HOLA, AMIGOSDE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy se da el turno de presentar al prolífico proyecto bielorruso de chamber-rock ARS DE ER, dirigido por el músico y compositor Arseny Ershov, so pretexto de su más reciente disco “Fièvre”. Este ítem fue lanzado al mercado a inicios del pasado mes de julio y desde entonces se ha convertido en uno de los discos del año 2018 que más nos han llamado la atención. Contando todos los trabajos de larga duración que ha publicado esta entidad progresiva desde el año 2010, “Fièvre” es el ítem #15 de su catálogo... y cabe resaltar que el pasado año 2017 fue particularmente productivo para el susodicho ensamble pues nada menos que tres discos publicaron a lo largo de ese año: “Passage”, “Noir” y “Le Temps Passe”. No hay créditos de los músicos partícipes en los datos del disco y solo contamos con el dato de que Ershov compone todo el material y está entrenado formalmente para ser un virtuoso de los teclados: lo que suena aquí contiene, además, una dupla rítmica, guitarra y diversos teclados, además de un ensamble de cuerdas y algunas maderas. ¿O no será que estos instrumentos académicos son sampleados con sintetizadores? ¿Toca él todos los instrumentos? Hay mucho misterio en estos asunto, pero mejor veamos y apreciemos, de una vez por todas, los detalles del repertorio objetivamente existente en este bello y desafiante disco que es “Fièvre”.
El primer tema del disco se titula ‘Boîte Noire’ y dura 7 ¾ minutos. Con las iniciales interacciones entre el cello y el piano se tiene ya la base idónea para plasmar una ambientación tétrica que destila elegancia y señorío envueltos en su propia oscuridad. Si hay una sustancia genuinamente tétrica en esta pieza de apertura, ésta se hace notar en cada instancia y en cada paraje de su ambicioso y bien focalizado desarrollo temático. En cuanto a la dimensión también esencial de elegancia, ella se exhibe abiertamente en la estructuración de la refinada ingeniería sonora que organiza las diversas compenetraciones entre los instrumentos partícipes. Luego
sigue ‘Le Souvenir’, tema que comienza con una secuencia sardónica de golpes de batería que parecen indicar la vía hacia un despliegue de musicalidades marciales, pero pronto deriva todo hacia una esplendorosa confluencia de fulgor y tensión. El asunto deriva bien pronto hacia una especie de hibridación entre el paradigma tradicional de UNIVERS ZÉRO, los KING CRIMSON de la etapa 73-75 y el dinamismo contemporáneo de unos FIVE-STOREY ENSEMBLE. Es respecto a este último factor que advertimos cuán conveniente es la inserción de recursos de lirismo mayestático en medio de tanta tensión viscosa y expresionista. Tenemos aquí un primer cénit definitorio del álbum. Cuando llega el turno de ‘Fièvre (Mosaïque)’, el ensamble se enfila por un sendero de perturbadora fastuosidad donde la patente riqueza melódica del cuerpo central es manejada con una apropiada dosis de vibraciones neuróticas. Todo comienza con una atmósfera aparentemente serena, mas las dominantes capas de teclado que imponen su nebuloso minimalismo es, en realidad, el abrir puertas a la irrupción de una exaltación musical atravesada por una espiritualidad inquieta y extrovertida. Es densidad emocional, no sombrío misterio lo que reina aquí: algo así como el paradigma de PRESENT parcialmente apaciguado por la dimensión más jovial del siempre tortuoso camino académico de FRANK ZAPPA.
Abriendo surcos para que el repertorio del álbum inicie su segunda mitad, ‘La Foi’ se caracteriza por girar en torno a dos instancias diferentes y muy bien definidas, logrando con ello llevar las cosechas de las dos piezas que le precedieron a muy buen puerto. La primera de ellas porta un lirismo que, en buena medida, aporta una gracilidad refulgente como una relevante novedad dentro de los esquemas de trabajo habituales del ensamble. Es la extroversión que marcó algunos de los pasajes más vitalistas del repertorio presente pero bajo una nueva luz. La segunda instancia de ‘La Foi’ da un drástico viraje hacia un momentum de delirante turbación y atormentada zozobra, un poco al modo de una cruza entre GUAPO (los dos últimos discos) y PRESENT. Todo comienza belicosamente tétrico, y todo seguirá en modalidad tétrica hasta el final, pero con la instauración del envolvente crescendo final, lo belicoso se retira en nombre de la prevalescencia de un swing ágil. Las minúsculas últimas notas del teclado añaden un juguetón señorío a la sección final. ‘Le Jardin D’Or (Fièvre)’ es la pieza más extensa del repertorio con sus casi 14 minutos de duración. Comienza con un armazón melódico donde confluyen impolutamente la poética gracilidad de lo caleidoscópico y las oscilaciones misteriosas de lo grisáceo, realizándose así una vitalista mezcla de sinfonismo, jazz-prog y rock-in-opposition en clave domesticada (muy afín a los franceses de ALCO FRISBASS). Una segunda sección instala un intermedio misterioso y sigiloso bajo cuyo velo parece esconderse una aureola de peligroso misterio que amenaza con rasgar la tenue tela que la separa de nosotros, pero se trata de una falsa alarma, pues lo que sigue a continuación es una perpetuación de la llamativa ambientación ecléctica que había signado a la primera sección, pero esta vez con más punche rockero en la triangulación de guitarra, bajo y batería. Una nueva sección vuelve a romper las reglas antes vigentes para configurar e instaurar un escenario dadaísta a medio camino entre los UNIVERS ZERO de los tres primeros discos y la faceta orquestal de FRANK ZAPPA. La última sección, que se inicia con la guía de unas delicadas escalas de guitarra acústica, se inserta de lleno en el paradigma del rock sinfónico: grandilocuencia resplandeciente arropada por una sobria opulencia muy común en los cosmos musicales de unos GENESIS o unos CAMEL.
‘Dernier Élément’ es el epílogo del disco que dura menos de dos minutos y medio: su cuerpo central se caracteriza por realzar los grooves armados por la triangulación de piano, batería y bajo, siendo así que los ornamentos provistos por los demás instrumentos capitalizan la tensión en curso (no demasiado arrolladora) con un rotundo despliegue de llamativa agilidad. La coda es etérea. Todo esto es lo que se nos ha brindado en “Fièvre”, un disco magnífico y fabuloso que demuestra que el ideal del cha,ber-rock sigue vivo, coleando y lleno de vigor en el nuevo milenio. Esta obra de ARS DE ER es una excelsa expresión de inspirada fiebre progresiva: en efecto, “Fièvre” es uno de los discos más hermosos y majestuosos que hemos escuchado en lo que va del presente año 2018. La recomendamos al 200%... ¡o más aún, al 500%!
Abriendo surcos para que el repertorio del álbum inicie su segunda mitad, ‘La Foi’ se caracteriza por girar en torno a dos instancias diferentes y muy bien definidas, logrando con ello llevar las cosechas de las dos piezas que le precedieron a muy buen puerto. La primera de ellas porta un lirismo que, en buena medida, aporta una gracilidad refulgente como una relevante novedad dentro de los esquemas de trabajo habituales del ensamble. Es la extroversión que marcó algunos de los pasajes más vitalistas del repertorio presente pero bajo una nueva luz. La segunda instancia de ‘La Foi’ da un drástico viraje hacia un momentum de delirante turbación y atormentada zozobra, un poco al modo de una cruza entre GUAPO (los dos últimos discos) y PRESENT. Todo comienza belicosamente tétrico, y todo seguirá en modalidad tétrica hasta el final, pero con la instauración del envolvente crescendo final, lo belicoso se retira en nombre de la prevalescencia de un swing ágil. Las minúsculas últimas notas del teclado añaden un juguetón señorío a la sección final. ‘Le Jardin D’Or (Fièvre)’ es la pieza más extensa del repertorio con sus casi 14 minutos de duración. Comienza con un armazón melódico donde confluyen impolutamente la poética gracilidad de lo caleidoscópico y las oscilaciones misteriosas de lo grisáceo, realizándose así una vitalista mezcla de sinfonismo, jazz-prog y rock-in-opposition en clave domesticada (muy afín a los franceses de ALCO FRISBASS). Una segunda sección instala un intermedio misterioso y sigiloso bajo cuyo velo parece esconderse una aureola de peligroso misterio que amenaza con rasgar la tenue tela que la separa de nosotros, pero se trata de una falsa alarma, pues lo que sigue a continuación es una perpetuación de la llamativa ambientación ecléctica que había signado a la primera sección, pero esta vez con más punche rockero en la triangulación de guitarra, bajo y batería. Una nueva sección vuelve a romper las reglas antes vigentes para configurar e instaurar un escenario dadaísta a medio camino entre los UNIVERS ZERO de los tres primeros discos y la faceta orquestal de FRANK ZAPPA. La última sección, que se inicia con la guía de unas delicadas escalas de guitarra acústica, se inserta de lleno en el paradigma del rock sinfónico: grandilocuencia resplandeciente arropada por una sobria opulencia muy común en los cosmos musicales de unos GENESIS o unos CAMEL.
‘Dernier Élément’ es el epílogo del disco que dura menos de dos minutos y medio: su cuerpo central se caracteriza por realzar los grooves armados por la triangulación de piano, batería y bajo, siendo así que los ornamentos provistos por los demás instrumentos capitalizan la tensión en curso (no demasiado arrolladora) con un rotundo despliegue de llamativa agilidad. La coda es etérea. Todo esto es lo que se nos ha brindado en “Fièvre”, un disco magnífico y fabuloso que demuestra que el ideal del cha,ber-rock sigue vivo, coleando y lleno de vigor en el nuevo milenio. Esta obra de ARS DE ER es una excelsa expresión de inspirada fiebre progresiva: en efecto, “Fièvre” es uno de los discos más hermosos y majestuosos que hemos escuchado en lo que va del presente año 2018. La recomendamos al 200%... ¡o más aún, al 500%!
Muestras de “Fièvre”.-
Le Souvenir:
https://ars-de-er.bandcamp.com/track/le-souvenir
Le Jardin D’Or
(Fièvre): https://ars-de-er.bandcamp.com/track/le-jardin-dor-fi-vre