HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA
CÉSAR INCA.
Hoy enfocamos nuestra atención en la
escena progresiva peruana para concentrarnos en el reciente segundo disco del
grupo KHARMINA BURANNA: “Seres Humanos”. Este disco, producido hace pocas
semanas por el sello mexicano Azafrán Media y el francés Musea Records antes de que el año 2012 emita sus último aliento, nos
muestra a una enérgica y eficiente máquina sonora orquestada en torno al bloque
instrumental de Mauricio Hooker [bajo y guitarra acústica], Juan Carlos Rodríguez Casanova [guitarras
eléctricas y clásica], Daniel López Gutiérrez
[órgano Hammond, piano, Mini-Moog, sintetizadores digitales y metalófono] y
Víctor Otárola [batería y percusión]. También hay ocasionales participaciones
de parte de Diego Sue [bajos con y sin trastes y guitarra acústica] y Luciana Derteano [voz],
aunque cabe añadir que el hecho de que estos dos últimos estén registrados como
miembros de la banda nos hace concluir que KHARMINA BURANNA se proyecta a
operar como sexteto en próximos trabajos fonográficos. El sonido reformado de
la banda no se asienta sobre los mismos cimientos que el exhibido en su disco
debut de cuatro años atrás “El Arte De Seguir Vivos”, donde aparecían el
frontman Ángelo Palma (primera voz, armónica y guitarra acústica) y el
guitarrista Eduardo Valcárcel; ahora, este grupo pone un convincente acento en
el aspecto sinfónico dentro de su bien amalgamada actitud ecléctica dentro del
lenguaje progresivo. Más que una metamorfosis que lleva a una dimensión
diferente a las transitadas en el mencionado disco debut, lo que suena en
“Seres Humanos” resulta una reformulación inspirada en la mirada focalizada a
ciertos aspectos específicos del arco iris musical que late en el interior de
la esencia más pura de la banda. Dicho en una sola palabra: crecimiento.
Dentro del consistentemente notable
repertorio de “Seres Humanos”, se resaltan de forma especial dos temas
instrumentales: ‘Pasta Mental’ y ‘Odisea’. El primero articula un colorido
dinámico y magnético, relativamente basado en las influencias de PFM, GENESIS y
GENTLE GIANT, dejando que cada motivo específico siembre sus semillas para que
florezcan fluidamente sus frutos musicales dentro del esquema caleidoscópico
donde se hilan las bien amalgamadas interacciones de los instrumentistas. Si
‘Pasta Mental’ es un ejercicio de jardinería sónica, ‘Odisea’ es una vitalista ostentación
de inteligencia arquitectónica, abierto y cerrado por un motivo central marcado
por un lirismo donde confluyen la vitalidad de YES y la cálida sobriedad de
CAMEL. En medio, emerge un interludio Crimsoniano (con base de sintetizador) en el que se erige un
ejercicio de tensión repetitiva alimentado por una densidad etérea, mayormente sostenida por la base de teclado: las
adiciones de guitarra y los ornamentos aportados por la dupla rítmica completan
el cuadro con pulcra magnificencia, especialmente en lo referente a las magníficas florituras que arma la batería en las instancias finales del intermedio. Ya con el simple fáctum de escuchar estos
dos temas, nos percatamos de que KHARMINA BURANNA ha conquistado una forma
indiscutible de madurez artística, pero esto no es todo lo que hay de nobleza
creativa en el álbum, por supuesto que no.
Se destacan también los dos temas cantados – bastante largos ambos – ‘Lengua De Trapo’ y la canción homónima. Comenzamos con esta última, que dura 10 minutos y pico. Tras un prólogo signado por un predominio de instrumentación acústica bajo la guía de una dupla de guitarras. Cuando entra en acción la serie de fraseos solistas de la guitarra eléctrica, la pieza empieza a adquirir gradualmente unas dosis acrecentadas de luminosidad y extroversión, cabiendo destacar el swing aportado por el bajo sin trastes y la expresividad mágica del último arreglo vocal. El clímax conclusivo, que patentemente suena a un híbrido de KING CRIMSON y GENTLE GIANT, brinda un vibrante epílogo lleno de neurótica agilidad. Por su parte, ‘Lengua De Trapo’, que dura casi 17 minutos, ofrece una estructuración más variopinta que pretende sacar el juego a su campo de expansión. En nuestra opinión, la labor de cohesión de los diversos motivos sucesivos no está tan bien dinamizada como en el caso de ‘Seres Humanos’, pero igualmente resulta un ítem valioso como composición progresiva, no cabe duda de ello. Empieza con un solo de bajo que opera como sutil ritual preparatorio para el esquema melódico de los motivos a ser desarrollados y expandidos en el cuerpo central: una vez más, las influencias del modelo italiano de vieja escuela (PFM, LE ORME) y del YES clásico salen a relucir plenamente en el flujo de ideas, llegando a su cumbre en la contundentemente extrovertida sección final. De paso, va una mención especial para Daniel López por darle una robustez magnéticamente sólida a sus solos de sintetizador, creando así fuentes de efectiva interlocución para los eternamente impresionantes guitarreos de Casanova. Cabe destacar la manera en que Luciana Derteano sabe apropiarse de la espiritualidad esencial de cada pieza cantada en sus intervenciones: con la peculiar agilidad de su canto y su precisa sensibilidad para amoldarse a las exigencias melódicas de ‘Seres Humanos’ y ‘Lengua De Trapo’, se garantiza una oportuna transmisión de sus respectivos mensajes. Datos anecdóticos: resulta que las letras de estas canciones pertenecen respectivamente a Ángelo Pérez Palma Tomandl y Federico Mesinas Montero, los antecesores de Derteano, y además, ‘Odisea’ tiene la co-autoría del anterior guitarrista Eduardo Valcárcel Cabero.
Se destacan también los dos temas cantados – bastante largos ambos – ‘Lengua De Trapo’ y la canción homónima. Comenzamos con esta última, que dura 10 minutos y pico. Tras un prólogo signado por un predominio de instrumentación acústica bajo la guía de una dupla de guitarras. Cuando entra en acción la serie de fraseos solistas de la guitarra eléctrica, la pieza empieza a adquirir gradualmente unas dosis acrecentadas de luminosidad y extroversión, cabiendo destacar el swing aportado por el bajo sin trastes y la expresividad mágica del último arreglo vocal. El clímax conclusivo, que patentemente suena a un híbrido de KING CRIMSON y GENTLE GIANT, brinda un vibrante epílogo lleno de neurótica agilidad. Por su parte, ‘Lengua De Trapo’, que dura casi 17 minutos, ofrece una estructuración más variopinta que pretende sacar el juego a su campo de expansión. En nuestra opinión, la labor de cohesión de los diversos motivos sucesivos no está tan bien dinamizada como en el caso de ‘Seres Humanos’, pero igualmente resulta un ítem valioso como composición progresiva, no cabe duda de ello. Empieza con un solo de bajo que opera como sutil ritual preparatorio para el esquema melódico de los motivos a ser desarrollados y expandidos en el cuerpo central: una vez más, las influencias del modelo italiano de vieja escuela (PFM, LE ORME) y del YES clásico salen a relucir plenamente en el flujo de ideas, llegando a su cumbre en la contundentemente extrovertida sección final. De paso, va una mención especial para Daniel López por darle una robustez magnéticamente sólida a sus solos de sintetizador, creando así fuentes de efectiva interlocución para los eternamente impresionantes guitarreos de Casanova. Cabe destacar la manera en que Luciana Derteano sabe apropiarse de la espiritualidad esencial de cada pieza cantada en sus intervenciones: con la peculiar agilidad de su canto y su precisa sensibilidad para amoldarse a las exigencias melódicas de ‘Seres Humanos’ y ‘Lengua De Trapo’, se garantiza una oportuna transmisión de sus respectivos mensajes. Datos anecdóticos: resulta que las letras de estas canciones pertenecen respectivamente a Ángelo Pérez Palma Tomandl y Federico Mesinas Montero, los antecesores de Derteano, y además, ‘Odisea’ tiene la co-autoría del anterior guitarrista Eduardo Valcárcel Cabero.
Los otros dos instrumentales del disco
son ’10 Y 27 PM’ y ‘La Sublime Muerte’, teniendo como denominador común la exploración de los colores más
líricos que forman parte de la paleta sonora de KHARMINA BURANNA. ‘10 Y 27 PM’
fue compuesto por el teclista Daniel López en amoroso homenaje al nacimiento de
su hijo Adrián: el rol del piano es el de centro neurálgico de los desarrollos
temáticos, además de diseñar el exquisito pasaje introductorio. La pieza se
desenvuelve en torno a un núcleo fijamente sinfónico, especialmente en lo que
se refiere a la articulación de dinamismos épicos propios del paradigma de Tony
Banks durante la etapa 73-77 de GENESIS, tal vez con algunos matices
adicionales inspirados en SERU GIRÁN. Por su parte, ‘La Sublime Muerte’ está
armado en clave de vals sinfónico con suaves matices de blues-rock: el preludio
de guitarra clásica, que se basa en una pieza barroca, anticipa la ceremoniosa delicadeza que atraviesa la estructura
integral de la pieza. La delicadeza del entramado instrumental es realizada con una cristalina fluidez que habla muy bien del tipo de madurez performativa que ha conquistado el grupo a lo largo de los años y que ye hamoes mencionado antes.
“Seres Humanos” es un disco enérgico,
vibrante, mágico, rebosante de musicalidad, rico en matices, una obra
sobresaliente dentro de la experimentación rockera en la escena peruana –
KHARMINA BURANNA se afianza así como una voz relevante dentro de la vertiente
progresiva que se ha venido desarrollando en la vanguardia rockera peruana. Y
eso que hace pocas semanas se confirmó el reciente apartamiento de
Daniel López Gutiérrez y Víctor Otárola, miembros cruciales del empuje creativo de la banda en los
últimos años, pero… con la calidad de este nuevo material, podemos darnos el
pequeño lujo de soñar esperanzas por nuevas aventuras musicales grandiosas
desde los cuarteles de un KHARMINA BURANNA que ahora deberá renovarse a puro pulmón en busca de nuevas musas musicales.
Seres Humanos: https://www.youtube.com/watch?v=oCbNlcoXb50
Odisea: https://www.youtube.com/watch?v=U1f-nOXXUZE
Odisea: https://www.youtube.com/watch?v=U1f-nOXXUZE
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