HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
¡Buenas,
buenísimas noticias para el rock progresivo desde el Extremo Sur de Andalucía!
El cuarteto español EL TUBO ELÁSTICO, oriundo de Jerez de la Frontera (Cádiz),
ha publicado su disco homónimo y ha resultado fenomenal; además, está
disponible en edición doble de CD y vinilo desde mediados de junio. El grupo
actualmente conformado por Daniel González [guitarra y
sintetizadores], Vizen Rivas [guitarra y sintetizadores], Alfonso Romero [bajo
y sintetizadores] y Carlos Cabrera [batería y percusiones] ha plasmado en este
disco homónimo un material grabado entre abril y febrero del 2014, siendo
mezclado a inicios del presente año 2015. A pesar de tratarse de su disco
debut, el cuarteto no es precisamente novato: se formó a mediados de la última
década del siglo pasado contando con el bajista Alejandro Zenón en sus filas,
logrando desarrollar una actividad interesante en varios festivales y grabando
algunas maquetas antes de que decidieran tomarse un paréntesis sabático.
Volviendo a los escenarios hasta el verano del año 2012 y armando material para
un primer disco de edición oficial, éste ya es realidad. El grupo cita a varios
grupos de la avanzada progresiva de ayer y hoy como influencias, concretándose
todas ellas en una combinación de space-rock, psicodelia, post-rock,
post-metal, jazz-rock y, cómo no, estilizaciones de la vieja escuela del rock sinfónico
dentro de una arquitectura progresiva vigorosa e ingeniosamente ecléctica.
Vayamos ahora a los detalles de los temas que completan el repertorio de “El
Tubo Elástico”.
Durando
poco menos de 7 minutos, ‘Pandora’ abre el álbum con una exhibición de vigor
rockero inteligentemente suministrado a través del reforzamiento continuamente
sugerente de los riffs que conforman el cuerpo central y un groove sobriamente
cañero que se instala cómodamente dentro de los estándares del post-metal.
Luego sigue ‘Camaleón’, una pieza que vira hacia los senderos del jazz-rock con
una sencilla base melódica embebida en una atmósfera cálida. El dinamismo de
tendencia funky que se instaura de parte de la dupla rítmica ostenta una
vivacidad llamativa por un buen rato, pero alrededor de la frontera del quinto
minuto y medio vira hacia un talante más sutil en un compás de 6/8, lo cual el
bloque instrumental aprovecha para crear una aureola sónica de misterio
luminoso en clave post-rockera. ‘Ispra’ es la pieza más larga del repertorio,
ocupando un espacio de casi 9 minutos, y de hecho, contiene uno de los viajes
más ambiciosos y eclécticos del álbum. Combinando la emotividad etérea del
post-rock, el aura exquisita del paradigma Floydiano (73-77), la magia del
space-rock a lo OZRIC TENTACLES y las cadencias sofisticadas del jazz-rock
(cercanas a los momentos más sofisticados de unos GORDIAN KNOT), el cuarteto
desarrolla la serie de sus ejes temáticos con un nervio solvente y una
intuición musical impoluta. Cabe resaltar el detalle de que los teclados se
hacen notar más dentro del entramado global. Si ‘Ispra’ tomó su impulso a
partir de las facetas evocativas de las dos piezas precedentes, ‘Rojo’ emerge con
la misión de redondear la fuerza expresiva de ‘Ispra’ y focalizarla dentro de
un encuadre más extrovertido, el cual nos remite a los modelos de sus ilustres
paisanos de TOUNDRA y de los legendarios RED SPAROWES. Escuchando la ilación de
‘Ispra’ y ‘Rojo’, vamos, nos da la sensación de que el grupo transforma las
notas y bases armónicas de turno en recursos pictóricos para disponerse a
pintar un paisaje donde se alternan imágenes prolijas con otras más sugerentes:
a estas alturas del partido, el grupo no solo ha estado dejando en claro cuáles
son las inspiraciones para gestar su propio eclecticismo rockero sino también
cuán grande es su oficio para convertirlo en música de interés dentro de la
escena contemporánea.
Los
últimos 14 ¼ minutos del disco están ocupados por la dupla de ‘El Enjambre’ y
‘Vampiros Y Gominolas’. En el caso de ‘El Enjambre’ nos encontramos con que el
grupo inicialmente se centra en manejar su faceta contemplativa, descansando un
poco de los despliegues de imponente sofisticación que habían marcado la pauta
desde ‘Camaleón’ hasta ‘Roja’, optando por jugar con una confluencia fluida de
estándares del post-rock y el post-metal en base a un desarrollo musical
relativamente sencillo. Eso sí, poco antes de llegar a la frontera del quinto
minuto, el grupo incrementa la polenta y la sofisticación para volver a crear
un clímax intenso en torno al cual el grupo da vueltas con ingeniosos recursos
de variedad: ahora el grupo pisa firme sobre territorio prog-metalero. Si bien
es cierto que otra vez salen a colación los aires de familia con sus paisanos
de TOUNDRA, esta vez las alusiones adicionales apuntan al modelo de ISIS. Por
su parte, ‘Vampiros Y Gominolas’ parece retomar y reformular las expresiones de
serena vitalidad que hallamos en la
primera pieza del álbum, pero añadiendo matices y ornamentos inspirados
en varios de los temas que surgieron después (especialmente, ‘Roja’ y ‘El
Enjambre’). Tiene sentido que cierre el álbum por asumir el rol de síntesis
reflexiva de todo lo que se ha estado elaborando a lo largo del repertorio del
álbum. En fin, ésta fue la experiencia de “El Tubo Elástico”, una experiencia
agradable y sumamente estimulante que prácticamente nos obliga a anotar el
nombre de EL TUBO ELÁSTICO en cualquier lista de los mejores discos debut del
rock progresivo producido en el presente año 2015.
Muestras
de “El Tubo Elástico”.-
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