HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Desde
Japón llega el trío KENNEDY para poner su grano de arena dentro de la
producción progresiva mundial del año 2015. Esta organización progresiva
compuesta por Izumi Mutsuhiko [guitarras], Yasuda Takashi [batería] y Wolfram
“Wolli” H. Alber [teclados] ha publicado en febrero pasado el disco titulado
“Triangle Motion” a través del sello King Records. Este grupo no es nada
novato: por el contrario, sus dos primeros discos – y únicos hasta ahora –
datan entre los años 1986 y 1988. El grupo se formó en el año 1983 bajo la
iniciativa conjunta del guitarrista Izumi Mutsuhiko y el teclista Kenji
Konishi, terminando por convertirse en un cuarteto de
guitarra-teclado-saxo-batería con la mira puesta en cultivar una mezcla de
jazz-rock melódico y rock progresivo. Con la temprana muerte de Konishi en un
accidente de tráfico a poco de salir al mercado el segundo álbum de la banda,
ésta se desintegró. Lo que tenemos ahora con el KENNEDY del nuevo milenio es un
trío de guitarra-teclado-batería motivado a retomar el proyecto y darle un brío
nuevo dentro de un paisaje renovado en consonancia con el desarrollo actual de
varias áreas del género progresivo.
Ocupando
los primeros 4 ½ minutos del álbum, ‘Reddo Sutōn’ pone en marcha con un fulgor
rotundo donde la magia del sinfonismo clásico – al modo de un híbrido entre UK y
el WAKEMAN del “Criminal Record” – impone una estilización decisiva a una idea
musical básicamente inspirada en el prog-metal melódico (al estilo de PLANET
X). ‘Burūsu’ vira las
cosas hacia el blues-rock en cuanto al armado de la estructura rítmica pero con
la pomposidad melódica esencial a la banda: se nos vienen a la mente los
modelos de COLOSSEUM II y el dúo JAN HAMMER/NEAL SCHON en una cruza solemne y
fastuosa. Aunque la guitarra es el instrumento principal en los solos y en el
armado de las mayores bases armónicas, cabe destacar también un alucinante solo
de sintetizador que se explaya con vitalista contundencia en algún lugar del
medio. Con ‘Afugan Fīrudo’, el grupo
decide volver a territorio de PLANET X y LIQUID TENSION EXPERIMENT con una
prestancia imponente que se alimenta de temas melódicos de inspiración exótica,
mientras que con ‘Kuremurin Dorīmu’
las cosas se encuadran dentro de un sinfonismo de claro talante contemporáneo,
semejante al que practican sus compatriotas de PTF y KBB, e indirectamente, con
influencias del modelo de UK y de la mejor cosecha de EMERSON, LAKE &
PALMER. Los poco más de 6 minutos de esta pieza están perfectamente
aprovechados para instaurar y enriquecer crecientemente la atmósfera central.
‘Amerika’ sigue por esta veta sinfónica pero con una mayor cercanía al
paradigma Wakemaniano a la par que preserva un punche rockero llamativo (tal
vez emparentado con el aspecto más extrovertido del KANSAS clásico). Así, como
quien no quiere la cosa, han pasado veintisiete minutos y medio cuando llega
‘To~Uinkuringu
Nasa’ para darnos 3 minutos más de placer melómano: su estrategia consiste
básicamente en retomar el espíritu de ‘Reddo Sutōn’ y brindarle un gancho aún más
imponente.
‘Aruru
No Taiyō’ es el tema
más extenso del álbum, durando casi 9 ¼ minutos. Centrándose en atmósferas
ceremoniosas y épicas en base a una espiritualidad reflexiva, la pieza ostenta
la lentitud de su esquema rítmico para que las abundantes orquestaciones de teclado
(a medio camino entre la musculatura de un EDDIE JOBSON y las vibraciones
ensoñadoras de un VANGELIS) armen el núcleo temático. Cuando surge el solo de
guitarra se hacen notar las influencias de STEVE MORSE y JEFF BECK. Por su
parte, ‘Toraianguru Mōshon’ vuelve a
remontar el vuelo de la lava rockera en proporciones kilométricas bajo el
modelo de LIQUID TENSION EXPERIMENT, siendo así que, acto seguido, ‘Supīdo Kingu’
sigue adelante con este renovado frenesí a punta de un esquema rítmico más
impetuoso y un aminoramiento del factor sinfónico. Las exhibiciones de gimnasia
están empleadas con la usual ostentación de estos casos, pero también sirven
para dar un colorido oportuno a los motivos musicales que se ponen sobre el
tapete para cada una de estas dos piezas. Mientas nos vamos acercando al final
del álbum llegamos a ‘Randoseru Ginga’, una pieza netamente sinfónica que nos
remite a los legados de las bandas compatriotas MAHOUJIN y DEJA-VÙ, con algunos
toques añadidos de VANGELIS dentro del resultado final. El repertorio se
completa con ‘Towairato Nasa’, que igualmente a lo que sucedió en ‘Randoseru
Ginga’, tiene al teclado como protagonista: esta vez se trata de un ejercicio
de romanticismo con algunos quiebres barrocos en el transcurso de los
ornamentos, algo muy a lo WAKEMAN. Suponemos que esta seguidilla de las últimas
piezas está diseñada para mostrar a “Wolli” como la figura central del ahora
trío.
Como
balance general, “Triangle Motion” nos parece un disco que irradia vigor,
refinamiento musical y actitud excitante en dosis enormes; por todo ello, nos
parece que es el pretexto perfecto para que los que aún no hayan descubierto a
KENNEDY lo hagan ya, mientras que los que ya están familiarizados con su obra
anterior deben estar preparados para recibir una reestructuración masiva de su
propia voz progresiva. Música buena y entretenida, recomendada dentro de
cualquier buena discoteca de rock progresivo contemporáneo.
Selección
de muestras parciales de “Triangle Motion”: https://www.youtube.com/watch?v=pWDnPQLU2Zw
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