Friday, February 07, 2014

DREAM THEATER asienta la razón de su nueva verdad dentro del contexto general


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Para DREAM THEATER, el año 2013 fue el momento de asegurar que tenía gasolina y energía suficientes para seguir operando su maquinaria metal-progresiva con el segundo disco post-Mike Portnoy. De hecho, ya resultaba significativo que decidieran denominar a su disco de estudio # 12 como la banda misma: por supuesto que a Portnoy esto le afectó mucho, pues fueron él y su padre quienes tuvieron la ocurrencia de ponerle este nombre tras verse obligada a renunciar al nombre de MAJESTY, pero es fácil ver por qué John Petrucci, James LaBrie  y los demás necesitaban darse este auto-espaldarazo. El grupo ya conoce las claves de su fórmula ganadora y los horizontes dentro de los cuales puede permitirse expandirse hacia nuevos cánones dentro de dicha fórmula: DREAM THEATER se sabe una leyenda viviente de la avanzada metalera estadounidense de los últimos 25 años, se ve a sí misma como un paradigma inmutablemente asentado sobre un trono rockero que nadie le cuestiona. Si la banda hizo su anterior placa “A Dramatic Turn Of Events” con miras a demostrarse a sí mismo que podía seguir siendo una entidad intensa tras la partida del peculiar y siempre problemático Mike Portnoy, ahora ha concebido esta placa homónima para mostrar al mundo la cosecha de esta reforzada fe en sí misma.


Con el baterista-percusionista Mike Mangini trascendiendo a su rol de “nuevo vecino del barrio” para aportar al proceso creativo del nuevo álbum, el equipo que completan John Peturcci, James LaBrie, John Myung y Jordan Rudess (quien ahora se pone a investigar en el Seaboard y el GeoSynrh App junto con sus infaltables teclados) nos brinda una nueva vuelta de tuerca a su modelo forjado entre 1992 y 1995, añadiendo algunas marcas de la época de “Six Degrees Of Inner Turbulence” más algunos guiños a la filuda voracidad que penetró tan intensamente los tres últimos discos con Portnoy. Estas pautas nos sirven para apreciar las ideas subyacentes a los cuatro primeros temas de “Dream Theater”. Los primeros 2 ¾ minutos del álbum están ocupados por ‘False Awakening Suite’, que con sus tres secciones ‘Sleep Paralysis’, ‘Night Terrors’ y ‘Lucid Dream’ hila una maraña sónica cercanamente emparentada con la suite ‘6DOIT’, abriendo paso al ejercicio e vitamínica metalización que es ‘The Enemy Inside’. Esta canción inspirada el trauma psicológico de quienes padecen de síndrome postraumático de guerra tiene suficiente gancho como para erigirse como primer single promocional: nada nuevo bajo el sol con una expansión melódica refinada que se desarrolla en una rotunda vitalidad rockera. ‘The Looking Glass’ tiene una ambición menos grande y una mayor agilidad (muy a lo RUSH, valgan verdades), lo cual le permite preservar su gancho melódico con total soltura  través de sus menos de 5 minutos de duración. Eso viene bien porque la pomposidad metal-progresiva que ya es marca registrada de la casa emerge a todo dar en el siguiente tema, titulado ‘Enigma Machine’, el segundo instrumental del disco: su apariencia de leftover del “Awake” retomado por LIQUID TENSION EXPERIMENT posibilita que se conjuguen muy bien el nervio y la prestancia ostentosa en su desarrollo temático.


La dupla de ‘The Bigger Picture’ y ‘Behind The Veil’ nos permite seguir explorando en lo que nos ofrece este disco: la primera de estas canciones es una power-ballad apoyada sobre una armazón rítmica donde se alternan las métricas de 4/4 y 7/8, mientras que la segunda expone un nuevo ejercicio de pomposidad aguerrida y preciosista. Teniendo en cuenta el esplendor sónico que emanan estas dos canciones, su impacto se hace sentir en la siguiente dupla de ‘Surrender To Reason’ y ‘Along For The Ride’. El primero de estos temas establece el matrimonio perfecto entre el legado del disco anterior y el paradigma sobre el que se proyectó, esto es, “Images And Words”. De hecho, su bien articulada diversidad temática tal vez daba para una expansión temporal mayor a la de los 6 ½ minutos que ha recibido aquí. Por su parte, ‘Along For The Ride’ regresa al formato de power-ballad pero con un aura menos pomposa que en ‘The Bigger Picture’, lo cual supone una invitación a que LaBrie trabaje la dimensión introspectiva de su canto: la sencilla belleza del motivo central recibe un viraje interesante a medio camino cuando Rudess realiza un hermoso solo de sintetizador en una clave distinta.

  

A cargo de cerrar el repertorio del disco, la suite ‘Illumination Theory’ contiene las secciones ‘Paradoxe De La Lumière Noire’, ‘Live, Die, Kill’, ‘The Embracing Circle’, ‘The Pursuit Of Truth’ y ‘Surrender, Trust & Passion’, extendiéndose por un espacio de 22 minutos y pico. Tras un pasaje introductorio góticamente ceremonioso que nos remite directamente al primer tema del álbum, la banda se sumerge en un jam poderoso donde lo suntuoso y lo aguerrido fluyen en un dinamismo bastante compacto. Al entrar a tallar el canto de LaBrie, el bloque instrumental se focaliza con rotunda precisión, logrando así plasmar una vitalidad inteligente que se apodera del oyente. En la frontera del séptimo minuto, el grupo vira hacia una ambientación flotante, casi Floydiana, la cual sirve en realidad como vía de entrada para un hermoso arreglo orquestal que debe mucho a la escuela romántica. Este ínterin es finalmente interrumpido por un inteligente juego de síncopas a cargo de la dupla Myung-Mangini desde el cual el grupo íntegro se impulsa hacia un nuevo ejercicio de sofisticación hiperbólica que es marca registrada de DT, un ejercicio que incluye la retoma del primer jam de la suite. (A propósito, esos fraseos de piano a cargo de Rudess son humanamente imposibles, como diría ZAPPA). La siguiente parte cantada es lenta, apropiada para que LaBrie se explaye en su intuición dramática… ¡Y cómo se emparenta esta sección épica con el final de la suite de “6DOIT”! Si bien esta sección cantada tiene todo el boato de un cierre glorioso, tras su conclusión viene un pasaje sinfónico de piano y guitarra eléctrica muy a lo YES que sí cierra propiamente la suite: este pasaje fluye cálidamente como el eco de una reflexión.


Todo esto fue “Dream Theater”, un disco diseñado no para impulsar a DREAM THEATER hacia nuevos territorios sino para reforzar una vez más su aún activo aporte a la historia y el presente de la vertiente metal-progresiva. Todavía queda energía para rato en esta maquinaria musical de Petrucci, Rudess, LaBrie, Myung y Mangini.


Muestras de “Dream Theater”.-
The Enemy Inside [vídeo-clip oficial]: http://www.youtube.com/watch?v=m_Zx3BzcUjA

2 comments:

Anonymous said...

¡Saludos!

Muy buena crítica, me ha parecido objetiva y muy bien realizada :)
A mi parecer tal vez DT debieran haber avanzado con este disco en lugar de asentarse, pero eso no resta calidad al CD.

¡Un saludo!

Raúl Lupi

César Inca Mendoza Loyola said...

Tienes razón en tu observación: gracias por hacérmela llegar. Aunque ahora Rudess tiene más libertad creativa, parece que hay parámetros en el modus operandi de DT que le impiden explorar allí todo su saber ecléctico, y por tanto, convertirse en un compositor amigablemente desafiante para Petrucci. Parece ser que eso solo funcionó en LTE. deberían dejarle que componga solo un par de temas en el próximo disco, poniendo LaBrie o Myung la letra. En fin... sugerencias...