HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Entre
noviembre del 2013 y noviembre del 2015, algunas de las obras maestras de YES
han recibido reediciones masivas bajo la meticulosa iniciativa ingenieril de
Steven Wilson: nos estamos refiriendo a la trilogía de “The Yes Album”,
“Fragile” y “Close To The Edge”, la cual representa la primera ascensión de la
mágica propuesta musical de esta entidad en la primera generación del rock
progresivo británico. De hecho, es una opinión común entre los coleccionistas
expertos del género progresivo del rock y entre los historiadores del rock en
general que esta tríada de discos marca el punto de inicio del cénit creativo
del inmenso legado de YES. También es una opinión generalizada que el mago de
los teclados Rick Wakeman comenzó a ser quien es en los dos últimos tercios de
esta etapa particular de la banda, y cómo no, fue la época del develamiento de
Steve Howe como uno de los máximos dioses de la guitarra sinfónica a punta de combinar su
valiente virtuosismo, su imaginación melódica y su bizarro eclecticismo tanto
en el estilo como en el nutrido arsenal creciente que manejaba sobre los
escenarios y en los estudios de grabación. También fue el periodo en el que
Bill Bruford crecía en proporción geométrica como uno de los arquitectos del
rock más personales y decisivos de la historia. Tras su partida, el talentoso e
impetuoso bajista Chris Squire encontró en Alan White a su aliado perfecto en
la dupla rítmica dentro del paradigma Yessiano, pero Bruford siempre mantuvo su
sitial – a despecho suyo – como el más inteligente orfebre del swing y la
síncopa que haya pasado jamás por las filas de YES. Nada mal para el más joven
integrante de la banda. El líder del combo, Jon Anderson, se sentía en la
gloria cuando veía cómo se articulaban en la realidad el grupo al cual se
proyectaba es sus sueños y el grupo concreto del cual formaba parte
fácticamente en el día a día, a través de las alteraciones en su alineación.
Comenzamos con “The Yes Album”, el tercer disco de la banda, grabado en los
Advision Studios en las temporadas de verano y agosto de 1970 para ser
publicado el 19 de febrero del año siguiente. Fue el disco que catapultó a
Steve Howe como fuerza creativa dentro de YES pues su ingreso tuvo lugar
durante la gira promocional del disco anterior “Time And A Word”, situación que
le limitaba a ser un mero reemplazante de su talentoso antecesor Peter Banks. Aparecer
en vídeos promocionales para canciones de ese álbum donde la guitarra que suena
no es la suya no es realmente la meta última de alguien como Howe… de nadie, en
general. ¿Y por qué llamar al tercer disco del grupo
justamente “The Yes Album”? Hay un mensaje fuerte aquí: para Anderson, se
trataba del primer disco verdadero de YES, el primero en el que se plasmaba su
esencia estética más auténtica. También fue el primer disco en el que el ingeniero Eddie Offord trabajaba adicionalmente como productor, siendo vital para que el grupo pudiese encauzar a la perfección la concreción de sus inspiraciones del momento.
‘Yours
Is No Disgrace’ abre el disco con un vigor rotundo que se explaya para elaborar
un ingenioso desarrollo del cuerpo central, incorporando jams fogosos y
llamativos grooves, empezando con las ágiles síncopas iniciales que evocan
imágenes de las películas de cowboys. El largo solo de Howe trabaja con varios
efectos y texturas, erigiéndose el guitarrista en protagonista especial dentro
del gran entramado instrumental. El protagonismo de Howe continúa con esa
fabulosa pieza de guitarra acústica a ritmo de ragtime que se titula ‘Clap’: la
toma famosa procede de un concierto en el Lyceum de Londres, pero también
contamos en esta reedición con una toma de estudio que es un minuto más
extensa, incluyendo un adelanto de lo que habrá de ser la pieza de guitarra española
‘Mood For A Day’ para el siguiente disco de estudio de YES. Un documento
fantástico de esa etapa de imparable efervescencia creativa. El opus tripartito
‘Starship Trooper’ cierra a lo grande la primera mitad del disco con un
despliegue de opulencia semejante al de ‘Yours Is No Disgrace’, pero con una
polenta más medida a beneficio de la narrativa de la letra así como del sentido
orquestal con que se quiere articular la pieza. La sección central ‘Life
Seeker’ fue compuesta por Anderson mientras que el interludio ‘Disillusion’
procede de una canción de la época en que aún estaba Peter Banks en el grupo
(‘For Everyone’): aquí tiene un arreglo country con dos guitarras acústicas. El
fastuosamente cósmico cierre llega con la sección ‘Würm’, compuesta por Howe a
partir de un tema de un grupo al cual perteneció anteriormente (‘The Ghost Of
Nether Street’ de BODAST): en esta nueva presentación, la sección construye una
ambientación que gradualmente se intensifica hasta llegar a un momento en que
la guitarra ha de desplegar un señorial vuelo psicodélico hasta el fade-out. El
señorío no acaba aquí, claro está, pues el tema del cierre recoge la mejor
agilidad de ‘Yours Is No Disgrace’ y la más sublime ambición de ‘Starhip
Trooper’ para elaborar un prodigio de arquitectura y luminosidad. El momentum
generado por el contrapunto de dos motivos simultáneos en el interludio fue
inspirado por la pieza de BENJAMIN BRITTEN Young
Person’s Guide To The Orchestra. En medio de todo esto, ‘I’ve Seen All Good
People’ también sabe hacerse notar en su tránsito de una sección folk (‘Your
Move’) a otra signada por una versión compleja de rock’n’roll (‘All Good
People’).Las flautas dulces son cortesía del músico de GNIDROLOG Colin
Goldring.
‘A
Venture’ es la canción en la que más se luce Kaye, una canción compuesta por
Anderson inspirado por las batallas personales de su señor padre. El arreglo
jazzero de la canción es bien manejado por la banda; además, contamos en esta
reedición con una versión ampliada que se prolonga hasta los 4 ¾ minutos,
mostrando un estupendo diálogo entre el piano y la guitarra mientras la batería
diseña formas de realzar continuamente el groove reinante. Hay otros bonus tracks muy
interesantes que se ubican bajo el rubro de ‘Alternate Album’. Ya hemos
mencionado la versión de estudio de ‘Clap’ y la versión ampliada de ‘A
Venture’, pero también tenemos versiones en vivo sumamente electrizantes de
‘Yours Is No Disgrace’, ‘I’ve Seen All Good People’ y ‘Perpetual Change’. Las
dos primeras fueron grabadas en un concierto en Londres mientras que la tercera
se registró en un concierto en New Haven (Connecticut). Especialmente intensas
son estas manifestaciones de ‘Yours Is No Disgrace’ y ‘Perpetual Change’: en la
primera se proyecta inmensamente el vigor versátil de Howe, e incluso Kaye le
da más presencia a su órgano en medio de la vorágine grupal, mientras que la
segunda ostenta una furia épica que sirve de marco perfecto para el solo de
Bruford que orienta el camino hacia el clímax final. Realmente Bruford estaba
creciendo a ritmo trepidante como una de las figuras más pletóricas de la
batería en el gran escenario del rock progresivo. También tenemos a nuestra
disposición una versión en vivo de ‘America’, la cual se extiende hasta un
espacio de 15 minutos y pico. Esta remodelación fastuosa de la composición de
Paul Simon. Como es bien sabido, Anderson y Squire, como fundadores de YES, son
amantes acérrimos del folk-rock y del blue-eyed soul, y si ‘America’ cumple con
la primera de estas cuotas de devoción, la canción de THE RASCALS ‘It’s Love’
cumple con la segunda.
Haciendo
un balance crítico de la nueva etapa creativa de YES que fue estimulada por el
ingreso del genial Howe, hay que mencionar la desconcertante actitud
pasivo-agresiva de Kaye respecto a su propio rol como teclista, la misma que le
impidió apuntalar una proyección sonora más expansiva para el grupo, y es por
eso que no todo el potencial progresivo de la banda en este momento de su
crecimiento no llega a concretarse fehacientemente. Dicha actitud se tradujo en
un aferramiento a la dupla de órgano Hammond y piano de cola, añadiendo
ornamentos de sintetizador Moog con poco entusiasmo y no demasiada iniciativa.
El mismo sintetizador en cuestión que se empleó en “The Yes Album” pertenecía a
Keith Emerson, quien llamaba mucho la atención del quinteto mientras los
EMERSON, LAKE & PALMER finiquitaban las delicadezas del que habría de ser
su magnífico álbum de debut. Esta anécdota reflejaba muy bien el estado de
alerta respecto al continuo deseo de madurar estilísticamente en el seno de
YES. Las palabras de Jon Anderson son claras: “realmente la parte íntegra de trabajar con el teclista consiste en
procurar expandir los sonidos disponibles para la banda”. Añade
Bruford: “Yo sentía que él no estaba
realmente comprometido con lo que nosotros tratábamos de hacer. […] Se percibe
cuando estamos ensayando – algunos no se involucran tanto como otros. Así que se siente
como que hay un peso muerto cuando los chicos de la banda no se están
entregando al cien por ciento.” Así las cosas, tras una exitosa gira en Canadá y los
Estados Unidos como banda telonera de los geniales JETHRO TULL y una aclamada actuación en el Crystal Palace II, Kaye recibió
la merecida invitación a abandonar la banda a fines de julio de 1971. Lejos de
ser un final triste para una etapa, más bien resultó esto el preámbulo del
refuerzo de la buena etapa ya iniciada… y eso tenía que conllevar el
ingreso de alguien tan versátil y creativo como Rick Wakeman.
“Fragile” es el primer disco de YES con Wakeman como integrante, y eso significa varias cosas: que el grupo cuenta ahora con un teclista interesado en añadir la nueva tecnología de los sintetizadores, los mellotrones y el pianet RMI junto a los recurrentes recursos del órgano Hammond y el piano; que las ideas aportadas por los otros cuatro músicos se pueden apoyar en la pericia académica de Wakeman para que se puedan enlazar con la grandilocuencia deseada; y que ahora están todos y cada uno compartiendo en perfecto unísono el sueño de funcionar como un ensamble de rock orquestal. Y eso que el ingreso de Wakeman al quinteto fue muy azaroso. Eran las 3 de la madrugada de uno de los primeros días de agosto de 1971 y Wakeman había recibido una entusiasta aunque muy impertinente llamada de Squire preguntándole si quería unirse a las filas de YES, quienes venían frescos de la gira canadiense-estadounidense que se mencionó en el párrafo anterior. Una negativa enérgicamente parca y un corte abrupto conformaban la actitud natural de un sesionista agotado tras tres días seguidos de arduas labores para discos de diversos artistas, sin contar con los ensayos y próximos conciertos que debía realizar como integrante del emergente grupo folk-progresivo STRAWBS. Wakeman ya tenía un buen nombre por sus colaboraciones para DAIVD BOWIE y CAT STEVENS entre otros. Pero es verdad que entre la tozudez de Squire y los designios de las Parcas, el destino de Wakeman le iba a llevar a los cuarteles de ese grupo afirmativo que acababa de desprenderse de su teclista original: el grupo tenía en mente hacer su metamorfosis a una pequeña orquesta bajo la guía de Anderson y el buen Rick era la única pieza faltante en este puzzle, ingresando oficialmente en él a mediados de ese agosto. Con sesiones de grabación intermitentes en los Advision Studios durante el mes de setiembre (cosa que aprovechó Wakeman para cumplir con compromisos previamente acordados), “Fragile” salió al mercado a fines del noviembre siguiente. Las cosas salieron bien pues “Fragile” fue el disco que impulsó el primer momento de renombre de YES en el mercado norteamericano después de que “The Yes Album” les brindara el primer atisbo de popularidad a gran escala en el mainstream británico y europeo: de hecho, este cuarto disco de esta pequeña orquesta de rock llegó a ubicarse rápidamente en el Top 5 de las listas de ventas de LP en los EE.UU. Por supuesto, no podemos pasar por alto que este disco es el primero con portada dibujada por Roger Dean, quien estableció una gran empatía entre su visión estética del cosmos y la humanidad y la proyección musical del quinteto, que a estas alturas ya era fenomenal y enorme. Offord, por su parte, reforzaba su rolo como “sexto Yes-man” tras la consola: su visión de conjunto a la hora de ordenar la plasmación de las multivalente ideas gestadas en el seno del grupo son apreciadas por los músicos entrevistados: él mostraba siempre un total compromiso con las proyecciones del grupo para cada nuevo disco.
‘Roundabout’
es el clásico incombustible que da inicio al magistral repertorio de “Fragile”. Con
ese embrujo aflamencado que emana de la introducción de guitarra acústica y ese
vitalismo gozosamente tenso que se crea desde la compleja armazón rítmica de
Bruford y Squire, tenemos un gancho asegurado, tanto más si las líneas vocales portan
un vigor melódico tan brioso. Pero lo más brioso de esta canción está en la
guitarra eléctrica de Howe y los teclados de Wakeman, los cuales alternan
momentos de complementación con otros de armoniosa querella en un paisaje
musical siempre pletórico, incluso en la sección reposada del interludio. Hablando
del interludio, merece una mención especial el dinamismo pseudo-latino que Bruford
construye con dos baterías sobregrabadas tras el segundo estribillo. Ostentando
similares niveles de garra pero proyectándose hacia una espiritualidad más
señorial, ‘South Side Of The Sky’ instaura un nuevo ejemplo del enclave sonoro
que este YES renovado ha sabido conquistar con inteligente premura. El interludio
de piano entra a tallar de forma muy natural a despecho del abierto contraste
que brinda frente al cuerpo central, mientras que el arreglo coral llena
espacios introspectivos con soltura. La pieza más larga del disco, ‘Heart Of
The Sunrise’, es otro clásico inmortal del canon Yessiano. Diseñada para sintetizar
y acaudalar el vigor de ‘Roundabout’ y el señorío de ‘South Side Of The Sky’
con una majestuosidad única, esta mini-suite ostenta una arquitectura
espléndida en la que los diversos motivos se van articulando bajo una
sensibilidad dramática radiante. Con la más breve canción ‘Long Distance
Runaround’, el quinteto ya tenía un material bien madurado para el apropiado
debut fonográfico de Wakeman como miembro de la banda… pero todavía no era
suficiente para llenar dos lados de un vinilo, y eso que en algún momento del
proceso de composición se había pensado en hacer un disco doble con dos lados
de estudio y dos lados en vivo. En fin, se agregó al final del despliegue de traviesa
gracilidad de ‘Long Distance Runaround’ un jam basado en un solo de Chris
Squire: ‘The Fish (Schindleria Praematurus)’. Tras el colorido refinado
de ‘Long Distance Runaround’ donde se marcan impresionantes duetos de guitarra
y piano eléctrico emerge un festín
sonoro que es casi una orgía, un incesante viaje en 7/8 guiado por múltiples
pistas de bajo y sazonado con recursos percusivos varios (básicos y concretos, como botellas y utensilios de cocina).
Al respecto, recuerda Bruford que él propuso a sus compañeros esta brillante idea: “A ver, todos, cada uno decidirá lo que hagan YES en un tema. Cada uno lo organiza, escribe, compone y dirige, hace lo que quiera con el resto de la banda. De esa manera, tocaremos lo que es la versión que cada uno tiene de YES”. Así, él mismo propuso un breve instrumental de poco más de medio minuto titulado ‘Five Per Cent For Nothing’, un pequeño patrón jazz-rockero en el que su ingeniería de tambores y platillos se llena con precisas líneas de guitarra, órgano Hammond y bajo. El título original de esta pieza era ‘Suddenly It’s Wednesday’ pero pasó a tener este otro por causa de la paranoia y suspicacia que causaba a los cinco músicos – especialmente los tres que estaban desde el inicio – el hecho de que estaban ganando un espacio en el mercado musical pero que no se traducía en ganancias más sustanciales para sus bolsillos. Enterándose de que el entonces recientemente ido mánager del grupo Roy Flynn iba a obtener por un cierto tiempo 5% de las futuras regalías de la banda, Bruford recurrió a la amarga ironía para protestar musicalmente ante ello: en retrospectiva, él lamenta haber hecho y admite que posiblemente le culpó al Sr. Flynn injusta e innecesariamente. Pero bueno, la miniatura en cuestión es estupenda, como una arquitectura danzante donde el aporte de cada instrumento se encadena con el de otro en un círculo tetralógico. Anderson, por su parte, propuso un cántico en el que se mezclan folclore céltico, raga india y góspel en un despliegue de jolgorio místico: ‘We Have Heaven’. El cierre de puerta añade un efecto surrealista a su final para el arribo ulterior de ‘South Side Of The Sky’… pero aún queda para el final del álbum el reprise de este mismo cántico al abrirse la puerta tras los últimos ecos de ‘Heart Of The Sunrise’. Los únicos que no se ajustaron al plan fueron Wakeman y Howe, quienes hicieron piezas estrictamente solistas. El mago de los teclados ya tenía casi totalmente listo un instrumental titulado ‘Handle With Care’, pero el hecho de que él fuera un artista solista contratado por el sello A&M hacía muy complicado que él pudiese insertar una composición suya en un disco que grababa para Atlantic, por lo que hizo un arreglo de una pieza de Brahms para titularla ‘Cans And Brahms’. De hecho, es muy posible que Wakeman haya sido co-autor y no mero arreglista de algunas de las intervenciones de teclado más llamativas del álbum, pero cuanto menos líos con las reglas de juego impuestas por A&M, mejor, así que mejor que no apareciera en los créditos. Howe propuso una bellísima pieza de corte académico con tenor aflamencado, ‘Mood For A Day’, influido por HEITOR VILLA-LOBOS. Este tema y ‘Clap’ son estándares definitivos del legado eterno del genial Howe.
Tras la gira de promoción del “Fragile”, los YES volvieron a los Advision Studios con miras a grabar su próximo disco, que habría de ser también su próxima obra maestra: “Close To The Edge”. El grupo ya tenía más en claro cómo se completaría el repertorio para llenar el espacio de un vinilo completo, y eso se hizo reduciendo el número de ítems: una larga suite que ocupe todo el lado A y dos temas también generosos en extensión para el lado B. Es también notable la ampliación del espectro sonoro del grupo, cuyos esquemas musicales eran como un universo expandiéndose sin cesar: Howe introduce la guitarra pedal steel a su ya admirable arsenal de guitarras eléctricas y acústicas, mientras que Wakeman añade intervenciones al órgano de fuelles (de la Iglesia de St. Giles-without-Cripplegate) y al clavicordio, además de aumentar la presencia de mellotrones y Mini-Moogs. Hablando
de clavicordios, para el registro de la aparición de dicho instrumento en el
tercer y último tema del disco (o sea, ‘Siberian Khatru’), el grupo contó con
los servicios de Thomas Goff, el más perfeccionista fabricante de instrumentos
de teclado antiguos, quien se hizo presente en los Advision Studios para
supervisar no solamente el ensamblaje del instrumento sino la disposición de
los micrófonos. Una idea aparentemente absurda al servicio de una misión
titánica: hacer uso de los cristalinos sonidos de las teclas de un clavicordio
sobre un swing de matiz jazz-rockero en el intermedio de una canción
caracterizada por una jovialidad imparable. En palabras de Wakeman, “yo siempre pensé que porque un instrumento
estaba tal vez etiquetado para realizar una labor particular en una especie
determinada de música, eso no quería decir que no lo pudieras utilizar pensando
en un contexto diferente para él. Lo grandioso es que el resto de la banda
opinaba igual. Las reglas existen para romperse.” Otra idea extraña es la
de trasladar las observaciones estéticas y místicas del genio literario HERMAN
HESSE – específicamente de Siddhartha,
una de sus tantas obras cumbre – a una pieza rockera diseñada como una sinfonía
de cuatro movimientos. Pero era ésa justamente la motivación de Anderson en
aquel tiempo, expresar las nociones del río que lleva siempre al mar y que el
mar representa en su inmensidad aquélla trascendente que es la esencia de lo
divino. Él hizo casi todas las letras, aportando Howe algunas líneas, siendo
así que en cuanto a lo musical, Howe gestó más del 50%.
Al respecto, recuerda Bruford que él propuso a sus compañeros esta brillante idea: “A ver, todos, cada uno decidirá lo que hagan YES en un tema. Cada uno lo organiza, escribe, compone y dirige, hace lo que quiera con el resto de la banda. De esa manera, tocaremos lo que es la versión que cada uno tiene de YES”. Así, él mismo propuso un breve instrumental de poco más de medio minuto titulado ‘Five Per Cent For Nothing’, un pequeño patrón jazz-rockero en el que su ingeniería de tambores y platillos se llena con precisas líneas de guitarra, órgano Hammond y bajo. El título original de esta pieza era ‘Suddenly It’s Wednesday’ pero pasó a tener este otro por causa de la paranoia y suspicacia que causaba a los cinco músicos – especialmente los tres que estaban desde el inicio – el hecho de que estaban ganando un espacio en el mercado musical pero que no se traducía en ganancias más sustanciales para sus bolsillos. Enterándose de que el entonces recientemente ido mánager del grupo Roy Flynn iba a obtener por un cierto tiempo 5% de las futuras regalías de la banda, Bruford recurrió a la amarga ironía para protestar musicalmente ante ello: en retrospectiva, él lamenta haber hecho y admite que posiblemente le culpó al Sr. Flynn injusta e innecesariamente. Pero bueno, la miniatura en cuestión es estupenda, como una arquitectura danzante donde el aporte de cada instrumento se encadena con el de otro en un círculo tetralógico. Anderson, por su parte, propuso un cántico en el que se mezclan folclore céltico, raga india y góspel en un despliegue de jolgorio místico: ‘We Have Heaven’. El cierre de puerta añade un efecto surrealista a su final para el arribo ulterior de ‘South Side Of The Sky’… pero aún queda para el final del álbum el reprise de este mismo cántico al abrirse la puerta tras los últimos ecos de ‘Heart Of The Sunrise’. Los únicos que no se ajustaron al plan fueron Wakeman y Howe, quienes hicieron piezas estrictamente solistas. El mago de los teclados ya tenía casi totalmente listo un instrumental titulado ‘Handle With Care’, pero el hecho de que él fuera un artista solista contratado por el sello A&M hacía muy complicado que él pudiese insertar una composición suya en un disco que grababa para Atlantic, por lo que hizo un arreglo de una pieza de Brahms para titularla ‘Cans And Brahms’. De hecho, es muy posible que Wakeman haya sido co-autor y no mero arreglista de algunas de las intervenciones de teclado más llamativas del álbum, pero cuanto menos líos con las reglas de juego impuestas por A&M, mejor, así que mejor que no apareciera en los créditos. Howe propuso una bellísima pieza de corte académico con tenor aflamencado, ‘Mood For A Day’, influido por HEITOR VILLA-LOBOS. Este tema y ‘Clap’ son estándares definitivos del legado eterno del genial Howe.
Los bonus del disco vienen
en una cantidad razonablemente generosa: tenemos, para empezar, una toma hasta
ahora inédita del antes mencionado solo de Howe ‘Mood For a Day’, pero que aquí
se rebautiza como ‘Mood For Another Day’. El cuerpo central es básicamente el
mismo durante la primera mitad pero en la segunda se anticipan algunos breves
esbozos después serán parte de la bellísima balada ‘To Be Over’ (del “Relayer”)
y de ‘Leaves Of Green’ (el final de la penúltima suite del “Tales From
Topographic Oceans”). Es una muestra de un proceso creativo en el que Howe
trataba de encontrar un foco preciso para su composición. También hay una
porción musical bastante curiosa: una breve tentativa de hacer una canción
rockera con un groove poderoso y llamativo que respondía al título provisional
de ‘All Fighters Past’. El asunto no llegó a nada concreto, al menos mientras
Bruford estaba en la banda. Con un arreglo más expansivo y una pauta rítmica
más reposada, ya con Alan White ocupando el rol de (entonces) nuevo baterista
de YES, esta porción conformó uno de los motifs de la primera de las cuatro
suites de “Tales From Topographic Oceans” – más específicamente, la sección ‘Young
Christians’. De todas maneras, incluso en esta idea aún inmadura se nota que el
esquema musical de la banda estaba solventemente macerada, y sobre todo,
pletórica de vigor: la dupla rítmica es sólida y las florituras de Hammond a
cargo de Wakeman son simplemente geniales. Otras joyas de gran valor histórico
están encarnadas en un ensayo primario de ‘Roundabout’ (con menos sintetizador
y una letra todavía incompleta) y una mezcla integral de las dos secciones del
himno de Anderson ‘We Have Heaven’ (donde se nota la primacía total de los
cánticos sobregrabados hasta el instante final, así como las deliciosas
virguerías rítmicas con las que la dupla de Bruford y Squire enriquece el
sencillo esquema rítmico). Un ítem particularmente revelador es una versión temprana
de ‘South Side Of The Sky’, la cual utilizaba el interludio de piano como
sección prologar, así como unos breves pasajes de corte folk-rockero marcado
por el matrimonio de guitarra acústica y órgano (algo muy a los STRAWBS), para
que recién en la segunda mitad entre a tallar la parte cantada. Exclusividades
del Blu-ray son nuevas mezclas de ‘Roundabout’ y una versión evolutiva de ‘South
Side Of The Sky’ más próxima a la versión oficial que todos conocemos.
Tras la gira de promoción del “Fragile”, los YES volvieron a los Advision Studios con miras a grabar su próximo disco, que habría de ser también su próxima obra maestra: “Close To The Edge”. El grupo ya tenía más en claro cómo se completaría el repertorio para llenar el espacio de un vinilo completo, y eso se hizo reduciendo el número de ítems: una larga suite que ocupe todo el lado A y dos temas también generosos en extensión para el lado B. Es también notable la ampliación del espectro sonoro del grupo, cuyos esquemas musicales eran como un universo expandiéndose sin cesar: Howe introduce la guitarra pedal steel a su ya admirable arsenal de guitarras eléctricas y acústicas, mientras que Wakeman añade intervenciones al órgano de fuelles (de la Iglesia de St. Giles-without-Cripplegate) y al clavicordio, además de aumentar la presencia de mellotrones y Mini-Moogs.
Todas estas nociones se concretaron sabiamente en ese monumento a
la ingeniería prog-sinfónica que es la suite homónima de este quinto álbum de
YES, suite que a lo largo de sus 18 ¾ minutos consta de cuatro secciones
sucesivamente tituladas ‘The Solid Time Of Change’, ‘Total Mass Retain’, ‘I Get
Up, I Get Down’ y ‘Seasons Of Man’. Los hábitos de ambos co-autores de
escuchar música de cámara tuvieron mucho peso en los primeros esbozos de esta
suite, pero también la vanguardia electrónica desarrollada por Wendy Carlos
(entonces Walter) sirvió de inspiración para el moldeado de ambientes y
ornamentos del sintetizador Moog. Por supuesto, la exigente y laboriosa magia
del sonido completo llegó de parte del quinteto en pleno, y por eso hay mucho
más que cámara y electrónica en esta gran composición. La guía técnica del siempre perceptivo Offord sirvió como esencial catalizador de la magna obra en ciernes. ‘Close To The Edge’ es,
ante todas las cosas, un monumento al arte del ruido. Tras un ambiente lúdico
de aves cantando plácidamente sobre un trasfondo cósmico emerge un impetuoso y
majestuoso maelstrom que coquetea rabiosamente con el jazz-rock (según palabras
del mismo Howe, “no estábamos influidos
por la Mahavishnu Orchestra pero teníamos mucha admiración y mucho respeto por
esa banda, era ese aspecto ensalzador del jazz lo que nos estimulaba, Bill tiene raíces jazzeras y yo también”), donde la guitarra se erige como voz
cantante y la batería se complace en ornamentar la sólida ingeniería rítmica
con síncopas y parajes ingeniosos. Una vez instalada la primera sección
cantada, el sitar eléctrico se encarga de asentar hermosos juegos armónicos los
aportes de Wakeman al órgano, el pianet y el sintetizador, algo que se
elaborará continuamente a través de diversas progresiones melódicas en las dos
primeras secciones. Las famosas líneas “close
to the edge, down by the river” son originarias de una canción incompleta
que escribió Howe cuando vivía en un departamento frente al Támesis. La tercera
sección ‘I Get Up, I Get Down’ explora esa
mezcla de misticismo y fastuosidad que YES convirtieron en una de sus marcas de
la casa, con el antes mencionado órgano de fuelles de la Iglesia de St.
Giles-without-Cripplegate como instrumento protagónico. En cuanto a los
arreglos corales y el desarrollo del canto central a cargo de Anderson, estos
surgen de la combinación de otra vieja canción inacabada de Howe con un cántico
de Anderson inspirado en el drama de la hambruna de las poblaciones paupérrimas
de África. Para ‘Seasons Of Man’, el grupo retoma el motif rockero de ‘The Solid Time Of Change’ para remodelarlo con un talante
sinfónico químicamente puro, incluyendo un fabuloso solo de órgano Hammond y,
para el final, un regreso a la placidez inicial. Cabe señalar que la idea
inicial para el solo provino de la guitarra de Howe, pero luego se trasladó y
remodeló su esquema para el órgano, el cual le daba un aire más señorial al
asunto. La suite de “Close To The Edge” fue como una manifestación de la faz del mundo ante
sí mismo, un momento de explicitación del alma del universo a fin de impulsar
un autorreconocimiento vital.
El lado B comienza con la bellísima canción ‘And You And I’,
iniciada por Anderson como una suave pieza acústica que él intuía que podía
expandirse hacia algo más grandilocuente. Por si acaso, la temática de la letra de Anderson no es sentimental, como creen muchos, sino de protesta social, y lo ha afirmado él mismo en más de una entrevista. La estructura también
cuatripartita de esta gema (sus secciones se titulan ‘Cord Of Life’, ‘Eclipse’, ‘The
Preacher, The Teacher’ y ‘Apocalypse’, respectivamente) transita entre dos
estrategias bien diferenciadas: cristalinas delicias pastoriles centradas en la
guitarra acústica de 12 cuerdas y los arreglos vocales de turno, portadoras de
una calidez emocional que va a contrapelo con las preocupaciones sociales y
pacifistas que Anderson traduce a su poesía tan particular; intensos viajes
sonoros guiados por capas de mellotrón y efluvios de guitarra pedal steel donde
la parsimonia reinante estimula un dejarse llevar por una iluminación mística.
Wakeman, como siempre, fue el principal guía en la armazón de esta
arquitectura. Según Bruford: “Si
teníamos un problema recurríamos a Rick. Uno decía que tenía esta cosa que iba
por un lado e iba bien encaminada, mas no encajaba bien con esta otra cosa que
también estaba bien y que queríamos usar. Rick proporcionaba la modulación
armónica requerida para hacer la labor de unirlas de una forma suave.” El
mismo Wakeman confirma: “Yo realmente
disfrutaba de hacer este tipo de cosas y siempre me pareció que en ello residía
mi mayor contribución a YES.” Durando poco menos de 9 minutos, la vivaz
canción ‘Siberian Khatru’ se focaliza en la dimensión más puramente rockera del
ideario Yessiano. Co-escrita oficialmente por Anderson, Howe y Wakeman, Bruford
también merecería un crédito extra por haber compuesto la armonía ondulatoria
de guitarra con la que Howe acompaña buena parte las armazones de mellotrón con
las que la canción elabora su motif central. El interludio instrumental tras el
segundo estribillo es magnificencia absoluta: se suceden el sitar eléctrico, el
clavicordio, la guitarra pedal steel y la eléctrica en un despliegue de
fastuoso lirismo que saca buen provecho del tremendamente llamativo swing
principal. También cabe destacar el interludio cantado donde el grupo explora
un esquema sutil antes de la retoma del motif central: los contrapuntos y
complementaciones que se dan entre guitarra, bajo, mellotrón y batería tienen
una compostura literalmente orquestal, vertiendo la extroversión general de la
canción a un dulce jolgorio... y la guitarra casi literalmente baila. Todo funciona
en esta canción sobre el sostén brindado por su mecánica fundacional, la cual
se deja inundar por la poética vitalista hasta el fade-out, y mientras tanto, Howe hace virguerías sublimes como siempre.
La versión de estudio de ‘America’ es el ítem principal
dentro de los bonus tracks de esta reedición, la versión larga de 10 ½ minutos
así como la versión single que se reduce a un espacio de 4 ¼ minutos. Esta
composición de SIMON & GARFUNKEL – uno de los grupos perpetuamente
idolatrados por Squire y Anderson desde su primer encuentro – se convierte en
manos del quinteto en una extravaganza
progresiva con intensos y extensos guiños al country-rock, un campo idóneo para
que Howe se expanda a sus anchas con innumerables solos durante la mayor parte
de los parajes instrumentales, todos ellos encantadores y contagiosos en su
tenor celebratorio. Wakeman ocupa un rol menos rotundo aquí, pero en los momentos
donde gesta duetos con Howe permite al Hammond dar una solidez adicional al
sonido grupal. También hallamos en esta edición (especialmente en el Blu-ray de
bonus) versiones primitivas de las tres canciones del álbum. La suite ‘Close To The Edge’ se siente ya completa en su concepto central y lo mismo pasa con ‘Siberian
Khatru’: es curioso y raro escuchar un solo de Hammond en lugar del de clavicordio en el caso de esta última, aunque también es agradable escuchar algunos arreglos percusivos en el interludio que, según parece, fueron considerados un poco excesivos en la versión final. Pero lo más raro es escuchar el canto de Anderson sin los coros de Howe y Squire. Para el caso de ‘And You And I’, el asunto es más revelador pues hay una estructura distinta en la segunda mitad, con un final orquestal y una mayor presencia de la guitarra eléctrica en desmedro del Moog. El triunfo artístico y comercial de “Close To The Edge” fue pletórico, aunque no totalmente radiante: una nube inocultable de decepción aparecía en el cielo bajo el
cual los YES habían exorcizado a y dialogado con sus musas durante un año y
medio… y esa nube se desdoblaba en las letras de la frase “Bill Bruford se va de
YES”. En efecto, tras concluir las sesiones de grabación de “Close To The Edge”
y a pocas semanas de iniciar la siguiente gira mundial, Bruford pasó a las
filas de KING CRIMSON con un entusiasmo infinito, encontrando su tronco musical
allí, destinado a convertirse en el baterista-percusionista más carismático y
emblemático del amplio legado de esa banda liderada por Robert Fripp. Fripp había convocado a Bruford a unirse a KING CRIMSON en la que entonces era su etapa de remodelación con John Wetton como nuevo bajista-vocalista y el genial John Muir como camarada percusionista. Bruford aceptó la oferta, pero se comprometió con sus todavía compañeros de YES a terminar el nuevo disco con ellos. YES
supuso para el buen Bruford su primera temporada del programa de licenciatura
mientras que en KING CRIMSON completó a aquélla y desarrolló su maestría y
doctorado. En estos últimos días de su membrecía en YES, el colectivo alcanzó su cumbre musical, no se quedó en el mero borde de la misma. En palabras de Rick Wakeman: “Yo
no tenía ni idea de que él quería irse hasta el día en que nos arrojó la
noticia-bomba. Siempre respeté a Bill por su decisión, la cual fue puramente
por motivos musicales, pero me sentí muy frustrado en aquel momento.” Para
Chris Squire, esta decisión le pareció muy extraña, muy confusa, pero… “por supuesto, terminamos reclutando a Alan
White y él ha estado con nosotros desde entonces, así que el asunto no terminó
demasiado mal.” El concierto que dio el grupo en el Aquarius Theater de Boston el
27 de marzo para cerrar su gira estadounidense fue el último con Bruford como
integrante del quinteto afirmativo. El nuevo disco salió al mercado el 13 de setiembre de 1972, en vísperas de la gira mundial de promoción: el antes mencionado Alan White se convirtió en el baterista-percusionista permanente de YES desde entonces, lo cual prueba que la situación de emergencia se manejó muy bien.
Aquí
concluye nuestro balance de este periodo de crecimiento y asentamiento de uno
de los más notables paradigmas del rock progresivo sinfónico: YES. El énfasis
afirmativo de su nombre (propuesto por el guitarrista original Peter Banks)
encarnó algunas de sus máximas expresiones de celebración del ritmo, la
exaltación de vivir y la espiritualidad en esta trilogía de “The Yes Album”, “Fragile”
y “Close To The Edge” que acabamos de repasar. Gracias infinitas y eternas a
todos los músicos asociados a esta tríada dorada del rock británico de los 70s.
Muestras
de YES.-
Yours
Is No Disgrace: https://www.youtube.com/watch?v=aVXMivGU1zE
Starship
Trooper: www.youtube.com/watch?v=DKftiJS30Cs&t=2m37s
A Venture [versión extendida]: https://www.youtube.com/watch?v=W8iDFIgnaus
Roundabout: https://www.youtube.com/watch?v=PaNvyDfJjLE
Long Distance Runaround + The Fish (Schindlaria
Praematurus): https://www.youtube.com/watch?v=tUcQaaf5WOc
Mood For A Day: https://www.youtube.com/watch?v=OrJsgdjOqGY
Heart Of The Sunrise + We Have Heaven (Reprise): https://www.youtube.com/watch?v=7WDkdZ6QvXY
South Side Of The Sky [mezcla temprana]: https://www.youtube.com/watch?v=5wP0L9zcHA4
And You And I: https://www.youtube.com/watch?v=H-rdL2KkvzY
And You And I: https://www.youtube.com/watch?v=H-rdL2KkvzY
Siberian Khatru: https://www.youtube.com/watch?v=JCXEsysLfDQ
America
[vídeo-clip]: https://www.youtube.com/watch?v=Q0JkTIKm2iY
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