HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.
Hoy
estamos con el ensamble multi-nacional asentado en Argentina SALES DE BAÑO y su
nuevo trabajo, un disco titulado “Horror Vacui” y que consta exclusivamente de
la suite que porta el título en cuestión. La edición del material se divide en
ocho secciones pero queda claro que la labor compositiva invertida en esta obra
y sus arreglos ulteriores resultan perfectamente integrados en torno a ciertos
focos temáticos bien definidos. El sexteto conformado por Carlos Quebrada
[bajo], Camilo Ángeles [flautas], Agustín Zuanigh [trompeta y fliscorno],
Andrés Marino [piano, piano eléctrico, armonio y efectos electrónicos], Mariano Cepeda [guitarra] y
Federico Isasti [batería] ahonda en sus inquietudes creativas y se pone en plan
de reforzar su aspecto avant-progresivo con esta enorme suite que el grupo ya
venía presentando en presentaciones en vivo (por ejemplo, en el periplo peruano
que realizó entre marzo y abril del año pasado). Esta suite ya está publicada
en un blog de Bandcamp desde fines del año pasado con la siguiente dirección: http://sales-grupo.bandcamp.com/album/horror-vacui
desde noviembre de 2015 – ojalá que no tarde mucho en tener su respectiva
edición física... pero mientras tanto, aquí la reseñamos.
La
sección Uno pone en marcha las cosas con una secuencia abstracta marcada por
aleatorios ornamentos electrónicos que van cimentando el camino para la
ulterior emergencia de un breve solo de piano que alterna pasajes saltarines
con otros muy contenidos, manteniendo un aura reflexiva. Dicho solo de piano
funge como preludio a la sección Dos, la cual muestra al ensamble completo en
acción articulando un clima surrealista que tiene algo de siniestro antes de
que el motif central ingrese para deleitarnos con un fabuloso despliegue de musicalidades
ricas donde se funden el legado del Canterbury y el paradigma de SUN RA. De
este modo, el colorido del paisaje sónico en curso gana en profundidad y fuerza
expresiva, buscando siempre ser osado sin hacerse estridente. Con la sección
Tres, el grupo se mete más a fondo en el factor Canterbury para recrearse en un
clima más sereno. En esta coyuntura, la guitarra puede lucirse con un solo
sutil muy elegante, mientras la dupla de vientos va llenando espacios a lo
largo de la sección hasta aterrizar en un momentum intenso para los segundos
finales. Para la sección Cuatro – la más extensa de la suite con sus 9 ¼
minutos de duración –, el sexteto se mete en terrenos Crimsonianos (mezclando
el periodo del “Lizard” con su clásica etapa 73-74), lo cual significa que el
aspecto neurótico de su visión musical ya está presto para manifestarse con una
electrizante luminosidad. La flauta da inicio al viaje con la guitarra
acompañando poco después: este pasaje inicial muestra ampliamente su talante
libre mientras el fliscorno inicia lo que amenaza con ser la instauración de un
encuadre bien definido… pero no, lo que hace es abrir la puerta a los demás
instrumentos para que armen un esplendoroso caos masivo desde el cual pueda
emerger, ahora sí, una especie de orden... o más bien un reordenamiento deconstructivo. Una vez instalado éste, la guitarra se
adueña del rol protagónico mientras la dupla rítmica asienta una musculatura
poderosa en su macizo groove. Cerca del final, la tríada de
guitarra-trompeta-flauta se encarga de dibujar el último núcleo temático antes
de que el ensamble pare en seco con un minimalismo industrial de fondo.
La
dupla de las secciones Cinco y Seis cumple con la función de recibir los ecos
de majestuosa y rotunda expresividad de la anterior en sus primeras instancias,
antes de articular un motif cadencioso signado por una elegante agresividad –
una vez más, con el paradigma Crimsoniano en mente – desde el cual la trompeta
desarrolla un nuevo solo electrizante. El tenor jazzero de los parajes finales
lleva a una fluida integración con la sección Siete, la cual vuelve a la
ceremoniosidad surrealista con la que se había iniciado la segunda sección de
la suite. En un posterior desarrollo, la sección implosiona un poco con el fin
de anticipar la explosividad en torno a la cual se centrará la inminente última
sección, pero se trata literalmente de un mero anticipo, pues el cierre de esta
penúltima sección llega con una breve cita del pasaje inicial. Ocupando los
últimos 6 ½ minutos de la suite, la sección Ocho comienza con un explosivo
colorido musical en la que se retoma buena parte de las facetas más
extrovertidas de ciertas secciones precedentes, aunque ahora el asunto se
siente más festivo. A poco de pasada la frontera del tercer minuto surge un
tremendo solo de batería en el que se combina la fuerza del rock y la vitalidad
aleatoria del jazz, siendo así que esos golpes de tambores y platillos generan
un sortilegio contundente e irresistible; la inserción de la narración de un
gol de fútbol añade un tinte dadaísta al asunto. Mientras la batería todavía
sigue desarrollando sus últimas florituras, el grupo entra de lleno (comenzando
con el riff de guitarra) para reinstalar el motif central de la sección Seis en
una fanfarria filuda y aguerrida que, a despecho de su expresividad
celebratoria, se refocila en el tenor amenazante de su propio vigor. Definitivamente, esta irrupción responde a una ingeniería de tensiones polivalentes destinadas a fundirse en una sola en el futuro próximo. Para este
maravilloso epílogo, el sexteto se beneficia de la intervención del ENSAMBLE BOLA
DEL OM, conformado por el trompetista Juan Olivera, los saxofonistas Lucas
Goicoechea y Nicolás Lowry, y el trombonista Franco Espíndola (dicho sea de
paso, ya conocemos a Goicoechea por su membrecía en REPTIL).
Si
el horror al vacío implica una negativa a aceptar el carácter imponente de la
oscura ausencia del ser como trasfondo del ser luminoso mismo, entonces la gente
de SALES DE BAÑO es inocente de este tipo de culpa, pues, tal como hemos podido
apreciar en esta obra tan magna titulada “Horror Vacui”, el grupo maneja la
dualidad de luz y oscuridad con autoritativa creatividad e incombustible
ingenio. Este disco encarna, sin lugar a dudas, un amor a la plenitud que supone un fortalecimiento y una renovación de la genial visión vanguardista de SALES DE BAÑO.
Muestras
de “Horror Vacui”.-
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