HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
En esta ocasión me presto a hablarles de FONDERIA y su reciente tercer disco “My Grandmother’s Space Suit”. Este quinteto italiano se ha tomado su tiempo para concebir, armar y grabar el disco sucesor de “Re>>enter”, su fantástica entrega del año 2006. Para “My Grandmother’s Space Suit”, FONDERIA ha reformulado su consistente apuesta por el jazz-rock de última vanguardia a través de nuevos esquemas de trabajo para no clonar lo hecho sucesivamente en los dos discos precedentes. Con orgullo y entusiasmo, el quinteto saca provecho a su experiencia en los legendarios estudios Real World (que dirige el maestro PTERE GABRIEL). Una novedad llamativa es la presencia de temas cantados en un álbum de FONDERIA: ‘Loaded Gun’ (cuya letra se extrae de un par de poemas de Emily Dickinson) y ‘I Can't Believe This Is Just a Pop(e) Song’ (que cuenta con la presencia del invitado belga Emmanuel Luis al canto y la guitarra).
‘Moebius Onion Rings’ abre el disco con un ambiente de magia cálida e introspectiva a la vez, merced a la vibración básica que Vicarelli genera de su piano eléctrico para la instrumentación general. Incluso cuando el compás se aligera a partir de los 2 minutos y cuarto, la calidez sigue siendo indubitablemente reinante; de hecho que ayuda el ingreso del vibráfono para capitalizar los acordes del piano eléctrico. Este ejercicio de jazz sereno opera como un aliciente para abordar la sonoridad más robusta de ‘Istambul’, pieza en la que el grupo coordina una ágil mixtura de fusión y acid-jazz empapada de colores psicodélicos dibujados de forma calculadamente matizada. Bultrini y Pietropaoli son realmente cómplices ideales a la hora de poner respectivamente la guitarra y la trompeta al servicio del desarrollo musical de esta pieza (y dicho sea de paso, de todos los temas del disco, en realidad). ‘Loaded Gun’ resulta una pieza cuya armazón calmada y lírica no esconde del todo una densidad emocional crucial, algo muy a lo GABRIEL verdad. También se nota que la voz de la ilustre invitada Barbara Eramo (cuyo registro es como una BJORK tranquilizada con una buena cantidad de pastillas de KATE BUSH) aporta un cierto músculo emotivo bastante pertinente al tema. ‘Gravity Wave’ establece un enfoque de tendencia trance a una composición centrada en el modelo del nu-jazz: no sería absurdo imaginar a una concurrencia disfrutar alegremente de esta pieza en una discoteca. ‘Liquid’, por su parte, porta una majestuosidad progresiva que para nada desdice la legitimidad del gancho que tienen tanto su base melódica como su ritmo: el solo de sintetizador en el medio y los arpegios de guitarra acústica que se “entrometen” con diáfana naturalidad son los elementos que particularmente me llaman más la atención.
Llegamos ahora al tema ‘A Billion Electric Sheep’, cuyo título aparentemente inspirado en el de la novela de Philip K. Dick “Do Androids Dream Of Electric Sheep?”, es un ejercicio de nu-jazz arropado bajo una contundente capa de psicodelia electrónica que nos puede sonar a una cruza entre el OZRIC TENTACLES más reciente y el KRAFTWERK de los primeros 80s. ‘Gojira’ prosigue por este camino de simpatía abierta por la avanzada electrónica, aunque la salvedad es que aquí hay un mayor énfasis en lo rockero, lo cual ayuda bastante a explotar la contundente polenta que inherentemente emana de la base rítmica predominantemente funky. Hay un interludio cósmico que genera una variación etérea antes de que el ensamble recupere el brío original. También cabe señalar que el solo de trompeta que puede muy bien ser el mejor de todo el disco. Con la humorística presencia de ‘I Can't Believe This Is Just a Pop(e) Song’ se da un momento casi zappiano en clave de new-wave trasnochado, algo muy satírico que no se libra de tener un filo experimental propio: en este caso, se trata de retazos guitarreros que emulan al Frippertronics. El último tema dura casi 6 minutos: ‘Doctor’s Hill’ tiene muchas coincidencias con el intimismo relajante que se había desarrollado en la pieza de entrada, y de hecho, su dosis de calma introspectiva se siente más pronunciada en los primeros 3 minutos y medio. A partir de ahí, el volumen aumenta pero no para cambiar drásticamente las cosas, sino para llevar a la pieza y al álbum a una especie de clímax… ¡y lo logra de una forma estupenda! Parece inevitable, casi un “principio galileano”, que FONDERIA solo pueda generar buena música con un talento que parece incombustible: “My Grandmother’s Space Suit” es una nueva reafirmación de este ensamble romano.
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