Friday, April 08, 2011

AUTÓMATA y el regreso de la neurosis prog-metalera chilena


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy traemos a colación a AUTÓMATA, banda chilena puntera en esto del prog-metal dentro de la vanguardia rockera de su país, o al menos, a eso apuntaba hace algunos años con su fantástico disco debut “Mecánica”. Pues bueno, su posición líder como fuerza creativa progresiva se afianza indisolublemente con éste su segundo disco, “Neuron”. El otrora trío (con dos guitarristas y un bajo programado) ahora se convierte en cuarteto con el ingreso del teclista Jaime Acuña: la misión de este último es completar el bloque sonoro estándar de la banda principalmente con sonoridades cósmicas e industriales, aunque también se da maña para incorporar orquestaciones etéreas con vibraciones envolventes, lo cual extrañamente hace mucho sentido en su afiliación con la implacable mole sónica que aporta la dupla Sebastián Lekanda-Iñaki Varela y la contundente armazón rítmica de Alfredo Smith. Autómata inteligentemente opta por reformular su postura estética a través de un ligero aminoramiento de su crudeza sónica a la par con un mantenimiento de la refinada dinámica instrumental con exploraciones en torno a nuevos matices – el poder de siempre con un espectro renovado en su bien marcada gama de colores. Al igual que en el caso de “Mecánica”, el repertorio de “Neuron” incluye varios breves interludios, muchos de los cuales se titulan con variantes de la palabra ‘Sinaptic’. El denominador común de estos interludios es un minimalismo industrial que siempre funciona bien como contrapartes ocasionales a los usuales vendavales de filuda sofisticación que conforman la composición de las piezas centrales, aunque también podemos encontrar ruidos de combate militar como ocurre en ‘sinaptic_01’, o un ejercicio de espirales electrónicas como en ‘sinaptic_04’.


Los primeros tres minutos y pico del álbum están ocupados por ‘Ronin’, una pieza intensa y grisácea cuya patente aureola de inquietud se plasma de una forma osadamente neurótica: los teclados del recién ingresado Acuña ayudan a aportar un elemento siniestro a la polenta implacable de los guitarreos y la compleja estructura rítmica, amiga de pulsaciones machacantes y retadoras variaciones de groove. El abrupto final abre las puertas para ‘Hexágono’, tema que desarrolla una capitalización de la neurosis precedente a fin de plasmar un contraste más pronunciado entre las secciones salvajes y las contenidas: los matices jazz-rockeros de la batería ayudan a crear matices ágiles para los pasajes contenidos. Aquí se da un nexo frontal con el KING CRIMSON metalizado que fungía como un fuerte paradigma de “Mecánica”, al igual que en ‘uN’, el cual se explaya gustosamente en la vibración arquitectónica inherente al sonido de AUTÓMATA. Este último, a pesar de que dura poco más de 2 minutos, tiene suficiente fuego dentro de sí como para marcar una importante referencia energética dentro del repertorio general disco. ‘Sudoku’ prefiere enfatizar el factor crimsoniano a través de un filtro metalero técnico (SPASTIK INK, CANVAS SOLARIS, MESHUGGAH). Ubicada en el centro del repertorio, ‘Neuron’, que a la sazón es la pieza que da título al disco, retoma los espíritus de ‘Ronin’ y ‘uN’, incluso emparentándose con la dinámica sofisticada que hallamos en discos de otros grupos chilenos como OCTOPUS y FLOTANTE, compartiendo con ellos la relevante influencia de MESHUGGAH. Tras la aureola burbujeante del preludio ‘antiquark’, nos topamos con ‘Quark’, una exhibición de ceremoniosa oscuridad sónica al modo de una viñeta dibujada con colores de chamber-rock a lo UNIVERS ZERO, colores reciclados con trazos industriales a lo NINE INCH NAILS; los ingeniosos redobles de Smith aportan un oportuno sentido de dramatismo a la misteriosa languidez en curso. Aunque en lo personal yo hubiese preferido que esta pieza se desarrollara con la meta de explorar un clímax donde confluyeran la magia siniestra del RIO y el dinamismo incendiario del metal experimental de forma insospechada (imagino una mezcla de GUAPO con SHINING)… ¡ante todo, es la opción estética de los creadores y dueños de la composición! Con ‘Ach Dam ’Ch’ volvemos a las exploraciones arquitectónicas con materiales forjados en furia y neurosis, aunque esta vez el grupo se plantea una estrategia de contrastes fluidos de una manera semejante a la de ‘Hexágono’. El clímax forjado desde poco después de pasados los 3’30” se cierra con el fade-out de un pasaje de piano. Para ‘Sicarius’, el grupo elabora un nuevo ejercicio de rock sofisticado sobre un compás menos frenético, lo cual permite a Smith trabajar con un swing que colinda con el jazz-funky y a los guitarreos desplegar su furia innata con dosis menos urgentes de densidad, mientras que por su parte, el teclado mayormente se centra en crear cortinas espaciales. El disco se cierra con ‘Trigono 2011’, una nueva versión del tema que abría el disco debut: para esta versión, la polenta está un poco más contenida y el teclado hace sentir su presencia, lo cual redunda globalmente en plasmar una exploración de sonoridades industriales que reforman la vibración metalera del original, así como una cierta exquisitez adicional.

Tras un buen puñado de primeras escuchas de “Neuron”, quien esto escribe se convence más y más de que AUTÓMATA encarna un hito viviente para el movimiento progresivo que hoy por hoy sigue sobreviviendo en los márgenes del negocio musical rockero, tanto a nivel chileno como latinoamericano. Se puede escoger una colección concisa de temas favoritos: ‘Hexágono’, ‘Neuron’, ‘Ach Dam ’Ch’ y la versión remodelada de ‘Trigono’, por ejemplo. Pero más allá de eso, “Neuron” es un muestrario compacto de una de las vías de renovación más sólidas del lenguaje rockero que existen hoy por hoy en América Latina. Un grupo como AUTÓMATA, que tiene tanta fuerza que explayar en cada una de sus grabaciones y que mantiene suficiente frescura como para generar nuevos aires sin abandonar la lealtad a sus propios instintos artísticos, solo puede merecer palabras de elogio.


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