HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
En esta ocasión, echamos una mirada atrás al año 1986 y nos topamos con un efímero y excelso milagro progresivo británico de aquel entonces: la existencia del trío EMERSON, LAKE & POWELL y la publicación de su álbum homónimo el 26 de mayo del mencionado año 1986 por vía del sello Polydor. El camino que llevó a la gestación y publicación del muy buen álbum “Emerson, Lake & Powell” comenzó con la idea de resucitar la fuerza creativa del que otrora había sido el iconoclasta y exhibicionista power-trío EMERSON, LAKE & PALMER para llevarla hacia un nuevo reinado en una nueva década. La cosa era que en el momento de esa idea inicial, el año 1985, Carl Palmer estaba todavía atado al espacio y el cronograma de ASIA, el supergrupo iniciado por John Wetton, Steve Howe, Geoffrey Downes y el propio Palmer a inicios de los 80. Tras un par de años exitosos, ASIA pasaba por una veloz espiral decadente, aunque todavía luchaba por mantenerse a flote. En este escenario, el plan de contingencia era conseguir un nuevo compañero de arquitectura rítmica para la renacida hermandad musical del teclista Keith Emerson y el bajista-guitarrista-cantante Greg Lake. Éste se tomó unas vacaciones de su carrera solista para reemplazar por unos días a Wetton en ASIA en esos turbulentos tiempos posteriores a la publicación del segundo álbum “Alpha”, así que pudo volver a ser compañero de banda de Palmer dentro de un contexto de rock artístico, pero, como se dijo antes, éste seguía comprometido con el susodicho grupo, así que cuando conversó con Emerson (quien compuso varias bandas sonoras de películas tras la disolución de ELP) para resucitar a la Mantícora Tricéfala del Rock Progresivo Británico, el asunto pasó a ser cómo realizar un plan B... Y el único posible era contar con otro baterista. Powell, a quien Emerson conocía, tenía una merecida buena reputación de baterista virtuoso y sólido de rock duro y clásico tras su paso por THE JEFF BECK GROUP, RAINBOW, MICHAEL SCHENKER GROUP y WHITESNAKE, además de contar con tres discos solistas en su currículum. Además, tuvo el estrambótico honor de entrar en el circuito del pop bailable de los años 70 y el euro-pop de los 90 cuando su tocada en el single ‘Dance With The Devil’ fue sampleada por BONEY M (los dos primeros temas de “Nightflight To Venus”) y RIGHT SAID FRED (el hit ‘I’m Too Sexy’). Avatares del destino. Por lo demás, es una coincidencia que su apellido comenzara precisamente con la consonante P: en palabras de los mismos integrantes del trío, no era tan difícil convocar a bateristas con un apellido así, como Simon Phillips, Jeff Porcaro, Neil Peart, Ian Paice, etc. De todas maneras, en algunas entrevistas, Keith y Greg bromeaban sobre haber buscado a un Gene Prupa o un Phil Pollins. Si la ausencia de Palmer podía sugerir en un inicio que la reunión de Emerson y Lake tenía que darse con una logística grupal distinta, la presencia de Powell fue motivadora de la idea de crear una “nueva versión del viejo trío”. Así las cosas, usando una imagen modernizada para el trío, se usó una remodelación cibernética de los tres perfiles de “Trilogy” para la portada de “Emerson, Lake & Powell”. El diseño de esa portada estuvo a cargo de Koppel & Scher. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en Maison Rouge y en Fleetwood Mobile. Tony Trevener co-produjo el disco con Lake, haciéndose cargo también de la ingeniería de sonido y la mezcla; la masterización estuvo en manos de Jack Adams en Sterling Sound. En abril de este año 2024 se ha publicado la caja “Complete Collection”, la cual recoge el homónimo disco de estudio, el registro de una sesión de ensayos y la mayor parte de un concierto que se dio en los EE.UU. Esto fue posible merced a la asociación de fuerzas de Spirit Of Unicorn Music, Manticore Records y Cherry Red Records.
Al fin y al cabo, siendo una entidad propia
por tratarse específicamente de los apellidos EMERSON, LAKE & POWELL, la cosa es que su esquema de trabajo estaba determinado por la idea de continuación de lo que había dejado como legado el trío EMERSON, LAKE &
PALMER antes de su disolución a fines de los 70. Con la peculiar energía rockera de Powell y los sonidos que Emerson exploraba en los más recientes modelos de los sintetizadores Yamaha, Korg, Kurzweil y Oberheim, la maquinaria estaba lista para operar con las nuevas composiciones que se pusieran sobre la mesa; además, la voz de Lake todavía se mantenía fresca e inmaculadamente afinada para los tránsitos de la furia a la introspección y viceversa. Había un aire de familiaridad con las glorias del pasado, no podía ocultarse ni evitarse. Varios aspectos espirituales de sus
viajes fastuosamente megalómanos de su etapa 72-73 y estilizaciones sinfónicas
propias de la época del primer volumen de “Works” confluyen en la canción que
abre este álbum: ‘The Score’, que con su espacio de 9 minutos y pico es la
canción más larga del repertorio. La letra que recién emerge en su segunda sección testimonia
el entusiasmo de traer de regreso a una fuerza rockera de antaño y nos invita a
prestar atención a su resucitado fulgor: “Do you know the score? / Alright,
I hear you! / I would make a play for sure / If I could only get near you. / It’s
been so long, you’re welcome back, my friends, / To the show that never ends.” El canto de Lake es
genuinamente brioso en medio del pomposo carnaval prog-sinfónico que se arma
con los instrumentos actuantes: es ese espectáculo que parecía haber acabado pero que, en el fondo, era inacabable. Todo empezó con unas gruesas capas de teclados a
los que se sumaban golpes de gong y platillos colgantes, más alguna nota de
guitarra eléctrica, y una vez dispuesta una impetuosa secuencia sintetizada, el
trío se puso a desplegar su electrizante robustez. El centro temático se toma su tiempo para instaurar y reforzar su ingeniería melódica, la cual está contenida por una grandilocuencia bien definida. Siempre da la sensación de que tiene lugar un vendaval sónico, pero las cosas nunca se escapan de las manos, ni siquiera durante esas explosivas cadencias que irrumpen antes de la última sección cantada. El epílogo goza de un cierto cariz Wagneriano que casi se traduce a una musculatura metalera guiada por los
teclados en rumbo hacia el frenético clímax triádico: suntuosidad pomposa y aristocrática en su máxima expresión.
La segunda canción sigue adelante con este
resplandor rockero mientras se hace cierto eco del hard rock melódico de aquella
primera mitad de los 80, pero ojo, sigue siendo un neto ejercicio de
preciosistas musicalidades prog-sinfónicas. La letra es muy
elocuente en su elogio de la fuerza de carácter para afrontar los desafíos de
la vida: “Energy glows in the heart of the city. / You stand in the shadows
or reach for the sky. / This time the promise is not just illusion. / I’m
heading for glory, I’m learning to fly.” – “Everything’s moving out of the city.
/ They murder with kisses and then wonder why. / Everone’s looking out over
their shoulder. / We’ve all gotta jump, so I’m learning to fly.” La coda de la canción desarrolla un
despliegue del motif central con variantes de tenor romántico, generando una
atmósfera etérea pertinente para retratar musicalmente el vuelo añorado. Eso sí,
las últimas notas derivan hacia un aterrizaje sombrío que se deja ornamentar
por unos sonidos de campana funeraria… se abre así la puerta para el arribo de ‘The
Miracle’, para nosotros, la mejor canción del disco. Volviendo a ese vigor
electrizante de la primera canción en cuanto a la forma, el fondo no tiene nada
de celebratorio: se trata de un lamento antibélico no exento de rabia donde se
expresan los peores temores de una fatal guerra nuclear en la carrera
armamentística que, por entonces, seguía siendo impulsada por la persistente
Guerra Fría. Estas líneas son muy expresivas: “Another sword
upon a throne, / But now the jester laughs alone. / Beneath this cloak of
treason / Appear a thousand faces. / The truth must stand to reason / For those
whose heart it chases.” – “Their banners fly in splendour, / The ghosts of
night descended. / With grace, their souls surrender. / The seal must be
defended. / Still the dragons reign supreme, / Breathing fire ‘till we scream,
/ They leave us nothing but our dreams. / No shield can save us.” El bloque melódico es cautivador y trágico
a la vez, algo así como una cruza entre Beethoven y Tchaikovsky en una parcial reformulación
del sonido de los ELP de 1973. Cabe destacar el majestuoso solo de órgano
Hammond que emerge a mitad de camino, un atisbo de la etapa 70-73 que emerge con auténtica frescura en medio de la masiva coral sintetizada. Un lado A impecable: no sólo había imaginación creativa, sino también una auténtica musculatura rockera.
El lado B se inicia con el hit ‘Touch And Go’, el cual recibió amplia difusión como sintonía de eventos deportivos al igual que ‘The Score’. Claro, en el caso de ‘Touch And Go’ tenemos un despliegue de garra rockera sobre un medio tiempo en base a la melodía central de la canción tradicional ‘Lovely Joan’, siendo así que el sintetizador usa un recurso de viento tradicional entre el corno y la gaita para darle una magnificencia particular a la canción. La manera en que el trío incrementa la energía expresiva en la sección final explota inteligentemente el gancho ínsito a la melodía. En cuanto a la letra de Lake, se trata de una denuncia de la fatal mezcla de mecanicismo, estrés e inercia consumista que padecen los proletarios: “Systematic one-man
show. / You’re caught up in the middle where the four winds blow. / No
salvation, 20 below. / You’re runnin’ with the devil’ it’s touch and go.” – “All
systems go, friend or foe. / It's all dependin’ on the dice you throw. / Come
without a warning like a U.F.O. / You’re runnin’ with the devil’ it’s touch and
go.” Luego sigue una canción más ligera llamada ‘Love Blind’, la cual se sitúa en un terreno híbrido de JOURNEY y FOREIGNER con ciertos resabios a lo new wave y algunas confluencias con lo que hicieron ASIA en sus dos primeros discos. Sin embargo, la inteligencia de los arreglos y solos de los sintetizadores en conjunción con el flujo bien logrado por la dupla rítmica permite a los ELPowell desenvolverse con credibilidad rockera. No tenemos aquí un ‘Nothing To Lose’ o un ‘Abacab’, que quede claro: Lake no suena tan afectado como Wetton ni hace quiebres aniñados como muchas veces hacía Collins en los 80, no, él preserva su asertiva masculinidad mientras lamenta el típico dolor del desamor. Cambiando totalmente de registro con ‘Step Aside’, el trío articula un agradable ejercicio de jazz de salón con el apoyo de un desarrollo melódico bastante eficiente a la hora de evocar imágenes noctámbulas con cierto cariz cinematográfico. El solo de piano que se desarrolla en el intermedio es simplemente mágico; por otra parte, se puede señalar que Powell pudo haber aprovechado mejor su capacidad para el swing en una canción como ésta, tal vez debió haber usado más trucos ornamentales para la ingeniería rítmica, sentimos que su versión del jazz suave es demasiado mecánica durante las numerosas secciones cantadas. Pero bueno, así quedó todo para la posteridad.
Es la penúltima canción del lado B su momento más conmovedor: nos referimos a la balada pacifista ‘Lay Down Your Guns’, la cual funge como complemento de serenidad contemplativa para la rabia impotente que signó a ‘The Miracle’. Lake recibió la ayuda de Steve Gould (exintegrante de los legendarios RARE BIRD como cantante, bajista y guitarrista) para armar el loable mensaje. La actitud contenida de Emerson a la hora de trazar las bases armónicas con su piano ayudan a Lake a explayarse en este pathos humanista y recordarnos por qué fue considerado como uno de los mejores cantantes de la escena progresiva británica de los 70. El solo simultáneo de sintetizador y guitarra en el intermedio es brillante a través de su relativa sencillez mientras que los ornamentos percusivos del final redondean eficientemente el espíritu de la canción. El final del álbum llega de la mano de ‘Mars, The Bringer Of War’, como su título lo indica, una versión de la que tal vez es la sección más popular de la suite Los Planetas de GUSTAV HOLST. La inserción de esta pieza académica dentro del repertorio del trío provino de una sugerencia del nuevo vecino del barrio Powell, sugerencia que fue inicialmente rechazada por Emerson porque éste temía que se convirtiera en algo parecido a un rutina del tipo “Richard Clayderman toca los clásicos”. Powell logró que su idea se aplicara tras mostrar a Keith un vídeo de RAINBOW donde hacían una versión de dicha pieza académica con la inclusión de un solo de batería. Por supuesto, Lake estaba familiarizado con esta parte de la obra de HOLST porque en sus tiempos como integrante de KING CRIMSON se hacía una versión particularmente solemne y densa de esta pieza.* Pues bueno, en manos de este trío, el armazón melódico es bastante fiel al original, aparte de la inclusión de un breve solo de sintetizador en clave psicodélica que se inserta en algún paraje de la segunda mitad. El primer volumen incluye tres bonus tracks, incluyendo a ‘Vacant Possession’ y ‘The Loco-Motion’. La primera de estas canciones es una balada muy enmarcada dentro del sonido AOR de esos tiempos, pero, a la vez, se nota en ella una seria ambición melódica y un gusto por la inclusión de algunas variantes interesantes de groove y desarrollo temático. En cuanto a ‘The Loco-Motion’, se trata, en efecto, de una versión sofisticada de ese hit de los 60 compuesto por Jerry Goffin y Carole King. Se trata de un clásico del pop de los 60, cómo negarlo, y tiene un encanto que puede asumir cierta polenta rockera como bien lo demostraron GRAND FUNK RAILROAD en el 1974. En manos de ELPowell recibe un añadido melódico en su prólogo y algunas virguerías de sintetizador sobre un compás muy extrovertido. Eso sí, de haber sido por nosotros, hubiésemos preferido que se hiciera una versión de ‘Street Fighting Man’ de THE ROLLING STONES o ‘Diamond Dogs’ de DAVID BOWIE, por poner dos ejemplos de canciones pegadizas y con punche. Como sea...
El segundo volumen de la “Complete Collection” contiene el registro de una sesión de ensayo que tuvo lugar en el Sprocket Studio de Londres en preparación para la gira de promoción del álbum homónimo del trío. De hecho, esto no era un total misterio para los ávidos coleccionistas de cosas Emersonianas pues ya existía una publicación del 2003 bajo el nombre de “The Sprocket Sessions” que recogía esta sesión, por lo que la ventaja ahora consiste en hacerlo parte de un ítem comprehensivo. Se nota en lo registrado aquí lo bien que funcionaba el engranaje de Keith, Greg y Cozy en la forma tan integrada en que funciona la ilación de los tres primeros temas del disco; especialmente, ‘Learning To Fly’ cuenta con un swing más suelto y una batería más potente. Más adelante, ‘Love Blind’ tendrá un músculo más patente que en la versión plasmada en el disco de estudio. También son dignos de destacarse el buen pulso con que se acomete la ambiciosa suite ‘Pirates’, el recuento de voraces fuegos sonoros en la versión resumida de la legendaria suite ‘Tarkus’ y el arreglo novedoso para ‘Still... You Turn Me On’ con formato de dueto de sintetizador y voz. A su vez, la sección final de ‘Pictures At An Exhibition’ brinda un contrapeso de ceremoniosidad a estas exploraciones del centelleo esencial del canon Emersoniano. Tampoco podemos obviar a ‘Mars’ con la inclusión del solo de batería, un momento bastante electrizante de la sesión que luego, en el tercer volumen que contiene una actuación en Lakeland, Florida, del 4 de noviembre de 1986, exhibirá dosis más elevadas de exuberancia y ferocidad donde los tambores cobran vida propia a punta de virtuoso fetichismo sónico.** Ciñéndonos al repertorio del concierto antes mencionado, la apertura con ‘The Score’ es un punto de inicio sin fala, mientras que la pronta emergencia de ‘Touch And Go’ refuerza la buena onda. Con la dupla de ‘Knife Edge’ y ‘Pirates’, la suntuosidad mantiene incólume su garra esencial, mientras que la subsiguiente dupla de ‘From The Beginning’ y ‘Lucky Man’ abre oportuno espacio a la infaltable faceta acústica del legado de ELP. El groove llamativo de ‘Fanfare For The Common Man’ gesta un regreso frontal a la incandescencia expresionista de las primeras canciones, mientras que el popurrí ‘Karn Evil 9 (1st Impression) / America / Rondo’ eleva esa misma incandescencia a niveles volcánicos. Un estupendo registro en vivo, sin duda.
Todo esto es lo que se nos ofrece en la “Complete Collection” de EMERSON, LAKE & POWELL, o sea, todo en el sentido literal. El legado de este proyecto de semi-resurrección del paradigma de EMERSON, LAKE & PALMER resultó, a fin de cuentas, crucial como un antecedente para el esquema musical que tendría lugar a inicios de los 90 con el retorno efectivo de ELP. “Black Moon”, el primer disco de esa nueva etapa, siguió de cerca el patrón de “Emerson, Lake & Powell”. Algo similar se puede decir del disco que hizo el trío de Keith Emerson, Carl Palmer y Robert Barry bajo el nombre de 3 en el año 1988; bien es verdad que ese disco “... To The Power Of 3” es muy irregular, más como un híbrido de ASIA y los YES de 1987 que algo netamente Emersoniano, pero bueno, volvamos al trío que hoy nos ocupa. Éste sólo hizo una gira en los EE.UU. entre agosto y octubre de 1986, y eso fue todo porque no hubo una extensión de la gira por escenarios europeos debido a la pronta desintegración del grupo. Un secreto a voces referente a la causa de esta pronta disolución es que hubo fuertes desacuerdos entre Lake y Powell, aunque la causa oficial de ese momento se anunció como una serie de discrepancias insalvables entre el trío y su equipo de management. Tras la debacle, no le faltó trabajo al buen Cozy, pues fue prestamente convocado a la banda de GARY MOORE y, muy poco después, a BLACK SABBATH. Este documento integral del milagro musical que EMERSON, LAKE & POWELL propuso para la escena del rock de los 80 en nombre del ideal progresivo nos demuestra que fue algo muy valioso y muy valiente, con suficientes méritos estéticos para que se preserve como algo inolvidable. Por supuesto, una colección de rock sinfónico y tendencias similares sólo puede mejorar con la inclusión de esta caja triple “Complete Collection”. Muchas gracias a Keith (1944-2016), Greg (1947-2016) y Cozy (1947-1998) por haber hecho de EMERSON, LAKE & POWELL mucho más que un plan de contingencia: su único disco de estudio es y siempre será un punto de referencia para el efímero milagro progresivo británico de los 80.
Muestras de “Emerson, Lake & Powell” y más.-
* Como ya sabemos, esta iniciativa se transformaría y ampliaría posteriormente en ‘The Devil’s Triangle’ la suite que encarna el clímax definitivo del segundo álbum de estudio de KC “In The Wake Of Poseidon”.
** Dicho concierto también ha estado disponible en el pasado merced a un bootleg oficial publicado en edición limitada por Manticore en el 2003, siendo Lake el productor. También existió en el 2012 un CD doble publicado por el sello SFM donde se incluía el material de este concierto junto a los ensayos en el Sprocket Studio.