HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy comienza el mes de mayo, y en medio del relax contemplativo motivado por el espíritu de este domingo que también es Día Internacional del Trabajo, sacamos a colación a PHIDEAUX, grupo estadounidense que una vez más causa revuelo en los corazones y espíritus de buena parte del público progresivo contemporáneo, siendo el motivo de ello la reciente edición de su nuevo disco “Snowtorch”. Una cosa que se resalta fácilmente desde la primera escucha ante los oídos de quienes están familiarizados con entregas fonográficas previas de Phideaux Xavier y sus colaboradores es que las ideas compositivas suelen ser más osadas en este nuevo repertorio… y no solo eso, el bloque sonoro de la banda tiende a ser más agresivo y más explosivo, no perdiendo sino reformulando su perpetuo olfato por la musicalidad bien definida. Hay varios pasajes donde se nota el realce de la participación de la guitarra eléctrica, así como otros varios pasajes donde el rol de los teclados se sitúa bajo coordenadas de robustez y polenta (como si Kerry Minnear y Peter Bardens ensayaran un dueto con teclados preparados y programados para que Rick Wakeman y Keith Emerson más tarde se engarcen en una competición de teclistas). La espina dorsal de este nuevo disco es la suite homónima de casi 36 minutos de duración, dividida en dos bloques: el primero de estos bloques me resulta la pieza más destacada del disco, pero el mérito artístico de “Snowtorch” se debe asignar justamente al modo en que todo el repertorio integral del disco funciona como un congregador bien hilado de melodías, arreglos y ornamentos sonoros.
La primera entrega de la suite homónima, que a su vez consta de cuatro partes con un título autónomo para cada una [‘Star Of Light’, ‘Retrograde’. ‘Fox On The Rocks’ y ‘Celestine’], ocupa los casi 20 minutos primeros del álbum, con la clara intención de revelar frontalmente las nuevas ideas cocinadas en la mente de Phideaux Xavier. Una intimista sección inicial nos pone frente a frente con un ambiente introspectivo, aunque no siempre suave, pues hay ciertos arreglos controladamente dramáticos, bien dispuestos en algunos momentos clave que culminan en el inicio de un primer momento fastuoso a partir de la frontera del segundo minuto, un momento muy a lo YES-con-HAPPY THE MAN-con-GENTLE GIANT. Este pasaje se sostiene sobre un motivo recurrente que nunca se desgasta, pues el esquema armónico y los adornos ocasionales generan una arquitectura muy sólida y una musicalidad innegablemente magnética. Una vez pasada la barrera de los 7 minutos, pasamos a una sección de abierta nostalgia sinfónica que nos puede hacer evocar un híbrido entre el WAKEMAN 70ero y THE ENID, con una hermosa combinación de aires renacentistas, florituras manieristas y pasajes baladísticos dirigidos por el piano (con alternados cantos femeninos y masculinos). Más adelante tenemos un breve interludio cósmico marcado por la etérea dupla de piano y sintetizador, el cual tiende un puente hacia el explosivo viaje progresivo que tiene lugar en los últimos cinco minutos de ‘Snowtorch - Part One’, un cierre que incluye reducidas revisiones de un par de motivos precedentes. Las herencias de Yes y Genesis se fusionan fluidamente con las confluencias con referentes más contemporáneos del retro-prog como SPOCK’S BEARD, THE TANGENT (los dos primeros discos) y BEARDFISH, siendo así que los teclados ocupan un protagonismo absorbente. Con un espacio de desarrollo más conciso de casi 6 minutos, ‘Helix’ aporta una modalidad de grandilocuencia un poco más concentrada. La canción en cuestión se concentra mayormente en la estructura típica de power-ballad, donde la voz líder femenina y las intervenciones de la guitarra despliegan energía sólida, y también se puede constatar un unos inteligente de leves variables rítmicas que permiten mantener una consistencia compacta a la composición básica. La coda es un breve viaje musical de 55 segundos basado en atmósferas juguetonas semejantes a algunas que tuvieron lugar en ‘Snowtorch - Part 1’. A continuación sigue la segunda entrega de la suite ‘Snowtorch’, que instaura una nueva oportunidad para que el ensamble de PHIDEAUX dé rienda suelta a sus ambiciones sónicas, poco más de 16 minutos de puro derroche musical repartidos en tres sub-secciones consecutivas [‘Blowtorch Snowjob’, ‘Fox Rock’ y ‘Coronal Mass Ejection’] . Esta maratón comienza con lo que parece un preludio pastoral guiado por coquetos rasgueos de guitarra y un contagioso groove de batería, pero pronto interfieren en la escena unos adornos muy extraños que aportan una inesperada instancia de psicodelia agresiva y oscura, una atmósfera caótica que nos invita a pasar la página directamente hacia la nueva sección, la cual revela una poco común faceta agresiva y oscura de PHIDEAUX. Hay un hibridismo emersoniano-crimsoniano en este asunto que hace que la experiencia de escucha resulte intrigante y motivadora. Con el ingreso del canto (otra vez femenino) se normaliza un poco el ambiente por medio del retorno de un sinfonismo sanamente nostálgico, aplicadamente retro. Alrededor del minuto 10’30”, el canto masculino asume el protagonismo sobre un motivo ceremonioso de fuertes cargas genesianas: el motivo en sí no es muy largo, pero sí ejerce un impacto suficiente en el esquema melódico global como para asentar las bases para el siguiente motivo sinfónico, el cual desarrolla y asienta un estupendo ejercicio de pomposidad que nunca se sale de control. “…”, así se titula la conclusión del disco, la cual es básicamente la retoma del motivo que cerró ‘Helix’ aunque con una acentuación en arreglos célticos.
No son pocos los comentaristas internautas que prestamente han otorgado a “Snowtorch” el galardón de “mejor disco de PHIDEAUX hasta la fecha”, y de hecho, quien esto escribe se suma prestamente a este coro elogioso. También es verdad que hay muchos seguidores y fans de la banda que siguen dando prioridad a “Doomsday Afternoon” o “Number Seven” en base a la legítima idea que cualquiera de estos discos ha asentado las bases de la genuina voz musical de PHIDEAUX. En todo caso, más allá de estos debates sobre ideas tan imprecisas como las que involucran la apreciación estética y los gustos personales, queda claro con “Snowtorch” que PHIDEAUX se mantiene fuerte como una referencia vital para el retro-prog de los últimos años, sobre todo por su capacidad de remodelar y revitalizar su creatividad enraizada en una propuesta artística bien definida.
Muestras de “Snowtorch”.-
Snowtorch - Part 1: http://www.youtube.com/watch?v=JFj-Jwk3j1o + http://www.youtube.com/watch?v=Czyk-nZzwwY
Hoy comienza el mes de mayo, y en medio del relax contemplativo motivado por el espíritu de este domingo que también es Día Internacional del Trabajo, sacamos a colación a PHIDEAUX, grupo estadounidense que una vez más causa revuelo en los corazones y espíritus de buena parte del público progresivo contemporáneo, siendo el motivo de ello la reciente edición de su nuevo disco “Snowtorch”. Una cosa que se resalta fácilmente desde la primera escucha ante los oídos de quienes están familiarizados con entregas fonográficas previas de Phideaux Xavier y sus colaboradores es que las ideas compositivas suelen ser más osadas en este nuevo repertorio… y no solo eso, el bloque sonoro de la banda tiende a ser más agresivo y más explosivo, no perdiendo sino reformulando su perpetuo olfato por la musicalidad bien definida. Hay varios pasajes donde se nota el realce de la participación de la guitarra eléctrica, así como otros varios pasajes donde el rol de los teclados se sitúa bajo coordenadas de robustez y polenta (como si Kerry Minnear y Peter Bardens ensayaran un dueto con teclados preparados y programados para que Rick Wakeman y Keith Emerson más tarde se engarcen en una competición de teclistas). La espina dorsal de este nuevo disco es la suite homónima de casi 36 minutos de duración, dividida en dos bloques: el primero de estos bloques me resulta la pieza más destacada del disco, pero el mérito artístico de “Snowtorch” se debe asignar justamente al modo en que todo el repertorio integral del disco funciona como un congregador bien hilado de melodías, arreglos y ornamentos sonoros.
La primera entrega de la suite homónima, que a su vez consta de cuatro partes con un título autónomo para cada una [‘Star Of Light’, ‘Retrograde’. ‘Fox On The Rocks’ y ‘Celestine’], ocupa los casi 20 minutos primeros del álbum, con la clara intención de revelar frontalmente las nuevas ideas cocinadas en la mente de Phideaux Xavier. Una intimista sección inicial nos pone frente a frente con un ambiente introspectivo, aunque no siempre suave, pues hay ciertos arreglos controladamente dramáticos, bien dispuestos en algunos momentos clave que culminan en el inicio de un primer momento fastuoso a partir de la frontera del segundo minuto, un momento muy a lo YES-con-HAPPY THE MAN-con-GENTLE GIANT. Este pasaje se sostiene sobre un motivo recurrente que nunca se desgasta, pues el esquema armónico y los adornos ocasionales generan una arquitectura muy sólida y una musicalidad innegablemente magnética. Una vez pasada la barrera de los 7 minutos, pasamos a una sección de abierta nostalgia sinfónica que nos puede hacer evocar un híbrido entre el WAKEMAN 70ero y THE ENID, con una hermosa combinación de aires renacentistas, florituras manieristas y pasajes baladísticos dirigidos por el piano (con alternados cantos femeninos y masculinos). Más adelante tenemos un breve interludio cósmico marcado por la etérea dupla de piano y sintetizador, el cual tiende un puente hacia el explosivo viaje progresivo que tiene lugar en los últimos cinco minutos de ‘Snowtorch - Part One’, un cierre que incluye reducidas revisiones de un par de motivos precedentes. Las herencias de Yes y Genesis se fusionan fluidamente con las confluencias con referentes más contemporáneos del retro-prog como SPOCK’S BEARD, THE TANGENT (los dos primeros discos) y BEARDFISH, siendo así que los teclados ocupan un protagonismo absorbente. Con un espacio de desarrollo más conciso de casi 6 minutos, ‘Helix’ aporta una modalidad de grandilocuencia un poco más concentrada. La canción en cuestión se concentra mayormente en la estructura típica de power-ballad, donde la voz líder femenina y las intervenciones de la guitarra despliegan energía sólida, y también se puede constatar un unos inteligente de leves variables rítmicas que permiten mantener una consistencia compacta a la composición básica. La coda es un breve viaje musical de 55 segundos basado en atmósferas juguetonas semejantes a algunas que tuvieron lugar en ‘Snowtorch - Part 1’. A continuación sigue la segunda entrega de la suite ‘Snowtorch’, que instaura una nueva oportunidad para que el ensamble de PHIDEAUX dé rienda suelta a sus ambiciones sónicas, poco más de 16 minutos de puro derroche musical repartidos en tres sub-secciones consecutivas [‘Blowtorch Snowjob’, ‘Fox Rock’ y ‘Coronal Mass Ejection’] . Esta maratón comienza con lo que parece un preludio pastoral guiado por coquetos rasgueos de guitarra y un contagioso groove de batería, pero pronto interfieren en la escena unos adornos muy extraños que aportan una inesperada instancia de psicodelia agresiva y oscura, una atmósfera caótica que nos invita a pasar la página directamente hacia la nueva sección, la cual revela una poco común faceta agresiva y oscura de PHIDEAUX. Hay un hibridismo emersoniano-crimsoniano en este asunto que hace que la experiencia de escucha resulte intrigante y motivadora. Con el ingreso del canto (otra vez femenino) se normaliza un poco el ambiente por medio del retorno de un sinfonismo sanamente nostálgico, aplicadamente retro. Alrededor del minuto 10’30”, el canto masculino asume el protagonismo sobre un motivo ceremonioso de fuertes cargas genesianas: el motivo en sí no es muy largo, pero sí ejerce un impacto suficiente en el esquema melódico global como para asentar las bases para el siguiente motivo sinfónico, el cual desarrolla y asienta un estupendo ejercicio de pomposidad que nunca se sale de control. “…”, así se titula la conclusión del disco, la cual es básicamente la retoma del motivo que cerró ‘Helix’ aunque con una acentuación en arreglos célticos.
No son pocos los comentaristas internautas que prestamente han otorgado a “Snowtorch” el galardón de “mejor disco de PHIDEAUX hasta la fecha”, y de hecho, quien esto escribe se suma prestamente a este coro elogioso. También es verdad que hay muchos seguidores y fans de la banda que siguen dando prioridad a “Doomsday Afternoon” o “Number Seven” en base a la legítima idea que cualquiera de estos discos ha asentado las bases de la genuina voz musical de PHIDEAUX. En todo caso, más allá de estos debates sobre ideas tan imprecisas como las que involucran la apreciación estética y los gustos personales, queda claro con “Snowtorch” que PHIDEAUX se mantiene fuerte como una referencia vital para el retro-prog de los últimos años, sobre todo por su capacidad de remodelar y revitalizar su creatividad enraizada en una propuesta artística bien definida.
Muestras de “Snowtorch”.-
Snowtorch - Part 1: http://www.youtube.com/watch?v=JFj-Jwk3j1o + http://www.youtube.com/watch?v=Czyk-nZzwwY
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