Saturday, December 16, 2023

Convergencia de presente y futuro en el cosmos musical de HAWKWIND



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Esta reseña es un poco tardía, pero llega con toda la honestidad del caso: se trata de nuestra apreciación sobre “The Future Never Waits”, el que hasta ahora es el último trabajo de estudio de la legendaria banda británica HAWKWIND. Su disco de estudio #35, si es que tomamos en cuenta algunos discos firmados por THE HAWKLORDS, CHURCH OF HAWKWIND y HAWKWIND LIGHT ORCHESTRA. “The Future Never Waits” se publicó a fines del mes de abril de 2023, tanto en CD como en doble vinilo, por el sello Cherry Red Records. La alineación de HAWKWIND contiene a su eterno líder (ya octogenario) Dave Brock al canto, las guitarras, el sintetizador y algo de teclados, un rol múltiple que es replicado por Magnus Martin, quien también toca un poco de bajo; los otros integrantes son Thighpaulsandra [teclados y sintetizadores principales], Doug MacKinnon [bajo] y Richard Chadwick [batería y canto]. El verdadero nombre de Thighpaulsandra es Timothy Lewis y tiene por sí mismo una larga ccarrera dentro de la electrónica y la vanguardia rockera británica del nuevo milenio, habiéndose unido a HAWKWIND en el año 2021. El grupo se hizo cargo de la producción del disco mientras que Brock y Martin fueron los responsables de la ingeniería de sonido en las sesiones de grabación. Repasemos ahora los detalles estrictamente musicales de “The Future Never Waits”.


Los primeros 10 ¼ minutos del repertorio están ocupados por la pieza homónima. ‘The Future Never Waits’ exhibe unas vibraciones futuristas donde la dinámica propia de lo cibernético se impulsa hacia climas etéreos donde el discurso del space-rock se inserta íntegramente en una grácil aureola cósmica. A través de los ribetes permanentemente mecanicistas que operan en el esquema rítmico, el ensamble sabe darle una frescura espiritual al entramado instrumental. En los últimos minutos, se da un viraje sutil hacia climas flotantemente ceremoniosos, los cuales terminan aterrizando en una calma casi onírica. A continuación, llega el turno de ‘The End’, una expresión de ímpetu rockero machacón que se siente muy a gusto como portadora de la leyenda de HAWKWIND durante la fase 1972-75. Los riffs contundentes y las ventiscas cibernéticas se asientan cómodamente sobre una poderosa ingeniería rítmica; la última intervención del sintetizador aporta un cálido colorido al asunto. ‘Aldous Huxley’ es un instrumental con muchos ribetes cinematográficos, los cuales comienzan con un aura intergaláctica y derivan hacia un pasaje de piano bastante evocador, siendo así que su lirismo se explaya por todo el ambiente. Mientras tanto, se dejan oir varios soliloquios. ‘Theyre So Easily Distracted’ es la pieza más extensa del álbum con sus casi 10 ½ minutos de duración. Tiene una brillantez única al saber combinar la artesanía estilizada del rock progresivo, los ornamentos electrónicos del space-rock y las conmociones señoriales del jazz con impoluta fluidez. El piano, con sus florituras, dirige al encuadre instrumental íntegro con gran inteligencia lírica mientras asienta las bases del cuerpo central con rotunda firmeza: casi parece que hibésemos entrado por error en el universo de CLEARLIGHT. El bajo opera con una razonable dosis de sofisticación mientras las capas sintetizadas y, ocasionalmente, la guitarra, van dando vueltas en torno a los vuelos del piano. ‘Rama (The Prophecy)’ regresa a la lógica de lo machacón con una aureola preciosista que resulta idónea para concretar la magia cautivadora inherente al motif central. Estamos regresando a esa etapa 1974-75 en la que el paradigma de HAWKWIND acogió una estrategia de pulcritud progresiva. El esquema sónico se siente muy actual, casi como un recordatorio de cuál es la fuente de inspiración para el stoner y la psicodelia pesada de nuestros días. Dos cénit consecutivos. 
 
  

‘USB1’ regresa de lleno a la electrónica sofisticada y lo hace con una espiritualidad reposada que se deja alimentar con grooves de tenor jazz-rockero; esta espiritualidad se reviste, en ciertos pasajes estratégicos, de una comedida dosis de intensidad rockera que, en lugar de garra, añade texturas vivaces al paisaje sonoro general. Es como si se diese una simbiosis entre los PINK FLOYD de 1975 y los DJAM KARET de la fase 1989-2001 bajo la veterana guía del Sr. Brock & co. ‘Outside Of Time’ despliega una amalgama de señorío y densidad mientras prosigue por la senda de ensueño cibernético ya transitada por el tema precedente. Una vez finiquitados los ensueños evocados en ‘USB1’, el colectivo de HAWKWIND nos confronta con el fulgor directo de la mañana mientras aborda una mirada moderadamente melancólica al panorama del nuevo día. Las orquestaciones de teclado que entran a tallar durante los dos últimos tercios añaden una poderosa gama palaciega de tonalidades a la maraña gestada por los músicos. Cuando llega el turno de ‘I’m Learning To Live Today’, el grupo vira hacia el camino del stoner con miras a ampliar los espacios expresivos de las guitarras duales; hay dejos arábigos en las armonías básicas del motif central, algo que nos remite a esa época inicial de 1970-72. El vitalismo patente en la campiña rockera ahora gestada asume un aire un tanto solemne merced al groove razonablemente contenido y sofisticado que arma la batería. Así las cosas, los sintetizadores pueden buscar algunos espacios por donde hacerse notar en medio de la musculatura rockera en curso, y, mientras tanto, el bajo crea unas líneas bastante ingeniosas con las cuales puede jugar a lo largo de los 8 minutos y pico que dura el tema. Como contraparte del segundo tema del álbum, el penúltimo se titula ‘The Beginning’, y aprovecha su generosa extensión de poco más de 8 ¼ minutos para explayarse en dos partes muy distintas. La primera consiste en un vuelo instrumental donde las vibraciones cibernéticas se tornan absorbentes y totalitarias, creando una neblina grandilocuente y, hasta cierto punto, turbulenta. La segunda parte es una balada de tenor reflexivo que va, poco a poco, creando un ambiente de radiante serenidad en torno a sí. ‘Trapped In This Modern Age’ cierra el álbum con un guiño al lenguaje del pop psicodélico de fines de los 60; la alevosa ingenuidad del esquema melódico es un claro indicio del deseo de terminar el álbum con un aire optimista no exento de juguetona ironía.


Todo esto es lo que se nos brindó en “The Future Never Waits” desde los cuarteles del inmortal ensamble HAWKWIND, leyenda viviente del space-rock que ha sabido hacer converger presente y futuro dentro de su actual enfoque musical. Nos parece uno de sus mejores discos desde la década de los 80, y tengamos en cuenta que el grupo ha experimentado un nuevo vuelo de creatividad desde aquella época entre 2007 y 2012 cuando Tim Blake (quien se dio a conocer en GONG) formó parte de la banda como integrante fijo. Eso sí, lo del título de este disco que acabamos de reseñar es una verdad como la copa de un pino porque ya la gente de HAWKWIND ha anunciado el final de las sesiones de grabación de su próximo disco de estudio, cuya publicación está cronogramada para el primer tercio del próximo año 2024. Estemos atentos; al fin y al cabo, el futuro siempre llega sin hacerse esperar, ¿no?
 
 
Muestras de “The Future Never Waits”.-
They
re So Easily Distracted: https://hawkwindofficial.bandcamp.com/track/they-are-so-easily-distracted

1 comment:

Anonymous said...

Gracias por la reseña