Friday, November 29, 2024

Comienza el florecer del trío avant-jazz-rockero noruego LOTUS


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hay una nueva banda de música avant-jazz-rockera en la escena noruega de nuestros días y se llama LOTUS; su disco de debut “Synthbuljong” fue publicado por El Paraiso Records a fines de agosto pasado. LOTUS es un proyecto iniciado por al baterista-percusionista Olaf Olsen tras salir de las filas de NEEDLEPOINT. El ensamble se completa con Chris Holm [bajo], Signe Emmeluth [saxofón alto] y Karl Bjorå [guitarra y efectos]. El penúltimo de estos integrantes mencionados es de nacionalidad danesa, pero con una larga residencia en Noruega. “Synthbuljong” fue publicado en vinilo verde, de hecho, el color verde invade casi todos los espacios del arte gráfica. Hay partes de estudio y otras en vivo dentro del repertorio del disco que hoy comentamos: aquellas se registraron en el Juke Joint Studio de Notodden, mientras que éstas proceden de una edición reciente del festival Nattjazz que tiene lugar en la localidad de Bergen. Los ulteriores procesos de mezcla y masterización tuvieron lugar en el Monkeybar Studio de Skarnes. Veamos ahora los detalles estrictamente musicales del disco. 
 

La pieza homónima ocupa los primeros 8 ½ minutos (y un poco más) del disco. Lo que principalmente caracteriza a '
Synthbuljong' es su eficaz manera de conjurar la idea de aventura sónica con bizarro vigor, siendo así que a poco de instaurar la batería el ágil groove general, el saxo y la guitarra se disponen a dialogar desafiantemente en un tumulto aguerrido y muy abierto a las disonancias arcanas dentro de una cruza entre el punk-jazz y el SUN RA más tribal; mientras todo esto tiene lugar, el bajo realiza unas líneas ingeniosas que enriquecen el panorama con total eficacia. Los ornamentos percusivos añaden una extraña exuberancia al asunto, el cual tiene una sección final donde la creciente sofisticación del groove permite a la banda aliviar relativamente las predominantes vibraciones incendiarias. ‘Ballade’ sigue a continuación para invitarnos a entrar en la dimensión más introspectiva del cosmos musical del cuarteto. Se trata de un ejercicio de suprema solemnidad enmarcada en una atmósfera meditabunda que nos remite a los legados de Keith Jarrett y del Miles Davis de fines de los 60. Sólo en las últimas instancias de esta pieza se propone el ensamble poner sobre la mesa sus recursos más intensamente expresionistas bajo la firme guía del saxofón. Toda la segunda mitad del repertorio está ocupada por el maratónico tema ‘Synthguitar’, que dura 17 minutos y pico. Su primera sección se arma sobre un medio tiempo para organizar un elegante jam que suena a un viaje a esa época 1964-66 de Coltrane, pero a través de un filtro ligeramente enfocado en el estándar de Coryell. A poco de pasada la frontera del cuarto minuto, la banda vira hacia una suerte de deconstruccionismo en clave de free jazz para impulsarse hacia una vivacidad tan tormentosa como inescrutable; es en este momento que la guitarra, con la ayuda de la calculadamente anárquica proyección de la batería, pasa al frente del ensamble. Durante toda esta pugna por encontrar un ansiado momento de descanso, el saxo aprovecha una vía de inserción para compartir el núcleo central con la guitarra. Poco antes del minuto 11 llega ese breve lapso de remanso que permite a la banda estructurar un nuevo jam en clave de free jazz, pero esta vez, con una vitalidad más guarnecida sobre el armazón dual de líneas de bajo y efectos cibernéticos de la guitarra; es aquí que el saxofón acoge de buena gana su nuevo rol protagónico mientras la batería se resuelve a articular un swing hiperbólicamente sofisticado. El fragor precedente recibe, en cierta medida, una renovación sustentada sobre un esquematismo ingenieril que se emparente fácilmente con lo que hacen colectivos como FIRE! y LED BIB. Ya todo está bien focalizado como para que las llamas sigan alimentando el surrealista y combativo entramado sonoro que tiene a cargo la misión de concluir las cosas con un clímax contundente.

Todo esto fue “Synthbuljong”, una estupenda carta de presentación de LOTUS para el escenario del jazz-rock experimental de nuestros días. Las generosas dosis de vigor y espíritu aventurero que hay en los temas contenidos en este disco lo convierten en un ítem totalmente recomendable para cualquier buena fonoteca actualizada de jazz y rock. 
 
 
Muestra de “Synthbuljong”.-
Synthguitar:  https://www.youtube.com/watch?v=YVZQVi3CUZY


[Dedicamos esta reseña a Santiago Tuesta como agradecimiento por habernos mostrado este grupo.]

Wednesday, November 27, 2024

Riesgo y triunfo de la asociación de BEAT LOVE ORACLE con LIANG-YU WANG

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy damos una visita al mundo musical del infatigable cuarteto jazz-progresivo belga BEAT LOVE ORACLE y nos topamos con que su último trabajo es fruto de la colaboración con la pianista taiwanesa LIANG WU-YANG. En efecto, el cuarteto conformado por Frank Nuyts [marimba y sintetizadores], Frank Debruyne [saxofones], Stijn Deldaele [bajo] y Ronald Dhaene [batería y multipad] se asoció con la mencionada pianista taiwanesa para gestar “Radical Risk”, un disco publicado por el sello español áMARXE Records el pasado 4 de octubre. Con una constante y persistente carrera fonográfica tras de sí como un ensamble líder dentro de la avanzada jazz-progresiva belga en estos último años, ahora los BEAT LOVE ORACLE se asocian con la virtuosa dama LIANG WU-YANG para darle un giro renovado a su discurso. Siendo Nuyts, como suele ser la norma, el autor de todo el material aquí contenido, ahora debe repartir los espacios de lucimiento de su arsenal de percusiones tonales con las enérgicas expresiones del piano de la nueva compañera de viaje, lo cual ya invita a gestar una fastuosidad flamante y lozana para el sonido colectivo. Adelantamos que esta meta trazada para “Radical Risk” se cumple con eficiente cabalidad, pero más adelante hablaremos sobre los detalles de este triunfo fonográfico. El disco que hoy reseñamos fue grabado en GC De Kriekelaar, Bruselas, fungiendo Jeff Nuyttens como ingeniero de sonido; también él se hizo cargo de la producción y la masterización. La imagen de la portada es de la autoría de Buyts, mientras que el diseño gráfico fue realizado por Iago Méndez Suazo. Ahora veamos lo que nos depara el repaso de “Radical Risk”.


Durando casi 5 minutos, ‘Bar Foot’ abre el repertorio con una prestancia imponente que se se basa mayormente en la refinada habilidad de ir surcando los parajes enrevesados del bosque melódico desarrollado para la ocasión con impoluta fluidez. Los muy ocupados fraseos del piano encuentran su socio perfecto en el dúo rítmico mientras el saxo y la percusión tonal, manteniendo cada uno su posicionamiento individual en simultáneo con su conexión con la labor grupal, van llenando espacios dentro de la arquitectura temática. Hay un talante patentemente ingenieril en esta composición, y aún así, aunque parezca contradecir estereotipos hermenéuticos, también hay una abundante frescura expresiva que hace que todos los recovecos sonoros ostenten una irresistible calidez. Tras este excelente punto de arranque llega el turno de la pieza individual más extensa del disco, ‘Hammer Abandon’, la cual dura poco menos de 9 minutos. Todo empieza con un groove más relajado bajo la dirección del piano, siendo así que varios de sus fraseos nos remiten al legendario paradigma de un Keith Jarrett. Eso sí, no tardan mucho en emerger las variantes jazz-progresivas con las que el ensamble quiere articular una aureola de sofisticada algarabía. El tenor fulguroso de las interacciones instrumentales se apoya en la polivalente ingeniería rítmica; de paso, tenemos un hermoso solo de saxofón que ostenta un riguroso señorío en alguna parte del último tercio, lo cual obliga a los demás instrumentos a aumentar su nervio. El calmo epílogo es el cierre perfecto para este cénit del álbum. Los tres siguientes temas conforman sendas partes de la suite homónima. ‘Radical Risk Part 1’ dura poco más de 9 ½ minutos y es la parte más larga. Desde el primer instante se nota que recibe abiertamente los ecos gozosos del cuerpo central del tema #2, a la par que le añade su propio enfoque sofisticado a la prestancia extrovertida que guía consistentemente al desarrollo temático. He aquí el eslabón perdido entre Zappa y Corea con detalles adicionales del patrón del segundo álbum de NATIONAL HEALTH. El piano de LIANG-YU WANG y el saxo alternan momentos de protagonismo mientras la percusión tonal se encarga de las tonalidades precisas para ornamentar varios pasajes del enfoque melódico así como del swing. Una mención especial va para el flotante solo de piano que precede a la sección epilogar: ¡es simplemente genial!

‘Radical Risk Part 2’ se inicia con una exhibición ingenieril de síncopas y fraseos de piano cuyos devaneos disonantes exorcizan lo misterioso y evocan lo inquietante, siendo así que con el ingreso del saxofón se introduce un moderado colorido. Ya se anuncia que el piano será el ítem motivador de la expresividad grupal. Estando lo extrovertido ahora atenuado, lo solemne pasa a ser el aspecto predominante de la arquitectura melódica. ‘Radical Risk Part 3’ se centra mayormente en la remodelación de las vibraciones palaciegas de la Parte 1 mientras acoge algún impacto de los vértices solemnes que marcaron primordialmente a la Parte 2: es por este último detalle que nos toma por sorpresa la prolongación de la sombría nota inicial, pero muy pronto se agitan las cosas para demostrar que la lógica del expresionismo es la que va a diseñar la mayor parte de los trazos de la senda musical planificada para la ocasión. Las vibraciones jazz-progresivas de esta composición tienen un proceso de intensivas variaciones; la pieza ostenta un dinamismo bien esquematizado y sirve para poner a prueba a la dupla rítmica a lo largo de los recovecos temáticos que se van armando e hilando a lo largo del camino. Posiblemente sea el cénit de la suite, al menos, eso nos parece. ‘19th Sonate Part 4’ es la pieza encargada de cerrar el repertorio y se basa exclusivamente en un despliegue expresionista del piano a través del cual se conjura, por partes iguales, a la exaltación y a el nerviosismo a fin de que se fusionen en una única fuente de energía musical. Toda esta belleza fue la que se nos brindó en “Radical Risk”, un disco de riesgo y triunfo para la asociación de los belgas BEAT LOVE ORACLE con la virtuosa taiwanesa LIANG-YU WANG.
 
 
Muestras de “Radical Risk”.-
Bar Foot: 
https://amarxe.bandcamp.com/track/bar-foot

Monday, November 25, 2024

RAGNARÖK de 1976 a 1981: una peculiar trayectoria dentro de la primera generación progresiva sueca



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión echamos un vistazo a la lejana década de los 70 para revisar los tres primeros discos de RAGNARÖK, uno de los grupos más versátiles y creativos dentro de la primera generación progresiva de Suecia, una banda que fue tan inestable en sus alineaciones como ingeniosa a la hora de reinventar sus pautas estilísticas con cada nuevo disco. Los orígenes de RAGNARÖK se remontan al año 1972 cuando el guitarrista Peter Bryngelsson, el bajista Staffan Strindberg y el guitarrista-flautista-saxofonista Henrik Strindberg decidieron fundar este colectivo en la localidad de Kalmar. La propuesta musical de RAGNARÖK siempre ha dado prevalencia a lo evocativo dentro de un discurso musical que se inició como una convivencia lírica y contemplativa entre los encauzamientos folclórico y jazz-rockero del estándar progresivo, siendo así que a partir del tiempo de su tercer disco, el aspecto de músculo rockero fue ganando presencia. Comenzamos con nuestra revisión del álbum homónimo de debut “Ragnarök”, que fue publicado en febrero de 1976 por el sello Silence Records (el mismo para todos los discos que hizo el grupo en su primera fase). La alineación responsable de la gestación de este álbum constó de Peter Bryngelsson [guitarras acústica y eléctrica], Henrik Strindberg [guitarra eléctrica, flauta, flauta dulce y saxofón soprano], Peder Nabo [flauta, pianos acústico y eléctrico, y guitarra acústica], Staffan Strindberg [bajo], Lars Peter Sörensson [batería] y Stefan Ohlsson [batería y guitarra acústica]. El hecho de que RAGNARÖK se haya convertido en sexteto a la hora de hacer realidad su primera presencia en el menrcado fonográfico se debe a los constantes diálogos y acercamientos con otros músicos de las áreas culturales de su país. Tras pasar varios años tocando en escuelas, centros universitarios y hasta prisiones, además de formar parte de eventos teatrales infantiles y vanguardistas, la efervescencia grupal se mantenía constantemente viva. Eso sí, esta facilidad para encontrar lugares donde tocar y crear música no fue equivalente a una facilidad para encontrar un accesible contrato de grabación... pero al final se logró. El disco fue grabado en los Decibel Studios, ubicado a las afueras de Slussen, importante centro ferroviario y portuario de Estocolmo, siendo el ingeniero Anders Lind. La evocadora portada pue hecha por Annika Liepa.  


El disco comienza con un candor embrujador: es prácticamente ineludible la magia bucólica que emite la pieza de apertura ‘Farvel Köpenhamn’ a través de sus pulcros arpegios de guitarras acústicas y los calculadamente tenues retazos de guitarra eléctrica que emulan un híbrido de flauta rústica y viola. Una epifanía que destila una sensación de esperanzada alegría bajo un manto de melancolía meditabunda, el sonido de la emancipación personal que echa una última mirada agradecida a los momentos más alegres del ayer. ‘Promenader’ permanece en este lindero evocativo, pero esta vez con un talante más urbano; de hecho, su esquema está más tirado hacia un jazz-prog suave, abiertamente melódico, con ciertas cadencias blueseras sostenidas por los flotantes diálogos entre las guitarras eléctricas y el piano eléctrico. El último solo de guitarra está elaborado en base a fraseos ensoñadores. Se aprovecha muy bien el espacio de más de 4 
½ minutos que se da a este tema. El factor pastoral regresa a la escena con el tema ‘Nybakat Bröd’, ejecutado a partir del delicado y envolvente entramado de guitarras acústicas y flauta. A mitad de camino surge una breve irrupción de acordes disonantes de guitarra eléctrica y susurros medio dadaístas, un truco raro pero efectivo a la hora de instalar algo de misterio en medio de la general sencillez bucólica. ‘Dagarnas Skum’ prosigue con este zigzag de lo pastoral y el jazz-prog al centrarse en una priorización de este segundo factor por vía de un enfoque ensoñador. Si el lector se imagina una cruza entre la faceta más lánguida del BO HANSSON de “Lord Of The Rings”, el aspecto intimista de los PINK FLOYD de 1970-71 y el FOCUS más romántico, podrá hacerse una idea muy aproximada de la esencia nuclear de esta pieza. Tratándose del tema más largo del disco (dura 8 minutos y pico), provee al personal de RAGNARÖK de un amplio espacio para dar rienda suelta a su habilidad para crear ambientes reflexivos y, hasta cierto punto, jugar con lo épico. Casi parece como si el grupo estuviera estableciendo algunos nexos estilísticos con sus vecinos finlandeses de FINNFOREST.
 
 

‘Polska Fran Kalmar’ es una miniatura de flauta que opera como un preludio a ‘Fabriksfunky’, un guiño que hace el grupo a la faceta más relajada de BRAND X y a la dimensión más estilizada de los WEATHER REPORT de 1974, aunque adecuando este esquema de trabajo a su propia esencia ensoñadora e introspectiva. En general, si bien los temas pastorales cuentan con expansiones adecuadas para reflejar cautivadoras ideas melódicas, la visión musical de RAGNARÖK halla en sus momentos más jazzeros el área de expresividad mejor cohesionada. De hecho, da la sensación de que tanto ‘Promenader’ como ‘Fabriksfunky’ daban para absorber y asimilar arreglos más expansivos para acentuar más fehacientemente el gancho inherente a ciertos índices melódicos usados allí. En fin, tras esta esta apreciación contrafáctica, seguimos con el disco y nos topamos con ‘Tatanga Mani’, una pieza cuya primera mitad se centra en un hermoso pasaje de guitarra acústica donde se fusionan lo pastoral y lo impresionista, para luego virar hacia un nuevo ejercicio de jazz-prog melancólico, esta vez con tonalidades directamente vinculadas a la faceta introvertida de FOCUS (una vez más). ‘Fjottot’ es la pieza más frívola del disco, estando basada en un breve juego de acordes de piano eléctrico al compás estandarizado del Charleston. Nunca osaríamos usar esta descripción con una intención peyorativa: esta pieza es necesaria para añadir un color novedoso al paisaje general del álbum. Le sigue la solemne ‘Stiltje – Uppbrott’, la cual comienza con una breve introducción romántica de piano y prosigue con un motivo bucólico marcado por un diálogo entre guitarra acústica y flauta. La coda nos lleva a un inesperado pero bien inspirado motif de inspiración renacentista. ‘Vattenpussar’ ocupa los últimos 4 minutos del disco: el etéreo casamiento de guitarra y piano eléctricos emula sonidos de gotas de agua cayendo sobre una superficie acuosa (el título significa Piletas de agua). Una vez que el ensamble se une en bloque, el asunto se pone en clave de jazz melódico, dando pie en cierto momento al lucimiento del saxo soprano en un cuidadosamente controlado despliegue de vivacidad emocional. Un hermoso final para un hermoso disco. En ediciones posteriores de CD, aparece el bonus track 
‘Du Och Jag’, que es un breve y atractivo ejercicio jazz-progresivo con presencia preferencial de las guitarras eléctricas.


No fue hasta el año 1979 que se concretó el segundo disco de RAGNARÖK: “Fjärilar I Magen”. Para entonces, el grupo operaba como el quinteto de Dan Söderqvist [guitarras], Peder Nabo [flauta, pianos y percusión], Kjell Karlgren [saxofones, piano y sintetizador], Peter Bryngelsson [bajo y guitarras] y Thomas Wiegert [batería, glockenspiel y otras percusiones]: esta formación se inició en 1978 y durará hasta 1980. El material aquí contenido fue grabado también en los Decibel Studios, estando Bent Göran Staaf a cargo de la ingeniería de sonido. La muy teatral portada es de la autoría de Ann Granhammer; el propio Nabo se hizo cargo del arte gráfica. El repertorio de este segundo disco del remodelado grupo comienza con ‘Adrenalin’, una miniatura de poco más de minuto y medio consistente en un jam de rock pesado a medio tiempo con un gancho sencillo y un filo bien definido; con otro arreglo, hubiese funcionado muy bien en algún disco de BLACK SABBATH de la fase 1972-75. De esta manera, se abre camino ‘Första Ön’, una pieza totalmente distinta que comienza con un sección de piano de talante impresionista con alusiones jazzeras, siendo así que los retazos flotantes de guitarra y los sutiles redobles de batería que pronto emergen logran sembrar el terreno para la emergencia de un inspirado despliegue de fastuosidad jazz-progresiva. Una vez bien centralizada en la actividad del ensamble íntegro, el motif central se sitúa cómodamente en un punto intermedio entre el patrón de FINNFOREST y el paradigma de RETURN TO FOREVER. Cuando emergen el piano eléctrico y ciertos ornamentos percusivos, la pieza adquiere una renovada agilidad sin modificar su swing. ‘Östen Är Röd’ sigue a continuación para meterse más a fondo en la faceta introspectiva de la banda, recuperando parcialmente el talante bucólico que fue tan prevalente en el primer álbum, pero se impone una mezcla de jazz-prog y psicodelia en los arreglos con los que se organiza el gentil desarrollo melódico creado para la ocasión. El hecho de que las dos guitarras eléctricas vayan hilando los sucesivos motivos y calculen los momentos en los que guardan y manifiestan sus variables expresivas muestra claramente que estamos ante un nuevo RAGNARÖK. La sorpresa que causó la breve pieza de entrada es reemplazada por una actitud de redescubrimiento en la mente del oyente empático.
 
 

‘Var Glad Var Dag!’ aprovecha su espacio de poco más de 4 minutos para dejar una fuerte huella de colorido sonoro con sus rotundas vibraciones melódicas que se sitúan en una pulcrísima ingeniería prog-sinfónica donde el delineamiento temático se asienta rápidamente. El groove jazz-rockero de la batería y el vigor de la guitarra aseguran la concreción de los recursos de vitalidad y dinamismo que el potencial vivaz de la composición exige desde sus entrañas. La segunda mitad del álbum se inicia con su segunda pieza más larga, ‘Blåmolnfolket’, la cual dura alrededor de 8 ¼ minutos. Aquí sí se da un reencuentro directo con las exploraciones bucólicas del primer álbum, dándoles una ambición expresiva nueva que se basa en lo introspectivo. El desarrollo temático de la primera sección es calmo y se deja arropar por una atmósfera mística, siendo ésta capaz de abrir espacio a la claridad de expresión para todos los instrumentos actuantes. Se notan las confluencias con JADE WARRIOR. La segunda sección emerge a poco de pasada la frontera del quinto minuto, siendo así que el ensamble vira hacia un encuadre progresivo sobre el groove marcial de la batería. El solo de guitarra es tortuoso y misterioso, elaborando fraseos intrigantes que se sitúan en un punto intermedio entre los patrones de Hackett y Oldfield. Las cadencias exóticas que emanan de la flauta en un momento ulterior guían a la pieza hacia su desvanecimiento en el éter nocturno con un talante sereno. ‘Brushanespel’ es un breve ejercicio reconstructivo de los ambientes antes predominantes en ‘Östen Är Röd’, con la salvedad de que aquí hay un poco más de musculatura. Los últimos 9 minutos de “Fjärilar I Magen” están ocupados por ‘Vattenytor’, un tema que nos devuelve a la faceta introvertida del ideario grupal. La pieza se detiene bastante en sutiles retazos de calor hasta que la batería emite unos golpes efectistas para imponer efímeras inflexiones de urgencia a la instrumentación, como algo que se agita en momentos estratégicos para soltar un poco de fulgor que ya no quería permanecer totalmente oculto; no se cambia de dirección, pues el espíritu de la pieza permanece enraizado en lo introspectivo. El flujo de la corriente de un riachuelo nos acompaña por un largo rato para el epílogo.


“Fata Morgana” es el tercer ítem que repasamos en esta retrospectiva. Publicado en febrero de 1981 por el sello Silence Records (como siempre), fue grabado y mezclado en el Silence Studio entre noviembre de 1980 y enero de 1981, estando Anders Lind a cargo de los aspectos técnicos de estos procesos. El personal de RAGNARÖK consta ahora de Peter Bryngelsson [guitarras, teclados, xilofón, buzuki, glockenspiel y tambor africano], Magnus Jarlbo [trompeta, fliscorno y teclados], Kjell Karlgren [saxofones, flauta, teclados y pandereta], Per F. Andersson [bajo, xilofón, glockenspiel y kalimba] y Thomas Wiegert [batería, xilofón y cabasa]. Adicionalmente, participa a veces el invitado Peder Nabo a las percusiones y la flauta dulce. Con sólo leer los ítems de esta nuevamente renovada logística instrumental del grupo se puede adivinar que se está gestando una senda importante de evolución estilística. Karlgren es el autor de la foto de la portada donde aparece un mimo aristocrático. La dupla de ‘Midvinterblot I’ y la pieza titular pone rumbo a las cosas. El primero de estos temas mencionados muestra una exuberante arquitectura donde la amalgama de instrumentos actuantes encuentra una base en las vibraciones de las percusiones tonales mientras la guitarra, los vientos y el sintetizador van elaborando intrigantes ornamentos que nos remiten, en cierta medida, a los SAMLA MAMMAS MANNA de fines de los 70 (rebautizados como ZAMLA MAMMAZ MANNA). De este modo, ‘Fata Morgana’ se instala cómodamente sobre los cimientos musicales que le permiten expresar un nuevo tipo de energía desde el que se renueva notoriamente el paradigma de la banda. El jam inicial en clave de blues es manejado con un aura sofisticada que se deja empapar por matices progresivos de talante Crimsoniano, mientras que el motif intermedio se enfila por un esquema jazz-fusionesco al modo de lo que venían haciendo los GONG dirigidos por el maestro Pierre Moerlen. El vigor del saxofón a través de su largo espacio de lucimiento le permite hablar de tú a tú con la guitarra que se había situado en el centro protagónico en la primera instancia y que también habrá de marcar el camino hacia el epílogo. Realmente la gente de RAGNARÖK se sentía cómoda en esta nueva instalación situada a años luz de su álbum de debut. ‘Jatora Em Bak’ sigue a continuación para seguir ahondando en ese factor fusionesco con una musculatura muy llamativa, haciendo que el estándar del jazz-rock asuma un ropaje convincentemente aguerrido. Los arreglos de metales conforman el pilar de prestancia para el realce del gancho ínsito en la pieza.

 

‘Jatora Em Bak’ sigue a continuación para seguir ahondando en ese factor fusionesco con una musculatura muy llamativa, haciendo que el estándar del jazz-rock asuma un ropaje convincentemente aguerrido. Los arreglos de metales conforman el pilar de prestancia para el realce del gancho ínsito en la pieza. ‘Vild Av Friden’ vira hacia una espiritualidad serena y contemplativa mientras mantiene el vigor jazz-progresivo heredado de la pieza precedente; también se nota una sutil adición de texturas pastorales en el hermanamiento de las escalas de las guitarras eléctrica y acústica. Mientras tanto, el saxo se sitúa al frente del entramado musical con una muy señorial expresividad. ‘Leningrad I & II’ dura alrededor de 9 ¼ minutos y es el tema más extenso del disco. En efecto, tal como lo indica su título, se trata de un viaje musical de dos paradas. La primera está ambientada en una amable atmósfera bucólica que nos remite a ese factor evocador del primer álbum, aunque con una suntuosidad más barroca en el arreglo global. La segunda cambia notoriamente de registro para gestar un híbrido de sinfonismo y space-rock cuya estructura se basa en un crescendo donde el sustento rítmico se hace cada vez más robusto. El inicial gobierno de la percusión tonal en el armado del groove cede pronto el mando a una enérgica batería que sabe que tiene que mantener a un enclave sonoro portador de una majestuosa y vehemente vitalidad. Imaginemos una cruza entre los YES de 1974 y el STEVE HILLAGE de 1976 y nos podremos hacer una idea de lo que sucede aquí. Es todo un clímax del álbum y tras él llega el turno de ‘Midvinterblot II’, tema que transita por una senda afín a la de PASSPORT: jazz-fusion barnizado con un gentil preciosismo melódico. Una brisa primaveral tras la nevada aguerrida de la segunda sección de la pieza anterior. ‘Elefanten På Tåget’ tiene un prólogo sigiloso que muy pronto abre campo a otra exhibición de vivaz dinamismo donde lo sinfónico y lo jazz-rockero se congregan bajo una ingeniería sonora potente y lozana. 


El final del repertorio llega de la mano de ‘Eskapage’, un tema marcado por una espiritualidad contemplativa donde las líneas de la trompeta y el enclave percusivo fungen como las columnas del bloque sonoro. Las elegantes florituras del bajo aportan un interesante contrapeso al hidalgo fulgor de la trompeta, siendo así que la ulterior irrupción de la guitarra insufla una peculiar tensión al asunto. Es como si una composición perdida de los JADE WARRIOR de la fase 1971-72 hubiese llegado a las manos de este ensamble y la hubiesen remodelado con su nueva reciedumbre sónica, a la cual le añadieron un cierto matiz Crimsoniano. Qué nos queda sino admitir, en esta sección de la presente retrospectiva, que éste es nuestro disco preferido de RAGNARÖK. Aquí concluye nuestro repaso de los años iniciales de la trayectoria fonográfica de este legendario ensamble sueco que, a pesar de la inestabilidad de sus fuerzas constitutivas, se erigió como una voz muy particular con una muy propia visión ecléctica dentro de la tradición del rock progresivo de su país. El grupo siguió adelante en los 80 con el disco de 1983 “3 Signs”, y ya más adelante, volvió a los estudios en dos ocasiones a través de las dos décadas siguientes: “Well” (1991) y “Path” (2008). En el primero de estos últimos discos no contaba el grupo con ninguno de sus integrantes originarios, pero hay algunos de los que entraron al grupo desde los tiempos de Fjärilar I Magen”, así que las (siempre volátiles) cuestiones de la legitimidad moral cuentan con la debida aprobación. Sea lo que sea que eso signifique. Volviendo nuestra atención al foco de la presente retrospectiva, “Ragnarök”,  Fjärilar I Magen “Fata Morgana son exquisitas obras musicales que sitúan a RAGNARÖK en el panteón de las bandas emergidas en los 70 que merecen una memoria perpetua junto a un lugar en cualquier fonoteca progresiva que se precie de ser buena. 


Muestras de RAGNARÖK (1976-81).-


[Parte de esta retrospectiva está basada en la reseña originalmente publicada en La Caja De Música, enlace: https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/ragnarok_ragnarok.html]
 

Saturday, November 23, 2024

NUBDUG ENSEMBLE: tercer acto de una exquisita propuesta avant-progresiva estadounidense

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión presentamos al proyecto avant-progresivo estadounidense NUBDUG ENSEMBLE y su tercera obra fonográfica, la cual se titula precisamente “Third”. Este colectivo fue fundado por el músico y compositor Jason Berry. Se trata de un álbum conceptual inspirado en la tragedia Julio César del maestro WILLIAM SHAKESPEARE. Además de ser Berry el compositor de todo el material aquí contenidos, se encarga de varios teclados, programaciones, efectos electrónicos e instrumentos adicionales. El resto del personal instrumental consta de: Steve Adams [saxofones sopranino, soprano, alto, tenor y barítono], Jason Bellenkes [clarinete y saxofón alto], Myles Boisen [piano e-bow, guitarra eléctrica, sitar eléctrico y percusión], Sheldon Brown [clarinete bajo y flauta alto], Dan Cantrell [clavicordio], Amanda Chaudhary [teclados, sintetizadores y efectos electrónicos], Mark Clifford [glockenspiel, vibráfono y crótalos], John Ettinger [violín], Chris Grady [trompeta y fliscorno], John Hanes [batería y percusión], Scott Larson [trombón], Crystal Pascucci [cello], Brett Warren [bajo y contrabajo eléctricos] y G. Calvin Weston [batería y percusión]. Además, están las cantantes Jill Rogers y Sami Stevens. Un arsenal suficientemente nutrido para el híbrido de avant-prog y avant-jazz que practica el NUBDUG ENSEMBLE. Ha sido muy recientemente que hemos conocido a este grupo afincado en San Francisco, California, pero este disco publicado el pasado 5 de noviembre es, tal como su propio título lo indica, el tercero de su discografía. Los dos discos anteriores“Volume One: The Machines Of Zero” y “Volume 2: Blame”, los mismos que datan de diciembre del 2020 y diciembre del año siguiente, respectivamente.
 

Tal como se dijo más arriba, “Third” es un álbum conceptual centrado en la trama dramaturgia de la obra Julio César de SHAKESPEARE: de hecho, en el puñado de temas cantados que hay en el repertorio de este disco, se usan pasajes de la obra mencionado para sus letras. La grabación del material aquí contenido tuvo lugar en varias sesiones entre los años 2022 y 2024 en los siguientes estudios: Catsynth HQ (San Francisco), Soundscape Recording Lab (Filadelfia). Guerrilla Recording (Oakland), Bellowhead Music (Los Ángeles) y el propio estudio doméstico de la cantante Sami Stevens. Ella hizo las labores de ingeniería en el registro de sus aportes; en los demás estudios estuvieron a cargo de ello Amanda Chaudhary, G. Calvin Weston, Myles Boisen y Dan Cantrell. Boisen realizó las ulteriores labores de mezcla y masterización. Berry, como líder del ensamble, dirigió todo el proceso musical y, de paso, también se hizo cargo de la nutrida arte gráfica (que incluye un pequeño póster). Ya es hora de repasar los detalles del repertorio. La dupla de ‘Third Overture’ y ‘But In Ourselves’ abre el álbum con un encanto muy particular. La pieza inicial ostenta una espiritualidad solemne donde se plasma un sombrío ejercicio de sutilezas que rayan con el minimalismo. De este modo, ‘But In Ourselves’ establece un groove ágil cuyo potencial extrovertido es eficazmente concretado por las intervenciones vocales y los arreglos de viento. La dupla rítmica opera dentro de un exquisito cruce entre lo vigoroso y lo refinado, resultando todo en un híbrido entre los HENRY COW de 1978 y el ZAPPA de 1972. ‘Put It By Thrice’ consiste en un viaje instrumental sumamente sofisticado donde el colorido sónico de la pieza precedente se proyecta hacia una dosis mayor de intensidad, algo que se refuerza con el solo de guitarra que guía a la sección epilogar. ‘The Ladder’ se enfila hacia nebulosos climas otoñales para armar un cuerpo central grácilmente instalado sobre un esquema rítmico inusual. El vitalismo contenido se moviliza muy bien a través de las cuidadas variantes de ambiente. Todo suena como una composición perdida de PORTISHEAD que fue remodelada por THINKING PLAGUE.


Cuando llega el turno de ‘Count the Clock’, nos topamos con que el grupo ha decidido explorar el área del jazz-fusion con un talante juguetón que se sitúa a medio camino entre los paradigmas de HAPPY THE MAN y FROGG CAFÉ. Un excelente instrumental que se erige como uno de los cénit decisivos del repertorio, que de por sí, como un todo, se ha mantenido en un nivel intensivamente grandilocuente de genuina creatividad con pulso firme y sólida consistencia. ‘Portia And The Soothsayer’ sigue trabajando en áreas Zappianas con la adición de elementos  sonoros propios del así llamado nu-jazz; mientras tanto, el desarrollo temático exhibe una llamativa exuberancia melódica cuya luminosidad es instantáneamente palpable. Una pena que el tema no sea más extenso, pues tiene bastante gancho para seguir aprovechando su magnetismo particular, pero es que llega el turno de ‘Midmarch’, otro poderoso instrumental que, en esta ocasión, apuesta por una suntuosidad explícita marcada por una agilidad refinadamente ígnea. El hermanamiento entre los guitarreos y los encuadres de vientos activan el groove del bloque general. ‘This Little Measure’ tiene una vivacidad neurótica que, en varias instancias de su espacio de 3 minutos, estalla en recursos de expresionismo tenso. La elocuencia es abundante, la incandescencia destila osada elegancia por todos los poros sónicos de esta pieza en cuestión. ‘Triumvirate’ ostenta un vitalismo muy distinto de aquel que signó al tema precedente, porta un talante lúdico: de hecho, su liviandad expresiva da indicios de señorial plenitud. Una buena rememoración del ZAPPA de la segunda mitad de los 70 filtrada a través  de un meticoloso acoplamiento al jazz-prog contemporáneo. Algunos ornamentos cibernéticos revelan índices posmodernos propios de los primeros discos de THE RESIDENTS. ‘The Tide’ vira totalmente de registro para enrumbarse por climas solemnemente sombríos donde se coquetea abiertamente con los fantasmas de ART ZOYD y UNIVERS ZERO. Ominoso y vibrante a la vez, este tema no dura mucho, pero deja una fuerte huella en la mente del oyente. El final del repertorio llega de la mano de ‘The Ghost At Philippi’, pieza que regresa a la senda de arquitecturas complejas y grooves ágilmente sofisticados. Un cierre a lo grande al modo del culmen definitivo para un disco cuya excelencia está en su muy bien integrada totalidad.


Así fue la experiencia total de “Third”, también la experiencia de descubrir al NUBDUG ENSEMBLE. Este tercer acto de la exquisita propuesta avant-progresiva estadounidense que nos brindan el maestro Jason Berry y sus numerosos camaradas de viaje revela una cima artística dentro de la producción progresiva del presente año 2024 que ya se nos está yendo. Los recovecos de una tragedia política de ayer y hoy han sido remodelados dentro de un discurso musical majestuosamente versátil y rotundamente brillante que dice mucho en un espacio de poco más de 37 minutos. ¡¡Un disco totalmente recomendable!!

Thursday, November 21, 2024

Un paseo por el templo musical de MARK COOK y STEVEN LEAK

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy presentamos el nuevo disco a dúo del multiinstrumentista estadounidense MARK COOK y el sintetista canadiense STEVEN LEAK, el cual vuelve a ser firmado con sus nombres individuales en lugar de la nominación grupal THE FOREVER MOMENT con la que comenzó su asociación. “Temple 77” es el título del disco en cuestión: este nuevo trabajo se publicó el pasado 31 de octubre, sucediendo a “Happenstance” y “Ekstasis” (de junio y agosto del 2024, respectivamente). Se trata de un álbum conceptual inspirado por un peregrinaje que hizo una amiga de LEAK por una parte de la caminata de Shikoku para lidiar con el duelo tras la muerte de su pareja sentimental de toda la vida. Este peregrinaje está trazado en el sector sur de la isla japonesa de Shikoku e incluye 88 templos; el templo no. 77 se llama Dōryū-ji y su edificación deata del año 712. En líneas generales, lo que se vierte aquí es una exploración en despliegues atmosféricos e impresiones concretas que resulta más absorbente e incisiva que en cualesquiera otros trabajos fonográficos anteriores del dúo; debido al foco conceptual que acabamos de explicar, esta pauta creativa tiene todo el sentido del mundo. Repasemos ahora los detalles estrictamente musicales del álbum. 

Todo comienza con ‘At Crossed Paths’, una pieza signada por capas minimalistas de sintetizador desde las cuales se proyecta una densidad cósmica donde lo explícitamente evocativo adquiere algunos matices que parecen amenazantes, o, como mínimo, portadores de un misterio que oculta una fuerza poderosa que el intelecto no puede encapsular. Desde poco antes de atravesar la frontera del cuarto minuto, el esquema sónico se suaviza de a pocos para abrir paso a una segunda sección donde se delinea una aureola de amable introspección tras unos golpes de tambor que anuncian el surgimiento de algo nuevo. Las tersas y dispersas escalas de guitarra y teclado que van emergiendo crean un ambiente de ensueño que se refuerza con la presencia de percusiones concretas aleatorias. El segundo tema del disco es el que justamente le da título; también es el más extenso con su espacio de más de 13 ½ minutos. Los pasajes iniciales de ‘Temple 77’ tienen la misma marca minimalista de la pieza inicial, pero esta vez se trata de algo más tirado hacia una parsimonia ceremoniosa con ciertos tintes oscurantistas. Los efectos percusivos son ahora un poco más pronunciados en medio de un minimalismo más explícitamente absorbente. Es como una neblina que se apodera pronto de todos los espacios, aunque también ella se va disipando para dejar entrever que una especie de calma surgirá en el horizonte próximo, y efectivamente, ésta llega como un pequeño puente etéreo hacia una sección de cariz étnico donde un solemne juego percusivo arma un groove místico para un índice temático relajante. Un poco más adelante, una nueva neblina entra a tallar para impulsar un dinamismo nuevo al entramado sonoro, algo un poco más agitado sin romper con la imperante solemnidad; de a pocos, todo se va tornando más suntuoso e incluso abre camino a expresiones de jovialidad, aunque ésta todavía está masivamente arropada por una ambientación mística. He aquí una perfecta mezcla de prog-ambient y electrónica posmoderna con añadidos matices fusionescos y unos envolventes retazos Crimsonianos de Warr Guitar; para decirlo de otra manera, he aquí un eslabón perdido entre los HERD OF INSTINCT de los dos últimos discos y los TANGERINE DREAM de la etapa 1973-76. 

‘Orphan Sparrow . Sunday Song’ cierra el repertorio con unas refrescantes variaciones en el modus operandi del dúo. La primera sección se explaya liberalmente por senderos electroacústicos marcados por misteriosas agitaciones étnicas, estando ellas dispuestas bajo un manto crepuscular. Los efectos de pasos se asocian con los aleatorios ornamentos percusivos. Una vez que entra a tallar un pequeño  batallón de tambores, se anuncie el arribo de la última sección, la cual emergerá alrededor de la frontera del sexto minuto y  medio. En este momento, se instaura un bien definido jam prog-psicodélico signado por un refinamiento meticuloso y señorial. Mientras avanzan los segundos, su etéreo embrujo se deja llevar sobre los hombros de un swing firme que algo tiene de sensual. Un final de álbum bastante llamativo. Los nombres del ensamble MARC COOK AND STEVEN LEAK y del disco “Temple 77” deben, a fin de cuentas, anotarse como referentes importantes para la experimentación prog-ambient del año 2024. Estos últimos meses han sido bastante prolíficos para esta asociación estadounidense-canadiense que, una vez más, da amplias muestras de infatigable creatividad dentro de la avanzada progresiva de los países de América del Norte.  


Muestra de “Temple 77”.-

Tuesday, November 19, 2024

EMERSON, LAKE & POWELL: el efímero milagro progresivo británico del año 1986

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión, echamos una mirada atrás al año 1986 y nos topamos con un efímero y excelso milagro progresivo británico de aquel entonces: la existencia del trío EMERSON, LAKE & POWELL y la publicación de su álbum homónimo el 26 de mayo del mencionado año 1986 por vía del sello Polydor. El camino que llevó a la gestación y publicación del muy buen álbum “Emerson, Lake & Powell” comenzó con la idea de resucitar la fuerza creativa del que otrora había sido el iconoclasta y exhibicionista power-trío EMERSON, LAKE & PALMER para llevarla hacia un nuevo reinado en una nueva década. La cosa era que en el momento de esa idea inicial, el año 1985, Carl Palmer estaba todavía atado al espacio y el cronograma de ASIA, el supergrupo iniciado por John Wetton, Steve Howe, Geoffrey Downes y el propio Palmer a inicios de los 80. Tras un par de años exitosos, ASIA pasaba por una veloz espiral decadente, aunque todavía luchaba por mantenerse a flote. En este escenario, el plan de contingencia era conseguir un nuevo compañero de arquitectura rítmica para la renacida hermandad musical del teclista Keith Emerson y el bajista-guitarrista-cantante Greg Lake.  Éste se tomó unas vacaciones de su carrera solista para reemplazar por unos días a Wetton en ASIA en esos turbulentos tiempos posteriores a la publicación del segundo álbum “Alpha”, así que pudo volver a ser compañero de banda de Palmer dentro de un contexto de rock artístico, pero, como se dijo antes, éste seguía comprometido con el susodicho grupo, así que cuando conversó con Emerson (quien compuso varias bandas sonoras de películas tras la disolución de ELP) para resucitar a la Mantícora Tricéfala del Rock Progresivo Británico, el asunto pasó a ser cómo realizar un plan B... Y el único posible era contar con otro baterista. Powell, a quien Emerson conocía, tenía una merecida buena reputación de baterista virtuoso y sólido de rock duro y clásico tras su paso por THE JEFF BECK GROUP, RAINBOW, MICHAEL SCHENKER GROUP y WHITESNAKE, además de contar con tres discos solistas en su currículum. Además, tuvo el estrambótico honor de entrar en el circuito del pop bailable de los años 70 y el euro-pop de los 90 cuando su tocada en el single ‘Dance With The Devil’ fue sampleada por BONEY M (los dos primeros temas de “Nightflight To Venus”) y RIGHT SAID FRED (el hit ‘Im Too Sexy’). Avatares del destino. Por lo demás, es una coincidencia que su apellido comenzara precisamente con la consonante P: en palabras de los mismos integrantes del trío, no era tan difícil convocar a bateristas con un apellido así, como Simon Phillips, Jeff Porcaro, Neil Peart, Ian Paice, etc. De todas maneras, en algunas entrevistas, Keith y Greg bromeaban sobre haber buscado a un Gene Prupa o un Phil Pollins. Si la ausencia de Palmer podía sugerir en un inicio que la reunión de Emerson y Lake tenía que darse con una logística grupal distinta, la presencia de Powell fue motivadora de la idea de crear una “nueva versión del viejo trío”. Así las cosas, usando una imagen modernizada para el trío, se usó una remodelación cibernética de los tres perfiles de “Trilogy” para la portada de “Emerson, Lake & Powell”. El diseño de esa portada estuvo a cargo de Koppel & Scher. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en Maison Rouge y en Fleetwood Mobile. Tony Trevener co-produjo el disco con Lake, haciéndose cargo también de la ingeniería de sonido y la mezcla; la masterización estuvo en manos de Jack Adams en Sterling Sound. En abril de este año 2024 se ha publicado la caja “Complete Collection”, la cual recoge el homónimo disco de estudio, el registro de una sesión de ensayos y la mayor parte de un concierto que se dio en los EE.UU. Esto fue posible merced a la asociación de fuerzas de Spirit Of Unicorn Music, Manticore Records y Cherry Red Records.  

 

Al fin y al cabo, siendo una entidad propia por tratarse específicamente de los apellidos EMERSON, LAKE & POWELL, la cosa es que su esquema de trabajo estaba determinado por la idea de continuación de lo que había dejado como legado el trío EMERSON, LAKE & PALMER antes de su disolución a fines de los 70. Con la peculiar energía rockera de Powell y los sonidos que Emerson exploraba en los más recientes modelos de los sintetizadores Yamaha, Korg, Kurzweil y Oberheim, la maquinaria estaba lista para operar con las nuevas composiciones que se pusieran sobre la mesa; además, la voz de Lake todavía se mantenía fresca e inmaculadamente afinada para los tránsitos de la furia a la introspección y viceversa. Había un aire de familiaridad con las glorias del pasado, no podía ocultarse ni evitarse. Varios aspectos espirituales de sus viajes fastuosamente megalómanos de su etapa 72-73 y estilizaciones sinfónicas propias de la época del primer volumen de “Works” confluyen en la canción que abre este álbum: ‘The Score’, que con su espacio de 9 minutos y pico es la canción más larga del repertorio. La letra que recién emerge en su segunda sección testimonia el entusiasmo de traer de regreso a una fuerza rockera de antaño y nos invita a prestar atención a su resucitado fulgor: “Do you know the score? / Alright, I hear you! / I would make a play for sure / If I could only get near you. / It’s been so long, you’re welcome back, my friends, / To the show that never ends.” El canto de Lake es genuinamente brioso en medio del pomposo carnaval prog-sinfónico que se arma con los instrumentos actuantes: es ese espectáculo que parecía haber acabado pero que, en el fondo, era inacabable. Todo empezó con unas gruesas capas de teclados a los que se sumaban golpes de gong y platillos colgantes, más alguna nota de guitarra eléctrica, y una vez dispuesta una impetuosa secuencia sintetizada, el trío se puso a desplegar su electrizante robustez. El centro temático se toma su tiempo para instaurar y reforzar su ingeniería melódica, la cual está contenida por una grandilocuencia bien definida. Siempre da la sensación de que tiene lugar un vendaval sónico, pero las cosas nunca se escapan de las manos, ni siquiera durante esas explosivas cadencias que irrumpen antes de la última sección cantada. El epílogo goza de un cierto cariz Wagneriano que casi se traduce a una musculatura metalera guiada por los teclados en rumbo hacia el frenético clímax triádico: suntuosidad pomposa y aristocrática en su máxima expresión.
 

La segunda canción sigue adelante con este resplandor rockero mientras se hace cierto eco del hard rock melódico de aquella primera mitad de los 80, pero ojo, sigue siendo un neto ejercicio de preciosistas musicalidades prog-sinfónicas. La letra es muy elocuente en su elogio de la fuerza de carácter para afrontar los desafíos de la vida: “Energy glows in the heart of the city. / You stand in the shadows or reach for the sky. / This time the promise is not just illusion. / I’m heading for glory, I’m learning to fly.” – “Everything’s moving out of the city. / They murder with kisses and then wonder why. / Everone’s looking out over their shoulder. / We’ve all gotta jump, so I’m learning to fly.” La coda de la canción desarrolla un despliegue del motif central con variantes de tenor romántico, generando una atmósfera etérea pertinente para retratar musicalmente el vuelo añorado. Eso sí, las últimas notas derivan hacia un aterrizaje sombrío que se deja ornamentar por unos sonidos de campana funeraria… se abre así la puerta para el arribo de ‘The Miracle’, para nosotros, la mejor canción del disco. Volviendo a ese vigor electrizante de la primera canción en cuanto a la forma, el fondo no tiene nada de celebratorio: se trata de un lamento antibélico no exento de rabia donde se expresan los peores temores de una fatal guerra nuclear en la carrera armamentística que, por entonces, seguía siendo impulsada por la persistente Guerra Fría. Estas líneas son muy expresivas: “Another sword upon a throne, / But now the jester laughs alone. / Beneath this cloak of treason / Appear a thousand faces. / The truth must stand to reason / For those whose heart it chases.” – “Their banners fly in splendour, / The ghosts of night descended. / With grace, their souls surrender. / The seal must be defended. / Still the dragons reign supreme, / Breathing fire ‘till we scream, / They leave us nothing but our dreams. / No shield can save us.” El bloque melódico es cautivador y trágico a la vez, algo así como una cruza entre Beethoven y Tchaikovsky en una parcial reformulación del sonido de los ELP de 1973. Cabe destacar el majestuoso solo de órgano Hammond que emerge a mitad de camino, un atisbo de la etapa 70-73 que emerge con auténtica frescura en medio de la masiva coral sintetizada. Un lado A impecable: no sólo había imaginación creativa, sino también una auténtica musculatura rockera. 

  

El lado B se inicia con el hit ‘Touch And Go’, el cual recibió amplia difusión como sintonía de eventos deportivos al igual que ‘The Score’. Claro, en el caso de ‘Touch And Go’ tenemos un despliegue de garra rockera sobre un medio tiempo en base a la melodía central de la canción tradicional ‘Lovely Joan’, siendo así que el sintetizador usa un recurso de viento tradicional entre el corno y la gaita para darle una magnificencia particular a la canción. La manera en que el trío incrementa la energía expresiva en la sección final explota inteligentemente el gancho ínsito a la melodía. En cuanto a la letra de Lake, se trata de una denuncia de la fatal mezcla de mecanicismo, estrés e inercia consumista que padecen los proletarios: “Systematic one-man show. / You’re caught up in the middle where the four winds blow. / No salvation, 20 below. / You’re runnin’ with the devil’ it’s touch and go.” – “All systems go, friend or foe. / It's all dependin’ on the dice you throw. / Come without a warning like a U.F.O. / You’re runnin’ with the devil’ it’s touch and go.” Luego sigue una canción más ligera llamada ‘Love Blind’, la cual se sitúa en un terreno híbrido de JOURNEY y FOREIGNER con ciertos resabios a lo new wave y algunas confluencias con lo que hicieron ASIA en sus dos primeros discos. Sin embargo, la inteligencia de los arreglos y solos de los sintetizadores en conjunción con el flujo bien logrado por la dupla rítmica permite a los ELPowell desenvolverse con credibilidad rockera. No tenemos aquí un ‘Nothing To Lose’ o un ‘Abacab’, que quede claro: Lake no suena tan afectado como Wetton ni hace quiebres aniñados como muchas veces hacía Collins en los 80, no, él preserva su asertiva masculinidad mientras lamenta el típico dolor del desamor. Cambiando totalmente de registro con ‘Step Aside’, el trío articula un agradable ejercicio de jazz de salón con el apoyo de un desarrollo melódico bastante eficiente a la hora de evocar imágenes noctámbulas con cierto cariz cinematográfico. El solo de piano que se desarrolla en el intermedio es simplemente mágico; por otra parte, se puede señalar que Powell pudo haber aprovechado mejor su capacidad para el swing en una canción como ésta, tal vez debió haber usado más trucos ornamentales para la ingeniería rítmica, sentimos que su versión del jazz suave es demasiado mecánica durante las numerosas secciones cantadas. Pero bueno, así quedó todo para la posteridad.

Es la penúltima canción del lado B su momento más conmovedor: nos referimos a la balada pacifista ‘Lay Down Your Guns’, la cual funge como complemento de serenidad contemplativa para la rabia impotente que signó a ‘The Miracle’. Lake recibió la ayuda de Steve Gould (exintegrante de los legendarios RARE BIRD como cantante, bajista y guitarrista) para armar el loable mensaje. La actitud contenida de Emerson a la hora de trazar las bases armónicas con su piano ayudan a Lake a explayarse en este pathos humanista y recordarnos por qué fue considerado como uno de los mejores cantantes de la escena progresiva británica de los 70. El solo simultáneo de sintetizador y guitarra en el intermedio es brillante a través de su relativa sencillez mientras que los ornamentos percusivos del final redondean eficientemente el espíritu de la canción. El final del álbum llega de la mano de ‘Mars, The Bringer Of War’, como su título lo indica, una versión de la que tal vez es la sección más popular de la suite Los Planetas de GUSTAV HOLST. La inserción de esta pieza académica dentro del repertorio del trío provino de una sugerencia del nuevo vecino del barrio Powell, sugerencia que fue inicialmente rechazada por Emerson porque éste temía que se convirtiera en algo parecido a un rutina del tipo “Richard Clayderman toca los clásicos”. Powell logró que su idea se aplicara tras mostrar a Keith un vídeo de RAINBOW donde hacían una versión de dicha pieza académica con la inclusión de un solo de batería. Por supuesto, Lake estaba familiarizado con esta parte de la obra de HOLST porque en sus tiempos como integrante de KING CRIMSON se hacía una versión particularmente solemne y densa de esta pieza.* Pues bueno, en manos de este trío, el armazón melódico es bastante fiel al original, aparte de la inclusión de un breve solo de sintetizador en clave psicodélica que se inserta en algún paraje de la segunda mitad. El primer volumen incluye tres bonus tracks, incluyendo a ‘Vacant Possession y ‘The Loco-Motion. La primera de estas canciones es una balada muy enmarcada dentro del sonido AOR de esos tiempos, pero, a la vez, se nota en ella una seria ambición melódica y un gusto por la inclusión de algunas variantes interesantes de groove y desarrollo temático. En cuanto a ‘The Loco-Motion’, se trata, en efecto, de una versión sofisticada de ese hit de los 60 compuesto por Jerry Goffin y Carole King. Se trata de un clásico del pop de los 60, cómo negarlo, y tiene un encanto que puede asumir cierta polenta rockera como bien lo demostraron GRAND FUNK RAILROAD en el 1974. En manos de ELPowell recibe un añadido melódico en su prólogo y algunas virguerías de sintetizador sobre un compás muy extrovertido. Eso sí, de haber sido por nosotros, hubiésemos preferido que se hiciera una versión de ‘Street Fighting Man’ de THE ROLLING STONES o ‘Diamond Dogs’ de DAVID BOWIE, por poner dos ejemplos de canciones pegadizas y con punche. Como sea...

 

El segundo volumen de la “Complete Collection” contiene el registro de una sesión de ensayo que tuvo lugar en el Sprocket Studio de Londres en preparación para la gira de promoción del álbum homónimo del trío. De hecho, esto no era un total misterio para los ávidos coleccionistas de cosas Emersonianas pues ya existía una publicación del 2003 bajo el nombre de “The Sprocket Sessions” que recogía esta sesión, por lo que la ventaja ahora consiste en hacerlo parte de un ítem comprehensivo. Se nota en lo registrado aquí lo bien que funcionaba el engranaje de Keith, Greg y Cozy en la forma tan integrada en que funciona la ilación de los tres primeros temas del disco; especialmente, ‘Learning To Fly cuenta con un swing más suelto y una batería más potente. Más adelante, ‘Love Blind’ tendrá un músculo más patente que en la versión plasmada en el disco de estudio. También son dignos de destacarse el buen pulso con que se acomete la ambiciosa suite ‘Pirates’, el recuento de voraces fuegos sonoros en la versión resumida de la legendaria suite ‘Tarkus y el arreglo novedoso para ‘Still... You Turn Me On’ con formato de dueto de sintetizador y voz. A su vez, la sección final de ‘Pictures At An Exhibition’ brinda un contrapeso de ceremoniosidad a estas exploraciones del centelleo esencial del canon Emersoniano. Tampoco podemos obviar a ‘Mars’ con la inclusión del solo de batería, un momento bastante electrizante de la sesión que luego, en el tercer volumen que contiene una actuación en Lakeland, Florida, del 4 de noviembre de 1986, exhibirá dosis más elevadas de exuberancia y ferocidad donde los tambores cobran vida propia a punta de virtuoso fetichismo sónico.** Ciñéndonos al repertorio del concierto antes mencionado, la apertura con ‘The Score es un punto de inicio sin fala, mientras que la pronta emergencia de ‘Touch And Go’ refuerza la buena onda. Con la dupla de ‘Knife Edge’ y ‘Pirates’, la suntuosidad mantiene incólume su garra esencial, mientras que la subsiguiente dupla de ‘From The Beginning’ y ‘Lucky Man’ abre oportuno espacio a la infaltable faceta acústica del legado de ELP. El groove llamativo de ‘Fanfare For The Common Man’ gesta un regreso frontal a la incandescencia expresionista de las primeras canciones, mientras que el popurrí ‘Karn Evil 9 (1st Impression) / America / Rondo’ eleva esa misma incandescencia a niveles volcánicos. Un estupendo registro en vivo, sin duda.


Todo esto es lo que se nos ofrece en la “Complete Collection” de EMERSON, LAKE & POWELL, o sea, todo en el sentido literal. El legado de este proyecto de semi-resurrección del paradigma de EMERSON, LAKE & PALMER resultó, a fin de cuentas, crucial como un antecedente para el esquema musical que tendría lugar a inicios de los 90 con el retorno efectivo de ELP. “Black Moon”, el primer disco de esa nueva etapa, siguió de cerca el patrón de “Emerson, Lake & Powell”. Algo similar se puede decir del disco que hizo el trío de Keith Emerson, Carl Palmer y Robert Barry bajo el nombre de 3 en el año 1988; bien es verdad que ese disco “... To The Power Of 3” es muy irregular, más como un híbrido de ASIA y los YES de 1987 que algo netamente Emersoniano, pero bueno, volvamos al trío que hoy nos ocupa. Éste sólo hizo una gira en los EE.UU. entre agosto y octubre de 1986, y eso fue todo porque no hubo una extensión de la gira por escenarios europeos debido a la pronta desintegración del grupo. Un secreto a voces referente a la causa de esta pronta disolución es que hubo fuertes desacuerdos entre Lake y Powell, aunque la causa oficial de ese momento se anunció como una serie de discrepancias insalvables entre el trío y su equipo de management. Tras la debacle, no le faltó trabajo al buen Cozy, pues fue prestamente convocado a la banda de GARY MOORE y, muy poco después, a BLACK SABBATH. Este documento integral del milagro musical que EMERSON, LAKE & POWELL propuso para la escena del rock de los 80 en nombre del ideal progresivo nos demuestra que fue algo muy valioso y muy valiente, con suficientes méritos estéticos para que se preserve como algo inolvidable. Por supuesto, una colección de rock sinfónico y tendencias similares sólo puede mejorar con la inclusión de esta caja triple “Complete Collection”. Muchas gracias a Keith (1944-2016), Greg (1947-2016) y Cozy (1947-1998) por haber hecho de EMERSON, LAKE & POWELL mucho más que un plan de contingencia: su único disco de estudio es y siempre será un punto de referencia para el efímero milagro progresivo británico de los 80.


Muestras de “Emerson, Lake & Powell” y más.-
Learning To Fly [ensayo en el Sprocket Studio]: https://www.youtube.com/watch?v=WcRECCHWM50
Tarkus [ensayo en el Sprocket Studio]: https://www.youtube.com/watch?v=-GaZNOal-Zg
Mars, The Bringer Of War [en vivo]: https://www.youtube.com/watch?v=AZscKiSiCow  
Karn Evil 9 (1st Impression) / America / Rondo [en vivo]: https://www.youtube.com/watch?v=zb9UPtWEwgY


* Como ya sabemos, esta iniciativa se transformaría y ampliaría posteriormente en ‘The Devil’s Triangle’ la suite que encarna el clímax definitivo del segundo álbum de estudio de KC “In The Wake Of Poseidon”.

** Dicho concierto también ha estado disponible en el pasado merced a un bootleg oficial publicado en edición limitada por Manticore en el 2003, siendo Lake el productor. También existió en el 2012 un CD doble publicado por el sello SFM donde se incluía el material de este concierto junto a los ensayos en el Sprocket Studio.