Sunday, October 27, 2013

KBB nos brinda nuevos placeres musicales desde la cima del progresivo japonés


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Seis años después de demostrar por tercera vez lo grandes que son con su disco “Proof Of Concept”, el cual se mostraba como justo heredero de la gloriosa secuencia inicial de “Lost And Found” y “Four Corners Sky”, el cuarteto japonés KBB vuelve a concretizar su genial magia jazz-progresiva con su reciente cuatro trabajo de estudio: “Age Of Pain”. Es una alegría infinita la producida en nosotros cuando nos permitimos un momento para degustar y comentar esta nueva gesta del violinista Akihisa Tsuboy, el teclista  Toshimitsu Takahashi, el baterista Shiro Sugano y el bajista Dani. En comparación con otros discos de KBB, “Age Of Pain” nos brinda una aureola general de mayor sosiego en la mayoría de los desarrollos temáticos y arreglos que tienen lugar del inicio al fin del repertorio: la vitalidad de siempre está ahí, podemos reconocer esa especial sofisticación que hace de la musicalidad orgánica de KBB una de las más excelsas manifestaciones emergidas de Japón en los últimos 20 años, pero también se deja resaltar un manejo más sobrio de los recursos de fastuosidad que en discos como “Lost And Found” o “Four Corner’s Sky” generaban una magnificencia absolutamente arrolladora. Dentro del arsenal de teclados es el piano que, con mucho, destaca en presencia; además, ya se da un abandono de cualesquiera elementos avant-progresivos que entraron a tallar tímida y calculadamente en los dos discos previos. Bueno, vayamos a los detalles del repertorio de “Age Of Pain”, ¿vale?


El álbum se inicia con ‘Larks In The Air’, una pieza iniciada brevemente por el solitario violín de Tsubay antes de que el ensamble completo desarrolle un alegre y vivaz colorido musical folk-progresivo donde el lirismo esencial de la banda se explaya con sigilosa pulcritud. Vamos, no hay noticias al respecto, pero esto de por sí es una gran noticia en cuanto a deleites progresivos se refiere: y para deleites, pues vaya esa coda cuasi-Emersoniana con que culmina este primer tema. Luego sigue ‘Suspicious Forest’, tema que abandona el sinfonismo cálido del primer tema en beneficio de un rescate de la tradición jazz-fusionesca al estilo de WEATHER REPORT y JEAN-LUC PONTY. El groove es imponente, los diálogos entre los instrumentos están hilados con pulida sensibilidad, y cómo no, el solo de piano eléctrico en el intermedio es un bellísimo homenaje al estándar del inmortal JOE ZAWINUL. Siendo el tema más extenso del disco con sus 8 minutos y pico de duración, su expansión temporal pasa sin que el oyente atento se dé cuenta. La tercera pieza del álbum es la que justamente le da título. Hay un talante etéreo que permanece de forma coherente y consistente a lo largo de la pieza desde el primer instante de su tenue pasaje inicial, pero dicho talante porta una musicalidad muy rica que se inspira en no poca medida en los conjugados legados de PONTY y HAPPY THE MAN en sus respectivas facetas reflexivas. Esta vez tenemos un grandioso solo de piano acústico que ofrece un retrato de elegante apasionamiento en medio de las exploraciones centrales del violín. Siendo la pieza más agresiva del álbum, ‘Vertical Divided Alone Man’ cumple con la misión de elaborar recursos de extravagancia en aras de enriquecer la propuesta sónica del grupo: sobre un compás cadenciosamente solemne, la banda hace una sólida versión de cruza entre NIACIN y DEEP PURPLE con una graciosa mezcla de vigor y desparpajo. Suena a herejía esto, lo sabemos, pero lo decimos igual: ¡no hace falta la guitarra de Blackmore cuando tenemos a la mano el violín de Tsuboy!



La segunda mitad de “Age Of Pain” empieza con ‘Termites Daydream’, pieza que vuelve a las dimensiones más estrictamente jazzeras de la banda, haciéndolo con una actitud de juguetona extroversión que se hace evidente incluso en los momentos más relajados y románticos que abren y cierran su estructura multi-temática. El principal referente añejo aquí es RETURN TO FOREVER, además del infaltable factor PONTY, claro está. Luego sigue ese bellísimo despliegue de envolvente luminosidad introspectiva que es ‘Lythrum’: a través de un constante empleo del 6/8 en clave lenta, el cuarteto elabora un hermoso retrato sónico de los recovecos más íntimos de los sueños interiores del ego, asumiendo una actitud contemplativa donde la mirada se deja embelesar por la calmada disposición de la luz que está observando, reconciliándose así con algunos demonios del id. ‘Kernel’ sigue a continuación para explayarse en un abierto contraste con ‘Lythrum’ e instalar un ejercicio de elegante frenesí: parece que retoma la senda de ‘Suspicious Forest’ y le añade un matiz ampliado de vigor al groove básico. El resultado es exitoso porque, sin duda, se trata de un tema bastante llamativo: Tsuboy le saca el jugo a las potencialidades psicodélicas de su violín eléctrico en los parajes más intensos de uno de sus solos. ‘My Restless Heart’ da término al disco con un aura de esplendoroso optimismo en el que el ágil compás en 5/4 que se extiende a lo largo de toda la pieza es manejado con exultante gracilidad. Muy bien se puede interpretar como un conclusivo retorno al punto de partida que instauró ‘Larks In The Air’. 

 

“Age Of Pain” es, a fin de cuentas, un disco destinado a reforzar por enésima vez el estatuto que tiene KBB como leyenda poderosa de la escena progresiva japonesa de los tiempos actuales. Sigue bien instalado en la cima de la actual escena progresiva japonesa. Queda claro, a fin de cuentas, que este nuevo álbum no iguala en grandeza épica al fabuloso disco debut “Lost And Found” ni tampoco se equipara a los despliegues vitamínicos de versatilidad estilística sucesivamente plasmados en “Four Corner’s Sky” y “Proof Of Concept”, pero para nada se trata de un testimonio de decadencia creativa ni de una obra menor: es un disco buenísimo, así de simple… ¡y así de recomendable!


Muestras de “Age Of Pain”.-

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