos momentos del desarrollo temático, una placidez que transmite una ensoñadora calidez. Con el arribo de ‘Un Jardín En La Pared’, la gente de PASAJERO LUMINOSO sigue proyectándose a través de su renovada energía creativa actual para navegar sobre las aguas del folclore porteño: la prestancia del motif creado para la ocasión y las intervenciones del bandoneón completan el cuadro sonoro a la perfección, muy al estilo del maestro RODOLFO MEDEROS en sus tiempos de GENERACIÓN CERO. Algunos pasajes son bastante filudos, por cierto, diseñados con el ingenio debido para que no rompan con el espíritu general. 


   
  

La dupla de las piezas ‘Te La Debo’ y ‘La Muleta’ – esta última se hace cargo de inaugurar la segunda mitad del disco – sirve para que se siga explorando en  la paleta sonora del cuarteto a fin de que los encuadres melódicos puedan contar solventemente con espacios de expansión. En el caso de ‘Te La Debo’ tenemos un caso de jazz-rock a lo RETURN TO FOREVER enriquecido con elementos latinos (atentos a esos ocasionales arreglos percusivos) y estilizado con algunos interesantes arreglos de sintetizador. El piano eléctrico es el instrumento protagónico aquí hasta que llega el momento del solo de guitarra, apoyado solamente por el marco percusivo: a partir de allí, se gesta un festín de frenesí sónico que incluye algunos retazos psicodélicos. Otro cénit del álbum. Por su parte, ‘La Muleta’ regresa a la dimensión folclórica en su esquema rítmico, delineado con soberbia precisión a través de una sofisticada estrategia jazz-progresiva de recurrentes variaciones de motivos y atmósferas. A propósito, aquí está el que para nosotros es el mejor solo de guitarra de todo el álbum, y eso que hablamos de un maestro constante de dicho instrumento. ‘Vencedor De Sillas’ es principalmente un vehículo para la edificación y el delineamiento de la faceta más extrovertida del ensamble. Sobre una estructura rítmica de raigambre bluesera, el grupo desarrolla las más intensas vibraciones rockeras que salen a colación en todo el disco, sin que falten esos factores jazzeros (sobre todo, por la labor del piano). Cuando llega el turno de ‘El Sonido De Las Mariposas’, el grupo se dispone a dar un nuevo giro de tuerca a sus precisas intuiciones líricas bajo un esquema de trabajo fusionesco. Los índices temáticos y el groove de base definen con gloriosa meticulosidad la labor a realizar durante los 5 minutos que dura la pieza en cuestión. Bajo el simpático título de ‘Mamá, Me Gusta Gal Costa’ se exhibe un inspirado ejercicio de jazz-rock sobre una base de bossa nova, un ejercicio manejado con bastante nervio. La presencia del órgano y la personalidad exultante que se emana desde el bloque rítmico marcan la llamativa esencia de esta pieza... y sobre todo, esta exaltación cabalmente repartida entre los instrumentos se congrega en un ritual de plena explosividad en el pasaje final.  



El fin del disco llega de la mano de ‘20 Días Sin Dormir Para Despertar’: estos 6 ¼ minutos del disco están signados por un bello ejercicio de radiantes musicalidades jazz-progresivas donde los aspectos fusionescos de la composición se dejan arropar por una aureola de refinada sofisticación. Hay un momento de recitaciones que añade un aura ceremoniosa al asunto, mientras que el largo solo de guitarra que emerge a mitad del camino se encarga de reforzar la vehemencia lírica que reina en el tema. Todo esto fue “El Corazón De Las Ballenas”, otra muestra de la combinación de creatividad y empuje que encarnan los PASAJERO LUMINOSO dentro de la actual vanguardia musical argentina. Un disco que tiene que ser recomendado con el mismo entusiasmo (si no más) que los dos que le precedieron... ¡Es que parece que este cuarteto es incapaz de dar un paso en falso en la historia contemporánea de la vanguardia jazz-progresiva argentina! Concluimos esta reseña con una sección del poema en prosa de Ivonne Guzmán que aparece en la funda interior de este CD: “La respuesta se desata, estalla en mil pedazos, años, luces, luego ríos, en planetas, luego en mares y confluyen en instinto. La pregunta sigue viva pues la luz es a la sombra lo que la sombra al vacío y el vacío está en la nada y la nada en todo vino.”


Muestras de “El Corazón De Las Ballenas”.-
Te La Debo:  https://pasajeroluminoso.bandcamp.com/track/te-la-debo

Tuesday, October 17, 2017

SCHNELLERTOLLERMEIER y el derecho a crear vanguardia excelsa para la actual escena progresiva


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el turno de hablar de la banda suiza SCHNELLERTOLLERMEIER, formada en Lucerna a fines del primer decenio del nuevo milenio y conformada por el bajista Andi Schnellmann, el guitarrista Manuel Troller y el baterista David Meier. A inicios de octubre, el susodicho trío sacó al mercado su nuevo disco Rights a través del sello Cuneiform Records. Este disco, publicado igualmente como CD y como vinilo, es el tercer trabajo fonográfico de la banda tras Zorn Einen Ehmer Üttert Stem​!​! (2010) y X (2015). Cada uno de los integrantes de este grupo que ostenta un esquema sonoro tan brutal como cerebral es un genio individual. Así, tenemos en Schnellmann a un orgulloso graduado de la Escuela de Jazz de Lucerna, y al Sr. Troller como un acucioso estudioso de teoría musical e improvisación bajo la tutela de FRED FRITH (sí, ese mismo de HENRY COW, ART BEARS y otros ensambles de vanguardia progresiva radical). Por su parte, Meier es uno de los bateristas de sesión más solicitados en la actualidad, siendo así que su extenso currículum vitae (demasiado extenso para alguien de su joven generación, pensarían algunos) incluye actuaciones y grabaciones en varios de Europa, además de Rusia y Japón. ¡Toma ya! Tomando en cuenta específicamente a este colectivo de SCHNELLERTOLLERMEIER, el trío maneja un desafiante cruce de punk-jazz, delirios Crimsonianos (al estilo de la etapa de los 90s) y math-rock dentro de un sólido encuadre avant-progresivo que no tiene nada de miedo a las tormentas tortuosas y neurosis incendiarias que pueden derivarse del hecho de hermanar furia y arquitectura. En fin, vayamos ahora a los detalles de Rights para tratar de justificar el entusiasmo que no somos capaces de disimular desde el primer párrafo de la presente reseña.


La pieza homónima abre el repertorio ocupando un espacio de 13 ¼ minutos. Sus primeros minutos están ocupados por un meticuloso juego de gráciles cacofonías que ostentan una atmósfera extrañamente cautelosa. Las espirales recurrentes y el groove alevosamente repetitivo se conjugan en un minimalismo sutilmente explosivo, muy sutilmente explosivo. Siempre nos da la sensación de que algo va a reventarse por los aires en algún momento, pero mientras estamos pasando la frontera del cuarto minuto con lo único con que nos topamos es con un despliegue arquitectónico implacable y resolutorio. la cosa es que el grupo va creando un perfectamente delineado crescendo cuya voz guía está en la labor del baterista. De todas maneras, el grupo nos sorprende alrededor de la frontera del sexto minuto con un viraje hacia un minimalismo solipsista que parece amenazar con hundirse en el silencio. En realidad, ahora el grupo se mete en el terreno del post-rock para articular el nuevo arreglo para su vibratio perpetua (porque, literalmente hablando, no hay un motto perpetuo aquí). Una vez reinstaurado el camino hacia la extroversión, el trío se encamina entusiastamente por él para brindarnos una vitalista exhibición de confluencia de math-rock y avant-jazz: ¡ya se ve en los cielos oscuros de nuestro horizonte auditivo la ominosa luminosidad de las llamas de algo que estalla por los aires! Con la estratégica ingeniería de la dupla de guitarra y bajo y las agitaciones rigurosas de la batería, la gestación de este clímax concluyente llega a buen puerto. Un muy buen inicio de álbum. ‘Picadilly Sources’ sigue a continuación para seguir explorando este esquema de trabajo en una primera instancia, pero aquí hay un auténtico apresuramiento para llegar al cuerpo central, y sobre todo, hay un despliegue más osado de neurosis pesada en el momento climático, casi podríamos decir que hay una especie de crueldad sónica (casi de talante post-metalero) en el modo en que la amalgama tripartita en curso llega a su punto culminante. 


Cuando llega el turno de ‘Praise / Eleven’, el trío se dispone a remodelar y potenciar el legado de la pieza inmediatamente precedente, aunque con un dinamismo un poco más fastuoso y un estiramiento más delineado hacia lo minimalista, lo cual también supone una conexión estilística con el tema homónimo que había abierto el álbum. Esta inusitada mezcla de pulso y avasallamiento se instaura con una bien determinada fruición, y de esta sublime manera llegamos a un cénit definitivo del álbum. La última pieza del disco es la segunda más extensa del mismo y se titula ‘Round’. Durando poco más de 10 1⁄3 minutos, sus sonoridades primordiales se orientan hacia una nueva complacencia en generar tensión omnisiciente a partir de un plan lacónico y conciso. Algo de gracilidad etérea hay aquí latiendo con una distensión introspectiva, y también algo hay de áspera vitalidad signada por un fuego cósmico: tenemos aquí un envolvente ejemplo de fusión de flotante densidad y luminoso nervio que resulta idóneo para cerrar a lo grande un álbum que ha destilado fuerza de carácter, neurosis arquitectónica y elegante vehemencia por todos sus poros de sonido y ritmo. Si el tercer tema del disco instauraba una cúspide de intensa musculatura, este tema que cierra el álbum instala un culmen similar con una mayor dosis de sofisticada prestancia. La gente de SCHNELLERTOLLERMEIER nos ha impactado sobremanera con “Rights”, un disco que de verdad recomendamos al 100% a todo buen amante de la experimentación progresiva por sus aristas más filudas y aguerridas.


Muestras de “Rights”.-

Sunday, October 15, 2017

MONO: un réquiem post-rockero para el Averno


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

El cuarteto japonés MONO publicó en octubre del pasado año 2016 su décimo trabajo de estudio, titulado “Requiem For Hell”,  siguiendo a una tríada de “For My Parents”, “The Last Dawn” y “Rays Of Darkness” que estuvo a cargo de reciclar y procesar el legado de fastuosidad que el grupo había instaurado para la maduración de su propuesta musical en el periodo entre los años 2004 y 2009 (coronado con el grandilocuente álbum “Hymn To The Immortal Wind”, que sigue siendo para muchos un hito definitivo de estos héroes del post-rock del Sol Naciente). Para el caso de “Requiem For Hell”, el entramado sonoro creado por los guitarristas  Takaakira “Taka” Goto y  Yoda, la bajista-pianista Tamaki y el baterista-percusionista Yasunori Takada se completa con los aportes relevantes de otros músicos: Susan Voelz [violín y orquestaciones], Inger Petersen Carle [violín], Andra Kulans [violín], Vannia Phillips [violín], Nora Barton [cello], Veronica Nettles [cello], Alison Chesley [cello] y Nick Broste [trombón]. Las ideas que inspiraron a la gestación del material contenido en “Requiem For Hell” se centraron en la inevitable convivencia de amor y pérdida, fe y desesperanza, luz y oscuridad, llevando estas instancias a la máxima convivencia de contrarios que es la que asocia nacimiento y muerte dentro de la universal inevitabilidad de la vida. Hay una dimensión genuinamente filosófica en la combinación de tensión y misticismo que penetra a toda la secuencia del repertorio contenido en este disco: ya entramos en sus detalles correspondientes.


Durando 8 minutos y un minúsculo extra, ‘Death In Rebirth’ abre el álbum con un inicial tono marcial en el esquema rítmico contrastado por unos conmovedoramente líricos diálogos entre las dos guitarras: entre el aura de peligro que se vierte desde la labor rítmica y la aureola de envolvente paz que se desprende de los animados guitarreos duales se siembra un ejercicio de dramático vitalismo dialéctico no exento de mística trepidación. A poco de pasada la frontera del cuarto minuto y medio es cuando se impone la autoridad exclusiva de lo bélico y lo peligroso, siendo así que el esquema sonoro se determina por lo furioso y lo aguerrido. El aumento creciente de frenesí en el tempo resulta crucial al respecto, pero en los momentos finales del epílogo, el grupo explora un efímero clímax donde conviven lo ceremonioso y lo denso. Luego sigue ‘Stellar’, un tema más breve cuyo talante vira drásticamente hacia lo intimista y lo minimalista: el peso protagónico del esquema sonoro está en los arreglos de cuerda, los mismos que se ornamentan grácilmente con toques ágiles de percusión tonal y otros más espartanos de piano. El rol de las guitarras se centra en efectos y retazos abstractos, cuidando de no romper con las armonías envolventes de las cuerdas para limitarse a añadir un recurso de sutilísima tensión en algunos parajes de la segunda mitad. La pieza homónima es la tercera del repertorio y se extiende por un ambicioso espacio de 17 ¾ minutos. Patentemente diseñada para instaurar un referente de climáticas arquitecturas sónicas dentro del presente repertorio, ‘Requiem For Hell’ comienza con un aura de sigilosa sobriedad en base a sencillas escalas de las dos guitarras, pero mientras se incrementan el volumen y la densidad expresiva de estos juegos de escalas el sigilo desaparece para dejar paso a la tensión, la cual logra instalarse sobre un esquema rítmico definido a poco de pasada la frontera del quinto minuto. El carácter férreamente marchoso de la segunda sección, bien empapada de vibraciones stoner, aporta algo de agilidad para que lo tenso cuente con un oportuno contrapeso, y se nota que el grupo disfruta de crear algo con tanto gancho pues se detiene bastante tiempo en ello. Un poco más adelante, la banda elabora un breve momento de remanso volátil antes de impulsarse hacia una nueva sección marcada por la fiereza y la tirantez. La nerviosa musculatura de los aparatosos guitarreos y el nervio implacable de la dupla rítmica se conjugan en un ritual mefistofélico que bien puede definirse como el retrato sonoro de la misma esencia del tormento. Los últimos 5 minutos de ‘Requiem For Hell’ dejan literalmente signos de hierro candente en el corazón y el espíritu del oyente que se deja llevar por este aluvión endiablado.


Es realmente genial lo que se nos ha ofrecido en la pieza homónima del álbum, pero no podemos quedarnos allí porque todavía queda la dupla de ‘Ely's Heartbeat’ y ‘The Last Scene’, la cual ocupa los últimos 15 minutos y pico del álbum. En el caso del primero de estos temas mencionados, el grupo decide regresar a lo minimalista en cuanto al bloque compositivo, primero con una sección prologar excelsamente reposada para sembrar el terreno donde habrá de desarrollarse un clima de denso lirismo sobre un compás lento. La cadencia de este compás lento es manejada con un pulso decisivo que impide a la ambientación general de la pieza remontarse a la tristeza para más bien evocar una suerte de entereza plácida. En fin, ‘The Last Scene’ sucede a la estrategia de densa belleza de ‘Ely's Heartbeat’ con otra dedicada a gestar y articular una atmósfera de misterio y melancolía mientras emplea las mismas herramientas: guitarreos flotantes, bases melódicas diseñadas para crear una aureola conmovedora y un manejo muy meticuloso de las cadencias en el esquema rítmico. Siendo más breve que la pieza precedente, impone una mayor fuerza de carácter en su estructura sonora, por lo cual supone un estupendo cierre para “Requiem For Hell”, no nos cabe duda de ello. Con este disco, MONO demostró que sigue siendo una fuerza creativa sumamente relevante para el dominio y el carácter de la escena del post-rock contemporáneo a nivel mundial. Hasta ahora no nos decepciona este aquelarre cuatripartito japonés por lo que solo nos queda recomendar la adquisición de esta obra a los que llevan año ssiguiendo los pasos de esta banda y a los amantes del rock experimental en general.


Muestras de “Requiem For Hell”.-
The Last Scene: https://monoofjapan.bandcamp.com/track/the-last-scene

Thursday, October 12, 2017

La música de los patrones euclidianos según QUANTUM FANTAY


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.


Los reyes del space-rock progresivo belga QUANTUM FANTAY vuelven al ruedo con un nuevo disco titulado “Tessellation Of Euclidean Space”, un título de inspiración científica y connotaciones mágicas. Lanzado al mercado por el sello Progressive Promotion Records en el último día del pasado mes de julio, este nuevo álbum (el séptimo de estudio para el currículum de la banda) nos muestra un énfasis sistemático en las dimensiones más etéreas de su bien definido sendero musical, aunque tal vez hablar de lo lírico sea más preciso que hablar de lo etéreo. El cuarteto de Pete Mush [sintetizadores y programaciones], Jaro [bajo], Gino Bartolini [batería y percusión] y Tom Tas [guitarras] se luce a su antojo dentro de un terreno estilístico que maneja muy bien desde el pasaje inicial de su carrera: el grupo preserva intacta la alineación que había aparecido dos años atrás en el disco “Dancing In Limbo”, siendo así que entonces Tom Tas era el músico recién ingresado. Ahora se nota claramente la relevancia de su presencia en el andamiaje de colores y matices dentro del sendero invariablemente cósmico de la banda. A lo largo del repertorio, el entramado sonoro que crean los QUANTUM FANTAY se beneficia de ocasionales aportes adicionales de los invitados Nette Willox y Jorinde, al saxofón y a la flauta, respectivamente. Bueno, vayamos ahora a los detalles de “Tessellation Of Euclidean Space”, ¿vale?


  

El repertorio comienza con ‘Tessellate’, que a través de su espacio de 9 ¼ minutos establece un dinamismo notoriamente contenido sobre un groove fusionesco de inspiración reggae. El esquema rítmico se mantiene impolutamente preciso mientras los ornamentos y texturas de los sintetizadores se encargan de aportar una musicalidad decisiva: sobre la base de este escenario, la guitarra, el saxofón y la flauta aprovechan sucesivamente para abrirse sus propios espacios  de protagonismo, los mismos que están diseñados para dar nuevo aliento al colorido ya firmemente instalado. Para los dos últimos minutos, el groove reinante se torna un poco más intenso mientras las vibraciones centrales preservan su foco sonoro. ‘Manaskavya’, pieza portadora de una espiritualidad mucho más grácil que la del tema de apertura, motiva dentro del esquema de trabajo grupal la elaboración de pulsaciones rotundas y cautivadoras sobre un compás rítmico llamativamente frenético. De esta manera, el ensamble se da buena mañana para explorar su faceta más propiamente rockera sin renunciar al aura sofisticada propia del lenguaje space-progresivo; el resultado final es un cénit dentro del repertorio. La presencia de la flauta nos remonta a esos tiempos de los OZRIC TENTACLES pre-1995. Con el arribo de ‘Astral Projection’, tema que dura 8 minutos, el ensamble se dispone a potenciar sus recursos de exquisitez sónica instaurando un animoso lirismo a su paradigma. Hay, en efecto, una actitud preciosista en el enfoque instrumental integral, lo cual se hace notar especialmente en el modo en que se delinean los sucesivos solos de guitarra (de lo más emotivo en todo el disco) y de sintetizador. También se hace notar en la forma tan compacta en que entran a tallar algunos pasajes más fieros cerca del final. Hasta aquí tenemos un disco bastante entretenido que hace lucir la refinada factura de sus diseños melódicos y sus atmósferas, y la cosa todavía da para más.
  

   

Los cuatro siguientes temas conforman la secuencia de secciones encuadradas bajo el concepto integral de ‘Skytopia’. La sección a se titula ‘Azure’ y su talante general se caracteriza por una continuidad con el aura preciosista de la pieza precedente mientras añade un incremento especial del factor fusionesco en los arreglos percusivos. La sección b, titulada ‘Lapute’, perpetúa esta vitalidad mientras recoge algo del embrujo extrovertido que ya había marcado a ciertos pasajes de los temas #1 y #3 del álbum. Las dos últimas secciones de ‘Skytopia’ se llaman ‘Ignis Fatuus’ y ‘Empyrean’, respectivamente: la primera de ellas se hace eco del talante fusionesco de las dos primeras secciones mientras que la segunda vuelve, en su mayor parte, al terreno del space-reggae a través de una relevante variación temática. En su pasaje final, ‘Empyrean’ vira hacia un groove efusivo que se mete a fondo en el discurso del jazz-rock mientras preserva el persistente esquema space-rockero: las últimas líneas de saxo brindan un matiz evocativo al epílogo. Ocupando un espacio de poco más de 3 ½ minutos, ‘Anahata’ cierra el repertorio ostentando una majestuosidad flotante que se siente realmente conmovedora. El tenor imponente de las capas, secuencias y armazones de los sintetizadores no tapa el embrujo oscilante creado por los fraseos de la guitarra ni el encanto evocativo de las líneas de flauta. Realmente se trata de una composición muy bella que podía haberse extendido un poco más, pero a pesar de que nos frustra un poco que se le haya concedido esta duración, al menos hay que reconocer que funciona muy bien como broche del disco. Hablando desde lo puramente técnico, nada nuevo bajo el sol que alumbra al país del space-rock progresivo nos brindan QUANTUM FANTAY con “Tessellation Of Euclidean Space”, pero si lo que queda por hacer es desarrollar ideas y esquemas sonoros que denoten una genuina labor de inspiración, entonces este cuarteto, con sus invitados de turno, han hecho una buena faena y hay que felicitarles por ello. Todavía hay buenas razones (muy buenas) para colocar a este grupo en un lugar preferente de nuestros estantes de discos.