HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Es momento de hacer una celebración melómana pues los SLIVOVITZ
vuelven a la carga y lo hacen con una magnificencia brutal y contundente: el
testimonio de ello es su nuevo álbum “All You Can Eat”, publicado por el sello
MoonJune Records en el pasado mes de agosto. El septeto napolitano se mantiene
saludable y creativo con su conformación de Derek Di Perri [armónica], Marcello Giannini [guitarras eléctricas y acústicas], Vincenzo Lamagna [bajo], Salvatore Rainone [batería], Ciro Riccardi [trompeta], Pietro Santangelo [saxos alto y tenor] y Riccardo Villari [violines acústico y
eléctrico]. “All You Can
Eat” muestra a estos tremendos músicos disfrutando de su asociación, dispuestos
a comerse el mundo con su propuesta tan enérgica como bien articulada: siendo
ya su tercer ítem en el mercado, constatamos que hasta ahora no ha habido un
punto flojo en cómo se va desarrollando su discografía hasta el momento:
pasemos ahora a los detalles de este disco en cuestión, ¿vale?
Pone
las cosas en marcha ‘Persian Night’, fascinante tema que nos regala casi 7 ½
minutos de gloria musical empaquetados en un envoltorio solemne donde los aires
exóticos y la robusta parsimonia de una escena de película del viejo Western se
conjugan bajo una aureola de sobria robustez. Este fantástico comienzo de álbum
merece un sucesor de gran valía estética, y ese rol lo ocupa muy bien ‘Mani In
Faccia’, pieza que se focaliza en el infaltable aspecto extrovertido de la
banda: de hecho, el colorido musical que despliega esta pieza en particular nos
remite a una grácil combinación de estándares de ARTI E MESTIERI, el WEATHER
REPORT de la era Pastorius y FRANK ZAPPA. El solo de violín resulta
especialmente expresivo en medio de la hermosa amalgama global articulada por
el ensamble. ‘Yahtezee’, el tercer tema, transmite una densidad expresiva
semejante hasta cierto punto con la de la primera pieza, pero esta vez con una
espiritualidad un poco más intensa, como si en medio de la meticulosa
ingeniería melódica elaborada para la ocasión existieran rezagos de algún tipo
de ira contenida. El hecho de que la arquitectura rítmica no disponga de
esquemas frenéticos ayuda a reforzar dicha sensación. ‘Passannante’ nos
devuelve al SLIVOVITZ más extrovertido mientras recoge algo de la densidad
emocional exhibida en la pieza precedente: siendo menos extensa que cualquiera
de las tres piezas precedentes, la vitalista versatilidad de su desarrollo
temático la convierte en una de las piezas innegablemente climáticas del álbum.
Durando poco más de 5 ½ minutos, ‘Barotrauma (La Zappa Sui Piedi))’ nos muestra un despliegue de
intensidad sobria a través de las interacciones entre los instrumentistas. El
desarrollo del cuerpo central exhiba una musicalidad espléndidamente focalizada
en una cruza entre ciertos paradigmas del jazz-fusión y el modelo de FRANK
ZAPPA (etapa 69-72). Bueno... algo debe haber de ello, habida cuenta de que el apellido de este genio está mencionado en el subtítulo de la pieza en cuestión.
Los últimos 18 minutos del disco están ocupados por la tríada de ‘Hangover’, ‘Currywuster’ y ‘Oblio’. El rol básico de ‘Hangover’ consiste en dejarnos cautivados con una deliciosa borrachera reflexiva bajo el estímulo de los dibujos y tamizados por el matrimonio de vientos y violín durante la mayor parte del desarrollo del cuerpo central. Por su parte, ‘Currywuster’ comienza centrándose en un groove funky para explorar una dinámica efectiva y atractiva dentro del discurso del jazz-rock: el solo de armónica que se impone en un momento determinado es simplemente explosivo. Alrededor de la frontera del tercer minuto y cuarto, la pieza da un giro hacia una dimensión psicodélica sin perder la lucidez melódica: es entonces que las bases armónicas de la guitarra adquieren una mayor presencia, creando así un robusto colchón para un bello solo de violín. Es una pena que esta sección no dure un poco más - tal vez con un solo adicional proporcionado por otro instrumento - pero es que el motivo inicial está impaciente por regresar para la breve y entusiasta coda. Finalmente, ‘Oblio’ nos revela 7 minutos de ricas sonoridades en un momentum de sensaciones un poco más relajadas… o al menos, así comienza. Alternando compases de 5/4 y 6/8, el ensamble da rienda suelta a su creatividad lírica, aún cuando la guitarra asume un posicionamiento más macizo dentro del bloque instrumental global. De hecho, cuando la guitarra crea sonoridades más urgentes, los vientos y el violín se ven obligados a capitalizar su expresividad conjunta. La sección final de esta pieza goza de una agilidad renovada, a la par que retiene la calidez de los primeros minutos.
Todo
esto fue “All You Can Eat”, un disco soberbio que mantiene a SLIVOVITZ en un
lugar de honor dentro de la vanguardia jazz-progresiva italiana contemporánea y
que aporta un nuevo ítem altamente recomendado en cualquier buena colección
progresiva. Esta gente de SLIVOVITZ se dio un gran festín gestando y grabando
este disco, y ahora el festín es para los/as oyentes de todo el mundo. Como
dijimos… ¡es un disco altamente recomendado!
Muestras de “All You Can Eat”.-
Persian Night: https://slivovitz.bandcamp.com/track/persian-night
Passannante:
https://slivovitz.bandcamp.com/track/passannante
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