HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
El
prolífico multi-instrumentalista JAY TAUSIG vuelve a la carga en el año 2016
con más y más discos: esta vez nos ocupamos del que se titula “Of Infinite
Space” (“Crystalline”, “Excess Refraction” y “HERE” son los títulos de los
otros discos de este año). Haciéndose cargo de un generoso surtido de
sintetizadores y artefactos análogos, guitarras eléctricas, bajo, batería y
saxofón, TAUSIG. El
prolífico multi-instrumentalista estadounidense JAY TAUSIG vuelve a la carga en
el año 2016 con más y más discos: esta vez nos ocupamos del que se titula “Of
Infinite Space” (“Crystalline”, el disco de versiones del maestro PETER HAMMILL
“Excess Refraction” y “HERE” son los títulos de los otros discos de este año). Haciéndose
cargo de un generoso surtido de sintetizadores y artefactos análogos, guitarras
eléctricas, bajo, batería y saxofón, TAUSIG sigue adelante a paso firme con su
misión de revitalizar la tradición del sueño progresivo desde su castillo
musical situado en algún lugar de California. Pasemos de una buena vez a revisar y degustar los detalles de “Of Infinite Space”, ¿vale?
La
pieza homónima es toda una suite que se explaya por más de media hora de
duración, de hecho, casi 31 ½ minutos. De entrada, se nos brinda un ejercicio
de pulsátil y estilizada musculatura space-rockera donde confluyen vívidamente
los paradigmas de HAWKWIND (etapa del “Doremi Fasol Latido”), el primer GONG y THE
COSMIC JOKERS (los dos primeros álbumes), pero con el refinamiento de unos
AGITATION FREE. Las capas de sintetizador siguen las pautas de matices
pluralistas que fácilmente podemos apreciar en los trabajos más importantes de
KLAUS SCHULZE mientras que las equilibradas florituras de los múltiples
guitarreos superpuestos se encargan de perpetuar recursos de electrizante
vitalidad. Poco antes de llegar a la frontera del séptimo minuto, el groove
vira hacia un dinamismo un poco menos frenético a fin de que el fuego aguerrido
imperante extienda unas llamas más cadenciosas, aunque no por ello menos
incendiarias. La cosa vira ahora hacia una mezcla del GUGU GURU del “Känguru” y
el STEVE HILLAGE de los tres primeros discos. Aunque esta instancia es
(lamentablemente) breve, tiene la crucial utilidad de preparar el terreno para
una tercera sección más lenta, la cual sirve para traducir el elemento
stoner-psicodélico a un esquema de raigambre Floydiana: mientras el guitarreo
asume algunos matices de inspiración blues-rockera y el compás se ralentiza con
el propósito de dejar que la amalgama de teclados y guitarras se centre en
crear una atmósfera lisérgica, los efectos cósmicos de cuerda y teclado que
circundan vigorosamente asientan un aura de intensa inquietud. ¿Nos han
arrojado a un universo paralelo en el que un combo de músicos de KING CRIMSON
de los 70s y los 90s han sido secuestrados para mostrarnos una versión
deconstructiva del clásico Floydiano ‘Echoes’? Tal vez esto es lo que ha
sucedido, pero no pasa mucho tiempo hasta que nos devuelven a nuestro universo
habitual para que disfrutemos de un groove tremendamente llamativo a partir de
la frontera del decimocuarto minuto. Si esta vez volvemos a lo Hillageano
mientras se persiste en el elemento Crimsoniano en su expresión más fiera, la
estrategia ahora consiste en alternar estos momentos de extrovertida
explosividad cósmica con otros en los que predomina la densidad lisérgica
Floydiana y aquellos más tirados a un híbrido de krautrock y stoner; es en esta
última estrategia que se coquetea sugerentemente con lo caótico, usando el caos
como una modalidad diferente de articulación rockera. Nada aburrida esta pieza,
toda una suite en verdad.
‘The
Vortex’ es la segunda pieza de este álbum y goza de una no desdeñable duración
de casi 15 minutos. En comparación el maratónico tema de entrada, su esquema
ecléctico no es tan vertiginoso pero igualmente se proyecta hacia una
ingeniería de variantes sólidamente entrelazadas. La primera mitad transita
entre una psicodelia robusta explayada sobre un groove de raigambre
jazz-rockera y focalizaciones de tenor acid-folk oportunamente arropados por
una parafernalia psicodélica signada por un fragor volcánico. Para la segunda
mitad, el castillo de roca se disuelve para transformarse en polvo lumínico de
aurora borealis que se encuadra dentro de un colorido ritualístico emanado de
una paleta diseñada por una remodelación free-jazzera del discurso del
krautrock. Los últimos cuatro minutos sirven para que el bloque instrumental se
plantee la misión de fusionar todas las libres expansiones que ahora se
desatan, y lo hace dándole una mayor musculatura al factor free-jazzero que
había entrado a tallar para no irse. Teniendo en cuenta la atmósfera de ensueño
bajo el cual se encuadra esta última sección, los agentes del caso sonoro se
cuidan de hundirse en la anarquía. Una pieza electrizante y compleja, la verdad
que sí. Un minuto más breve es ‘Extensions Of Infinity’, tema cuyo prólogo se
centra en una espiritualidad contemplativa de inspiración Floydiana, aunque el
tenor tan vibrante del solo de guitarra nos recuerda no tanto a DAVID GILMOUR
como a MANUEL GÖTTSCHING: este detalle resulta de gran interés descriptivo,
pues cuando la instrumentación global llega a instaurar el bloque temático central
de la pieza, el asunto suena muy emparentado con el paradigma de ASH RA TEMPEL
(más algunos recursos también focalizados en los legados del krautrock
guitarra-céntrico de GURU GURU y AMON DÜÜL II). No faltan tampoco los momentos
gruesamente vibrantes abiertamente inspirados en HAWKWIND, y justamente es con
este esquema de trabajo que este tema se enrumba hacia su climático final. Con
esta dupla de ‘The Vortex’ y ‘Extensions Of Infinity’ tenemos las
instanciaciones de focalización que hacían falta para el pletórico cosmos
sónico que se había desplegado en ‘Of Infinite Space’.
Los
últimos 16 ¼ minutos del repertorio de “Of Infinite Space” están ocupados por
‘Expansion’, tema que se distancia explícitamente de las estrategias y esquemas
rutilantes de la suite inicial para focalizarse exclusivamente en las facetas
más sofisticadas del fragor psicodélico que dibuja, cual monarca ilustradamente
despótico, los delineamientos estéticos de este disco. Con un cimiento rítmico
bastante tirado hacia el free-jazz (al modo del GURU GURU del primer disco y
también de los geniales DZYAN) durante los nueve primeros minutos, los vuelos
de la guitarra y los excelsos acicalamientos de los sintetizadores nos remiten
simultáneamente a los paradigmas de STEVE HILLAGE, CLUSTER y ASH RA TEMPEL. En
un segundo momento, el esquema se deconstruye mientras replantea su musculatura
esencial a fin de cosechar cabalmente la siembra de la labor precedente: lo
amorfo es aquí un signo del instante sónico que se regodea en su propio
solipsismo, quedando claro desde poco antes de llegar a la frontera del
decimoprimer minuto y medio que ha llegado el momento de proyectarse hacia un
nuevo motif de tenor jazz-rock-psicodélico. En este contexto donde las cosas se
vuelven a encauzar, la instancia precedente de energías libres se transforma en
empuje para el hermanamiento entre el esquema rítmico y la primera guitarra: el
terreno está preparado para el imparable clímax conclusivo. Tras este repaso
del repertorio de “Of Infinite Space” solo nos queda dictaminar un diagnóstico
sumamente positivo sobre lo que nos ha brindado JAY TAUSIG en este estado de
gracia de su inspiración musical: este disco provee de bocados de sibarita al
banquete mundial de la psicodelia progresiva.
Muestras
de “Of Infinite Space”.-
The Vortex: https://jaytausig.bandcamp.com/track/the-vortex
Extensions Of Infinity: https://jaytausig.bandcamp.com/track/extensions-of-infinity
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