Saturday, March 29, 2025

20.000 leguas del viaje progresivo de los italiano NUOVA ERA

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Nos llegan excelentes noticias desde el sello AMS Records: el nuevo disco de la veterana banda italiana NUOVA ERA se publicó el pasado 28 de febrero, tanto en CD como en vinilo. Se trata de “20.000 Leghe Sotto I Mari”, álbum conceptual inspirado en una de las más populares novelas del literato francés JULES VERNE. 9 años después de su anterior trabajo de estudio “Return To The Castle”, el cuarteto conformado por Walter Pini [teclados y voz], Rudi Greco [bajo], Maurizio Marra [batería y percusión] y Alex Camaiti [guitarras eléctrica y acústica de 12 cuerdas, y voz] vuelve a la carga con su sempiterna visión del rock progresivo sinfónico rebosante de vigor y fuerza de carácter. Las letras de la suite homónima son de la autoría de James Hogg. El Parsifal Centro Musicale de Sesto Fiorentino, Florencia, fue el lugar donde se realizaron las grabaciones y donde también tuvo lugar el proceso de mezcla. 
 

Siendo el álbum conceptual que es, la suite homónima es el ítem central y realmente significativo del disco. Ella dura cerca de 36 ½ minutos y consta de las siguientes secciones: ‘La Partenza’, ‘La Caccia’, ‘Smarrimento’, ‘Capitan Nemo’, ‘Il Signore Delle Acque’, ‘Mondi Misteriosi’, ‘Profondo’ y ‘Prigionieri Dell’Abisso’.* Todo comienza, como es natural, con ruidos de ambientes marinos y al poco rato entra a tallar una secuencia de órgano que, a su vez, abre campo al grupo íntegro para que arme un pomposo prólogo inserto en una cruza entre lo romántico y lo gótico. Las cosas no tardan mucho en animarse dentro de un enclave donde se conjugan los paradigmas de EMERSON, LAKE & PALMER, METAMORFOSI y ALPHATAURUS, siendo así que las transiciones entre pasajes suntuosamente musculares y otros más envolventemente líricos fluyen con perfectamente pulcra fluidez. Teniendo en cuenta la fuerte presencia del órgano, el sintetizador y el mellotrón dentro del arsenal de los teclados y el vigor preciso de la batería, ambos comparten la posición directriz de los esquemas expresivos con los que manifiestan los motivos sucesivos. Los ocasionales solos de guitarra y las ornamentadas líneas del bajo completan el paisaje con impactante solvencia. Recién es cuando nos acercamos a la frontera del séptimo minuto que entra en acción el canto por primera vez. Alrededor de la frontera del noveno minuto y medio, la banda decide tomarse un largo tiempo para explorar matices más serenos bajo el ropaje de una atmósfera ceremoniosa. El asunto se explaya a través de variaciones entre lo introspectivo y lo majestuoso, algo que acerca al grupo al legado de LE ORME de la fase 1972-74, aunque sin dejar de lado la robustez inherente a la esencia estética del ensamble. Una sección de inspiración barroca da un giro fulguroso a la persistente ceremoniosidad antes de que un factor extrovertido entre en acción alrededor de la frontera del decimonoveno minuto (al modo de BIGLIETTO PER L’INFERNO con tonalidades de ALPHATAURUS). En un lapso de poco más de 5 minutos, se usa una alternancia entre estas dos vertientes significativas, lo cual facilita el despliegue ágil de varios recovecos melódicos cuya ingeniería común va revelando su bien blindada cohesión.

Con el arribo de otro momento ceremonioso con un impacto muscular, la banda realiza un nuevo ejercicio de testimonios señorialmente apasionados. Esto termina aterrizando en una suerte de jam jazz-progresivo con protagonismo del órgano mientras la guitarra y otros teclados van añadiendo cromatismos que, de manera gradual, conducen a un final solemne. La vitalidad aumenta razonablemente poco antes de llegar a la frontera de la media hora para regresar a climas góticos llamativos. En algún momento, entran a tallar unas suntuosas capas mellotrónicas cuya misión consiste en tender un puente hacia un moto perpetuo que está diseñado para signar el epílogo de la suite. Notamos aquí la irrupción de vibraciones combinadas de MUSEO ROSENBACH y los GENESIS de la etapa 1970-72. Hay un tenor elegíaco en la forma en que las capas y agitaciones sónicas se van amontonando con el propósito de crear un crescendo dramático inapelable que se encauza inevitablemente hacia un desplome aguerridamente caótico. La coda del distante piano de vodevil parece simbolizar el registro de los eventos pasados que quedan para ser rescatados y evaluados para el futuro. Tras este grandioso y grandilocuente trayecto de ‘20.000 Leghe Sotto I Mari’, tenemos algo más en el CD: un extenso tema titulado ‘Nautilus’ – dura poco más de 16 minutos – cuya composición data de cuando Walter Pini tenía 17 años de edad… Y hoy por hoy forma parte del canon de NUOVA ERA. Yendo a lo concreto, ‘Nautilus’ empieza con un motif en 7/8 que exhibe un señorío contundente mientras el sobrio lirismo del armazón melódico reitera la majestuosidad habitual de la banda. Alrededor del tercer minuto, las cosas viran hacia un empuje refinado, el mismo que se toma su tiempo para explotar su gancho natural. A partir de allí, se organiza la alternancia de estos dos vértices musicales, la misma que se articula con un inmenso bagaje Emersoniano. Una extensa sección ceremoniosa signada por una aristocrática robustez transite de lo parsimonioso a lo ágil mientras el grupo se prepara para elaborar un epílogo rutilante y explosivo que termina hundiéndose en un maelstrom deconstructivo. Los exquisitos solos de guitarra ornamentan la vitalidad del bloque general de manera contundente. A propósito, el pasaje ceremonioso que mencionamos unas líneas más arriba tiene la misma progresión armónica que la última sección de la suite. También hubo en varias secciones extrovertidas expansiones de jams que reconocemos de antes. No son coincidencias, pues Walter Pini retomó esta composición de sus años mozos para ampliarla en la suite que hoy en día tenemos a nuestra disposición como el centro neurálgico del disco aquí reseñado.

Todo esto fue lo que se nos brindó en “20.000 Leghe Sotto I Mari”, una obra musical pletórica de reciedumbre y exuberancia melódica al más fiel estilo del prog sinfónico. La gente de NUOVA ERA ha vuelto a lucir sus galones creativos desde su particular posicionamiento dentro de la élite progresiva italiana de las cuatro últimas décadas. ¡¡Totalmente recomendable!!
 
 
La suite ‘20.000 Leghe Sotto I Mari’: https://www.youtube.com/watch?v=Eb8zCWs_dkE


* La edición de vinilo sólo contiene la suite, siendo así que sus primeras secciones ocupan el lado A mientras que las otras tres ocupan el lado B.

Wednesday, March 26, 2025

Retorno de SUPERSISTER y reencuentro con Nancy

 
 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy celebramos un gran milagro progresivo del año 2025: la resurrección de la entidad del legendario ensamble neerlandés SUPERSISTER, fundado a fines de los 60, el mismo que gestó una excelente tríada inaugural de “Present From Nancy”, “To The Highest Bidder” y “Pudding En Gisteren” entre 1970 y 1972 para la gloria de la vanguardia rockera de su país. Bueno, no es del todo cierto eso de la actual resurrección, pues el teclista y principal compositor Robert Jan Stips mantuvo al SUPERSISTER PROJEKT por varios años, el mismo que llegó a publicar el muy buen álbum “Retsis Repus” en el año 2019. El asunto es que ahora ha recuperado el nombre original, publicando el 21 de este mes de marzo que ya se nos va un nuevo disco; su título es “Nancy Never Knew” y salió al mercado por vía del sello Soss Music (el mismo que publicó ese otro disco de SUPERSISTER PROJEKT que mencionamos antes). Con esa alusión directa a aquel lejano álbum de debut en su título, la alineación que gestó “Nancy Never Knew” está conformada por Stips [teclados y voz], Rinus Gerritsen [bajo] y Leon Klaasse [batería, percusión y voz]. Las sesiones de grabación para este trabajo tuvieron lugar en varios estudios de La Haya: Cultuurpodium Boerderij, Musicon, BGM Studio y Concertzaal Amare. La mezcla se realizó en el Power Sound Studio de Ámsterdam, mientras que la masterización se hizo en Profact International. El propio Stips fue el autor de la ilustración en la portada. Ya mucho se ha hablado de cómo los entonces cuatro jóvenes-prodigio de La Haya Stips, Sacha van Geest, Ron van Eck y Marco Vrolijk concretaron una visión musical particular dentro de la vanguardia de su país de 1970 en adelante para erigirse como la contraparte neerlandesa del así llamado Canterbury (jazz-prog británico, al fin y al cabo), y ahora, manteniéndose Stips al frente, SUPERSISTER todavía tiene algo más que decir antes de que termine el primer cuarto del primer siglo del nuevo milenio. Bueno, llegando a este punto, mejor es que revisemos de una buena vez los detalles estrictamente musicales de “Nancy Never Knew”. 

 
El repertorio se abre con ‘Something In Return’, una canción bastante animada que, desde sus primeros golpes, exhibe una ingeniosa y cristalina combinación de entusiastas atmósferas psicodélicas al viejo estilo de los 60 y elegantes grooves jazz-rockeros. El resultado de esta estrategia sónica se traduce en un encuadre tan grácil como elegante, capaz de imponer la autoridad de su refinamiento con oportuna delicadeza mientras se divide en varias secciones y su ingeniería rítmica se va complejizando mientras avanza su desarrollo. ¡Qué buena pieza de inicio! El segundo tema es precisamente el homónimo: ‘Nancy Never Knew’ nos brinda 103 segundos de atmósferas etéreas envueltas bajo un manto minimalista, el mismo que termina remodelándose cuando entra a tallar un suave swing jazzero en la sección final. ‘Out Of The Darkness’ es la pieza más extensa del disco con su espacio de poco menos de 9 ½ minutos. En su primera parte, el ceremonioso swing que sustenta las bases armónicas y ambientes provistos por los teclados halla una adecuada contraparte en las elegantes florituras del bajo. De esta manera, el jam básico es capaz de asumir una solemne fuerza de carácter mientras centra la mayor parte de su energía expresiva en proyectarse a una atmósfera donde lo misterioso y lo ensoñador se cruzan. También hay algunos retazos de lobreguez vibrando de manera sutil. La segunda parte es un poco más ágil y se orienta solventemente dentro de un groove jazz-progresivo que, una vez más, también abre ciertos espacios a la psicodelia primigenia en su faceta más evocadora. Mientras la batería va incrementando los matices sofisticados de su labor, un cierto fulgor empieza a iluminar al entramado instrumental. Todo se detiene para dejar paso a un epílogo de piano al estilo de SATIE, el cual, simultáneamente, cierra la puerta de ‘Out Of The Darkness’ e impulsa el inicio de ‘Into The Moving Light’, el siguiente tema. Éste comienza como un ejercicio de jazz-prog donde el piano y la batería dirigen al alimón el groove central, siendo así que el bajo se enfoca en delinear un enclave preciso para el refuerzo del motif central. La segunda sección es una excursión libre en atmósferas cósmicas al estilo avant-progresivo. Dos temas que son cénit decisivos del álbum. Cuando llega el turno de ‘Anywhere The Wind’, el grupo se centra en una calidez melódica entrañable que se sitúa a medio camino entre los CARAVAN del primer álbum y el KEVIN AYERS de la etapa (1970-72). El contraste entre la suavidad del canto y la florida asertividad del piano funciona muy bien dentro del armazón general. 

La miniatura ‘Interlude I’ regresa de frente al masivo minimalismo etéreo para que, a partir de allí, ‘Never In A 100.000.000 Dreams’ instaure otro inspirado ejercicio de sofisticado lirismo en clave progresiva. Recuperando buena parte de la elegante extroversión del primer tema, la banda hace gala de su perpetua capacidad para motivar ambientes de buen humor en medio de la seriedad exigida para la articulación de claridades melódicas y tempos razonablemente sofisticados. Sin duda, otro momento culminante del disco. ‘Interlude II’ se explaya en el seguimiento de la huella dejada por el Primer Interludio para darle un poco más suntuosidad a los índices de melancólica rememoración que se destila de las capas sintetizadas que se van sucediendo. De repente, emerge ‘60’s Medley’ con un viraje radical hacia un vitalismo juguetón impulsado por climas celebratorios. Las opulentas orquestaciones que completan los índices temáticos invitan a un ritual común, el cual termina concretándose en el ruido de la ovación de un público. Algunos retazos del viejo legado de SUPERSISTER brotan al frente con ‘Excerpt From Pudding & Gisteren’, esta vez, en el reconocimiento de la influencia de la música académica impresionista. Siempre es bueno recordar esa sección de la suite homónima del tercer álbum de la banda; de inmediato, emerge ‘Interlude III’, último pasaje de minimalismo efímero. Con esto, la balada de piano y voz ‘The Last Chord Open’ trae consigo el cierre del álbum, exhibiendo una espiritualidad nostálgica con manifiestos ribetes de solitaria introspección. Esto resuena a una balada típica de ROBERT WYATT, aunque en la tradición de SUPERSISTER, este recurso compositivo también ha tenido una importante presencia. Todo esto fue “Nancy Never Knew”, un lote de menos de 40 minutos de nueva música desde los legendarios cuarteles de SUPERSISTER, una banda emblemática del fervor progresivo de la Europa Continental de la primera mitad de los 70 y que, tal como se demuestra con este trabajo, todavía tiene algo interesante y sólido que aportar al ideal del rock artístico. Como señalamos un poco más arriba, hay indicios elegíacos en “Nancy Never Knew”, y de confirmarse nuestras sospechas, es una estupenda manera de darse la despedida de SUPERSISTER mientras resuenan sus últimos acordes y baja el telón. Pero, mientras tanto, está organizada una gira nacional para abril y mayo. ¡¡¡Mil millones de aplausos para estos próceres neerlandeses en todas sus encarnaciones por este gran sueño musical!!! 
 
 
Muestras de “Nancy Never Knew”.-
Out Of The Darkness: https://www.youtube.com/watch?v=mRS6810oe5E
Into The Moving Light: https://www.youtube.com/watch?v=tvqy6w4eScg
Never In A 100.000.000 Dreams: https://www.youtube.com/watch?v=JUOc9EW9EmQ

Sunday, March 23, 2025

Una nueva revelación en la senda progresiva de DOMINIC SANDERSON



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy se da el turno de presentar “Blazing Revelations”, el nuevo trabajo fonográfico del músico y compositor británico DOMINIC SANDERSON, el mismo que fue publicado el último día del pasado mes de febrero. Estando SANDERSON a cargo de las guitarras eléctrica y acústica, el mellotrón y el canto, sus compañeros constantes de viaje son Tristan Apperley (bajo y violín), Jacob Hackett (batería y percusión), Embiye Adalı (órgano Hammond, mellotrón, clavinet, pianos clásico y Fender Rhodes) y Andy Frizell (saxofones tenor, alto y barítono, y flauta). Ocasionalmente, también apoyan el percusionista Joshua Joyner y el pianista Massimo Pieretti. El propio Joyner se encargó de la ingeniería de sonido en las sesiones de grabación del material contenido en “Blazing Revelations”, así como del proceso de mezcla; ulteriormente, Jon Astley realizó las labores de masterización en los Close To The Edge Studios. Matthew Sanderson es el autor de la peculiarmente fascinante portada del álbum. La publicación de este disco se hizo tanto en CD como en vinilo verde el pasado 28 de febrero. Ya a inicios del año 2023, SANDERSON ya nos había sorprendido gratamente con “Impermanence”, el cual siguió a una serie de sencillos y EP que él había estado publicando a ritmo sostenido desde el 2020. Podemos, pues, apreciar a “Blazing Revelations” como el disco que signa la consagración del buen DOMINIC como una figura clave en la escena progresiva británica de estos años, pero mejor revisemos de una buena vez los detalles de su contenido.
 

Los 12 primeros minutos del repertorio están ocupados por ‘From The Weeping Cradle’, un tema que desde sus primeras instancias deja plena constancia de su vitalismo sistemático y consistente. Los grooves y cadencias que definen a los cuatro minutos y medio iniciales se articulan en torno al discurso jazz-rockero con obvios sedimentos progresivos expandidos en la manera tan estilizada con que interactúan los instrumentos, así como en algunas variantes rítmicas dispuestas para dar cabida a tempos inusuales. Los colores plasmados en las florituras de la flauta ayudan bastante a preservar la aureola sofisticada dentro del vigor reinante. Ya en un segundo momento, la ingeniería sónica vira hacia una solemnidad envolvente que no carece de su adecuada dosis de musculatura, aunque ésta se mantiene en un nivel más o menos contenido. El aura retro de este pasaje se sitúa en un área intermedia entre QUATERMASS y GNIDROLOG, más algunos índices de EGG y los KING CRIMSON de 1970-71. Así las cosas, el escenario está preparado para que más tarde emerja una explosión de vehemente neurosis que se instala sobre unos cimientos razonablemente complejos: ya hay aires de familia con WOBBLER y MOTORPSYCHO en camino hacia una conclusión rotunda. Tras esta odisea llega otra un poco menos extensa que se llama ‘Faithless Folly’, canción cuya sección prologar consiste en unos lentos y tenues fraseos de guitarra, tras los cuales se arma un preámbulo misterioso en 5/4, abriéndose así camino a un cuerpo central dinámico y denso que nos remite al legado de VAN DER GRAAF GENERATOR (e indirectamente nos recuerda a los inolvidables AREKNAMÉS). Ésta está armado sobre unas variaciones de ambiente pulcramente hiladas para exhibir declaraciones de inquietud y rabia bajo un ropaje meticulosamente refinado. Alguna sección fusionesca entra a tallar para aportar algo de fulgor al mecanismo instrumental en curso. Unas menciones especiales van para los sucesivos solos de órgano y saxofón que surgen a mitad de camino, los cuales refuerzan el aura distinguida inherente al pathos predominante. El epílogo refleja una poderosa implosión antes de que unas sobrias figuras de guitarra acústica señalen efímeramente el círculo musical iniciado por aquellos fraseos de guitarra inaugurales. 
 

‘A Rite Of Wrongs’ está bastante metido en lo pastoral desde su introducción de mellotrón y el pronto asentamiento del dueto de canto y guitarra acústica, oportunamente ornamentado por la flauta. El entramado se enriquece con los ingresos del violín y las percusiones, aunque es cierto que la delicadeza esencial de la composición se mantiene intacta. El disco termina con su pieza más extensa: ‘Lullaby For A Broken Dream’, la misma que dura alrededor de 16 ¼ minutos. También hay unos acordes de guitarra acústica en su pasaje inicial, pero el foco central de esta extensa composición consiste en reforzar y capitalizar los climas de inquietud emocional y fuego espiritual que ya signaron antes a la canción #2. Aprovechando su extensión, el enfoque expresivo de ‘Lullaby For A Broken Dream’ abre una buena cantidad de espacios para potenciar los contrastes entre las secciones explícitamente intensas y las introvertidas de tenor bucólico. Alrededor de la frontera del séptimo minuto, se inicia un clima flotante y siniestro que invita a un delirante crescendo rockero que se traduce en una rutilante feria donde conviven lo Crimsoniano, lo Emersoniano y lo Genesiano. Según parece, los encuadres compartidos entre el órgano y el mellotrón dirigen la mayor parte de los registros temáticos que se van sucediendo. Tras este penetrante viaje por diversos parajes de agudeza apasionada, el epílogo hace que el bloque instrumental vire hacia un sistema de cadencias lentas donde reine lo majestuoso y se instaure una atmósfera cautivadoramente solemne. ¿Es la calma tras la tormenta? ¿Es una elegía? ¿O tal vez el retrato de una emancipación? Como sea, funciona como una evocación de enunciaciones grácilmente amables. Todo esto fue lo que se nos brindó con “Blazing Revelations” desde los cuarteles del joven maestro DOMINIC SANDERSON, una obra llena de vigor y versatilidad dentro de la más auténtica esencia del ideal progresivo del rock. Totalmente recomendable.  
 
 
Muestras de “Blazing Revelations”.-
From The Weeping Cradle: https://dominicsanderson.bandcamp.com/track/from-the-weeping-cradle
Lullaby For A Broken Dream: https://dominicsanderson.bandcamp.com/track/lullaby-for-a-broken-dream
 

Thursday, March 20, 2025

TONY LEVIN: una cátedra de bajo y otros instrumentos en el año 2024

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy echamos un breve vistazo al pasado reciente y nos topamos con el más reciente disco solista del maestro TONY LEVIN, “Bringing It Down To The Bass”, publicado a mediados de setiembre del pasado año 2024. Se trata de su primer trabajo de estudio como solista desde “Stick Man” (2007), aquel disco que originó el ensamble STICK MEN. El sello Flatiron Recordings se encargó de publicar este importante ítem tanto en CD como en vinilo doble de color marrón translúcido con manchas de tinte humo oscuro. Hay una importante miríada de colegas del maestro LEVIN que colaboran a lo largo del repertorio de “Bringing It Down To The Bass”. Ellos son Manu Katché (batería), Dominic Miller (guitarra), Pete Levin (teclados), Chris Pasin (trompeta), Alex Foster (saxo alto), Jay Collins (saxo barítono), Jerry Marotta (batería y percusión), Steve Hunter (guitarra), Larry Fast (teclados), Jeremy Stacey (batería), Markus Reuter (Touch Guitar), Vinnie Colaiuta (batería), Earl Slick (guitarra), Mike Portnoy (batería), Gary Husband (teclados), Joe Caro (guitarra), Steve Gadd (batería), Josh Shpak (trompeta), Chris Pasin (trompeta), Don Mikkelsen (trombón), L. Shankar (violín), Colin Gatwood (oboe y corno inglés), Pat Mastelotto (batería), Robert Fripp (soundscapes de guitarra), David Torn (guitarra) y Linnea Olsson (cello). Mientras tanto, el buen TONY se multiplica en varios bajos eléctricos con y sin trastes, el contrabajo y el cello eléctricos, y cómo no, el Chapman Stick, además de algo de canto y, en la última canción, piano. También son varios los estudios donde tuvieron lugar los registros del material aquí incluido: Jersville Studio, Bert Jansch Studio (Somerset), Dreamland Recording Studios, NRS Recording Studio y Planet Studios (Montreal). El ulterior proceso de masterización tuvo lugar en el estudio Waygate Mastering. 

 
Salvo un puñado de temas contenidos en “Bringing It Down To The Bass” que fueron compuestos por LEVIN a solas, todos los demás fueron coescritos junto a sus compañeros de turno. La pieza homónima ocupa los primeros 5 ½ minutos del repertorio con fluida extroversión. En efecto, ‘Bringing It Down To The Bass’ se revuelve en su propia jovialidad contenida sobre un medio tiempo mientras la saltarina vitalidad de las líneas de bajo y los ricos cromatismos de los saxofones alimentan y capitalizan el motif central. Ya más adelante, el groove se agiliza más explícitamente, siendo así que la coda le da un simpático giro al asunto mientras llega el fade-out. He aquí una cruza perfecta entre los WEATHER REPORT de fines de los 70 y el CHICK COREA eléctrico de los 80 con añadidos matices de aquel proyecto conjunto con Bill Bruford UPPER EXTREMITIES. Un inicio de álbum bastante llamativo, cómo negarlo. ‘Me And My Axe’ sigue a continuación para cambiar de senda expresiva y ponerse a explorar un talante más reflexivo, explayándose en un lirismo sereno y bastante transparente. El comedido peso rockero que aporta la guitarra al bloque sonoro da más contundencia a la magia evocadora de la composición. ‘Road Dogs’ supone un viraje hacia una espiritualidad festiva que coquetea abiertamente con el hard rock clásico mientras preserva algunas estilizaciones sónicas propias del discurso jazz-progresivo. La batería alterna fluidamente entre pasajes machacones y otros más patentemente sincopados mientras los teclados aportan una sobria majestuosidad al desarrollo temático. Las parcas palabras graves que emergen en los últimos minutos añaden humor al ambiente general. Efectiva combinación de gancho y clase en esta pieza así como en la siguiente, ‘Uncle Funkster’, la cual incrementa las dosis de vivacidad y fulgor donde parecen estar bien asentados LEVIN y sus compañeros de turno. La ingeniería sónica de esta pieza es más contundente a pesar de no tener una instrumentación tan nutrida: sólo batería y Stick. 
 
  

La estructura musical de ‘Boston Rocks’ es bipolar: su prólogo se apoya en un lirismo reposado, siendo así que al poco rato se produce una reiteración de la musculatura celebratoria que ya definió al tema precedente, esta vez se hace con una instrumentación más llena y con algunas vocalizaciones entusiastas. El cariz progresivo se refuerza cuando se da una alternancia entre un swing contenido (incluyendo un soliloquio y un breve canto) y el regreso a la electrizante vivacidad del cuerpo anterior. ‘Espressoville’ recapitula el camino musical de la pieza homónima en cuanto a su groove central, pero también se distingue por tener una sofisticación especial en algunos arreglos que encauzan a los vértices expresivos de la musicalidad creada para la ocasión. A través de la conexión entre los arreglos de metales y los ocasionales solos de guitarra se revela una arquitectura tremendamente sólida mientras la dupla rítmica sustenta el evento sónico con prestancia y precisión. ‘Give The Cello Some’, tal como lo indica el propio título, usa el pretexto del prólogo para lucir el cello eléctrico en un efímero arreglo barroco antes de que el ensamble rockero entre a tallar con un travieso empuje. Mientras tanto, los parlamentos de LEVIN mencionan lo productivo que podría resultar tocar el cello de vez en cuando. Pero no por ahora, que Marotta y Tony Levin están codirigiendo el jam central. Todavía puede el cello lucir unas pequeñas líneas antes del golpe final. ¿No será ésta la versión humorística de Esperando a Godot para cello? Como sea, se trató de algo ingeniosamente ameno y ahora es el turno de ‘Side B / Turn It Over’. Todo se centra en un gentil ejercicio coral al estilo de cuarteto de barbería (barbershop quartet) que en algún momento es suavemente interrumpido por una flotante figura de bajo. ‘Beyond the Bass Clef’ recoge este recurso de serenidad y lo eleva a un plano cósmico arropado por tenues vibraciones flotantes donde las capas de teclado, las líneas de violín y las maderas aportan sus propios retazos a este envolvente cuadro impresionista. Una composición exquisitamente hermosa que exuda un cristalino refinamiento por todos sus poros; la intensidad efímeramente elevada para los segundos finales refleja una tensión liberadora. ‘Bungie Bass’ nos lleva, una vez más, por el camino de la extroversión estilizada, y lo hace con la estrategia del avant-jazz-prog de matices Crimsonianos, sin ocultar sus nexos al paradigma de los STICK MEN. El swing de Mastelotto es inconfundible y los matices inquietantes de Torn también.


‘Fire Cross the Sky’ es una crepuscular y relajada balada dedicada a John Lennon, a quien conoció cuando fue convocado para las sesiones de ese emblemático álbum “Double Fantasy”. Ya las primeras líneas son poéticamente evocadoras: “I am sitting in a Westside café that’s seen it all. / I look up and see his picture is like a shrine / Clustered on the dark brick wall. / His glasses so cloudy, / The eyes are so clear, / Maybe that’s what you need / To believe that peace could be near.” Su espiritualidad minimalista sustenta cabalmente el talante reflexivo de esta bonita canción. ‘Floating In Dark Waters’ mantiene las cosas dentro del paisaje intimista, esta vez a un nivel de ambient progresivo con ornamentos telúricos brindados por la juiciosa labor de las percusiones. ‘On The Drums’ es un gracioso malabar multi-vocal que menciona a varios bateristas con cordial jovialidad, algo muy diferente a la continua solemnidad que ha marcado a las tres piezas anteriores bajo diversas modalidades. La coda del álbum se titula precisamente ‘Coda’: básicamente, se trata de un estándar de jazz con un manejo de cámara. Su inmensamente reposada disposición tiene mucho de conmovedora. Toda esta fue la oferta de “Bringing It Down To The Bass”, enésima muestra del genio de TONY LEVIN para crear música, ejecutar sus instrumentos de especialización y conectarse con los colegas adecuados para cada idea particular que surge de su mente compositora. Sería tedioso e inanemente repetitivo hacer un elogio de una leyenda viviente tan consistente e infatigable como es el buen TONY, pero no está de más recomendar a “Bringing It Down To The Bass” en cualquier buena fonoteca de rock ecléctico y jazz-rock. 
 
 
Muestras de “Bringing It Down To The Bass”.-
Bringing It Down To The Bass: https://tonylevin-flatiron.bandcamp.com/track/bringing-it-down-to-the-bass
Road Dogs:  https://tonylevin-flatiron.bandcamp.com/track/road-dogs
Boston Rocks: https://www.youtube.com/watch?v=8mpDW9nb0Ik
Beyond The Bass Clef: https://tonylevin-flatiron.bandcamp.com/track/beyond-the-bass-clef
Bungie Bass: https://tonylevin-flatiron.bandcamp.com/track/bungie-bass

Monday, March 17, 2025

La incombustible creatividad que flota en el espacio musical del maestro BELEDO

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy tenemos la ocasión de reseñar “Flotando En El Vacío”, el nuevo álbum del virtuoso multiinstrumentista y compositor uruguayo-estadounidense JOSÉ PEDRO BELEDO.... o simplemente, BELEDO. En este disco, BELEDO toca las guitarras eléctrica y española, además del piano y el violín, siendo acompañado recurrentemente por Jorge Pardo (flauta y saxo tenor), Carles Benavent (bajo) y Asaf Sirkis (batería). También aparecen ocasionalmente los ilustres invitados Gary Husband (piano eléctrico Fender Rhodes y sintetizador Mini Moog) y Ramón Echegaray (percusión de candombe). “Flotando En El Vacío” fue publicado por el sello MoonJune Records el 19 de setiembre del pasado año 2024, añadiéndose en este mismo año 2025 una edición en doble vinilo verde. BELEDO es el autor exclusivo de cuatro de los temas aquí contenidos, mientras que en otros tres se dio una labor creativa conjunta de Pardo, Benavent, Sirkis, Husband y el propio BELEDO. El material contenido en el disco que ahora reseñamos fue registrado en los días 6 y 7 de setiembre del 2021, en La Casa Murada Studio, Banyeres del Penedes, una locación catalana que últimamente es muy habitual en publicaciones de MoonJune Records. El proceso de mezcla también tuvo lugar allí en los días 6 y 7 de julio del año siguiente, en manos de Jesús Rovira. La ulterior labor de masterización fue realizada por el maestro Mark Wingfield en diciembre del 2023, en el Heron Island Studio, ubicado en la localidad inglesa de Cambridgeshire. Revisemos ahora el repertorio.
 

‘Djelem Djelem’ abre el disco con contundente expresividad y, dicho sea de paso, es la única composición foránea del álbum: se trata de una pieza tradicional de la cultura gitana de los Balcanes que cobra nueva vida aquí. Desde las instancias iniciales de ‘Djelem Djelem’, se advierte esa magia particular que penetra al núcleo central de la pieza mientras la flauta gesta un prólogo ostensiblemente exótico donde opera un talante evocador. Cuando la guitarra acústica entra a tallar como un dialogante discreto, el clamor del motif central se va definiendo más explícitamente, con lo que ya el ensamble entero sabe con qué groove operar. Más adelante, el violín completa el colorido dentro de un vigor colectivo que se muestra de forma razonablemente contenida. ‘Rauleando’ sigue a continuación para agitar un poco las cosas con un swing más suelto y un esquema grupal notablemente más exuberante. El aura de la composición está fuertemente motivada por aires porteños, lo cual obliga a la batería a hacer un masivo uso de síncopas coquetas mientras el ensamble da vueltas al motif central. Una mención aparte merece el estupendo solo de bajo que emerge a mitad de camino para preparar el subsiguiente solo de piano. Al fin y al cabo, es el matrimonio de flauta y guitarra quien guía a los desarrollos melódicos de esta cautivadora exhibición de jazz-prog. Un hermoso tema, para decirlo de manera simple. ‘De Tardecita’ se explaya por un generoso espacio de 11 minutos y pico, siendo así que todo comienza con un tenor un tanto expectante, aunque la batería no tarda mucho en exhibir su inherente fuerza de carácter concretada con perfecta elegancia. Tampoco tarda mucho la guitarra en ocupar el centro protagónico y brindar un electrizante solo... y vendrán más en el camino. El sendero expresivo del tema está bien trazado y la musculatura está adecuadamente suministrada a través de las interconexiones de los músicos. La cuarta pieza del álbum es la titular y también cuenta con una liberal expansión de 10 minutos para decir todo lo que tiene que decir.* En concreto, ‘Flotando En El Vacío’ ostenta un lirismo conmovedor cuyas envolventes vibraciones son manejadas con quirúrgica precisión en base a los cautivadores índices melódicos, algunos de los cuales se sienten aflamencados. La clave está en hacer confluir gracilidad y agilidad bajo un ropaje de majestuosa serenidad. Un cénit fundamental del álbum. 
 
‘Es Prohibeix Blasfemar’ vira radicalmente hacia un área de ingenierías aguerridas y vibraciones neuróticas. En sí misma, la pieza no es particularmente agresiva, pero sí tiene todas las trazas de estar ocultando alguna suerte de ansiedad que es capaz de generar zozobra bajo el increíble groove armado por la batería. En líneas generales, esto nos suena emparentado con el PAT METHENY de los 90 e inicios del nuevo milenio. ‘Candombesque’, tal como lo indica su título, inspecciona una base inspirada en el lenguaje fusionesco uruguayo con raíces afro-sudamericanas, incluyendo algunos arreglos percusivos en la sección epilogar. Eso sí, el proceso de filtro estilizado para el centro melódico es tan meticuloso y sofisticado que los abundantes aires de funk-fusion que se organizan desde el enclave colectivo remodelan todo con convincente naturalidad. Ahora el ensamble pasea por un terreno limítrofe al de los WEATHER REPORT de fines de los 70. ‘From Within’ se revela como un híbrido de los índices expresivos de los temas #2 y #4, añadiéndose una mayor dosis de sofisticación estructural al armazón rítmico. Algunos fraseos de los solos de guirarra regresan a la senda de la fusión flamenca. Por su parte, las florituras de la flauta refuerzan la mágica vivacidad del momento. Siendo el tema más largo del repertorio con sus 16 ¾ minutos de duración, ‘Rodeados’ también está a cargo de cerrarlo. El inicio está marcado por un prolongado ejercicio de free jazz y es recién en la frontera del cuarto minuto y medio que se gesta un groove reconocible. En esta situación, los instrumentistas organizan su comunión a paso firme, estando la batería muy bien afianzada en su rol de ancla del entramado sónico. Un nuevo swing más esparcido surge por un breve rato antes de que todo se descontruya radicalmente dentro de un clima de tensión abstracta. Una vez apaciguador ésta, prontamente emerge un swing liviano, el mismo que permite a los instrumentistas reconectarse por vía de una estrategia más sobria, una situación que aprovecha la batería para instalar unas interesantes virguerías en su groove. Poco a poco, se eleva una algarabía cuyo fulgor asciende al unísono del despliegue del crescendo. La cosa está clara: los ribetes neuróticos del exterior son intrincados reflejos de una alegría sistemática y pulsátil. Excelente cierre del álbum. 


Tenemos claro desde hace bastante tiempo que BELEDO es un maestro que tiene ingenio, inteligencia técnica y energía expresiva a raudales, por lo que nos nos sorprende realmente que la experiencia de escuchar “Flotando En El Vacío” nos haya resultado tremendamente estimulante. Lo que sí podemos añadir dentro de nuestra hermenéutica es que este disco se explaya exitosamente en nuevas áreas del siempre inquieto eclecticismo que caracteriza tanto al espacio musical de BELEDO como al virtuosismo de sus compañeros de viaje; han sido muchos los momentos en los que se ha mostrado un nervio renovado dentro del enfoque estético desarrollado para este álbum. “Flotando En El Vacío” es, sin duda, una joya recomendable en cualquier buena colección de jazz-rock y fusión contemporánea.

* Esta composición data de los años 70 cuando BELEDO era íntegramente del grupo SIDDHARTHA.

Saturday, March 15, 2025

Segundo tumulto musical de los noruegos KOSMODOME



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

En esta ocasión presentamos el segundo disco del grupo noruego KOSMODOME, publicado en el mes de octubre del pasado año 2024 con el título 
“Ad Undas”. El sello Stickman Records se hizo cargo de ello tanto en CD como en vinilo claro transparente. Tres años después de su disco homónimo, el cual recibió una cobertura favorable en las redes de difusión de rock progresivo y psicodélico de todo el mundo, la alineación de KOSMODOME se amplió a quinteto con la vigente alineación de Sturle Sandvik [guitarra, bajo y voz], Erlend Nord [guitarra], Jonas Særsten [teclados], Eirik Marinius Sandvik [bajo y coros] y Severin Sandvik [batería y percusión] para seguir adelante por su senda de rock progresivo pesado con fuertes enclaves de space-rock y psicodelia, además de un enfoque melódico bien delineado. Este proyecto iniciado por los hermanos Sturle y Severin Sandvik ya está tomando forma como un ensamble consistentemente perfilado. El título del disco es una expresión griega que significa a las olas o rumbo por el mar, pero se utiliza en noruego para señalar que algo ha fallado irremediable, algo que se ha ido al cuerno. Bueno, no es éste el caso del disco que hoy reseñamos, pero mejor vamos a los detalles de su repertorio ahora mismo.
 

El álbum comienza con su pieza más extensa, ‘Neophobia’, la cual dura poco menos de 8 ¾ minutos. A lo largo de este tiempo, el ensamble crea unos grooves muy ágiles para la ilación de los índices temáticos que se organizan de una forma muy integral. Los ornamentos de la batería y las ocasionales irrupciones de fulgurosos solos de guitarra aportan un dinamismo muy especial al asunto. También ayuda el hecho de que se usan algunas vibraciones jazz-rockeras en el entramado rítmico central. La sección final da un interesante viraje hacia un recursos de sofisticación que amplía una sensación de majestuosidad rockera. ‘Hyperion’ sigue a continuación para seguir por una senda muy similar a la de la pieza de entrada, esta vez, con un uso más prolijo de los contrastes entre los pasajes más animados y los más sutiles. Se nota que hay algunos elementos de post-rock operando en algunos arreglos de los guitarreos, pero también cabe notar que hay una cierta cercanía al patrón de los ANEKDOTEN de los dos últimos discos y al de la banda compatriota 35 TAPES. La dupla de ‘Obsternasig’ y ‘Dystopia’ sirve para que el grupo siga expandiendo sus recursos sónicos de fuerza de carácter musical. El primero de estos temas mencionados muestra una serenidad expresiva más notoria que la de cualquiera de los dos temas anteriores, pero también hay que advertir que subyace un sutil sentido del dramatismo en la manera en que la atmósfera reflexiva se va plasmando tanto en el entramado instrumental como en el canto. Además, no faltan esos pasajes donde el nervio rockero, a despecho de las constricciones estructurales del momento, se hace notar. Es más, en el último tercio, el ensamble se arroja a una extroversión señorial sobre la base de un razonablemente complejo armazón rítmico. Con un suave acorde de guitarra se cierra este cénit del álbum. Por su parte, ‘Dystopia’ establece una llamativa excursión de en el space-rock con talante ácido, centrando ésta en un jam proncipal que irrumpe tras un tentativo prólogo. Las variables de cadencias preservan el magnetismo inherente al dinamismo propio de la composición. 
 
‘Turmoil’ comienza con una agilidad solvente muy afín a estándares del rock clásico en sus secciones instrumentales, mientras que las partes cantadas se sitúan sobre un swing ceremonioso. A mitad de camino, el ambiente general se torna un poco más sofisticado, apoyándose en un lirismo amable y grácil. El terreno está preparado que el grupo elabore otro trayecto psicodélico contundente. El final del repertorio llega de la mano de ‘Fatigue’, una pieza que condensa solventemente los espíritus sonoros de los temas #1 y #5, empleando un nervio muy semejante al de aquél. La dupla rítmica sustenta cabalmente los grooves que se van sucediendo con perfecta fluidez, permitiendo que este último tema complete coherentemente el paisaje sonoro del álbum. Todo esto fue lo que se nos brindó desde los cuarteles de KOSMODOME con “Ad Undas”, un nuevo ejemplo de lo que ofrece la mentalidad progresiva noruega en su vertiente más robusta al escenario mundial del art-rock.
 
 
Muestras de “Ad Undas”.-
Neophobia: https://kosmodome.bandcamp.com/track/neophobia
Obsternasig: 
Fatigue:  https://kosmodome.bandcamp.com/track/fatigue
 

Wednesday, March 12, 2025

Quinto gesto de amistad progresiva de parte de los estadounidenses PATTERN-SEEKING ANIMALS



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy celebramos la publicación del nuevo disco de PATTERN-SEEKING ANIMALS, el proyecto progresivo estadounidense radicado en Los Ángeles, California, y que fue originado por Ted Leonard [voz principal y guitarras], Dave Meros [bajo], John Boegehold [sintetizadores, mellotrón, guitarras, roncocco, programaciones y coros] y Jimmy Keegan [batería y percusión] a inicios del año 2018. Estos integrantes y colaboradores de la banda nodriza SPOCK’S BEARD ya cuentan con cinco discos en su haber desde el año 2019, siendo “Friend Of All Creatures”, publicado el último 14 de febrero por G.E.P. Records, el que reseñamos en esta ocasión. En este disco, el cuarteto contó con las colaboraciones de la vocalista Diane Boothby y la violinista Eliza James. Frank Rosato se hizo cargo de la ingeniería de sonido en las sesiones grabación del material contenido en “Friend Of All Animals”, y no sólo eso, también realizó las labores de mezcla y masterización del disco en cuestión. En líneas generales, la propuesta de PATTERN-SEEKING ANIMALS se apoya en un híbrido triádico entre el prog sinfónico propio de SPOCK’S BEARD, KANSAS y GENESIS, el así llamado AOR y el (mal llamado) neo-prog al estilo de MARILLION y PENDRAGON de los 90. La edición de “Friend Of All Creatures” se dio tanto en CD como en vinilo rojo.

 
Los dos primeros temas del repertorio son los más extensos del mismo: ‘Future Perfect World’, que dura más de 9 ½ minutos, y ‘Another Holy Grail’, que supera los 12 ¼ minutos de duración. El tema de apertura abre camino a su conmovedora claridad melódica desde los iniciales acordes de guitarra, los mismos que sitúan el punto de partida preciso para el groove del primer cuerpo central. Es el órgano quien lleva la voz cantante tanto en las armonías básicas como en el enclave melódico que se desarrolla sobre el medio tiempo elegido para la ocasión. Así las cosas, el ambiente es propicio para motivar una espiritualidad evocadora, la cual se realza prestamente cuando el swing de la batería torna hacia un 3/4 lento; con esta nueva aureola de solemnidad, la emotividad reinante asume un talante envolvente. Para las instancias finales, surgen unos aires entusiastas que permiten a la canción elevarse hacia un epílogo épico bastante agradable. En cuanto a ‘Another Holy Grail’, su posición se sitúa más próximamente al patrón de los GENESIS de la fase 76-78 con varios ornamentos propios del prog contemporáneo que juegan a doble banda con lo lírico y lo denso (pensamos en un espectro de bandas que van desde THE FLOWER KINGS hasta BRIGHTEYE BRISON, pasando por TRANSATLANTIC y el STEVE HACKETT del nuevo milenio). La prestancia estilizada de los arreglos de teclados y el diseño de una razonablemente sofisticada arquitectura rítmica impulsan relevantemente al canto de Leonard y a los ocasionales solos de guitarra. El último cuarto está muy inserto en el paradigma de SB en lo referente a su ágil cromatismo musical. Tras estas secuencia de dos magníficas y largas canciones, la balada ‘Down The Darkest Road’ tiene la misión de instaurar un subterfugio de matices pastorales arropado por una serie de elegantes orquestaciones. Es como si la gente de KANSAS hubiese hecho un viaje introspectivo bajo la guía de ANTHONY PHILLIPS. ‘In My Dying Days’, por su parte, ostenta un enfoque más asequible en cuanto a guía melódica y estructura rítmica. Los mayores recursos de estilización provienen del violín invitado. 
 

Cuando llega el turno de ‘The Seventh Sleeper’, el grupo regresa a plenitud al camino de la suntuosidad prog-sinfónica articulada con minuciosa elegancia que ya se exploró antes en los dos primeros temas del álbum. Eso sí, el espíritu calmo y la disposición reflexiva marcan el tenor de los arreglos instrumentales y líneas vocales que van emergiendo a lo largo del camino. Transitando de compases usuales a otros inusuales, el groove general es apacible, en muchos parajes, reposado. Bueno, la sección epilogar apuntala una expresividad intensa con ribetes genuinamente dramáticos, gestando un fulgor señorial que funciona muy bien para el cierre del telón. Se reabre dicho telón para que el grupo nos brinde ‘Days We’ll Remember’, otra balada que esta vez opera en el área de encuentro entre la metafísica ceremoniosa de YES y el refinamiento sistemático de TRANSATLANTIC. ‘Words Of Love Evermore’ trae consigo el cierre del álbum. El primer motivo emerge como una balada cuasi-Beatlesca a través del filtro de Steve Morse, y más adelante, las cosas se agilizan un poco tras un breve intermedio de tintes barrocos. Reforzado el motivo central, ahora muestra un poco más de punche mientras el swing permanece con su rumbo sereno, a veces insertando algunos enclaves de 7/8 con bien calculada fluidez. Siendo una canción bastante atractiva de por sí, funciona muy bien como clausura, especialmente cuando entra a tallar un refinado solo de guitarra. Toda esta fue, a fin de cuentas, la experiencia de “Friend Of All Creatures”, una inspección de amables y majestuosas aventuras musicales que el infatigable colectivo de PATTERN-SEEKING ANIMALS nos brinda para este año 2025. Esta banda ha mantenido un público estable y sus dos discos anteriores “Only Passing Through” (2022) y “Spooky Action At A Distance” (2023) han recibido bastantes elogios en especial; lo mismo deberá suceder con éste.
 

Sunday, March 09, 2025

RAINBOW FACE: la cruzada del rock progresivo estadounidense en medio de las ruinas


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
En esta ocasión prestamos atención a la localidad de Portland, Oregón, para toparnos con el grupo estadounidense RAINBOW FACE, cultor de una interesante modalidad de rock progresivo ecléctico y experimental, y autor del álbum “Enjoy This Ruin”, el mismo que fue publicado el 6 de diciembre del pasado año 2024. La alineación de RAINBOW FACE consiste en Jake Rose [guitarras y canto], Salvador Altamirano-Farrell [teclados y sintetizadores], Connor Reilly [batería] y Dominique Reveneau [bajo]. Los orígenes de RAINBOW FACE se remontan al año 2015 y fue recién en el año 2020 que el grupo pudo cncretar su disco de debut “Stars’ Blood”; en aquel entonces, el grupo operaba como un trío que no conseguía tener un baterista permanente. Mirando al tiempo presente, el material contenido en “Enjoy This Ruin” fue grabado en varias sesiones organizadas en el estudio Quartertone Recording, estando el bajista Reveneau y Colin Doherty a cargo de las labores de producción e ingeniería de sonido. El cuadro que ocupa el centro de la portada es de la autoría de Yui Sakamoto, mientras que el propio Altamirano-Farrell se hizo cargo del diseño gráfico. Bueno, veamos ahora los detalles estrictamente musicales del disco en cuestión.
 

Las cosas se inician con ‘Left Behind’, canción que, tras un inicio un tanto denso que coquetea con lo tétrico, revela un cuerpo central razonablemente ágil que refleja un vitalismo grave donde se da una inaudita confluencia entre los paradigmas de BENT KNEE y RESISTOR; también hay algunos elementos extra del ZAPPA de inicios de los 80. A mitad de camino, la pieza da un viraje hacia una parsimonia grisácea donde parece que opera un dramatismo latente; éste va haciéndose explícito mientras avanza el crescendo bajo la doble guía de la batería y la guitarra, gestándose así un epílogo electrizante. ‘Automation’ sigue a continuación para cumplir con la misión de expandir los recursos de sofisticación musical y vivacidad expresiva de la banda, dando como resultado una especie de monstruo ágil que parece sacado de un taller clandestino de los AHLEUCHATISTAS para que sea remodelado por BLACK MIDI tras pasar varias horas escuchando discos de PAK y THE CARDIACS. En el mismo desarrollo de su cuerpo central, la canción se sitúa en un punto intermedio entre lo amenazante y lo jovial, siendo así que un breve interludio de talante sigiloso aporta un interesante recurso de variedad al entramado sónico. También hay un breve swing pseudo-circense que anticipa la extremadamente neurótica coda. El tercer tema del disco se titula ‘Virus’ y es también el más largo del mismo con su espacio de casi 8 ¼ minutos. Tras un prólogo denso y deconstructivo, el ensamble arma un motif reconocible sobre un medio tiempo que permite poner un sólido dramatismo al canto inherentemente solemne. ¿Cómo sería algunas de las composiciones más sofisticadas de los BLACK SABBATH de 1974 si se trastocara en manos de los KING CRIMSON de 1973 y, después de eso, fuese transportada hacia un área de interacción entre los estándares del stoner y del brutal prog del nuevo milenio? Como esta canción, efectivamente. Aunque su complejidad es menos ostentosa que la de la canción anterior, recibe los ecos de su señorío. Dos cénit sucesivos para el repertorio. ‘My Crusade’ es una canción más asertiva que las dos anteriores, manteniendo la garra expresiva mientras aporta un nuevo fulgor al motif central y a las bases melódicas que lo sostienen. Eso sí, el pathos ácido sigue incólume.
 

‘Borders’ parece centrarse un poco más en lo reflexivo y lo melancólico mientras los guitarreos van centrándose en las escalas y riffs y los teclados arman unas orquestaciones de cierto tenor cósmico. La ingeniería rítmica tiene una actitud evocadora que se hace sentir a través de la abundante rabia rockera que caracteriza a la esencia grupal. La dupla rítmica juega varias veces con ingeniosos esquemas sincopados, ya sea en las partes contenidas, ya sea en las más musculares. En algún momento emerge desasosegado solo de teclado que parece querer destruir cualquier trazo de añoranza que le precedió... aunque ésta regresa en los acordes finales de la guitarra. Cuando llega el turno de ‘Ransom’, el grupo ahonda un poco más en esta exploración de áreas reflexivas mientras trabaja con grooves complejos. La arquitectura planteada por la batería y las inteligentes líneas del bajo impulsan al bloque global por un meticulosamente perfilado crescendo que termina conquistando una explosiva cima jazz-progresiva con retoques Crimsonianos. También hay confluencias peculiares con SEVEN IMPALE y ELDER. Otro culmen del repertorio. Durando poco más de 8 minutos, ‘Drown’ es la segunda pieza más extensa del repertorio y también es la encargada de cerrarlo. Su característica principal es que se deja llevar por la faceta más propiamente lírica del ideario estético de la banda, la cual se instala principalmente en las escalas de piano que marcan el centro temático. No faltan los pasajes ostentosos de rigor, pero sí es evidente que el ensamble se acerca más que nunca al estándar de la tradición prog-sinfónica. Esta canción buen pudo ser una composición perdida de ECHOLYN que pasó por el filtro de una pesadez ácida propia de SUN COLORED CHAIR mientras acoge algunos traqueteos Yessianos. No teniendo una intensidad igual que la de cualquiera de las dos canciones precedentes, funciona muy bien como broche final del álbum. 
“Enjoy This Ruin” es el ítem con el que hemos conocido a RAINBOW FACE y nos ha causado tan buena impresión que recomendamos encarecidamente una investigación en todo el material que este excelente joven grupo estadounidense tiene publicado. Por lo pronto, señalamos a este disco como parte de lo mejor que se ha publicado en el área del rock progresivo a fines del año 2024 y lo recomendamos para cualquier buena fonoteca dedicada al rock artístico. 
 
 
Muestras de “Enjoy This Ruin”.-
Automation: https://rainbowface.bandcamp.com/track/automation

Thursday, March 06, 2025

CAUSA SUI: la fuente de inspiración para el álbum de estudio #13



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la ocasión de presentar el nuevo trabajo del grupo danés CAUSA SUI, el cual está conformado por Rasmus Rasmussen [teclados], Jakob Skøtt [batería y percusión], Jonas Munk [guitarras] y Jess Kahr [bajo]. “From The Source” es el disco al que nos estamos refiriendo, siendo el decimotercer trabajo de larga duración de esta banda fundada en la localidad de Odense en el 2004. El Paraiso Records se encargó de publicar este disco tanto en vinilo (formatos negro y verde-amarillo) como en CD, el 28 de junio del pasado año 2024. El propio guitarrista Munk se encargó de la ingeniería de sonido en las sesiones de grabación, además de los ulteriores procesos de mezcla y masterización. El baterista Skøtt, por su parte, es el autor del arte gráfica. La gente de CAUSA SUI apostó por realizar una labor particularmente sofisticada para celebrar su vigésimo aniversario de existencia, en la cual no sólo salieron al mercado 13 trabajos de estudio, sino también algunos discos en vivo y un par de cajas con sesiones improvisadas; pero bueno, concentrémonos ahora en los detalles de este disco del 2024. 


‘Sorcerer’s Disciple’ inicia el rumbo de las cosas con un despliegue de llamativa vivacidad por vía de un ágil jam cuyo groove se sostiene solventemente sobre vibraciones propias del rock clásico, las mismas que cuentan con un substrato jazz-rockero. Lo que suena aquí es algo que muy bien hubiesen elaborado los DEEP PURPLE de 1974-75 si hubiesen contado con el bajista de BLACK SABBATH y con la guía espiritual de HAWKWIND. Hay pasajes estratégicos donde la musculatura grupal aumenta a fin de gestar ciertos clímax bien perfilados mientras el swing sigue cubriendo las bases de la instrumentación colectiva. Sigue a continuación una pieza más reposada titulada ‘Dusk Dwellers’, la cual se asienta sobre un swing de blues eléctrico. La situación es idónea para dejar que los fraseos de la guitarra y las ingeniosas líneas del bajo vayan llenando espacios con sobriedad a medida que el núcleo firme de la composición se vaya reforzando. Una vez más, tenemos el empleo de la estrategia de insuflar momentáneos incrementos de energía rockera que, dentro de la ingeniería temática, ensalzan el vigor grupal antes de que el epílogo aterrice sobre un terreno más introspectivo. La primera mitad del repertorio se cierra con su segundo tema más extenso, el cual se titula ‘The Spot’ y dura alrededor de 9 ½ minutos. El esquema central de esta pieza se enfoca primordialmente en la senda de sofisticación refinadamente muscular que la gente de CAUSA SUI usualmente convierte en su faceta más fastuosa. Eso sí, hay que matizar que el grupo sabe llevar este lado ostentoso con adecuadas dosis de templanza expresiva, dejando que las texturas sean tan importantes como los trazos melódicos dentro de su ingeniería sónica. La sección final ostenta un temple sereno mientras se apoya en un ingenioso juego de síncopas armado por la dupla rítmica. En general, notamos algunas conexiones estilísticas con GILA y el aspecto más relajado de AMON DÜÜL II, aunque no cabe duda que el ensamble sabe estructurar su particular vigor dentro de su armazón de herencias.

  

Toda la segunda mitad – más exactamente, 24 minutos y pico – está ocupada por ‘Visions Of A New Horizon’, ambiciosa suite que consta de siete partes. Desde sus instancias iniciales emerge un prólogo envolvente que parece hacer gala de un embrujo flotante, siendo así que el grupo sabe cómo darle un tenor expectante a su esquema sonoro. Una vez pasado el prólogo, el grupo arma un jam intrépido que nos remite por igual al paradigma de NEKTAR y al de AGITATION FREE con sus oportunas dosis de space-rock: ésta combinan la garra propia de lo lisérgico con el refinamiento esencial del discurso progresivo, estando éste, a su vez, impulsado por las vibraciones jazz-rockeras empleadas por la batería en varias instancias. Alrededor de la frontera del séptimo minuto, las cosas viran notoriamente hacia una ceremoniosidad Floydiana con ciertas afluencias kraut-guitarreras. Ahora estamos en.el terreno de la gravedad señorial pertrechada por una augusta distancia contemplativa, la misma que genera variadas dosis de suntuosidad. Más adelante, el grupo gesta un crescendo psicodélico firmemente impulsado por una batería muy vitalista. El epílogo marca una parsimonia aguerrida y señorial, aterrizando en una coda de guitarra que completa el círculo. Así es como el grupo decide concluir éste, su decimotercer trabajo de estudio. Con una intensiva trayectoria fonográfica de discos de estudio y en vivo desde el año 2005 que el colectivo de CAUSA SUI tiene tras de sí, “From The Source” es el disco del año 2024 que les permite sostenerse con firmeza dentro de la avanzada rockera de su país. Bastante recomendable, sin duda. 


Muestras de “From The Source”.-