HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy se da la ocasión de presentar el tercer trabajo fonográfico del grupo italiano EVELINE’S
DUST, el cual tiene el lacónico título de “K.”: su portada también es parca, un
gran fondo negro para la letra en color rojo. El disco en cuestión fue
publicado en CD por el sello inglés Giant Electric Pea (sí, el mismo sello de los legendarios IQ) a inicios del pasado mes de abril. También hubo una edición independiente y limitada en vinilo. El cuarteto de Nicola Pedreschi [teclados y voz], Lorenzo Gherarducci [guitarras],
Marco Carloni [bajo] y Angelo Carmignani [batería] recibe las asistencias
ocasionales de Lorenza Catricalà a la voz, de Nicolo Zappavigna al violoncello, y de Federico Avella a la flauta y el saxo. Este disco es una obra conceptual que gira en torno a la dramática historia de una joven mujer que está inevitablemente condenada por una terrible enfermedad, siendo así que la secuencia de las canciones que integran el repertorio se corresponden con las diferentes personas que la visitan: familiares, amistades, exparejas sentimentales, y alguna que otra persona a la que conoció brevemente. En cuanto a lo estrictamente musical, “K” sigue hasta cierto punto los pasos del álbum predecesor “The Painkeeper” pero con un enfoque más compacto en lo concerniente a la expresividad de los aspectos más robustos de la visión prog-sinfónica de la banda. La gente de EVELINE’S DUST realmente se ha lucido en la creación y subsiguientes arreglos de este nuevo material: el cuarteto ha dado un gran paso nuevo hacia adelante en el camino evolutivo de su sinfonismo moderno y versátil. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio mismo, ¿vale?
Con la dupla inicial de ‘A New Beginning’ y ‘Fierce Fear Family’,
tenemos 10 ½ minutos de estupenda plenitud progresiva en los que el grupo nos
muestra claramente cuáles son sus coordenadas de creatividad musical. ‘A New Beginning’ comienza con un prólogo de talante sigiloso marcado por la combinación de síncopas de teclado marcadamente cibernéticas y un canto suave... hasta que irrumpe con toda su fuerza el bloque instrumentista y nos topamos con un fabuloso ejercicio de vitalismo prog-sinfónico con matices jazz-rockeros. El complejo compás y el sofisticado entramado melódico se enriquecen notablemente con sendos solos brillantes de sintetizador y de guitarra. Mientras tanto, dentro del esquema general de la pieza, se van alternando pasajes extrovertidos con otros constreñidos. ‘Fierce Fear Family’, por su parte, decide preservar el flujo de grooves sofisticados que se sostiene sobre la confluencia de sinfonismo y jazz-prog, incluso dinamizarla con una intensidad más notoria al poner más énfasis en el segundo de estos elementos. Siendo la energía expresiva más suntuosa a nivel general, los pasajes más rockeros nos remiten a una encrucijada entre KARMACANIC y PORCUPINE TREE. Como la canción tiene un gancho patente en medio de su razonable fastuosidad
progresiva, sus poco más de 4 ½ minutos se sienten demasiado veloces de pasar. ‘Hope’,
pieza que dura 9 minutos, se explaya a través de una variedad de recursos estilísticos que justifica muy bien la expansión de su estructura multitemática. Todo empieza con un tenor reflexivo que coquetea con lo pastoril, un poco al modo de los GENESIS y los PFM de los viejos tiempos, aunque con un enfoque más moderno al estilo de unos FINISTERRE. Más adelante, las cosas drásticamente a un encuadre ágil y vivaz que nos remite a parentescos con ACCORDO DEI CONTRARI, THE FLOWER KINGS y ECHOLYN: el armazón de los tránsitos continuos de lo sinfónico a lo jazz-progresivo y viceversa está muy bien delineado a partir de la ingeniería melódica en curso. El epílogo repite el clima y la base melódica del prólogo tras un parón dramático de las largas secciones extrovertidas. Si las dos primeras canciones instalaron un culmen de expresividad versátil dentro del patrón progresivo, la tercera instaura un clímax decisivo. El cuarto tema del disco se
titula igual que el mismo: ‘K.’
se caracteriza por darle un giro modernista (al modo de unos RADIOHEAD empapados por los PORCUPINE TREE de los dos últimos discos y por LEPROUS) al sonido grupal. Tenemos aquí una canción más asequible que cualquiera de las tres anteriores, incluso portando algo del encanto del pop-rock emo, pero en el neurótico solo de guitarra del intermedio y los coqueteos con el prog-metal que se dan durante su clímax final se siente lo netamente progresivo que hay en su estructura compositiva.
El cuarto tema del disco se titula igual que el mismo: ‘K.’ se caracteriza por darle un giro modernista (al modo de unos RADIOHEAD empapados por los PORCUPINE TREE de los dos últimos discos y por LEPROUS) al sonido grupal. Tenemos aquí una canción más asequible que cualquiera de las tres anteriores, incluso portando algo del encanto del pop-rock emo, pero en el neurótico solo de guitarra del intermedio y los coqueteos con el prog-metal que se dan durante su clímax final se siente lo netamente progresivo que hay en su estructura compositiva. ‘Lost In A Lullaby’ es básicamente una semibalada durante la mayor parte de su estructura temática, creando un interesante puente entre los GENESIS de fines de los 70s y los PORCUPINE TREE del nuevo milenio. Para la parte final, el motif central se enriquece mediante el empuje dado por una intensificación del swing: termina a lo grande sin perder su fulgor emocional. ‘Faintly
Falling’ ahonda sesudamente en el esquema de balada, creando una contraparte de intimismo frente a la luminosidad de la canción precedente. El turno de la primera voz recae exclusivamente en Lorenza Catricalà, y justamente las intervenciones del cello en el trasfondo de las bases de teclado operan como un eficaz contrapunto de grácil gravedad para la urgente agudeza del canto, logrando así ahondar en la esencia introspectiva del esquema melódico en curso. ‘Rain Over Gentle Travellers’, que dura poco más de 9 ½ minutos,
resulta ser el ítem más extenso del disco, y también es el que la da broche
final. Haciéndose eco del dramatismo explícito que se ha venido marcando desde el arribo de ‘K.’, la canción comienza con la dirección de la dupla de voz y piano a través de un ambiente triste y reflexivo. Poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto, el esquema sonoro se intensifica hasta llegar a un punto de etérea luminosidad cuya potencial garra rockera es explotada por el grupo con la debida mesura. Ahora la canción ha pasado al lado extrovertido pero su vigor se mantiene controlado: hay una soltura más explícita en la labor de la dupla rítmica que en los recovecos melódicos de los que se hacen cargo las guitarras y los teclados. Más adelante, este espacio abierto al fulgor progresivo se diversifica sobre un swing más sutil, lo cual ayuda mucho a expandir el factor jazz-rockero. Dentro de este nuevo encuadre sonoro, se abre espacio para un evocador solo de guitarra que se enfila a mitad de camino entre lo Hackettiano y el paradigma del maestro Steve Morse; las alternancias de matices y florituras están genialmente estructuradas. De este modo, se nos introduce al último minuto de la pieza, la cual se enfila hacia una ceremoniosidad amable, no ajena al paradigma Genesiano-Marillionesco.
En poco menos de tres cuartos de hora, el personal de EVELINE’S DUST nos ha brindado un consistente y emotivo catálogo de canciones. “K.” es un testimonio claro y rotundo del estado de gracia creativa en que estaban absortos los Sres. Pedreschi, Gherarducci, Carloni y Carmignani mientras diseñaban y delineaban el concepto y la música de este disco. Un trabajo muy prolijo que mantiene a EVELINE’S DUST como figura primordial dentro de la más joven generación del rock progresivo italiano.
Muestras de “K.”.-
K.: https://www.youtube.com/watch?v=Bon-_bo3X04
Rain Over Gentle Travellers: https://www.youtube.com/watch?v=1lF9niK3oRI
Hope [en vivo en La Casa di Alex, 13 de abril de 2019]: https://www.youtube.com/watch?v=n1x3JzpWolI
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