Thursday, February 09, 2017

“Stand Up”: el momento de la elevación primordial de JETHRO TULL

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El legado de JETHRO TULL sigue haciendo acto de presencia en la gran vitrina fonográfica del mundo, y esta vez es el turno de “Stand Up”, segundo disco de la banda que marcó tanto el debut del maestro guitarrista Martin Barre como integrante (perpetuo) de la banda así como la expansión decisiva del líder Ian Anderson como compositor y músico, dando rienda suelta a la guitarra acústica y debutando entusiastamente con la mandolina y la balalaika, perfeccionando en proporción geométrica sus intuitivos avances como trovador y sátiro de la flauta, además de aportar intervenciones al órgano Hammond y al piano, así como a la armónica. Con la dupla rítmica del bajista Glenn Cornick y el baterista Clive Bunker (quien extendía significativamente su arsenal de accesorios percusivos) se completaba cabalmente el poderoso esquema sonoro ecléctico al cual apuntaba el grupo desde aquellos tiempos de la gestación del primer disco “This Was”. En palabras del propio Anderson, prácticamente el 50% de este segundo disco ya estaba compuesto mientras las breves sesiones de grabación del primer disco seguían su curso: incluso un par de temas fueron presentados a la banda pero siempre estaba el hándicap de Mick Abrahams, músico que solo pensaba y hacía blues. Sería injusto negarle su importancia en la primera fase de la banda para su rápida evolución como entidad notable en las actuaciones en vivo, pero su propia mentalidad musical era prácticamente un sabotaje para el nacimiento del auténtico JETHRO TULL tras el período de parto encarnado por ese primer disco. “Stand Up” es el primer testimonio de la esencia ecléctica, tan desfachatada como polícroma, de JETHRO TULL: Anderson hacía florecer su faceta de cantautor a un ritmo acelerado, valiéndose primero de una pequeña guitarra eléctrica Harmony Stratotone y luego (al iniciarse las grabaciones para “Stand Up”) de una pequeña guitarra acústica Yamaha para sus nuevas composiciones. De hecho, históricamente ha sido la guitarra y no la flauta su instrumento preferido a la hora de componer. Por su parte, Barre, exintegrante de GETHSEMANE como flautista-guitarrista-saxofonista, encarnaba el perfil del guitarrista adecuado para el nacimiento y ulterior crecimiento de esta genial y traviesa bestia rockera. “Stand Up” fue originalmente publicado en el mercado británico en el 25 de julio de 1969, llegando al #1 de ventas unas pocas semanas semanas después: a fines de setiembre tuvo su correspondiente edición norteamericana. Este disco tuvo su edición de 40mo aniversario en el 2010 con un formato de 2 CD y un DVD. En noviembre del pasado año 2016, el mismo tuvo otra reedición especial bajo la supervisión de Steven Wilson, también con 2 CD y un DVD. El DVD incluye uno de los dos conciertos realizados en Estocolmo en enero de 1969, incluyéndose además un pequeño vídeo con dos canciones del evento (Ray Shulman, el inolvidable bajista-violinista de GENTLE GIANT, se hizo cargo de la curaduría del vídeo).



Y eso que el proceso de su ingreso al grupo fue azaroso y tortuoso... aunque tal vez nada hay más tortuoso que lograr ingresar a un grupo cuyo primer encargo es que hagas un ensayo en el mismo Día de Navidad y programe dos conciertos en los últimos días del año con un público inicialmente reacio a aceptar al nuevo vecino mientras reclama airadamente la presencia de Abrahams. Una vez fuera del paisaje de JETHRO TULL Abrahams, el grupo organizó una audición para un nuevo guitarrista con la esperanza de que Barre, quien había causado una buena impresión a Anderson, Bunker y Cornick tras ver a GETHSEMANE como banda telonera de JETHRO TULL, asistiera y fuera contratado. Barre, quien estaba atento a la banda y disfrutaba de su música, primero se sintió muy inseguro cuando respondió a un anuncio donde se solicitaba un guitarrista y supo que se trataba de JETHRO TULL: fue cuando Terry Ellis le llamó por teléfono que Barre superó su inmensa inseguridad inicial y asistió a la audición... la cual fue todo un desastre para él. Aunque mostró solvencia al tocar una pequeña pieza instrumental de su propia cosecha, la utilización de una guitarra semieléctrica que tenía insuficiente feedback le impidió lucirse apropiadamente; pero además, procedió acto seguido a tocar un estándar de jazz a la flauta, y lo hizo mejor que con la guitarra, lo cual estaba fuera de las pautas de la audición. Un desastre. Quien sí logró hacerse del puesto fue un joven Tony Iommi, quien se encontraba conflictuado por el hecho de tener que abandonar al grupo EARTH (poco después rebautizado como BLACK SABBATH) ante esta situación. Ya en ese entonces, Iommi usaba prótesis para un par de yemas de sus dedos cortados en un accidente con una cortadora eléctrica de madera, lo cual le hacía dificultoso realizar a la perfección los riffs y bases armónicas de varias canciones de la banda, a pesar de sus obvias muestras de destreza y vigor. Feliz de volver a EARTH (no sin antes participar en el show televisivo de The Rolling Stones Rock & Roll Circus) y con la lección aprendida de que un grupo de rock debe tener horarios estables y disciplina férrea para ensayar (primera vez que veía eso en un grupo de rock), Iommi dejó el camino libre para que Davy O’List intentara llenar el espacio aún vacío dentro de JETHRO TULL. Pero en este caso la cosa fue más rápida: independientemente del hecho de que los músicos se guardaban suficiente aprecio mutuo y que los JETHRO TULL fueran fans de THE NICE, el estilo de O'List y su estado mental no le permitieron encajar con el trío. Y bueno, un Barre aún molesto consigo mismo telefoneó a Anderson por esos días preguntando cómo iban las cosas en JETHRO TULL, siendo así que éste le respondió que no iban muy bien. Aunque la leyenda iniciada por el propio Ian Anderson en una entrevista para la revista Sounds en 1976 que Barre hizo su segunda y aprobada audición tocando una guitarra sin amplificador en el departamento de Ian y éste tuvo que limitarse a imaginar lo que sonaba a través de los movimientos de los dedos de Barre, el hecho es que antes de eso se había realizado una audición apropiada con todo el equipo adecuado en una sala de ensayos. Esta audición sirvió, entre otras cosas, para que Barre mostrara a sus ya casi compañeros de banda una pieza instrumental que poco después se tituló simplemente ‘Martin's Tune’. El incidente en el apartamento de Ian tuvo lugar días después... y es que no se podía subir el amplificador de la recién comprada guitarra Les Paul Special al último piso del edificio donde vivía el buen Ian. Bueno, a fin de cuentas, el cuarteto de JETHRO TULL ya estaba completo en sus literales cuarteles de invierno. La buena recepción que tuvo el remodelado cuarteto desde enero de 1969 en adelante era una confirmación de que el grupo iba por buen camino y que estaba para seguir ejerciendo una auténtica brujería rockera en el público.*

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Vamos ahora al disco mismo, el cual fue grabado entre mediados de abril e inicios de mayo de 1969 en los Morgan Studios. Desde el punto de partida con ‘A New Day Yesterday’ se percata el oyente de la existencia de un nuevo fragor expresivo en la perpetua llama musical del grupo. Este ejemplo de blues-rock está lejos de ser un facsímil del patrón seguido en el primer álbum: el ímpetu ardoroso de la armónica y la flauta en sus sucesivos momentos de lucimiento y el dinamismo nuevo que emana de la guitarra por obra y gracia del novel mago Barre explotan al máximo el gancho inherente a la pieza. Más adelante, al inicio del lado B, ‘Nothing Is Easy’ lleva este croquis a una articulación magnífica donde el incendiario groove de la dupla rítmica de Cornick y Bunker sostiene con solvencia la vitalidad a flor de piel de la canción. El canto a la vez desafiante y esperanzado de Anderson ante el prospecto de las batallas de la vida que están justo a la vuelta de la esquina conforma la poética perfecta para la armazón instrumental en curso. No nos extraña que esta canción haya sido una bandera a ondear orgullosamente en varias giras de esos primeros años de JETHRO TULL, y lo mismo va para la canción que cierra este álbum: ‘For a Thousand Mothers’. Aquí la actitud de desafío es el tenor exclusivo mientras la instrumentación le da un viraje fresco al discurso del blues-rock pesado con florituras propias de lo folklórico; mientras se acerca el fade-out, Barre nos regala algunos de sus mejores fraseos de todo el disco. Anderson funge de gentil embajador de la rebeldía juvenil cuando proclama: “Did it surprise you / To be picked up at eight in a limousine? / Doing the things he's accustomed to do. /Which at one time it seemed like a dream, now it's true. / And unknowing you made it all happen this way.” Con una actitud más matizada a partir de una alternancia entre pasajes serenos y explosivos, ‘Back To The Family’ – la cuarta canción del disco – nos revela otro enfoque para esta reelaboración del fuego del hard rock blues-rock con referencias folk en las mudanzas, las mismas que realzan la exquisita fiereza que se explaya en los estribillos. Tal vez con unos arreglos más expansivos hubiese funcionado esta canción como una mini-aventura épica, pues porta un señorío inapelable. También es imperdible la altisonancia rebelde de la letra: Everything I do is wrong, what the hell was I thinking? / Phone keeps ringing all day long I got no time for thinking. / And every day has the same old way of giving me too much to do.


También es de resaltar cómo Anderson hace madurar su modelo de cantautor, floreciendo a ritmo inverosímil dentro de los confines de un solo disco: se le nota muy cómodo explorando su rol en la guitarra acústica, buscando alternativas a la extroversión del juglar y la picardía del satírico que ya en ese tiempo había convertido en paradigma particular del frontman rockero. Un hombre tan cubierto por defensas personales y murallas espirituales ante el ojo público sabe desnudar su corazón con genuina honestidad cuando compone y canta ‘Look Into The Sun’, la dulce balada acústica que cierra la primera mitad del álbum. Nuestra balada acústica favorita del disco es ‘Reasons For Waiting’. Las florituras duales de órgano y flauta al final de cada estribillo y los arreglos de cuerdas que emergen en la última sección también resultan cruciales para realzar la magia infinita de esta canción. Era todo un genio David Palmer (actualmente Dee). Además, las líneas “What a reason for waiting and dreaming of dreams, / so here's hoping you've faith in impossible schemes, / that are born in the sigh of the wind blowing by / while the dimming light brings the end to a night of loving” son simplemente conmovedoras, capaces de desarmar a cualquier oyente empático. Y cómo obviar la sistemática curiosidad de Anderson por los sonidos, ritmos y ambientes de los folklores orientales, permeándose de ese eclecticismo cultural que el underground rockero y la escena jazzera de Inglaterra promovían con peculiar intensidad. Anderson luce su primera aproximación a la balalaika con una alegre composición de inspiración extremo oriental como es ‘Jeffrey Goes To Leicester Square’ mientras exhibe su cada vez mayor dominio de la mandolina en esa jovial fantasía india que es ‘Fat Man’, canción que se hizo muy recurrente en varios repertorios en directo de JETHRO TULL desde los 80s en adelante después de olvidarla sistemáticamente a lo largo de los 70s. En palabras del propio Anderson, ‘Jeffrey Goes To Leicester Square’ (obviamente inspirada en las andanzas de su amigo y compañero de la escuela de arte Jeffrey Hammond) surgió a partir de la primera base de dos acordes que pudo extraer del instrumento recién comprado, instrumento que hasta el día de hoy no sabe afinar ni tocar como Dios manda. Barre se encarga de la flauta en la grabación de esta pieza, y también hace lo mismo en la balada ‘Reasons For Waiting’ haciendo dúo con Anderson. Por su parte, ‘Fat Man’ ya existía durante los últimos meses de estancia de Abrahams en JETHRO TULL. Más aún, esa canción fastidiaba un poco al buen Mick porque pensaba que estaba inspirada por el deseo de Ian de fastidiarle, aunque él no era realmente gordo pero sí más corpulento que sus flacos compañeros de banda: Ian se encarga de aclarar esto… aunque también añade que “a lo mejor había algún elemento de verdad en ese detalle”. En fin, cosas de Ian.  

  

Pero la guinda de la tarta de “Stand Up” es, cómo no, ‘Bourée’, el primer gran éxito internacional de JETHRO TULL antes del arribo de ‘Aqualung’ como himno rockero por excelencia del universo Tulliano. Con la flauta dibujando hermosas y juguetonas líneas a doble banda, esta osada traducción de un estándar barroco al modelo del jazz-rock. También legendario – por tanto, imposible de omitir aquí por redundante que pueda sonar – es el electrizante solo de bajo que realiza Cornick antes de que Anderson retome el motif central para el pasaje final. Los segundos finales son imperdibles con esos traviesos (y tal vez, hasta obscenos) sonidos guturales con los que Ian castiga a a la flauta con miras al golpe de gracia. Otra joya infaltable e ineludible en esta edición corresponde al simple ‘Living In The Past’, grabado durante la primera gira estadounidense de la banda antes de la gestación de “Stand Up”. Esta canción fue encargada por el mánager Terry Ellis a Ian Anderson, quien recibió el comando de hacer una canción pegajosa para publicarla como simple y así buscar un hit mientras se mantiene activa a la banda en un momento en que se estaba rehaciendo tras la partida de Abrahams y todavía no era realidad el segundo LP.  Ian respondió al pedido de Terry con “Sí, claro, Terry – dame una hora de plazo y regreso con la canción hecha.” Posiblemente Terry no sabía que Ian estaba bromeando de forma titánica pues su intención era la de hacer una canción lo menos comercial posible: sostenida sobre el inusual compás de 5/4 (emulando el clásico del THE DAVID BRUBECK QUARTET ‘Take Five’) y con una letra donde se satiriza el espíritu hippy y pacifista del underground británico tan en boga en esa época. Esta misión del siempre inconformista Anderson conllevó al “fracaso” de llegar al puesto 3 de la lista de éxitos inglesa, llegando luego al Top 10 de los EE.UU. en el año 1972 al publicarse nuevamente como simple promocional del recopilatorio doble también titulado “Living In The Past”. Aunque Ian reconoce que la paz y el amor son valores a ser cultivados en una vida decente y honorable, no le gustaban esos conceptos como ideología: “Estábamos en medio de la Guerra Fría, estábamos a la expectativa de que llovieran misiles sobre nuestras cabezas, eran tiempos tortuosos y todo ese asunto hippy me sonaba como una bobería.” Todo eso y el asunto del consumo de drogas como estrategia para abrir la mente (“Yo solía decir ‘¿Estáis todos locos?, ¿cómo sabéis cómo vais a reaccionar?’), más el rol de líder de opinión que había asumido gente como John Lennon tenían harto a Anderson (“Él era alguien que realmente creía que el amor conquista todo. Eso está bien, pero suena bastante trillado cuando uno ya es un cantante pop bastante bien avenido y estás casado con una mujer un tanto loca y extraña que se dedica a hacer cosas artísticas que la mayoría de nosotros tenía que pensar que no eran artísticas en lo absoluto.”) Clara exposición de las raíces del sistemático anti-hippismo del iconoclasta trovador Ian. La versión de 1972 incluía una pista adicional de órgano en algunos pasajes donde quedaba opacada una armonía de flauta: Steven Wilson nos brinda una nueva mezcla donde el órgano no esconde a la flauta además de la versión original de 1969.


   

Respecto a lo puramente técnico, esta hermosa e icónica canción del catálogo de Tulliano fue grabada el 3 de marzo de 1969 en el Vantone Studio de New Jersey, con arreglos de cuerda dirigidos por un tal Lou Toby y tocados por integrantes de la New York Symphony Orchestra. Palabras de Cornick: “Estos tipos, supuestamente los mejores del medio, no sabían leer la métrica en 5/4. Digo yo, Stravinsky utilizaba los ritmos más raros y estos músicos estaban entrenados para tocar eso, ¡pero nada con el tempo de 5/4! Si uno escucha atentamente ‘Living In The Past’, todas las cuerdas suenan acompasadas pero no acentúan ningún ritmo. Pero la canción suena genial porque nosotros hicimos todas las acentuaciones.” El lado B del exitoso single fue ‘Driving Song’, grabada en Los Ángeles, una canción con música de Barre y letra de Anderson donde expresa su sensación de sentirse presionado por la gente que maneja la industria musical. Un blues-rock interesante y llamativo, sin duda, una gema escondida de esta época de JETHRO TULL.** Una gema antes inédita de esta reedición es una versión de ‘Bourée’ un poco más larga que la oficial, y de hecho, fue registrada un día antes de la versión definitiva. Algunas florituras de flauta ostentan una mayor agresividad que en la versión con la cual estamos todos familiarizados, y también Cornick aprovecha cabalmente el espacio que se le da para su solo elaborando unas líneas un poco más “free”. Esta versión nos saca de nuestra zona de confort melómana pero agradecemos que se nos muestre de una vez por todas. El volumen 1 se completa con las mezclas originales del single ‘Living In The Past’/‘Driving Song’ junto a 4 temas grabados para las BBC ‘Top Gear’ Sessions: éstos fueron ‘A New Day Yesterday’, ‘Fat Man’, ‘Nothing Is Easy’ y ‘Bourée’, grabados el 16 de junio de 1969 para ser emitidos en el programa de 6 días después.  


El contenido del disco 2 de esta reedición se centra en una de las dos soberbias e impetuosas actuaciones que realizó el cuarteto en el Stockholm Konserthuset el 9 de enero de 1969: la segunda actuación íntegra y un tema repetido de la primera, a la sazón, ‘To Be Sad Is A Mad Way To Be’. Ambos conciertos ponían al grupo como ilustre telonero de THE JIMI HENDRIX EXPERIENCE en un periplo de dos días en territorio escandinavo. El repertorio de JETHRO TULL comienza con la marchosa ‘My Sunday Feeling’, la cual se beneficia de una coda un poco más intensa que la que conocemos de la versión de estudio que abría el primer álbum de la banda. La siguiente pieza es ‘Martin’s Tune’ – sí, esa composición que Barre mostró a la banda en su exitosa audición – y se revela como un extenso ejercicio de amena vitalidad jazz-progresiva. Al inicio la flauta ejerce la voz cantante en el desarrollo temático dentro del bloque instrumental, pero la guitarra de Barre no tarda mucho en reclamar su propio terreno de destaque, estableciendo interesantes diálogos con la flauta sobre el meticuloso sostén rítmico de Cornick y Bunker. Poco antes de llegar a la barrera del octavo minuto y medio emerge un breve interludio pastoral dirigido por la flauta, el mismo que sirve para impulsar la ulterior emergencia de un segundo jam rockero. Los dos siguientes temas son ‘To Be Sad Is A Mad Way To Be’ y ‘Back To The Family’: el primero es un blues-rock vulgar y corriente por el cual el propio Anderson no siente desmedido aprecio pero que permite testimoniar el uso de la armónica dentro de su arsenal; el segundo refleja la exquisita fusión de blues y rock duro que pronto habrá de brillar en el lado A de “Stand Up”. Los dos ítems más electrizantes son las muy alargadas y contagiosas versiones de ‘Dharma For One’ y ‘Nothing Is Easy’, siendo así que la primera sigue fielmente el arreglo plasmado en “This Was”, incluyendo a Ian tocando el claghorn además de un maratónico solo de batería a cargo de un incendiario Bunker. El solo se transforma momentáneamente en un desafío entre batería y flauta que casi suena como una invasión de ROLAND KIRK en el universo híbrido de TEN YEARS AFTER y HENDRIX. Tras esta tormenta musical el público responde con agradecido entusiasmo, el mismo que habrá de aumentar acto seguido con ‘Nothing Is Easy’, que bien puede ser descrito como un torbellino de luz. El grupo alarga hasta el cuarto de hora el núcleo temático de la canción, llevando la cuestión a una perfecta cruza de jazz y rock duro: Anderson se explaya en espléndidos solos largos de armónica y flauta antes y después de la última estrofa, mientras Cornick exhibe a todo dar la fuerza de carácter de su bajo. ¡Qué pena que el amplificador de la guitarra de Barre no esté en su máximo poder sónico! El encore llega con ‘A Song For Jeffrey’, entrañable y divertido blues-rock icónico de los primeros días de JETHRO TULL: aquí la canción se mantiene en su estructura original, sin expansiones titánicas, algo suficientemente llamativo para satisfacer a un auditorio impresionado y complacido. 



Dentro de la detallada información sobre los preámbulos de esta fase inicial del replanteamiento musical al cual se proyectó la entidad de JETHRO TULL tras la partida de Mick Abrahams y que llegó a un punto climático con la gestación de “Stand Up” encontramos la inspiración para ‘Bourée’. En esa época Anderson no era gran conocedor no gran admirador del legado musical del maestro JOHANN SEBASTIAN BACH, pero resulta que en el departamento de debajo de donde él vivía residía un estudiante de guitarra clásica, y justamente esa pieza de BACH era la pieza que el susodicho vecino ensayaba con mayor constancia… y como su motif central terminó grabado en su cabeza, decidió sacar provecho de su lirismo y darle un giro jazz-rockero. Así nació este pasaje icónico del evangelio Tulliano. Más emotivas son las inspiraciones para ‘Reasons For Waiting’ y ‘We Used To Know’. La inspiración para la primera de estas dos canciones surgió de la romántica noción de mantener viva la llama del amor en tiempos de ausencia con algún gesto o algún mensaje honesto del corazón, mientras que la inspiración para la segunda procede del tiempo en que la aún existente THE JOHN EVAN BAND había sufrido las partidas de John Evan, Barrie Barlow y Tony Wilkinson para volver a Blackpool, lo cual obligó al buen Ian a dejar el departamento de Luton que compartía con los desertores para mudarse al ático de la casa de la madre de Cornick. En temporadas de invierno el frío se hacía sentir bastante allí, un frío que obligaba a Ian a ponerse su gabardina sobre dos pijamas a la hora de dormir. La misma gabardina que usaba para pasear y tocar en conciertos, la misma gabardina que le regaló su padre el día que salió de casa para procurar ganarse la vida y tener éxito en el negocio del rock. Un tiempo en que tenía que depositar un chelín en el calibrador para mantener la estufa eléctrica encendida, un tiempo en que a veces comía guisantes y garbanzos con comida para perros (“Nunca probé comida para gatos. Es muy importante aclarar este asunto – solo comí comida para perros.”) Un tiempo en que a veces se quedaba abrigado en la cama leyendo libros del legendario literato beat JACK KEROUAC: la novela Los vagabundos del Dharma inspiró el título para la pieza ‘Dharma For One’, la cual comenzó como un instrumental para el primer álbum y luego tuvo letra y un arreglo distinto. ‘Look Into The Sun’ es otra canción plácida de tenor acústico: mientras la guitarra eléctrica elabora dulces ornamentos para realzar la base melódica, el bajo sin trastes – a cargo del ingeniero Andy Johns – completa el sustento armónico.


Por supuesto que esta reedición debe tener un homenaje a Glenn Cornick, quien tristemente falleció en el 28 de agosto del 2014. Nacido como Glenn Douglas Barnard en abril de 1947, más tarde adoptó el apellido del segundo esposo de su padre por el cual todos le llegamos a conocer. Perteneció a varias bandas desde su adolescencia y cuando se mudó a Blackpool no tardó mucho en ingresar THE JOHN EVAN BAND, el ensamble germinal de JETHRO TULL. Junto al propio grupo fue también víctima de un terrible caso de mala ortografía: en ese infame single ‘Aeroplane’ de unos tales JETHRO TOE incluían como coautores a Ian Anderson y a un tal Len Bernard, y además, en los créditos del primer LP “This Was” le rebautizaron como Glen. Pero más allá de estos desatinos gramáticos, el hecho es que su carisma y su extroversión sobre el escenario eran tan contundentes como su manera de crear grooves cimbreantes y coloridos vibrantes al bajo resultaron cruciales para forjar la esencia de JETHRO TULL como entidad musical. Su sorpresiva salida de la banda en el año 1970 se debió a la disconformidad de Anderson con su agitada vida social fuera del cronograma de la banda, aunque él tomó la cuestionable decisión de dejar en manos del mánager Terry Ellis el anuncio de esa decisión… y se lo dijo en el aeropuerto cuando el grupo estaba a punto de tomar un avión de regreso a Inglaterra: la consigna es que él tomara otro avión a Inglaterra al siguiente día. Poco honorable, pero bueno, el hecho es que Chrysalis Records apoyó a Cornick en la formación y desarrollo de su siguiente banda WILD TURKEY. Otro momento importante de su vida post-JT estuvo en la formación de la efímera banda PARIS junto a Bob Welch justo cuando éste había dejado las filas de FLEETWOOD MAC, pero a fines de los 70s dejó el negocio musical para ganarse la vida en la industria de venta de comidas. De todos modos, hubo un resurgimiento de WILD TURKEY a mediados de los 90s, pero se trató de algo intermitente y no del todo satisfactorio para él. El tercer periodo de WT fue el más feliz para Cornick, incluyendo el hecho de que Clive Bunker era el baterista de la banda: el disco del 2006 “You & Me In The Jungle” fue considerado por Cornick como el mejor disco en el cual él estuvo involucrado. Cuando la muerte le encontró él estaba disfrutando de una feliz y plácida jubilación: él había tenido una operación de by-pass cuádruple en los 90s y en algún momento del año 2014 su corazón decidió descansar su maquinaria. Gracias por todo el rock, Glenn.



El libro incluye la lista de conciertos de la banda desde las dos primeras actuaciones con Barre (en los dos últimos días de 1968) hasta el 10 de diciembre de 1969 en Kansas City, lo cual significa un repaso por las dos primeras actuaciones del grupo fuera de Inglaterra (en Suecia y Dinamarca, teloneando a THE JIMI HENDRIX EXPERIENCE) y sus primeras giras estadounidenses, además de pequeñas giras en Inglaterra, Francia e Irlanda en medio. También hay historias de camaradería y rivalidad con TEN YEARS AFTER y LED ZEPPELIN (siendo el primero de estos grupos manejado por Chris Wright, cofundador junto a Ellis de Chrysalis Records). Otras bandas compañeras de viaje en estos primeros periplos estadounidenses de JT fueron THE GRATEFUL DEAD, CAPTAIN BEEFHEART, BUDDY MILES, JOE COCKER, JEFF BECK GROUP, FLEETWOOD MAC, COLOSSEUM, VANILLA FUDGE, CLOUDS, BLOOD, SWEAT & TEARS, LOVE… y muchos más. Un momento muy importante para el grupo fue el ser invitados a formar parte del Miami Jazz Festival el 28 de junio de 1969, donde compartieron cartel con MILES DAVIS, BOOKER T & THE MG’S, y el mismísimo ROLAND KIRK, inspiración primordial para el tenazmente empírico aprendizaje de la flauta de Ian. El maestro vientista en cuestión fue muy amable con un ansioso e inseguro Anderson tras bambalinas y tuvo una actitud cordial con el cuarteto. Otra anécdota agradable fue el encuentro casual de Anderson con Joe Cocker en una cafetería de Manhattan en la que éste felicitaba a aquél por tener a “Stand Up” en el #1 del chart de álbumes más vendidos del Reino Unido, una quincena después de su lanzamiento al mercado. Menos agradable es la anécdota del extravío definitivo de la gabardina con la cual Anderson había comenzado a crear su personaje sobre el escenario. No era una gabardina vulgar y corriente, aunque sí era un poco vieja: se trataba de la gabardina que su padre James Anderson le había obsequiado en ese día de invierno de 1967 en que Ian salió de su casa para empezar a ganarse la vida en el mundo de la música. Ese fatal 8 de febrero, tras un concierto en Chicago en el que el grupo compartía cartel con LED ZEPPELIN y VANILLA FUDGE, la gabardina no estaba en la esquina del gran vestuario del Kinetic Playground donde se suponía que tenía que estar. Esa gabardina no era solo útil para soportar las temporadas de temperaturas frías sino también una de las pocas muestras de ternura y afecto que Ian recibió de su padre, con quien su relación afectiva siempre estuvo llena de tensiones, especialmente cuando él decidió estudiar arte y luego soñar con ser una estrella de rock: Ian se muestra muy filosófico al admitir que “felizmente, en años posteriores, creo que él comprendió que gané la apuesta de la vida y que me iba muy bien, y que realmente no había traicionado los valores que me inculcaron, o me había convertido en un ‘afeminado’ (‘nancy boy’) como él me llamaba por tener pelo largo, y establecimos una relación mucho mejor antes de su muerte.” El personaje Ian Anderson tuvo que comprarse otras gabardinas de reemplazo, entre ellas una de cuadros multicolor. El libro también transcribe dos largos reportajes que Nick Logan publicó sobre el periplo final de la banda en los EE.UU. en la mencionada revista New Musical Express en los números del 20 y del 27 de diciembre de ese año 1969. No podemos obviar la reveladora anécdota de que la banda fue invitada a asistir a un concierto de ELVIS PRESLEY en el International Hotel de Las Vegas como “premio” por haber logrado el “Stand Up”. Los cuatro músicos llevaron ternos tal como se exigía, pero también botas de trabajador para darle un toque de humor al asunto. Anderson nunca fue fan de Elvis pero disfrutó del concierto; eso sí, rehusó una invitación para visitar al ídolo en su camerino. Rechazó la invitación hasta tres veces con el pretexto – no, no era pretexto  de que la banda ya tenía programada una sesión de ensayo para las primeras horas de la mañana del día siguiente: “‘No, no – Elvis QUIERE que vosotros vayáis a su camerino…’ Yo pensé ‘¿Qué nos va a hacer?, ¿matarnos a tiros si es que no vamos?’ Nunca conocimos a Elvis y francamente hubiera sido horrible hacerlo. Él hubiera estado rodeado de sus lacayos y sus guardaespaldas, y estoy seguro de que hubiese sido una decepción.” Eso sí, Bunker quedó muy impresionado con el baterista de la orquesta. El impacto visual tan indeleble que causa la portada de “Stand Up” con su histórica figura troquelada del cuarteto con los brazos extendidos obliga a que también se haga presente una entrevista a James Grashow, el xilógrafo neoyorquino que se hizo cargo del arte gráfico. Hay un amplio reportaje sobre su currículum artístico de ayer y hoy, incluyendo un entrañable relato del descubrimiento vocacional de su área artística específica. Por supuesto, lo más jugoso está en las anécdotas referentes al tiempo de este disco: él escuchaba ante todo Motown pero cuando fue a verles en un concierto en New Haven se quedó gratamente impactado por su propuesta tan fuerte y excitante. La secuencia que va desde las imágenes de los cuatro músicos sentados hasta ellos pararse y luego irse a lo lejos en la contraportada fue idea suya, algo que le pareció grandioso a Terry Ellis, quien además había especificado por adelantado que quería la imagen troquelada en la parte intermedia de la funda desplegable del disco. Tal como aclara Grashow, el insumo de la portada no es realmente una xilografía sino un grabado de madera. Entusiasmado por lo bien que le estaba saliendo el trazado de la portada... ¡Grashaw le puso un dedo de más a la mano izquierda de Ian Anderson! No era una alusión a su virtuosismo ni tampoco un toque de surrealismo, fue simple y llanamente un error, un error que quedó finalmente plasmado como una sempiterna peculiaridad del imaginario Tulliano.  



¿Y cómo les fue a los Sres. Anderson, Barre, Bunker y Cornick en el mainstream con la apuesta ad futurum que implicaba este segundo disco? En la encuesta anual de reporteros musicales organizada por Melody Maker, JETHRO TULL obtuvieron el segundo lugar en la encuesta sobre la Mejor Banda de Rock solo por debajo de THE BEATLES, mientras que obtuvieron el galardón al Mejor Grupo Nuevo en otra encuesta realizada por New Musical Express. El grupo disfrutaba de esta atención pero no se tomaba al pie de la letra el significado semántico de estas encuestas y concursos. Más bien se centran en declarar su lógico orgullo por lo hecho en “Stand Up”: Cornick destaca que era un disco bastante diferente de lo que hacían los demás en aquel momento, mientras que Barre afirma que tuvo bastante importancia como para impulsar los siguientes trabajos de la banda; Bunker, al igual que Anderson, destaca lo interesantes que son el eclecticismo y la versatilidad de su repertorio, siendo así que Bunker lo pone en su Top 3 personal de la discografía del grupo mientras que Anderson lo califica como casi tan bien logrado como la posterior joya “Aqualung”. De hecho, en la entrevista publicada en este libro Anderson pone a este disco junto a “Aqualung” y “Songs From The Wood” en su propio Top 3. Hasta aquí llega este humilde repaso de este disco inmortal, “Stand Up”, la declaración de principios de JETHRO TULL para erigirse en un grupo real y genuinamente progresivo bajo sus propios cánones, elevándose sobre los cimientos de sus primordiales intuiciones musicales y consignando un paradigma único para la historia del rock.


Muestras de “Stand Up”.-
Martin’s Tune [en vivo en Estocolmo]: https://www.youtube.com/watch?v=joF81ouzj0c
To Be Sad Is a Mad Way To Be [video en vivo en Estocolmo]: https://www.youtube.com/watch?v=PILuvBGFMw0



* Al respecto cabe mencionar la triste anécdota de que John Peel, inicial fan de la banda, dejó de darle apoyo en esta fase de replanteamiento y maduración de sus metas musicales. Él expresó sin tapujos al propio Ian Anderson que no sentía aprecio alguno por el nuevo material, lo cual causó extrañeza a éste porque le tomaba como alguien de gustos eclécticos y muy apreciador de la vanguardia, pero tal vez fue su reacción a la ausencia de Abrahams. Por la lógica del descarte, solo queda concluir que Peel no apreciaba específicamente la propuesta musical de Anderson en sí misma.

** Hay una anécdota que involucra a Jonathan King, quien según Anderson, se hizo presente en los estudios de Los Ángeles donde el cuarteto grababa ‘Driving Song’. Ian le trató con cierta actitud cortante aunque le dio la impresión de tratarse de un individuo cordial y amable, más allá de su fama de avaro y manipulador que le precedía. Con los años, el Sr. King fue expuesto como un depravado pedófilo y abusivo. Segunda anécdota con un monstruo que nos cuenta Anderson tras el que nos reveló en el libro de la 40ma reedición de “WarChild” referente a cuando llevó a una entonces amiga Shona Learoyd a un concierto de Gary Glitter (inspiración para la canción ‘Rainbow Blues’). 


[Dedico esta humilde retrospectiva a mis compatriotas del Universo Melómano Tulliano Daniel Padilla, Roberto Prieto y Rodolfo Napurí.]

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