HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy celebramos un gran milagro progresivo del año 2025: la resurrección de la entidad del legendario ensamble neerlandés SUPERSISTER, fundado a fines de los 60, el mismo que gestó una excelente tríada inaugural de “Present From Nancy”, “To The Highest Bidder” y “Pudding En Gisteren” entre 1970 y 1972 para la gloria de la vanguardia rockera de su país. Bueno, no es del todo cierto eso de la actual resurrección, pues el teclista y principal compositor Robert Jan Stips mantuvo al SUPERSISTER PROJEKT por varios años, el mismo que llegó a publicar el muy buen álbum “Retsis Repus” en el año 2019. El asunto es que ahora ha recuperado el nombre original, publicando el 21 de este mes de marzo que ya se nos va un nuevo disco; su título es “Nancy Never Knew” y salió al mercado por vía del sello Soss Music (el mismo que publicó ese otro disco de SUPERSISTER PROJEKT que mencionamos antes). Con esa alusión directa a aquel lejano álbum de debut en su título, la alineación que gestó “Nancy Never Knew” está conformada por Stips [teclados y voz], Rinus Gerritsen [bajo] y Leon Klaasse [batería, percusión y voz]. Las sesiones de grabación para este trabajo tuvieron lugar en varios estudios de La Haya: Cultuurpodium Boerderij, Musicon, BGM Studio y Concertzaal Amare. La mezcla se realizó en el Power Sound Studio de Ámsterdam, mientras que la masterización se hizo en Profact International. El propio Stips fue el autor de la ilustración en la portada. Ya mucho se ha hablado de cómo los entonces cuatro jóvenes-prodigio de La Haya Stips, Sacha van Geest, Ron van Eck y Marco Vrolijk concretaron una visión musical particular dentro de la vanguardia de su país de 1970 en adelante para erigirse como la contraparte neerlandesa del así llamado Canterbury (jazz-prog británico, al fin y al cabo), y ahora, manteniéndose Stips al frente, SUPERSISTER todavía tiene algo más que decir antes de que termine el primer cuarto del primer siglo del nuevo milenio. Bueno, llegando a este punto, mejor es que revisemos de una buena vez los detalles estrictamente musicales de “Nancy Never Knew”.
El repertorio se abre con ‘Something In
Return’, una canción bastante animada que, desde sus primeros golpes, exhibe una ingeniosa y cristalina combinación de entusiastas atmósferas psicodélicas al viejo estilo de los 60 y elegantes grooves jazz-rockeros. El resultado de esta estrategia sónica se traduce en un encuadre tan grácil como elegante, capaz de imponer la autoridad de su refinamiento con oportuna delicadeza mientras se divide en varias secciones y su ingeniería rítmica se va complejizando mientras avanza su desarrollo. ¡Qué buena pieza de inicio! El segundo tema es precisamente el homónimo: ‘Nancy Never Knew’ nos
brinda 103 segundos de atmósferas etéreas envueltas bajo un manto minimalista, el mismo que termina remodelándose cuando entra a tallar un suave swing jazzero en la sección final. ‘Out Of The Darkness’ es la pieza más extensa del disco
con su espacio de poco menos de 9 ½ minutos. En su primera parte, el ceremonioso swing que sustenta las bases armónicas y ambientes provistos por los teclados halla una adecuada contraparte en las elegantes florituras del bajo. De esta manera, el jam básico es capaz de asumir una solemne fuerza de carácter mientras centra la mayor parte de su energía expresiva en proyectarse a una atmósfera donde lo misterioso y lo ensoñador se cruzan. También hay algunos retazos de lobreguez vibrando de manera sutil. La segunda parte es un poco más ágil y se orienta solventemente dentro de un groove jazz-progresivo que, una vez más, también abre ciertos espacios a la psicodelia primigenia en su faceta más evocadora. Mientras la batería va incrementando los matices sofisticados de su labor, un cierto fulgor empieza a iluminar al entramado instrumental. Todo se detiene para dejar paso a un epílogo de piano al estilo de SATIE, el cual, simultáneamente, cierra la puerta de ‘Out Of The Darkness’ e impulsa el inicio de ‘Into The Moving
Light’, el siguiente tema. Éste comienza como un ejercicio de jazz-prog donde el piano y la batería dirigen al alimón el groove central, siendo así que el bajo se enfoca en delinear un enclave preciso para el refuerzo del motif central. La segunda sección es una excursión libre en atmósferas cósmicas al estilo avant-progresivo. Dos temas que son cénit decisivos del álbum. Cuando llega el turno
de ‘Anywhere The Wind’, el grupo se centra en una calidez melódica entrañable que se sitúa a medio camino entre los CARAVAN del primer álbum y el KEVIN AYERS de la etapa (1970-72). El contraste entre la suavidad del canto y la florida asertividad del piano funciona muy bien dentro del armazón general.
La miniatura ‘Interlude I’ regresa de frente al masivo minimalismo etéreo para que, a partir de allí, ‘Never In
A 100.000.000 Dreams’ instaure otro inspirado ejercicio de sofisticado lirismo en clave progresiva. Recuperando buena parte de la elegante extroversión del primer tema, la banda hace gala de su perpetua capacidad para motivar ambientes de buen humor en medio de la seriedad exigida para la articulación de claridades melódicas y tempos razonablemente sofisticados. Sin duda, otro momento culminante del disco. ‘Interlude
II’ se explaya en el seguimiento de la huella dejada por el Primer Interludio para darle un poco más suntuosidad a los índices de melancólica rememoración que se destila de las capas sintetizadas que se van sucediendo. De repente, emerge ‘60’s Medley’ con un viraje radical hacia un vitalismo juguetón impulsado por climas celebratorios. Las opulentas orquestaciones que completan los índices temáticos invitan a un ritual común, el cual termina concretándose en el ruido de la ovación de un público. Algunos
retazos del viejo legado de SUPERSISTER brotan al frente con ‘Excerpt From
Pudding & Gisteren’, esta vez, en el reconocimiento de la influencia de la música académica impresionista. Siempre es bueno recordar esa sección de la suite homónima del tercer álbum de la banda; de inmediato, emerge ‘Interlude III’, último pasaje de minimalismo efímero. Con esto, la balada de piano y voz ‘The
Last Chord Open’ trae consigo el cierre del álbum, exhibiendo una
espiritualidad nostálgica con manifiestos ribetes de solitaria introspección. Esto resuena a una balada típica de ROBERT WYATT, aunque en la tradición de SUPERSISTER, este recurso compositivo también ha tenido una importante presencia. Todo
esto fue “Nancy Never Knew”, un lote de menos de 40 minutos de nueva música desde los legendarios cuarteles de SUPERSISTER, una banda emblemática del fervor progresivo de la Europa Continental de la primera mitad de los 70 y que, tal como se demuestra con este trabajo, todavía tiene algo interesante y sólido que aportar al ideal del rock artístico. Como señalamos un poco más arriba, hay indicios elegíacos en “Nancy Never Knew”, y de confirmarse nuestras sospechas, es una estupenda manera de darse la despedida de SUPERSISTER mientras resuenan sus últimos acordes y baja el telón. Pero, mientras tanto, está organizada una gira nacional para abril y mayo. ¡¡¡Mil millones de aplausos para estos próceres neerlandeses en todas sus encarnaciones por este gran sueño musical!!!
Muestras de “Nancy Never Knew”.-
Out Of The Darkness: https://www.youtube.com/watch?v=mRS6810oe5E
Into The Moving Light: https://www.youtube.com/watch?v=tvqy6w4eScg
Never In A 100.000.000 Dreams: https://www.youtube.com/watch?v=JUOc9EW9EmQ
The Last
Chord Open: https://www.youtube.com/watch?v=tlR6H3N6maM
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