Saturday, March 26, 2022

La ECLECTIC MAYBE BAND, otra vez

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Hoy tenemos grandes noticias desde los cuarteles del músico y compositor belga Guy Segers, ilustre y vigente veterano del avant-progresivo: se trata de la publicación del tercer álbum de la ECLECTIC MAYBE BAND, su principal proyecto en estos últimos años. “Again Alors?” es el título del tercer disco de este genial ensamble de música experimental y fue publicado por el sello británico Discus Music el día 4 de marzo, hace muy poco. El maestro Segers se hizo cargo del bajo, como siempre, además de los sampleos y las reproducciones virtuales de algunos teclados y baterías. Pero además, como también es habitual, contó con una nutrida pléyade de invitados para completar tan tremenda faena: los guitarristas Michel Delville, Ángel Ontalva y Pascal Vaucel, el baterista Fabrice Owerzarzak, las vocalistas Carla Diratz y Cathryn Robson, los flautistas Pierre Bernard y Roland Binet, Stephan Köhr (fagot y contrafagot), Martin Archer (clarinete), Dave Newhouse (saxofones y clarinete bajo), Dirk Descheemaeker (clarinetes alto y bajo), Joe Higham (clarinete y teclados), Andy Kirk (teclado), Catherine Smet (piano), Jean Pierre Soarez (trompeta), las violinistas Cécile Broché y Ariane Plumarel, la cellista Sigrid Vandenbogaerde y Kazuyuki Kishino (máquina fantasmal). O sea, viejos colegas de UNIVERS ZERO, gente de THE WRONG OBJECT / MACHINE MASS, THE MUFFINS, OCTOBER EQUUS, ART ZOYD, K.K. NULL, ilustres veteranos del avant-jazz europeo, etc. La estrategia creativa plasmada en este álbum tiene una mitad basada en improvisaciones en el estudio y otra centrada en secuencias temáticas creadas con anticipación para que los invitados de turno añadan sus propios aportes posteriormente. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio de “Again Alors?”, el cual, anticipamos, es fabuloso.

La suntuosa pieza ‘Disquiet’ ocupa los primeros 13 minutos y cuarto del álbum, siendo de por sí la más extensa del mismo. Todo empieza con una inquietante expansión de vibraciones lúgubres organizada por una poderosa amalgama de sintetizadores, órgano y percusiones cibernéticas, una interesante cruza entre UNIVERS ZERO y los ART ZOYD post-1983. Poco a poco, la atmósfera reinante se va develando como vórtex impulsor del motivo nuclear, el mismo que llega a un punto de quiebre alrededor de la frontera del cuarto minuto y medio, pues ahora el oscurantismo ejecutivo asume un ahora más ceremoniosa, lo cual se traduce en un notable incremento de suntuosidad en el encuadre instrumental. Ya un poco más adelante, el rumbo colectivo se enfila hacia un jazz-prog patentemente vigoroso que sigue siendo informado por la ceremoniosidad precedente: la oscuridad se desvaneció para que se devele ante nuestros ojos un escenario surrealista hecho sonido. Esta nueva musculatura logra salir más al frente durante el último minuto y medio para gestar un epílogo oportunamente contundente. ¡Gran inicio de álbum! ‘Retable Vertigineux’ sigue a continuación para explorar más a fondo el factor surrealista que ya había tenido una importante presencia en la pieza de entrada. El asunto empieza con unos azuzamientos psicodélicos centrados en loops aflautados, para luego virar hacia un ejercicio de avant-jazz con fuertes influencias de la tradición free. La triangulación de batería, piano y flauta marca la pauta para el bloque sonoro global, jugando siempre a usar la tensión como enfoque creativo, ya sea de forma más o menos explícita según lo que se de en cada pasaje concreto. Otro cénit tras el que abrió el repertorio. ‘Further On The Ladder’ cumple con la función de dar tribuna al canto elegantemente perturbador de Carla Diratz dentro de un contexto muy afín al RIO tanto de PRESENT como de MASSACRE (y también algo de los HENRY COW de los dos últimos discos). Hay un gancho rockero muy a flor de piel del armazón sonoro instalado sobre un medio tiempo que es manejado por la batería en clave jazzera. La confluencia entre los solos de maderas, violín y guitarra cerca del final merecen una mención aparte por sí misma, así como por su capacidad de enfilar al bloque instrumental hacia su epílogo con perfecta compacidad. 

‘Tinglin Skin’ exhibe inicialmente un aura más sosegada, algo que se ve venir desde la combinación prologar de sobrios fraseos de piano y ambientes cósmicos de tenor misterioso. No pasa mucho tiempo antes de que el sosiego desaparezca una vez que una maquinaria perturbadora e intensa se disponga a proyectar vibraciones de inescrutable y penetrante nebulosidad. A lo largo del camino, el piano empieza a desplegar fraseos oscurantistas mientras la amalgama de sintetizadores y efectos cibernéticos se va tornando más densa. Con el arribo de ‘Voici Voila’, el ensamble operante se encarga de capitalizar la nebulosidad surrealista heredada del tema precedente y procede a establecer un esquema de trabajo aún más volátil e informe. Las maderas trabajadas mayormente en sus tonalidades más bajas se encargan de llenar espacios con amenazante soltura, preparando así el camino para un groove reconocible que se sitúa cómodamente dentro de la nocturnidad reinante, dando algo de gracilidad al asunto sin tratar de esconder su dinamismo marcadamente inquietante. A poco de pasada la frontera del séptimo minuto, la arquitectura rítmica se torna un poco más machacona, lo cual ayuda a darle un interesante matiz mecanicista al bloque grupal y también estimula el surgimiento de una robustez gradualmente incrementada para el núcleo central de este viaje musical. El aire calmado del breve epílogo refleja muy bien la imagen de algo que se desvanece tras haber brillado en toda su gloria. ‘A Beast Trophy’ elabora un ejercicio de distinguido jazz-prog marcado por un gran despliegue de energía expresiva, la cual no está exenta de matices lúdicos: algo así como un Canterbury contaminado por esquemas posmodernos. De hecho, éstos son fundamentales para hacer de esta pieza la más propiamente alegre del álbum, o, si se prefiere, más vivaz. Aquí hallamos confluencias con los patrones estilísticos de GUTBUCKET, THE MUFFINS y, hasta cierta medida, GONG, siendo así que el contraste entre la aureola saltarina de los vientos y el adusto brío de las poderosas líneas de bajo funciona a las mil maravillas. En algunos parajes estratégicos, la batería llena espacios con brioso ingenio. Ya en las instancias finales, la vivacidad lúdica adopta aires dadaístas. ‘Smudgy Cartography’ es un ejercicio de free jazz arropado por un manto avant-progresivo. El esquema rítmico establece una ingeniería con algunos parajes dejados abiertos a propósito a la vez que el piano procura gestar algunos recursos de centralización. Por su parte, los vientos y la guitarra van entrecruzando sus respectivas intervenciones; tampoco faltan algunos interesantes ornamentos intrusivos de sintetizador. 

‘Atomos Keyhole’ ocupa un espacio de poco más de 10 minutos y cuarto, cerrando el álbum con el asentamiento de un predominio de expansiones sonoras combativamente abstractas. Inicialmente, impera la lógica de lo informe con déspota distinción mientras los persistentes ornamentos cósmicos que simbolizan una masiva ventisca hallan un adecuado contrapunto en los efectos percusivos y en las espartanamente cortantes líneas del bajo. Los alocados cánticos que aparecen de vez en cuando y el aguerrido solo de guitarra que emerge a mitad de camino añaden un foco dadaísta al asunto, el cual ya encontró una estructura osada a la cual aferrarse. Mientras tanto, las intervenciones del bajo se tornan más filudas. Así pues, todo esto fue lo que se nos brindó a lo largo y ancho del repertorio de “Again Alors?” y todo esto es más que suficiente para confirmar nuevamente a la ECLECTIC MAYBE BAND como una entidad importante dentro de la música vanguardista de los últimos años. Los caminos de diálogo y cohesión participativa que Segers ha diseñado para este colectivo de músicos de múltiples nacionalidades y generaciones han servido como un excelso caldo cultivo de música extraordinariamente rica en matices dentro de unas pautas claramente definidas dentro de una hibridación de chamber-rock, free form y avant-jazz. Guy Segers sigue siendo un visionario total de nuevas formas musicales dentro de una línea de trabajo progresiva que aspira a radicalizarse continua y sostenidamente. Un disco recomendable al 1000% (sí, usted ha leído bien, hemos puesto 3 ceros) en cualquier fonoteca dedicada a la música aventurera sin concesiones.
 


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