Monday, February 12, 2018

KROKOFANT conquistan su tercer triunfo musical


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy estamos aquí para presentar (con cierta demora, es verdad) el trabajo más reciente de KROKOFANT, el ensamble noruego conformado por Axel Skalstad [batería], Jørgen Mathisen [saxofones] y Tom Hasslan [guitarra]. Nos estamos refiriendo al tercer trabajo fonográfico de la banda, el cual se titula precisamente “Krokofant III” y fue publicado por el sello Grammofon Records a mediados de fabrero del pasado año 2017. La banda sigue adelante haciendo lo que mejor sabe hacer, gestar motivos básicos en clave de jazz para darle una remodelación radical desde los factores más agresivos de los discursos del rock progresivo y del rock psicodélico, jugando así con la dialéctica entre los compositivo y lo improvisador con una magia especial donde se conjugan lo muscular y lo exquisito. Vienen haciendo esto desde inicios del segundo decenio del tercer milenio cuando andaron sus primeros pasos, y ahora en éste, su tercer disco, le dan una nueva intensidad de madurez estilística a su nicho musical. Es, lo adelantamos, un triunfo musical a toda cabalidad. Todavía no nos recuperábamos del impacto que nos causó en su momento “Krokofant II”, publicado a fines del año 2015, y a inicios del 2017 nos brindaron esta otra joya jazz-progresiva. Bueno, pasemos ahora a los detalles de “Krokofant III”, ¿vale?


El repertorio del álbum comienza con ‘Tommy Smith’, pieza que en su espacio de poco menos de 8 ½ minutos se encarga de desplegar un talante vigoroso donde el continuo empuje de su excelsa vitalidad se beneficia de los oportunos coloridos ágiles del saxofón. En algún momento baja la explícita intensidad pasa que el trío pueda elaborar un pasaje notablemente grácil desde el cual se proyecta un groove jazz-rockero donde convergen líneas de trabajo de LED BIB y JOHN ZORN. A partir de esta instanciación, el trío gradualmente cavila una vía de reinserción del fragor inicial, lo cual confirma nuestras sospechas de que el sórdido vigor esencial de la pieza no se había tomado un momento de descanso sino que había pasado por una breve transición de engañosa liviandad. Tras este gran punto de arranque sigue ‘Clazz’, tema que remodela la robustez sonora en curso a través de un groove exigentemente sofisticado y especialmente constante, y así, la agilidad esencial del trío puede encontrar una focalización bien definida dentro de una arquitectura sólida. Las alternancias de solos entre la guitarra y el saxofón sirven para llenar espacios a través del complejo fluir del desarrollo temático: esto suena a una especie de perverso híbrido de LED ZEPPELIN y KING CRIMSON a través de un aguerrido filtro jazzero. Cuando llega el turno de ‘Juice’, el grupo juega con un coqueto motif central respecto al cual el saxofón juega un rol particularmente protagónico. En cuanto a la mezcla de poderío y sofisticación en el armazón del swing básico, ese tema guarda fuertes aires de familia con el inmediatamente precedente; incluso algunos ornamentos de la batería adquieren un tenor dramáticamente filudo para ir a tono con los pasajes más arrebatadoramente neuróticos de los fraseos del saxofón. La cosa se pone claramente math-rockera en los pasajes más filudos. Es que este disco transita compactamente de cénit en cénit, todo está meticulosamente equilibrado en la expresividad de los festivos delirios que se han venido proyectando en estos tres primeros temas del álbum. 

¿Cómo nos irá con el cuarto tema ‘Double Dad’? Pues encontramos aquí otro recurso de opresiva vitalidad jazz-progresiva dispuesta a lo largo de una diversa ingeniería que sabe abrir espacios vitales a diferentes manifestaciones de brío y nervio. El interludio contiene el que tal vez sea el más excitante solo de guitarra de todo el álbum: en él confluyen fuego, aire y oscuridad dentro de un entramado sonoro que se da buena mañana para no sonar tenebroso sino, simple y llanamente, voraz. Esta intensidad individual halla su debido eco en la batería, la cual va en simultáneo asentando los cimientos para la próxima irrupción de la expresionista coda con la cual habrá de concluir esta pieza. Durando más de 10 ¼ minutos, el tema más extenso del disco se titula ‘Wrong Turn’ y también se encarga de cerrarlo. Ostentando energía y vivacidad a raudales, esta pieza se beneficia enormemente de las variantes de ambientes y esquemas rítmicos con las que se sostiene el desarrollo multitemático diseñado para la ocasión. La batería elabora su faena más sofisticada de todo el repertorio mientras la guitarra da rienda suelta a los vértices más puramente psidodélicos de su amplia paleta sonora, lo cual la lleva hacia unas proyecciones radicalmente salvajes  en su momento de mayor lucimiento. El último motif se lanza hacia un jolgorio masivo con algún matiz neurótico, primero en clave progresivamente compleja y luego en clave jazz-rockera: esta vez es el saxo quien asume el rol protagónico. Si ‘Double Dad’ fue el culmen definitivo del disco que ahora nos ha estado ocupando, el rol para el que estaba destinado para ‘Wrong Turn’ era el de manifestar un descentramiento celebratorio para festejar el orgullo de haber realizado una labor musical tan bien lograda. Es que este disco es realmente un triunfo musical, el tercer triunfo musical de KROKOFANT. 


No podemos evitar el lamentarnos de haber reseñado antes esta joya titulada “Krokofant III”, pero ahora que lo hemos hecho nos permitimos recomendarlo al 200% a todos aquellos amantes de la música progresiva de vanguardia y del jazz-rock más aventurero de las últimas décadas. Estos tres maestros noruegos no nos fallan nunca, al menos hasta ahora.


Muestra de “Krokofant III”.-
Tommy Smith: https://soundcloud.com/rune-grammofon/krokofant-tommy-synth#t=6:58

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