Tuesday, February 07, 2017

AMAROK: fantasías y caprichos de un retorno triunfal


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

AMAROK renació de las cenizas para concebir, grabar y publicar el que fue uno de los discos más bellos de la producción progresiva del año 2015: “Hayät Yolundă” (“Sendero De Vida” en español). Desde ya pedimos perdón por una reseña tan tardía, pero de todas maneras, esta reseña tenía que hacerse presente en este blog. Para este repertorio nuevo contenido en “Hayät Yolundă”, el susodicho Robert Santamaría toca teclados, guitarra acústica de 12 cuerdas, glockenspiel y percusiones, Marta Segura canta, Manel Mayol toca las flautas traversa y dulce, Alán Chehab toca el bajo completando la dupla rítmica con el baterista Pau Zañartu, mientras Xavi Saiz completa el sexteto tocando la guitarra eléctrica. El disco tuvo un largo periodo de gestación: sus procesos de grabación y gestación duraron entre febrero de 2014 y julio de 2015, siempre bajo la pauta inspirada por la visión musical de un Santamaría decidido a ahondar de una manera especial en las raíces más folklóricas de la tradición musical de la banda. Si podemos hacer una síntesis aproximada (y también inexacta) de la línea de trabajo que se persigue y prosigue en “Hayät Yolundă”, podemos indicar a “Mujer Luna” como el referente principal. Este volumen de material nuevo no venía solo en una edición limitada deluxe pues también había en ésta un volumen 2 titulado “Archivos 2009-2015”, con seis temas inicialmente preparados para “Sol De Medianoche” (glorioso álbum del año 2007) para luego ser dejados de lado, un par de versiones de clásicos variopintos de THE BEATLES y TANGERINE DREAM, más algunos otros temas de gran valor testimonial para la evolución musical de Santamaría. Entraremos en esos detalles más adelante, pero por ahora, comencemos concentrándonos en el material nuevo de “Hayät Yolundă”, ¿vale?

El repertorio de “Hayät Yolundă” se abre con una pieza que dura 8 minutos y pico y se titula ‘Universo’... un título muy ambicioso, en verdad. Los siguientes 12 minutos están ocupados por la sucesión de ‘Revelación’ y ‘Gestación’. Se destaca una musicalidad que exhibe una fuerza de carácter decidida a través de su intrínseca delicadeza cristalina: se nos vienen a la mente paralelos simultáneos con los GENESIS del período 70-71 y los JETHRO TULL del período 77-78. La primera de estas canciones sigue con mucha obediencia la pauta estilística marcada por la canción de entrada; siendo más lento en su esquema rítmico que el tema de apertura, elabora una mayor musculatura en su sección intermedia (también muy a lo JETHRO TULL) dentro de los cánones esenciales de lirismo concluyente que conforman la personalidad folk-progresiva de AMAROK. Por su parte, ‘Gestación’ explora la fusión exótica predominante en el ideario grupal con un acento más pronunciado en el modelo del sinfonismo, más algunos guiños a la tradición del rock andaluz y un hermoso solo de sintetizador a lo RICK WAKEMAN (al modo de los clásicos Yessianos “Close To The Edge” y “Tales From Topographic Oceans”); la cosa se torna un poco más serena pero se mantiene en lo épico. Apelando a un peculiar ahondamiento en la amable gracilidad pastoral, ‘Despertar’ nos muestra el lirismo paradigmático del grupo a flor de piel en una instancia en la que el grupo parece dosificar la luminosidad épica expuesta en las dos canciones precedentes a fin de asentar parajes sonoros un poco más introspectivos, pero todavía se deja cierto espacio para dejar que se muestre algo de intensidad cerca del final. Lo mismo respecto a la serenidad expresiva puede decirse del quinto tema, titulado ‘Incertidumbre’, e incluso enfatizando el predominio del aura melancólica, cuya ceremoniosidad se siente atravesada por un aire de misterio: tal vez se trate del temor a algo desconocido que promete traer alguna fatalidad a nuestras vidas es lo que motiva las extrañamente cautivadoras vibraciones melódicas que se emanan tan sólidamente de los arreglos instrumentales utilizados para la ocasión. Muy a lo ANTHONY PHILLIPS.

El señorial instrumental ‘Rubicón’ regresa en pleno al gobierno contundente de las influencias de GENESIS y JETHRO TULL (y de paso, PREMIATA FORNERIA MARCONI también) con algunos implementos psicodélicos aportados por los teclados en el esquema instrumental, un recurso muy interesanet que nos toma por sorpresa a la vez que nos obliga a repensar la impoluta cohesión con la que se arma el desarrollo temático de los 3 primeros minutos. Una vez terminado este primer pasaje, el asunto vira hacia un dinamismo contemplativo al modo del MIKE OLDFIELD de las gemas “Ommadawn” e “Incantations”. Se completa el círculo musical con un retorno al primer motif bajo unos arreglos majestuosamente reformadores, aterrizando finalmente en una coda ensoñadoramente sobria. Se puede decir con certeza que ‘Rubicón’, junto a las piezas #2 y #3, completa un cénit triádico para el repertorio de este disco. Y justo ahora que mencionamos esto nos topamos con una bella canción que justamente se titula ‘Cénit’, una canción cuyo cuerpo central consiste en una balada típicamente sinfónica que se empapa de idóneos aires exóticos de tenor arábigo. Mientras elabora contundentes matices exóticos, el grupo se explaya en una placidez melódica propia de los paradigmas de MIKE OLDFIELD y RENAISSANCE. El rol protagónico de la flauta resulta crucial para sustentar la consistencia del muy inspirado desarrollo melódico. La sección final porta una expresividad sublime que los mismos GENESIS en su época del “Selling England By The Pound” envidiarían… o para poner un ejemplo más reciente, los THIEVES’ KITCHEN de los tres últimos discos. La pieza más corta del disco es ‘Camino De La Vida’, durando poco más de 3 ½ minutos: se trata de una semi-balada en 7/8 en la que el grupo perpetúa sus indagaciones en las potencialidades del paradigma que se maduró decisivamente desde los días del “Mujer Luna”. ‘Principio’ cierra “Hayät Yolundă” – sí, nos damos cuenta del oxímoron – con un despliegue musical de casi 9 minutos que nos remite a una síntesis perfecta de las piezas #1, #2 y #4. Menciones aparte merecen los solos de órgano y piano eléctrico que nos regala Santamaría, dos de sus mejores intervenciones a los teclados en todo el disco. 

Ahora es el turno del mencionado segundo volumen nos muestra a Santamaría repartiéndose extenuantemente en labores a los teclados, la guitarra acústica de 12 cuerdas, el saz, el glockenspiel, el kanum, el acordeón, el tar, percusiones diversas y algunas intervenciones vocales. La mayor parte de la responsabilidad vocal corre a cuenta de la estupenda Marta Segura, mientras que Manel Mayol toca las flautas traversa y el tin whistle en varios temas, así como Manuel Vega se hace cargo del bajo y del contrabajo, y Coloma Bertran aparece al violín y al violín de orco. Miki Gelabert y Pau Zañartu se han repartido la responsabilidad de la batería en estos archivos, siendo así que el último también toca percusiones en el último tema, donde también aparecen Saiz a la guitarra eléctrica y Víctor Estrada al Theremin. ‘Imdlahaia’, la canción que abre este volumen, fue interpretada por el grupo durante su actuación mexicana en el FestivAlterNativo del 2008: tiene un gancho mágico basado en las cautivadoras líneas y cadencias de inspiración arábiga que marcan a su motif central, bien guiado por el violín en la mayor parte del tiempo. También se incorporan la flauta y el saz en el realce del desarrollo melódico en curso. ‘Touts And Frogs’ es una continuación de la canción ‘Eight Touts’, originalmente incluida en “Sol De Medianoche”. Su vitalidad fresca es crucial a la hora de plasmar el colorido musical inherente al motif central: la amalgama de instrumentos acústicos y sintetizadores está manejada a la perfección. Otras piezas originadas en los cuarteles de AMAROK fueron a parar a proyectos derivados como DAFNIA y AMSHAR, de tenor folclórico: por ejemplo, ‘Nannania’, una envolvente balada bucólica que nos remite al paradigma pastoral de un ANTHONY PHILLIS, mientras que ‘La Vinyota’s Jig’ es jolgorio puro donde el folk progresivo se convierte en canto de primavera. ‘La Edad Avanzada’ es una composición que aportó Santamaría al abortado proyecto “Seven” (disco conceptual planificado por siete teclistas venezolanos en torno a las edades del hombre): esta pieza se focaliza netamente en el paradigma inmortal del rock sinfónico, y tal vez resulta justo designarle como el cénit expresivo de este volumen. ‘Goblin’s Song’ remonta su origen hasta fines de los 70s: composición de Mauricio Antón en un tiempo en que la obra de TOLKIEN llegaba traducida al español a las librerías venezolanas, y queda como un testimonio de los primeros pasos de Santamaría en las músicas de magia añeja. La versión de ‘Norwegian Wood’, la primera canción de THE BEATLES con sitar, se convierte en manos de AMAROK en una cálida y serena visión del atardecer desde alguna esquina en un barrio portuario. La versión del clásico de TANGERINE DREAM ‘Stratosfear’ cobra un significado especial a la luz de la reciente muerte del principal campeón de este legendario grupo alemán Edgar Froese. Concediéndose un generoso espacio de 11 ½ minutos, Santamaría y sus secuaces de turno preservan la magnificencia integral de la pieza mientras la retocan en una compacta combinación de lo terrenal y lo cósmico sobre un esquema rítmico que coquetea abiertamente con el jazz-rock. ¡Un tributo fenomenal!  

“Hayät Yolundă” es, ante todas las cosas, un retorno triunfal del paradigma progresivo de AMAROK, un paradigma que hasta hace poco solo habitaba en las añoranzas de nuestras memorias de los mejores momentos de la música progresiva hecha en España entre fines de los 90s y la culminación del primer decenio del nuevo milenio. “Hayät Yolundă” puede ser también descrito como un capricho de colores musicales, o si se prefiere, una fantasía de eclecticismos exquisitos y consistentes.


Muestra de “Hayät Yolundă”.-

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