HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Si en el último tramo del pasado año 2020 la banda francesa DUSTMAN DILEMMA nos sorprendió muy gratamente con su álbum “Third Sigh”, ahora es el turno para que uno de sus integrantes se luzca por cuenta propia. Nos referimos a NICOLAS TRITSCHLER y su disco solista “Willows”, el cual fue publicado por el sello L’étourneur – el mismo que publica los discos de los antes mencionados DUSTMAN DILEMMA – el 23 de enero último. Todo lo que suena en “Willows” fue compuesto, arreglado, ejecutado y grabado por TRISTCHLER en el estudio La Mouche: los teclados, la guitarra, la batería, el ukelele, el acordeón, e incluso el saxo que le prestó su colega de banda Samuel Frin. También se hizo cargo del canto, aunque en el departamento vocal también contó con la colaboración ocasional de Loreleï Vauclin. La masterización del álbum que hoy reseñamos estuvo a cargo de Antoine Quoniam en el Studio Five Inch. Básicamente, el estilo musical de esta faceta solista TRITSCHLER se centra en una confluencia de ROBERT WYATT y TOM WAITS con un trasfondo del aspecto más etéreo del así llamado rock-in-opposition, alimentado por algunos trazos de Canterbury y otros derivados de la etapa avant-jazz-progresiva de KAYO DOT. De hecho, hay bastantes aires de familia entre lo plasmado en este disco y la faceta más solipsista del reciente tercer álbum de DUSTMAN DILEMMA. Bueno, veamos ahora los detalles de este disco en particular.
Todo comienza con ‘There She Stands’, pieza que dura casi 10 minutos y que habrá de erigirse como la más extensa del disco. El centro temático es lánguido, fluidamente enmarcado dentro de una envolventemente noctámbula espiritualidad. Algún recurso de expansión sonora brota para tomarnos de sorpresa como una efímera tormenta densa, recurso elaborado bajo la pauta del jazz-prog experimental. De hecho, las vibraciones free-jazzeras que la batería instaura de manera persistente invitaba a que esta irrupción sorpresiva tuviese lugar dentro de un esquema musical que daba exhaustiva prioridad a una introspección minimalista. Luego sigue ‘Those Who Furrow’, tema centrado en las flotantes armonías conjugadas del piano y el sintetizador, en un groove de vals ceremonioso y crepuscular que coquetea sutilmente con lo tenebroso. Mientras avanza el desarrollo temático, las escalas de piano incorporan algunos factores sofisticados sin romper con el aire general de críptico aislamiento. Para las instancias finales, el encuadre de sintetizador y batería impulsa una coda de tenor mesuradamente majestuoso. Al igual que este segundo tema, el que sigue, ‘Dancers And Weavers’, opera como un cénit decisivo del álbum. En este caso, las vibraciones masivamente introspectivas recibidas de las dos piezas precedentes se enfilan hacia una ambientación un poco más luminosa, operando mayormente sobre un compás que alterna tempos de 5/4 y 6/4. Jugando con la exaltación sutil del jazz-prog y el claroscuro denso del chamber-rock al unísono, el armazón instrumental ostenta una vivacidad controlada que se refuerza eficazmente con la reiteración del groove nuclear. Los ornamentos del saxofón añaden un colorido particular al asunto en los momentos donde el canto (casi narrativo) deja de intervenir. Mientras el fade-out desgarra el cuerpo central, emerge una abstracta coda de claro talante deconstructivo que refleja la idea de algo que se está desmoronando lentamente: efectos distorsionados de percusión y acordeón son utilizados para este fin. El breve tema ‘Snaking’ es un ejercicio instrumental de minimalismo repetitivo que se encarga de reorganizar el caos bajo la guía de un mecanismo que mucho tiene de cósmico. Esto suena a un minúsculo retazo perdido de HARMONIA filtrado a través de la faceta más perturbadoramente misteriosa del post-rock.
‘Museum’, en muchos aspectos, prosigue por la senda trazada por el segundo tema del álbum, a la vez que retoma el vitalismo controlado que signó al tercero. El rol reforzado del sintetizador dentro del bloque sonoro permite a TRITSCHLER seguir ahondando en los aires cósmicos introducidos en el instrumental precedente. Tal como nos daremos cuenta más adelante, este recurso era la siembra de una próxima irrupción de intensidades expresionistas que forjan el pasaje más fastuoso de todo el álbum; es un pasaje breve pero con suficiente poder para dejar una huella en la mente del oyente mientras el tema siguiente cierra el álbum. En efecto, durando poco menos de 2 ½ minutos, ‘Guts’ cierra el repertorio con un ejercicio de minimalismo cibernético muy a tono con el legado de la música concreta que se proyecta en el estándar del chamber-rock dentro del polivalente universo progresivo. “Willows”, en su espacio de poco más de 35 minutos, nos ha exhibido un exquisito muestrario de música experimental arropada por ambientes que se van turnando entre lo misterioso y lo contemplativo. Solamente nos queda agradecer al músico y compositor NICOLAS TRITSCHLER por crear esta propuesta de tan alto calibre: esta música es todo un paisaje sonoro repleto de sauces melancólicos, este disco es muy cautivador.
Muestras de “Willows”.-
Those Who Furrow: https://etourneur.bandcamp.com/track/those-who-furrow
Dancers And Weavers: https://etourneur.bandcamp.com/track/dancers-and-weavers
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