Para mi deleite, The Mars Volta decide (con "Frances The Mute") continuar rompiendo los limites y formulas impuestas por el ciclo economico de las transnacionales de la musica. Esta banda tuvo el coraje de confiar en su instinto e imaginacion (luego que Universal Music les diera rienda suelta despues del exito tremendo de su primer album, "De-loused in the Comatorium"), para traernos un rock "anti-comercial" y progresivo muy necesario para entender las transformaciones que se daran en el nuevo siglo que acontece. Por principio, su musica se olvida y deja detras del estrado el termino PUNK (aunque su antigua base de fans del "At the Drive-In" siga creyendo que oyen una variante del emo-punk). Contrariamente a lo que se dice en muchas reseñas, TMV ahora hace de todo menos punk, en todo caso post-punk-post-prog, o una fusion de ellos. Por otro lado, las comparaciones con Led Zeppelin y Pink Floyd, aunque intuitivas, son solo una fraccion de lo que se puede oir en su espectro musical (y ya que los oigas podemos discutir si son Neo-Krautrock, Latin-Prog, Neo-Prog, Free-Jazz-Prog-PostPunk, o simplemente "rock expresionista" como yo los describiria).
Este par de genios [tanto Cedric Bixler (voz, lirica) como Omar Rodriguez (guitarra, composicion)], acompañados en este album por Jon Theodore (baterista, un fenomeno construyendo ritmos perfectos), Juan Alderete (bajo) e Ikey Owens (teclados), han compuesto y producido (gracias a unos peyotazos a la Carlos Castaneda y quien sabe cuantas otras pildoras mas), un par de discos bravisimos (como te comentaba "De-loused in the Comatorium", su primer disco revelacion puso al mundo prog rock muy alerta, y "Frances The Mute" su ultimo trabajo y verdadera obra maestra) a los que no se les puede encontrar vuelta.
¿Se trata acaso de una improvisacion grabada en el acto o cada segundo esta previsto de antemano? Ni una ni la otra, sino todo lo contrario: ambos metodos se traslapan como los rios de Herodoto.
Despues de examinar y deconstruir a fondo "Frances", percibo que ciertamente para Omar y Cedric al menos, resulta importante expresar a traves de personajes y sus terribles anecdotas, la perdida de identidad debida al profundo shock existencial y cultural que se vive en el "borde del caos" [la frontera de El Paso-Juarez]. La dicotomia vivencial de la familia catolica inmigrante en proceso de rapida aculturacion es proyectada magistralmente sobreponiendo en partes iguales la inventiva musical mexicana/caribeña (espontaneidad/estructura laxa/ritmica melodica) y la fijacion progresista anglosajona (despojada de disciplina). No es casualidad que el concepto basico de "Frances the Mute" es la verdad desnuda, el huerfano que tras una busqueda infructuosa de sus padres biologicos, descubre que su vida [y su linaje] es una mentira, que sus raices estan ya perdidas (permeando por sobre la oscuridad y morbidez de las letras: "An abortion that survived/ A lineage of bastard mastication": Un aborto que sobrevivio/ Una estirpe de bastardos triturados). Bixler Zavala canta yendo del ingles al español con una soltura que se vuelve casi imperceptible. La voz de Cedric me recuerda a una especie de Geddy Lee de Rush poseido por los naguales de la Huasteca mientras oye la lava fluyente de "Live in Pompei" del primer Pink Floyd.
Lo mismo sucede con la musica, y por lo mismo, Frances es un album tremendamente adictivo: una tormenta melodica que habla de rabia, angustia y desesperanza, sobresaturada de ritmos psicodelicos, latinidad jazzistica y rock pesado. Por ejemplo, en un instante viajan del rock alternativo hasta el blues mas triste, de la sonata funeraria al son de Ruben Gonzalez, de la orquesta clasica a la distorsion mas extraña. Hay momentos en que sonidos de la jungla (sapitos y pajaritos pueltoriqueños) se sobreponen tanto que forman una especie de melodia. La guitarra parece que no se acaba nunca, barajeando acordes certeros, asimilando lecciones del primer Queen, glamoroso y seudo-operistico, con las invenciones guitarristicas derivadas de Frank Zappa. El bajo y la bataca, juntos o por separado, complementan la destruccion de esquemas conocidos, el baterista haitiano alternativamente invocando al fantasma de Bonham o acompaniando los ritmos salseros que conjura el bajista mexicano Juan Alderete.
El organo de Ikey de tanto en tanto toma el protagonismo e impone su musica como un espectro rulfiano que embruja una casa, mientras que el saxo y las trompetas hispanas esbozan libertinajes jazzisticos a la Miles Davis que hubieran deleitado al propio Cortazar en su tumba. Aunque el ruido ambiental es desesperante e irritante a veces, su presencia hilvana el contexto y las determinantes de la asimilacion urbana.
Frances es en realidad un road movie sobre Los Olvidados filmado desde la cabina de un UFO, una experiencia catartica contada por un Bukowsky adolescente y chicano, una suite sinfonica de una hora y 20 minutos que se cuenta como una pelicula de Fellini, sensiblemente secuenciando escena tras escena la belleza detras de la horripilancia, dejando espacios entre una epica y la que sigue, momentos de calma total y universalidad sin nombre, para luego explotar espectacularmente en un torrente de flamigera creatividad. Por su alto nivel de complejidad, no sorprende que los criticos no sepan aun como catalogar a The Mars Volta, ni que su musica requiera ser oida muchas veces antes de que nos lleve al Nirvana.
Una obra de otro planeta (Marte?) que en mas de un sentido apunta hacia la incertidumbre del futuro de la raza humana, y para quien sepa oir, quizas el mejor disco del año.
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