HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Esta reseña llega un poco tarde, con dos años y pico de demora, para ser más precisos. JARDÍN DE LA CROIX es uno de los secretos más rockeramente excitantes dentro del feudo madrileño de la movida progresiva española. Surgido en el distrito de Moratalaz allá por 2006, JARDÍN DE LA CROIX constituye una referencia interesante e importante para la vertiente progresiva de math-rock que se desarrolla fuera de las escenas musicales angloparlantes: en efecto, el material de su disco debut “Pomeroy” revela inagotables secuencias de ambientes sofisticados, esquemas rítmicos complejos y vibraciones contundentes dentro de un lenguaje rockero artístico. La banda se muestra patentemente interesada en desarrollar una sonoridad potente, rebosante de electrizante muscularidad, pero cabe añadir además que la realización de esta misión musical está marcada por el refinamiento; la interacción entre los cuatro músicos (Ander y Pablo a las guitarras, Isra a la batería y Hugo al bajo) es pulcra y perfectamente calculada, revelando así que el grupo sabe interactuar con precisión milimétrica en medio del fragor apasionado vertido en los riffs y desarrollos rítmicos en curso.
Los primeros casi 9 minutos del disco están ocupados por ‘Polyhedron’. Abriendo con un breve prólogo cósmico, la pieza instala pronto un primer cuerpo central en clave crimsoniano-doncaballeriana, afín en parte a sus compatriotas de PSICOTROPIA, pero más coincidente con las líneas de trabajo exploradas por grupos chilenos como EXSIMIO y FLOTANTE, o los franceses de 4/3 DE TRIO. Las cosas se intensifican un poco más desde poco antes del tercer minuto y medio, pero teniendo en cuenta el carácter resolutamente inquieto de la banda, no es de extrañar que la pieza vire, tarde o temprano, hacia atmósferas un poco más calmadas, las mismas que desarrollan un aura contemplativa antes del sorpresivo reprise del primer motivo que marca el fin de la pieza. Tras esta impactante entrada sigue ‘Jesse Harding’, tema que predominantemente explora la faceta más cadenciosa de la banda, aunque también encontramos algún exaltado pasaje climático en el medio. Es allí donde la pieza gira hacia un motivo en clave de bossa nova, el mismo que opera como un puente hacia una sección final repleta de polenta rockera. ‘Suomi’ tiene muchos aires a cruza entre DON CABALLERO y PRIMUS; la pauta rítmica es frenética y exigente, todo un desafío abierto para la dupla rítmica. A eso de los 3’40”, el asunto se transforma en clave death metal técnico, muy en onda con BEHOLD THE ARCHTOPUS y CANVAS SOLARIS; la inclusión de rasgueos de guitarras acústicas resulta un simpático detalle a la hora de darle un matiz inusual a las atmósferas pulsátiles de la coda mientras se va preparando el fade-out. Esta pieza supone, a mis oídos, un punto culminante del disco. ‘Boston Steamer’ es el tema más extenso del disco: dura poco menos de 9 ½ minutos. La primera ambientación que se desarrolla es una de mesura y contención, cósmica y minimalista en sintonía con el post-rock en su lado más intenso. Una segunda ambientación se perfila más tarde hacia cadencias más explícitamente intensas, al modo de un math-rock crimsonizado: al igual que en el caso anterior, el ensamble se solaza en explorar la idea consistentemente a fin afianzar su impacto en el desarrollo musical de la pieza como un todo, haciendo que la arquitectura misma sea la protagonista de esta experiencia estética particular. Nervio y precisión son cualidades que se resaltan tremendamente bien en los viajes instrumentales que recurrentemente acomete el grupo. ‘Antioquía’ es otro tema con preludio cósmico, esta vez un poco más largo que en el tema de apertura ‘Polyhedron’. Una vez instalado el cuerpo central, la banda desarrolla su propia revisión progresiva de sonoridades típicas de la psicodelia heavy, el estereotipo del math-rock y del prog metal. Con la explosividad tan contundente que el cuarteto invierte en tamaño viaje sónico, el diagnóstico solo puede ser este: otro punto culminante del disco. Los últimos cuatro minutos del disco están ocupados por el ágil tema ‘Synaesthesia’, el cual destila vivacidad grácil y buena onda: rock progresivo cañero y travieso con una coda fabulosa.
Ya va siendo hora de ir apreciando a este grupo, más aún cuando anuncia la pronta producción del que será su segundo trabajo fonográfico. Mientras tanto, tenemos en este disco de hace dos años una muestra valiosa e inapelable del talento y la energía que JARDÍN DE LA CROIX puede aportar y efectivamente aporta a la escena progresiva española.
Esta reseña llega un poco tarde, con dos años y pico de demora, para ser más precisos. JARDÍN DE LA CROIX es uno de los secretos más rockeramente excitantes dentro del feudo madrileño de la movida progresiva española. Surgido en el distrito de Moratalaz allá por 2006, JARDÍN DE LA CROIX constituye una referencia interesante e importante para la vertiente progresiva de math-rock que se desarrolla fuera de las escenas musicales angloparlantes: en efecto, el material de su disco debut “Pomeroy” revela inagotables secuencias de ambientes sofisticados, esquemas rítmicos complejos y vibraciones contundentes dentro de un lenguaje rockero artístico. La banda se muestra patentemente interesada en desarrollar una sonoridad potente, rebosante de electrizante muscularidad, pero cabe añadir además que la realización de esta misión musical está marcada por el refinamiento; la interacción entre los cuatro músicos (Ander y Pablo a las guitarras, Isra a la batería y Hugo al bajo) es pulcra y perfectamente calculada, revelando así que el grupo sabe interactuar con precisión milimétrica en medio del fragor apasionado vertido en los riffs y desarrollos rítmicos en curso.
Los primeros casi 9 minutos del disco están ocupados por ‘Polyhedron’. Abriendo con un breve prólogo cósmico, la pieza instala pronto un primer cuerpo central en clave crimsoniano-doncaballeriana, afín en parte a sus compatriotas de PSICOTROPIA, pero más coincidente con las líneas de trabajo exploradas por grupos chilenos como EXSIMIO y FLOTANTE, o los franceses de 4/3 DE TRIO. Las cosas se intensifican un poco más desde poco antes del tercer minuto y medio, pero teniendo en cuenta el carácter resolutamente inquieto de la banda, no es de extrañar que la pieza vire, tarde o temprano, hacia atmósferas un poco más calmadas, las mismas que desarrollan un aura contemplativa antes del sorpresivo reprise del primer motivo que marca el fin de la pieza. Tras esta impactante entrada sigue ‘Jesse Harding’, tema que predominantemente explora la faceta más cadenciosa de la banda, aunque también encontramos algún exaltado pasaje climático en el medio. Es allí donde la pieza gira hacia un motivo en clave de bossa nova, el mismo que opera como un puente hacia una sección final repleta de polenta rockera. ‘Suomi’ tiene muchos aires a cruza entre DON CABALLERO y PRIMUS; la pauta rítmica es frenética y exigente, todo un desafío abierto para la dupla rítmica. A eso de los 3’40”, el asunto se transforma en clave death metal técnico, muy en onda con BEHOLD THE ARCHTOPUS y CANVAS SOLARIS; la inclusión de rasgueos de guitarras acústicas resulta un simpático detalle a la hora de darle un matiz inusual a las atmósferas pulsátiles de la coda mientras se va preparando el fade-out. Esta pieza supone, a mis oídos, un punto culminante del disco. ‘Boston Steamer’ es el tema más extenso del disco: dura poco menos de 9 ½ minutos. La primera ambientación que se desarrolla es una de mesura y contención, cósmica y minimalista en sintonía con el post-rock en su lado más intenso. Una segunda ambientación se perfila más tarde hacia cadencias más explícitamente intensas, al modo de un math-rock crimsonizado: al igual que en el caso anterior, el ensamble se solaza en explorar la idea consistentemente a fin afianzar su impacto en el desarrollo musical de la pieza como un todo, haciendo que la arquitectura misma sea la protagonista de esta experiencia estética particular. Nervio y precisión son cualidades que se resaltan tremendamente bien en los viajes instrumentales que recurrentemente acomete el grupo. ‘Antioquía’ es otro tema con preludio cósmico, esta vez un poco más largo que en el tema de apertura ‘Polyhedron’. Una vez instalado el cuerpo central, la banda desarrolla su propia revisión progresiva de sonoridades típicas de la psicodelia heavy, el estereotipo del math-rock y del prog metal. Con la explosividad tan contundente que el cuarteto invierte en tamaño viaje sónico, el diagnóstico solo puede ser este: otro punto culminante del disco. Los últimos cuatro minutos del disco están ocupados por el ágil tema ‘Synaesthesia’, el cual destila vivacidad grácil y buena onda: rock progresivo cañero y travieso con una coda fabulosa.
Ya va siendo hora de ir apreciando a este grupo, más aún cuando anuncia la pronta producción del que será su segundo trabajo fonográfico. Mientras tanto, tenemos en este disco de hace dos años una muestra valiosa e inapelable del talento y la energía que JARDÍN DE LA CROIX puede aportar y efectivamente aporta a la escena progresiva española.
Enlaces para disfrutar de la música de JARDÍN DE LA CROIX.-
Polyhedron: http://www.youtube.com/watch?v=V0oI1q44zXY
Antioquía: http://www.youtube.com/watch?v=qwzKaAUbZDs
Boston Steamer: http://www.youtube.com/watch?v=eqA22s5UN0I
1 comment:
I like this album a lot, really great post/math-rock.
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