HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy es el momento de “Iconoclast”, nueva entrega de SYMPHONY, banda original de Nueva Jersey que desde la primera mitad de los 90s ha estado desarrollando, consolidando y afirmando un paradigma muy estilizado de la onda prog-metalera en base al estándar del metal neo-clásico y con abundantes florituras y ornamentos de carácter sinfónico. Este disco viene en formato simple y doble, siendo este último el que contiene más fielmente la totalidad del concepto gestado por Michael Romeo y Russell Allen, una responsabilidad creativa dual que ya había rendido buenos frutos en la ambiciosa idealización poética miltoniana expuesta en el disco anterior, “Paradise Lost” (2007). En fin, la formación se completa con Jason Rullo (batería), Michael Pinnella (teclados, piano) y Michael Lepond (bajo), tal como lo ha venido haciendo desde los tiempos del fenomenal concept-album “V” (del año 2000).
Casi 11 minutos dura el primer tema del volumen 1, justamente el tema que da título al disco. Con un pasaje introductorio que incluye arreglos corales, la pieza instala su cuerpo central, focalizado en una exhibición de poder metalero sofisticado poco antes de llegar a la barrera del segundo minuto y medio. Todas las piezas habituales del puzle musical históricamente delineado por esta banda están allí: riffs poderosos, una sección rítmica sólida que se mueve con milimétrica precisión por todas las variantes de compás, momentos para el brillo de la guitarra y el teclado en sus respectivos solos, el magistral canto de Allen. Se ahonda también en el rol especialmente protagónico de la guitarra de Romeo que se venía dando desde los días de “The Odyssey”: la presencia de los teclados en ornamentos, armonías y orquestaciones no es tan relevante como en los días de “The Divine Wings Of Tragedy” o “Twilight In Olympus”, pero a despecho de la relativa minimización de este recurso predilecto del estándar del prog-metal neoclásico (el reino de SYMPHONY X), la estructura musical de esta pieza es fluidamente explorada a través de su ambiciosa proyección temporal. ‘The End Of Innocence’ sigue a continuación, con muchos de los ingredientes sonoros intactos, aunque su dinámica compositiva se me hace más cercana a la de un par de temas del épico concept-disc “V”. ‘Dehumanized’ está más a tono con el filo agresivo inapelable de “Paradise Lost”: hallamos en la sección intermedia el que quizá sea uno de los mejores solos de guitarra de todo el doble álbum. ‘Bastards Of The Machine’ y ‘Heretic’ prosiguen con este despliegue de contundencia oscura y arrolladora: el primero se desarrolla de una forma trepidante tanto en su esquema rítmico como en la articulación de los riffs básicos, y adicionalmente, en el canto de Allen, simultáneamente airado y autoafirmativo; el segundo capitaliza el frenesí para concentrarse un poco más en lo muscular y bajar en cierta dosis el acento dramático que en ‘Bastards’ era más patente. ‘Children Of A Faceless God’ convierte la fuerza rockera vigente a una dimensión un poco más contenida, logrando así crear un esquema melódico donde lo majestuoso se resalta debidamente. Durando 9 minutos y pico, ‘When All Is Lost’, cierra el primer volumen del disco con un esplendor magnífico y atrapante, alternando secciones lentas donde reina una atmósfera emocionalmente vulnerable de power-ballad con otras en las que el grupo da rienda suelta a su estilizada extroversión que ya es “marca de la casa” desde hace tiempo. La coda dirigida por la guitarra acústica, a pesar de su brevedad, tiene un poder evocativo inmenso.
Pasamos ahora al segundo volumen y es el tema ‘Electric Messiah’ el que está a cargo de inaugurar la ocasión, y lo hace con una polenta muy semejante a la exhibida y articulada en‘Bastards Of The Machine’ y ‘Heretic’, posiblemente más cercana a este último. ‘Prometheus (I Am Alive)’ establece una estilización más a tono con el legado de “The Odyssey”, logrando así plasmar otro momento de majestuosidad antes de la erupción de una nueva oleada flameante de frenesí directo por vía de ‘Light Up The Night’. En este punto quedan poco menos de 15 minutos para la conclusión de la experiencia de “Iconoclast”. Así, ‘The Lord Of Chaos’ desarrolla un lirismo claramente definido en medio del imponente vigor de la instrumentación (que incluye, claro está, otro solo incendiario a cargo del “Gran Jefe” Romeo), y es tan fuerte el impacto de ese lirismo que se perpetúa a su manera en la más aguerrida ‘Reign In Madness’, pieza que tiene mucho parentesco con ‘Heretic’ y ‘Electric Messiah’ en cuanto a la contundencia rítmica, la garra vocal en la mayor parte de las intervenciones de Allen y el despliegue de poder por parte de los riffs, pero las bases de teclado aportan un aura mayestática al bloque sonoro global, un aspecto que se resalta de manera poderosa en el aguerrido interludio instrumental. Por enésima vez, los fantasmas de “The Odyssey” inundan los ambientes de este palacio prog-metalero iconoclasta. Así termina esta nueva obra de SYMPHONY X, banda que ya tiene desde hace cierto tiempo delineados los confines de su tradición y los rituales de nueva frescura que han venido alimentando de forma consistente desde los tiempos de “The Odyssey” – nos quedamos con el aprecio por este disco en tanto condensador de las propuestas de “The Odyssey” y “Paradise Lost”, manteniendo la expectativa en torno a las metas musicales que el grupo deberá proyectarse en adelante. Por lo pronto, ¡nota aprobatoria para “Iconoclast”!
Muestras de “Iconoclast”.-
Bastards Of The Machine: http://www.youtube.com/watch?v=rkteYRJaU24
When All Is Lost: http://www.youtube.com/watch?v=rw4SdGv5UzI
Reign In Madness: http://www.youtube.com/watch?v=OZlP8yX8XGs
Hoy es el momento de “Iconoclast”, nueva entrega de SYMPHONY, banda original de Nueva Jersey que desde la primera mitad de los 90s ha estado desarrollando, consolidando y afirmando un paradigma muy estilizado de la onda prog-metalera en base al estándar del metal neo-clásico y con abundantes florituras y ornamentos de carácter sinfónico. Este disco viene en formato simple y doble, siendo este último el que contiene más fielmente la totalidad del concepto gestado por Michael Romeo y Russell Allen, una responsabilidad creativa dual que ya había rendido buenos frutos en la ambiciosa idealización poética miltoniana expuesta en el disco anterior, “Paradise Lost” (2007). En fin, la formación se completa con Jason Rullo (batería), Michael Pinnella (teclados, piano) y Michael Lepond (bajo), tal como lo ha venido haciendo desde los tiempos del fenomenal concept-album “V” (del año 2000).
Casi 11 minutos dura el primer tema del volumen 1, justamente el tema que da título al disco. Con un pasaje introductorio que incluye arreglos corales, la pieza instala su cuerpo central, focalizado en una exhibición de poder metalero sofisticado poco antes de llegar a la barrera del segundo minuto y medio. Todas las piezas habituales del puzle musical históricamente delineado por esta banda están allí: riffs poderosos, una sección rítmica sólida que se mueve con milimétrica precisión por todas las variantes de compás, momentos para el brillo de la guitarra y el teclado en sus respectivos solos, el magistral canto de Allen. Se ahonda también en el rol especialmente protagónico de la guitarra de Romeo que se venía dando desde los días de “The Odyssey”: la presencia de los teclados en ornamentos, armonías y orquestaciones no es tan relevante como en los días de “The Divine Wings Of Tragedy” o “Twilight In Olympus”, pero a despecho de la relativa minimización de este recurso predilecto del estándar del prog-metal neoclásico (el reino de SYMPHONY X), la estructura musical de esta pieza es fluidamente explorada a través de su ambiciosa proyección temporal. ‘The End Of Innocence’ sigue a continuación, con muchos de los ingredientes sonoros intactos, aunque su dinámica compositiva se me hace más cercana a la de un par de temas del épico concept-disc “V”. ‘Dehumanized’ está más a tono con el filo agresivo inapelable de “Paradise Lost”: hallamos en la sección intermedia el que quizá sea uno de los mejores solos de guitarra de todo el doble álbum. ‘Bastards Of The Machine’ y ‘Heretic’ prosiguen con este despliegue de contundencia oscura y arrolladora: el primero se desarrolla de una forma trepidante tanto en su esquema rítmico como en la articulación de los riffs básicos, y adicionalmente, en el canto de Allen, simultáneamente airado y autoafirmativo; el segundo capitaliza el frenesí para concentrarse un poco más en lo muscular y bajar en cierta dosis el acento dramático que en ‘Bastards’ era más patente. ‘Children Of A Faceless God’ convierte la fuerza rockera vigente a una dimensión un poco más contenida, logrando así crear un esquema melódico donde lo majestuoso se resalta debidamente. Durando 9 minutos y pico, ‘When All Is Lost’, cierra el primer volumen del disco con un esplendor magnífico y atrapante, alternando secciones lentas donde reina una atmósfera emocionalmente vulnerable de power-ballad con otras en las que el grupo da rienda suelta a su estilizada extroversión que ya es “marca de la casa” desde hace tiempo. La coda dirigida por la guitarra acústica, a pesar de su brevedad, tiene un poder evocativo inmenso.
Pasamos ahora al segundo volumen y es el tema ‘Electric Messiah’ el que está a cargo de inaugurar la ocasión, y lo hace con una polenta muy semejante a la exhibida y articulada en‘Bastards Of The Machine’ y ‘Heretic’, posiblemente más cercana a este último. ‘Prometheus (I Am Alive)’ establece una estilización más a tono con el legado de “The Odyssey”, logrando así plasmar otro momento de majestuosidad antes de la erupción de una nueva oleada flameante de frenesí directo por vía de ‘Light Up The Night’. En este punto quedan poco menos de 15 minutos para la conclusión de la experiencia de “Iconoclast”. Así, ‘The Lord Of Chaos’ desarrolla un lirismo claramente definido en medio del imponente vigor de la instrumentación (que incluye, claro está, otro solo incendiario a cargo del “Gran Jefe” Romeo), y es tan fuerte el impacto de ese lirismo que se perpetúa a su manera en la más aguerrida ‘Reign In Madness’, pieza que tiene mucho parentesco con ‘Heretic’ y ‘Electric Messiah’ en cuanto a la contundencia rítmica, la garra vocal en la mayor parte de las intervenciones de Allen y el despliegue de poder por parte de los riffs, pero las bases de teclado aportan un aura mayestática al bloque sonoro global, un aspecto que se resalta de manera poderosa en el aguerrido interludio instrumental. Por enésima vez, los fantasmas de “The Odyssey” inundan los ambientes de este palacio prog-metalero iconoclasta. Así termina esta nueva obra de SYMPHONY X, banda que ya tiene desde hace cierto tiempo delineados los confines de su tradición y los rituales de nueva frescura que han venido alimentando de forma consistente desde los tiempos de “The Odyssey” – nos quedamos con el aprecio por este disco en tanto condensador de las propuestas de “The Odyssey” y “Paradise Lost”, manteniendo la expectativa en torno a las metas musicales que el grupo deberá proyectarse en adelante. Por lo pronto, ¡nota aprobatoria para “Iconoclast”!
Muestras de “Iconoclast”.-
Bastards Of The Machine: http://www.youtube.com/watch?v=rkteYRJaU24
When All Is Lost: http://www.youtube.com/watch?v=rw4SdGv5UzI
Reign In Madness: http://www.youtube.com/watch?v=OZlP8yX8XGs
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