HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy nos toca reseñar el más reciente trabajo fonográfico solista de TOBY DRIVER (el líder permanente de KAYO DOT), el cual se titula “They Are The Shield” y ha sido publicado por el sello finlandés Blood Music durante la segunda mitad del mes de setiembre del pasado año 2018, tanto en formato de CD como de vinilo. Las sesiones de grabación de este disco tuvieron lugar en enero del 2018 en el estudio EastSide Sound de Nueva York, siendo así que el ulterior proceso de masterización tuvo lugar en los Turtle Tone Studios, también de Nueva York. DRIVER toca las guitarras y los sintetizadores, y de canta,
siendo acompañado por el baterista Brian Chase, los violinistas Conrad Harris y
Pauline Kim Harris, y la pianista Kelly Moran; también colabora Bridget Bellavia
a la voz en el cuarto tema del disco. DRIVER fue una de las principales fuerzas creativas dentro de ese inolvidable colectivo avant-rockero que fue MAUDLIN OF THE WELL, y sobre todo, tiene bajo su mando la obra de KAYO DOT; además, es partícipe en proyectos como TARTAR LAMB, VAURA y BLOODMIST, así como colaborador de otros grupos (GREGOR SAMSA, SECRET CHIEFS 3, etc.). Este infatigable multiinstrumentista e inquieto compositor nacido en el 29 de setiembre de 1978 en Meriden (Connecticut) es un referente esencial en varias áreas de la avanzada rockera norteamericana del nuevo milenio. El disco que ahora tenemos en nuestras manos es el tercer trabajo de larga duración dentro de su trayectoria propiamente solista, la cual comenzó en el año 2005 con “In The L.. L.. Library Loft” y que tuvo un pináculo relevante en el disco anterior a éste, “Madonnawhore”, el mismo que data del año 2017. Pues bueno, en “They Are The Shield”, el genio de DRIVER se ha vuelto a superar a sí mismo al desarrollar una estrategia de ahondamiento en los aspectos más académicos de su amplia y nebulosa visión musical: la presencia del dúo de cuerdas es muy fuerte a lo largo y ancho del repertorio contenido en este disco, cuyos detalles repasaremos a continuación.
‘Anamnesis
Park’, el tema que abre el álbum, dura 10 ½ minutos, y sus primeras instancias
expresivas se asientan sobre una actitud minimalista que va escalando en un
crescendo majestuosamente parco. A poco de superada la frontera del tercer
minuto, pasan dos cosas: 1) la sección prologar alcanza un nivel de inspirado
explayamiento contenido en base a las capas de guitarra y violines; 2) los
aditamentos de sintetizador guían el camino hacia la instauración del cuerpo
central, el cual se caracteriza por ostentar una mística densidad. Así las
cosas, esta mística densidad a la cual nos estamos refiriendo pasa de su
inicial languidez señorial hacia un dinamismo refinado marcado por una delicada
confluencia de chamber-rock y jazz intimista. Cuando por fin entra a tallar, el
canto de Driver apela a una actitud evocativa, como anunciando algo muy grave
con una espiritualidad rectamente flemática. ‘Glyph’ sigue a continuación
(ocupando un espacio poco menor de 8 ¾ minutos) para tomar la posta del primer
tema y seguir explorando fehacientemente su semilla de climas etéreos y
delicadamente densos. De hecho, se puede decir que aquí hay un énfasis más
persistente en la imponente faceta grisácea que hasta ahora impone su ley sonora
con mano de hierro. Se da un interesante viraje en la sección final cuando el
desarrollo temático apoyado en las cuerdas apunta a una exuberancia
incrementada. Lo que se ha elaborado aquí ha sido un cénit definitorio del
disco. Así las cosas, el terreno está preparado para que ‘470 Nanometers’ emerja
con la misión de brindar una soltura y una dinámica más extrovertidas al
esquema sonoro elaborado por el ensamble en base a un grácil uso del tempo en
6/8. La firmeza irrenunciable del groove armado por la batería establece un
saludable contraste frente a la delicada elocuencia de los dos violines; de
esta manera, mientras la espiritualidad del canto de Driver se conecta con las
sobrias capas orquestadas, su actitud se engarza muy bien con el esquema
rítmico operante. Una canción muy bella y bastante sugerente en este refrescante
y renovador dinamismo. A propósito,
la poesía de Driver es brutal, tal como vemos en estas dos estrofas de ejemplo,
una de ‘Glyph’, la otra de ‘470 Nanometers’: “Two unexploded bombs in this town. / Satellites around the bottom
soaring. / I bathe in dirt, face down, / And you see a man rising.” – “Tapped by midnight's wand of dew, / The peering eye decumbent / Flared
into an aleph hailing. / Starry sputum disassociated, / Cosmic epithelium
a-trailing, / He watched a planet drifting through.”
‘Scaffold
Of Digital Snow’ retoma los aires evocativos e intimistas de la segunda canción
del álbum. La cautivadora suavidad de canto de Bridget Bellavia aporta mucho a
la manera en que el encanto embrujador de la atmósfera calmada que llena todos
los rincones y matices de esta canción se impone sin apelar a lo aguerrido ni
nada que se le parezca. Simple y llanamente le basta con exponer su lirismo cristalino y dramático para adueñarse de todo el espacio que rodea al oyente empático. El ensalzamiento de lo sublime sigue en sostenido ascenso con el arribo de ‘Smoke-Scented
Mycelium’, canción que captura muchas de las pautas esenciales esquematizadas y
desarrolladas a lo largo de las piezas segunda y cuarta. Además, se añade al esquema
sonoro general un sólido swing de raíz jazzera. Perpetuando los más espléndidos
índices de magnificencia de ‘Glyph’ y apelando convincentemente a las semillas
de cálido lirismo que dejó tras de sí ‘Scaffold Of Digital Snow’, Driver y sus
compañeros de viaje elaboran una nueva exploración etérea con una musculatura
elegante que muestra su núcleo expresionista con sosegada delicadeza. Otro cénit
del álbum, de hecho, es el último punto culminante del repertorio, lo cual habrá
de repercutir necesariamente en el tema que ocupa los últimos 4 minutos y pico
del disco: ‘The Knot’. Este broche final cumple con la misión de reforzar la
aureola contemplativa del álbum en general y completar el espíritu de angelical
gravedad que ha marcado a la penúltima canción. La primera estrofa de ‘The Knot’
es demoledora en su exhibición de robusta vulnerabilidad: “Warmth in the west, self-suffocation. / My vision lies in the familiar
loop. / Love is my frailty / So I dragged myself up / One time around the
carousel / And I aged another decade. / But how I could have stayed / Fever in
the eastern dell? / A figure called me from the fresco, / A diffuse monastic in
the mirror.”
Muestras de “They Are The Shield”.-
470 Nanometers: https://blood-music.bandcamp.com/track/470-nanometers
Smoke-Scented Mycelium: https://blood-music.bandcamp.com/track/smoke-scented-mycelium
No comments:
Post a Comment