HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA
CÉSAR INCA.
Hay una nueva banda de música avant-jazz-rockera en la escena noruega de nuestros días y se llama LOTUS; su disco de debut “Synthbuljong”
fue publicado por El Paraiso Records a fines de agosto pasado. LOTUS es un
proyecto iniciado por al baterista-percusionista Olaf Olsen tras salir de las
filas de NEEDLEPOINT. El ensamble se completa con Chris Holm [bajo], Signe
Emmeluth [saxofón alto] y Karl Bjorå [guitarra y efectos]. El penúltimo de
estos integrantes mencionados es de nacionalidad danesa, pero con una larga
residencia en Noruega. “Synthbuljong” fue publicado en vinilo verde, de hecho, el color verde invade casi todos los espacios del arte gráfica. Hay partes de estudio y otras en vivo dentro del repertorio del disco que hoy comentamos: aquellas se registraron en el Juke Joint Studio de Notodden, mientras que éstas proceden de una edición reciente del festival Nattjazz que tiene lugar en la localidad de Bergen. Los ulteriores procesos de mezcla y masterización tuvieron lugar en el Monkeybar Studio de Skarnes. Veamos ahora los detalles estrictamente musicales del disco.
La pieza homónima ocupa los primeros 8 ½ minutos (y un poco más) del disco. Lo que principalmente caracteriza a 'Synthbuljong' es su eficaz manera de conjurar la idea de aventura sónica con bizarro vigor, siendo así que a poco de instaurar la batería el ágil groove general, el saxo y la guitarra se disponen a dialogar desafiantemente en un tumulto aguerrido y muy abierto a las disonancias arcanas dentro de una cruza entre el punk-jazz y el SUN RA más tribal; mientras todo esto tiene lugar, el bajo realiza unas líneas ingeniosas que enriquecen el panorama con total eficacia. Los ornamentos percusivos añaden una extraña exuberancia al asunto, el cual tiene una sección final donde la creciente sofisticación del groove permite a la banda aliviar relativamente las predominantes vibraciones incendiarias. ‘Ballade’ sigue a continuación para invitarnos a entrar en la dimensión más introspectiva del cosmos musical del cuarteto. Se trata de un ejercicio de suprema solemnidad enmarcada en una atmósfera meditabunda que nos remite a los legados de Keith Jarrett y del Miles Davis de fines de los 60. Sólo en las últimas instancias de esta pieza se propone el ensamble poner sobre la mesa sus recursos más intensamente expresionistas bajo la firme guía del saxofón. Toda la segunda mitad del repertorio está ocupada por el maratónico tema ‘Synthguitar’, que dura 17 minutos y pico. Su primera sección se arma sobre un medio tiempo para organizar un elegante jam que suena a un viaje a esa época 1964-66 de Coltrane, pero a través de un filtro ligeramente enfocado en el estándar de Coryell. A poco de pasada la frontera del cuarto minuto, la banda vira hacia una suerte de deconstruccionismo en clave de free jazz para impulsarse hacia una vivacidad tan tormentosa como inescrutable; es en este momento que la guitarra, con la ayuda de la calculadamente anárquica proyección de la batería, pasa al frente del ensamble. Durante toda esta pugna por encontrar un ansiado momento de descanso, el saxo aprovecha una vía de inserción para compartir el núcleo central con la guitarra. Poco antes del minuto 11 llega ese breve lapso de remanso que permite a la banda estructurar un nuevo jam en clave de free jazz, pero esta vez, con una vitalidad más guarnecida sobre el armazón dual de líneas de bajo y efectos cibernéticos de la guitarra; es aquí que el saxofón acoge de buena gana su nuevo rol protagónico mientras la batería se resuelve a articular un swing hiperbólicamente sofisticado. El fragor precedente recibe, en cierta medida, una renovación sustentada sobre un esquematismo ingenieril que se emparente fácilmente con lo que hacen colectivos como FIRE! y LED BIB. Ya todo está bien focalizado como para que las llamas sigan alimentando el surrealista y combativo entramado sonoro que tiene a cargo la misión de concluir las cosas con un clímax contundente.
La pieza homónima ocupa los primeros 8 ½ minutos (y un poco más) del disco. Lo que principalmente caracteriza a 'Synthbuljong' es su eficaz manera de conjurar la idea de aventura sónica con bizarro vigor, siendo así que a poco de instaurar la batería el ágil groove general, el saxo y la guitarra se disponen a dialogar desafiantemente en un tumulto aguerrido y muy abierto a las disonancias arcanas dentro de una cruza entre el punk-jazz y el SUN RA más tribal; mientras todo esto tiene lugar, el bajo realiza unas líneas ingeniosas que enriquecen el panorama con total eficacia. Los ornamentos percusivos añaden una extraña exuberancia al asunto, el cual tiene una sección final donde la creciente sofisticación del groove permite a la banda aliviar relativamente las predominantes vibraciones incendiarias. ‘Ballade’ sigue a continuación para invitarnos a entrar en la dimensión más introspectiva del cosmos musical del cuarteto. Se trata de un ejercicio de suprema solemnidad enmarcada en una atmósfera meditabunda que nos remite a los legados de Keith Jarrett y del Miles Davis de fines de los 60. Sólo en las últimas instancias de esta pieza se propone el ensamble poner sobre la mesa sus recursos más intensamente expresionistas bajo la firme guía del saxofón. Toda la segunda mitad del repertorio está ocupada por el maratónico tema ‘Synthguitar’, que dura 17 minutos y pico. Su primera sección se arma sobre un medio tiempo para organizar un elegante jam que suena a un viaje a esa época 1964-66 de Coltrane, pero a través de un filtro ligeramente enfocado en el estándar de Coryell. A poco de pasada la frontera del cuarto minuto, la banda vira hacia una suerte de deconstruccionismo en clave de free jazz para impulsarse hacia una vivacidad tan tormentosa como inescrutable; es en este momento que la guitarra, con la ayuda de la calculadamente anárquica proyección de la batería, pasa al frente del ensamble. Durante toda esta pugna por encontrar un ansiado momento de descanso, el saxo aprovecha una vía de inserción para compartir el núcleo central con la guitarra. Poco antes del minuto 11 llega ese breve lapso de remanso que permite a la banda estructurar un nuevo jam en clave de free jazz, pero esta vez, con una vitalidad más guarnecida sobre el armazón dual de líneas de bajo y efectos cibernéticos de la guitarra; es aquí que el saxofón acoge de buena gana su nuevo rol protagónico mientras la batería se resuelve a articular un swing hiperbólicamente sofisticado. El fragor precedente recibe, en cierta medida, una renovación sustentada sobre un esquematismo ingenieril que se emparente fácilmente con lo que hacen colectivos como FIRE! y LED BIB. Ya todo está bien focalizado como para que las llamas sigan alimentando el surrealista y combativo entramado sonoro que tiene a cargo la misión de concluir las cosas con un clímax contundente.
Todo esto fue “Synthbuljong”, una estupenda carta de presentación de LOTUS para el escenario del jazz-rock experimental de nuestros días. Las generosas dosis de vigor y espíritu aventurero que hay en los temas contenidos en este disco lo convierten en un ítem totalmente recomendable para cualquier buena fonoteca actualizada de jazz y rock.
Synthguitar: https://www.youtube.com/watch?v=YVZQVi3CUZY
[Dedicamos esta reseña a Santiago Tuesta como agradecimiento por habernos mostrado este grupo.]
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