HOLA A AUTOPOIETICAN Y TODOS LOS AMIGOS PROGRESIVOS, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Tengo en mis manos desde el primer día del presente mes de agosto a toda una joya progresiva en una reedición fabulosa – me refiero al ‘live’ de KANSAS “Two for The Show”, cuya edición original de 1978 era en doble vinilo y que ahora, 30 años más tarde, se halla remasterizado y ampliado a doble CD. En su momento, “Two for the Show” apareció en el momento cumbre de la banda tanto a nivel artístico como comercial, con dos discos de estudio precedentes (“Leftoverture” y “Point of Know Return”) que la habían puesto en las grandes ligas del negocio y con una fanaticada que parecía ampliarse hasta el infinito. El tocar en campos polideportivos, estadios y grandes teatros desde inicios de 1977 les llevó finalmente en 1978 a dar mega-conciertos que duraban 2 ½ horas y más. Este disco recoge temas de varios conciertos de su gira tripartita desarrollada desde 1977 hasta 1978, pero se nota un sentimiento bastante fluido en la escucha.
KANSAS muestra aquí todas las facetas de su oferta musical con total brillo igualmente repartido en todas ellas: la predominante pomposidad sinfónica, los momentos pesados llenos de sofisticación, los elementos blues-country-bluegrass que llaman a la tierra natal, los momentos peculiares donde emergen solos de guitarra acústica, piano o batería,… todo está allí plasmado con vigor. El librito contiene copiosas fotos (incluyendo a un Steve Walsh bailando a lo Jim Morrison para enamorar salvajemente a las chicas del público, y también a un Robby Steinhardt mirando a la nada mientras se interna mentalmente en sus línea de violín... ¡imágenes impredibles!) y comentarios históricos, aparte de la transcripción de la dedicatoria al joven fan que perdió la vista en un serio accidente de tráfico tras un concierto de esta gira. El hecho de que las guitarras o teclados duales (dependiendo del rol de Livgren en el momento dado) se repartan en diferentes canales de audio ayuda a disfrutar de y entender la inteligencia vertida en las interacciones instrumentales de la banda. Claro está, también ayuda a realzar la labor de Steinhardt, protagonista en numerosas ocasiones desde su rol de violinista.
El CD1 contiene las versiones definitivas de ‘Icarus’, ‘Portrait (He Knew)’, ‘Mysteries and Mayhem’ (más frenético de lo usual), ‘Journey from Mariabronn’ y ‘Magnum Opus’; versiones muy fieles a las de estudio de ‘Paradox’ y ‘The Wall’; una versión forzadamente recortada de ‘Song for America’; y por último, la omisión de ‘Closet Chronicles’, una de las piezas más impresionantes del “Point of Know Return” y uno de los picos absolutos del “Two for the Show” en vinilo. Pero esta omisión específica se resuelve gloriosamente en el CD2, el cual contiene en total 11 canciones extra. Pero no es con el recuperado ‘Closet Chronicles’ que comienza el CD2, sino con ‘Hopelessly Human’, el cual abría parte de los conciertos de la primera mitad de esta híper-gira. Esta versión expandida comienza con un breve preludio etéreo, seguido por las primeras 16 barras de ‘Incomudro’, para luego dejar paso a la canción misma. ‘Child of Innocence’ y ‘Belexes’ nos transportan a tiempos anteriores de la gloria comercial de KANSAS: ‘Child’ viene precedido de un estupendo jam en clave R’n’B, mientras que ‘Belexes’ es ejecutado “a mil por hora”, siendo así que la velocidad extra le resta dramatismo pero lo compensa con una mayor explosividad. ‘Cheyenne Anthem’ tiene la peculiaridad de que llena más los espacios de violín y sintetizadores duales en el juguetón interludio, lo cual se traduce en un excitante realce de la dimensión orquestal del mismo. ‘Lonely Street’, ‘Down the Road’ y ‘Bringing It Back’ nos muestran, sin tapujos ni excusas, la faceta más provinciana de KANSAS: ‘Lonely Street’ nos muestra a un Walsh genialmente inmerso en el dolor tanático y destructivo del protagonista (un cowboy de mala muerte que añora vengar con sus propias manos la muerte de su novia prostituta), mientras que ‘Bringing It Home’ mantiene a Steinhardt dibujando mil y una siluetas con su violín, a veces acompañado de la potente guitarra de Williams. Con esta versión me quedo definitivamente convencido de que esta canción pertenece más al grupo que al autor original J. J. Cale (como pasa con Hendrix y el ‘All Along the Watchtower’ compuesto por Dylan).
‘Miracles Out of Nowhere’ es ciertamente una de las más bellas y envolventes composiciones de Livgren: en esta versión se incluye un solo de órgano a cargo de Walsh, donde se alternan estilizadas estratagemas barrocas y retazos hard-blues rock de tipo Jon Lord. También demos mencionar los nuevos arreglos de múltiples teclados que reactivan el colorido contrapuntístico del interludio a fin de sacar provecho de los condicionamientos propios del vivo. ¡Y qué tremendo baterista es Phil Ehart! - el solo de 5 ½ minutos que elabora aquí muestra al desnudo las influencias recibidas de Barriemore Barlow y Carl Palmer, a la par que su dinamismo particular. Este solo deriva en una versión electrizante de ‘The Spider’, una de las composiciones más laberínticas que se hayan gestado jamás en el mundo de KANSAS. Se nota que la edición en fade-out iba camino hacia la emergencia del riff de bajo de ‘Portrait’: ¿no debió haberse aprovechado esta re-edición para seguir mejor esta secuencia de un tirón? Muy posiblemente sí... pero es lo que hay y lo que hay ya es de por sí grandioso.
En mi humilde opinión, se trata posiblemente de la mejor reedición progresiva para este año 2008: ciertamente, es un testimonio de la esencia musical más puramente versátil de KANSAS en la plenitud de su esplendor creativo.
Tengo en mis manos desde el primer día del presente mes de agosto a toda una joya progresiva en una reedición fabulosa – me refiero al ‘live’ de KANSAS “Two for The Show”, cuya edición original de 1978 era en doble vinilo y que ahora, 30 años más tarde, se halla remasterizado y ampliado a doble CD. En su momento, “Two for the Show” apareció en el momento cumbre de la banda tanto a nivel artístico como comercial, con dos discos de estudio precedentes (“Leftoverture” y “Point of Know Return”) que la habían puesto en las grandes ligas del negocio y con una fanaticada que parecía ampliarse hasta el infinito. El tocar en campos polideportivos, estadios y grandes teatros desde inicios de 1977 les llevó finalmente en 1978 a dar mega-conciertos que duraban 2 ½ horas y más. Este disco recoge temas de varios conciertos de su gira tripartita desarrollada desde 1977 hasta 1978, pero se nota un sentimiento bastante fluido en la escucha.
KANSAS muestra aquí todas las facetas de su oferta musical con total brillo igualmente repartido en todas ellas: la predominante pomposidad sinfónica, los momentos pesados llenos de sofisticación, los elementos blues-country-bluegrass que llaman a la tierra natal, los momentos peculiares donde emergen solos de guitarra acústica, piano o batería,… todo está allí plasmado con vigor. El librito contiene copiosas fotos (incluyendo a un Steve Walsh bailando a lo Jim Morrison para enamorar salvajemente a las chicas del público, y también a un Robby Steinhardt mirando a la nada mientras se interna mentalmente en sus línea de violín... ¡imágenes impredibles!) y comentarios históricos, aparte de la transcripción de la dedicatoria al joven fan que perdió la vista en un serio accidente de tráfico tras un concierto de esta gira. El hecho de que las guitarras o teclados duales (dependiendo del rol de Livgren en el momento dado) se repartan en diferentes canales de audio ayuda a disfrutar de y entender la inteligencia vertida en las interacciones instrumentales de la banda. Claro está, también ayuda a realzar la labor de Steinhardt, protagonista en numerosas ocasiones desde su rol de violinista.
El CD1 contiene las versiones definitivas de ‘Icarus’, ‘Portrait (He Knew)’, ‘Mysteries and Mayhem’ (más frenético de lo usual), ‘Journey from Mariabronn’ y ‘Magnum Opus’; versiones muy fieles a las de estudio de ‘Paradox’ y ‘The Wall’; una versión forzadamente recortada de ‘Song for America’; y por último, la omisión de ‘Closet Chronicles’, una de las piezas más impresionantes del “Point of Know Return” y uno de los picos absolutos del “Two for the Show” en vinilo. Pero esta omisión específica se resuelve gloriosamente en el CD2, el cual contiene en total 11 canciones extra. Pero no es con el recuperado ‘Closet Chronicles’ que comienza el CD2, sino con ‘Hopelessly Human’, el cual abría parte de los conciertos de la primera mitad de esta híper-gira. Esta versión expandida comienza con un breve preludio etéreo, seguido por las primeras 16 barras de ‘Incomudro’, para luego dejar paso a la canción misma. ‘Child of Innocence’ y ‘Belexes’ nos transportan a tiempos anteriores de la gloria comercial de KANSAS: ‘Child’ viene precedido de un estupendo jam en clave R’n’B, mientras que ‘Belexes’ es ejecutado “a mil por hora”, siendo así que la velocidad extra le resta dramatismo pero lo compensa con una mayor explosividad. ‘Cheyenne Anthem’ tiene la peculiaridad de que llena más los espacios de violín y sintetizadores duales en el juguetón interludio, lo cual se traduce en un excitante realce de la dimensión orquestal del mismo. ‘Lonely Street’, ‘Down the Road’ y ‘Bringing It Back’ nos muestran, sin tapujos ni excusas, la faceta más provinciana de KANSAS: ‘Lonely Street’ nos muestra a un Walsh genialmente inmerso en el dolor tanático y destructivo del protagonista (un cowboy de mala muerte que añora vengar con sus propias manos la muerte de su novia prostituta), mientras que ‘Bringing It Home’ mantiene a Steinhardt dibujando mil y una siluetas con su violín, a veces acompañado de la potente guitarra de Williams. Con esta versión me quedo definitivamente convencido de que esta canción pertenece más al grupo que al autor original J. J. Cale (como pasa con Hendrix y el ‘All Along the Watchtower’ compuesto por Dylan).
‘Miracles Out of Nowhere’ es ciertamente una de las más bellas y envolventes composiciones de Livgren: en esta versión se incluye un solo de órgano a cargo de Walsh, donde se alternan estilizadas estratagemas barrocas y retazos hard-blues rock de tipo Jon Lord. También demos mencionar los nuevos arreglos de múltiples teclados que reactivan el colorido contrapuntístico del interludio a fin de sacar provecho de los condicionamientos propios del vivo. ¡Y qué tremendo baterista es Phil Ehart! - el solo de 5 ½ minutos que elabora aquí muestra al desnudo las influencias recibidas de Barriemore Barlow y Carl Palmer, a la par que su dinamismo particular. Este solo deriva en una versión electrizante de ‘The Spider’, una de las composiciones más laberínticas que se hayan gestado jamás en el mundo de KANSAS. Se nota que la edición en fade-out iba camino hacia la emergencia del riff de bajo de ‘Portrait’: ¿no debió haberse aprovechado esta re-edición para seguir mejor esta secuencia de un tirón? Muy posiblemente sí... pero es lo que hay y lo que hay ya es de por sí grandioso.
En mi humilde opinión, se trata posiblemente de la mejor reedición progresiva para este año 2008: ciertamente, es un testimonio de la esencia musical más puramente versátil de KANSAS en la plenitud de su esplendor creativo.
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