HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
MINIMUM
VITAL vuelve al ruedo con “Pavanes”: este doble álbum nos muestra a un ensamble
que se impulsa desde la faceta más pastoral de su álbum anterior – “Capitaines”,
¡del año 2008! – y reciclan varias pautas de creatividad folk-progresiva del
proyecto VITAL DUO. Con eso tenemos que la vuelta a las raíces y el manejo de
desarrollos melódicos refinados sean las dos reglas de juego que el conjunto se
impone, manejando estas nuevas ideas musicales con el gran oficio habitual a lo
largo de su carrera discográfica, la cual se inició a fines de aquella lejana
década de los 80s. El trío de los dos hermanos Payssan (Jean-Luc, a las
guitarras acústica y eléctricas, oud, saz, percusión y canto; Thierry, a los
teclados, percusión y canto) y Eric Rebeyrol (bajo, saz y trompeta) ha hecho un
trabajo muy bordado en estos 19 temas que repasaremos individualmente más
adelante. La paleta sonora que se explaya a través de esta hermosa pinacoteca
del ruido folk-progresivo se completa con los aportes ocasionales de los
invitados especiales Gilles Pialat (batería MIDI), Chfab (canto) y Laure Mitou
(también al canto). Parece mentira que ya hayan pasado 30 años desde la
publicación de su casete “Envol Triangles” de forma independiente… y ahora
tenemos al grupo asentada con perenne vitalidad en el Parnaso viviente de los
veteranos genios del rock progresivo francés. Bueno, ya es hora de dejarnos de
preámbulos… ¡a entrar en los detalles del abundante repertorio del “Pavanes”!
‘Javary
& Montago’ da inicio a esta doble fantasía con un vigor tremendo que nos
remite al aspecto rockero de los dos primeros discos de la banda, así como a
entidades vecinas como ECLAT y EDHELS que en su momento fueron cruciales para
el revival francés de los 90s. Durando casi 6 ¾ minutos, ‘La Basse Danse’ nos
remite a una vitalidad distinta, una inspirada en aires campestres sobre una
base rítmica cuyo groove tiene un buen acento jazz-rockero; es en la labor de
los teclados donde se garantiza el asentamiento de la identidad sinfónica
dentro del entramado sonoro, el cual parece rendir tributo al JETHRO TULL de la
etapa 77-79. Una vez que emerge la tercera pieza, ‘Valadôn’, con su ritmo
ceremonioso y orgullosa luminosidad añeja, el terreno está fértil para el
predominio de climas bucólicos y ensueños pastorales en lo que resta de este
primer volumen de “Pavanes”. En efecto, ‘La Pavane’ es literalmente una pavana
arreglada con el adecuado color folk-progresivo que hemos gozado en los mejores
momentos de JETHRO TULL y GRUPHON. ‘Rodéo’ recibe la aureola de exquisita
alegría de las piezas precedentes pero se pone a intensificarla con un ritmo
trepidante: esta vez son los instrumentos de cuerda quienes llevan el rol
protagónico para el desarrollo temático mientras la base rítmica impone su ágil
prestancia para invitarnos a una pletórica danza imaginaria. El sexto tema es
una adaptación de una pieza tradicional llamada ‘Le Prisonnier Hollandais’,
marcada por ciertos recursos de densidad mientras el colorido esencial del
cuerpo central se impone con gracia. El expresivo colorido de los teclados y
las líneas de trompeta que aporta el bajista Rebeyrol son vitales para que la
pieza se mantenga firme dentro de su esquema pícaramente pomposo.
‘Marie
Flies’ se encarga de devolvernos a las atmósferas elegantemente juguetonas que
ya habíamos disfrutado en ‘La Basse Danse’: en comparación, el esquema sónico
se siente más rebosante aquí no solo porque Thierry añade acordeón a su labor
en los múltiples teclados sino porque también interviene la trompeta de
Rebeyrol. Por su parte, ‘Suite En Poussière De Lune’ nos muestra una joya de
teclados sinfónicos armada sobre un compás de corte renacentista, aunque
también se sienten ciertos aires góticos en algunas secciones de la
avasalladora arquitectura de órgano y sintetizadores. Con los ornamentos de
trompeta y la coda dirigida por la guitarra clásica se completa un cuadro
espectacular. ‘Folkish’ dura 8 ¾ minutos y tiene muchos lugares a donde ir en
todo ese espacio. En su sección inicial, vuelve a apelar a la natural sencillez
de lo campestre, centrándose en cuerdas y percusiones para decir lo que tiene
que decir en el momento, pero de forma muy fluida vira hacia un escenario
sónico más pomposo, ostentando una fineza majestuosa muy sólidamente armada
mientras el aspecto campestre sigue vigente en la armazón rítmica. En todo
caso, el esplendor sinfónico debe mucho al paradigma de CAMEL y un poco al de
YES: de verdad que no pudimos dejar de pensar en el gusto de Steve Howe por las
florituras en clave aguda en algunos momentos de lucimiento de Jean-Luc
(lucimiento magistral, cabe añadir). Este primer volumen se cierra con ‘Villages’
pieza que ostenta un colorido saltarín: su muy poderoso magnetismo vuelve a
evocar los tiempos de JETHRO TULL donde celebraban el esplendor de la tradición
folclórica a todo dar (77-79), pero también supone – ante todo, de hecho – un
reencuentro pleno de esta nueva aventura de MINIMUM VITAL con las cartografías
progresivas que diseñaron en sus inicios, entre los años 1988 y 1993.
Abre
el segundo volumen del disco ‘Saladin’, un tema que parece primo hermano del
que había cerrado el primero. Definitivamente, los espacios que crea la
guitarra eléctrica en medio de las capas del saz y el oud ayudan a ‘Saladin’ a proyectar una
luminosidad especial para el resto del repertorio: así, ‘Yassim’ emerge con un
groove parcialmente basado en dinamismos jazz-rockeros aunque con la mira del
bloque integral sólidamente puesta en la tradición renacentista mediterránea.
Con el aura lúdica de ‘Yassim’ y las vibraciones contemplativas de ‘Sur Tes
Pas’, el grupo parece trazar un camino de expresividades introspectivas donde
los desarrollos melódicos de turno son manejados con una delicadeza envolvente
y conmovedora. ‘L’Enfance Des Sages’ – a la sazón, la pieza más extensa del
segundo volumen con sus 8 minutos de duración – sigue adelante en este camino
hacia los bosques de la introspección reflexiva, y lo hace dando un giro hacia
la tradición del rock sinfónico, muy acorde con los paradigmas de CAMEL y
GENESIS, por no añadir también una mención a RENAISSANCE. Es como si el grupo
hubiera dejado de pasear por los bosques y aldeas y se hubiese instalado en un
palacio, dejando que las imágenes de boato y lujo de la sangre azul les motiven
ideas marcadas por una estilización exquisita. Los hermanos Payssan hermanan
sus instrumentos de tal manera que la ingeniería global brilla con un esplendor
exquisito a través de cada una de sus bisagras y encajonamientos: para cada
envolvente línea de guitarra no tarda en emerge una contraparte de parte de los
teclados donde se alza un grandioso despliegue de orquestaciones infinitamente
meticulosas.
‘Le
Tourdion’ se hace eco de este enfoque estilizado mientras nos devuelve a los
aires festivos de las danzas campestres, mientras que el esquema rítmico se
empapa parcialmente de esa dinámica especial propia del jazz-fusión,
particularmente notoria en los arreglos de bajo y la centralización de los
instrumentos de percusión. Es fácil ver en esto otro guiño a los tiempos del
“Sarabandes”, especialmente porque el modo en que Jean-Luc recicla sus propias
influencias de Howe y Latimer resulta crucial a la hora de focalizar
apropiadamente el colorido esencial de la composición. Más de lo mismo nos
ofrece acto seguido ‘Chanter Toujours’, aunque esta vez la banda se centra más
en jugar con un jam básico y añadirle factores sofisticados sobre el camino que
en elaborar una arquitectura perfilada como se dio en los casos de los dos
temas precedentes. ‘Ende Limbo’ es como la fruta que cae sobre la hierba tras
llegar a su máxima expresión de madurez en la rama que la sostenía: se trata de
un agradable viaje jazz-progresivo nada ajeno a las líneas de trabajo que
actualmente desarrollan bandas como MAGNETIC SOUND MACHINE y ECLAT. Es como si
la secuencia de los temas tercero al sexto hubiese sido un trayecto desde la
arquitectura del sonido hacia la celebración de la sencilla alegría, siendo el
sonido, en este último caso, como la seda para los ropajes que cubren a quienes
bailan. ‘Soleil Dén’ nos lleva de regreso hacia las aguas del Mediterráneo,
mostrándonos un paisaje sónico gentil antes de que surja ‘Suite Ibérique’ para
cerrar el volumen y el álbum: esta pieza se centra en la guitarra española,
cuyas líneas melódicas y cadencias guían a los aportes percusivos diseñados
para completar el intimista bloque sonoro en curso.
Tenemos
en “Pavanes”, a fin de cuentas, una labor magistral de rescate y revitalización
de las mejores esencias sonoras de MINIMUM VITAL tras la experiencia de VITAL
DUO, algo que repetimos del primer párrafo de la presente reseña: eso solo
puede significar buenas noticias para el actual estado de cosas de la música
progresiva, y sobre todo, que es un disco altamente recomendable en cualquier
colección progresiva razonablemente buena.
Muestras
de “Pavanes”.-
Javary
& Montago [video-clip]: https://www.youtube.com/watch?v=tTHE39LSYiE
[Dedico esta reseña, con enorme aprecio, a mi amigo y hermano melómano Jol Paiva por haberme presentado a este grupo hace muchos años... y la buena impresión persiste hasta el día de hoy.]
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