Tuesday, September 01, 2015

GOBLIN REBIRTH: el renacer y la continuación de un paradigma progresivo italiano


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

 Volvemos al universo musical de los legendarios maestros italianos de la música de terror progresiva GOBLIN para remitirnos a esta entidad denominada GOBLIN REBIRTH, la cual está dirigida por la dupla rítmica tradicional de la fuente madre: el bajista Fabio Pignateli y el baterista-percusionista Agostino Marangolo. El quinteto se completa con los dos teclistas Aidan Zammit​ y Danilo Cherni, y el guitarrista Giacomo Anselmi. De hecho, este grupo ya tiene 5 años de formado, y desde el punto de partida se dio a conocer el circuito underground de su país con un repertorio de temas clásicos de GOBLIN y alguna que otra pieza menos llamativa de sus tradicionales bandas sonoras para películas de terror. Con su continua labor de nuevos arreglos para todos estos viejos temas, la banda se dio pronto maña para crear un nuevo material a partir de jams y composiciones individuales, mirando hacia el futuro como una entidad musical de carácter autónomo. Hace poco, a fines del pasado mes de junio más exactamente, GOBLIN REBIRTH ha convertido en una realidad física el registro de su material nuevo: el sello Relapse Records publicó, tanto en formato de vinilo como de CD, este disco titulado también “Goblin Rebirth”. Hace poco reseñamos en este mismo blog el disco de GOBLIN “Four Of A Kind” – conformado por el quinteto clásico menos Claudio Simonetti – y, teniendo ahora en nuestras manos a “Goblin Rebirth”, nos atrevemos a expresar nuestra preferencia por este último, pues nos impacta de una manera especial esa mezcla de magia y vigor que expresa el ensamble de Pignatelli, Marangolo, Zammit, Cherni y Anselmi a través de este repertorio de ocho piezas.


Abre el álbum la pieza ‘Requiem For X’, un tema signado por un aura ceremoniosa desde la cual sus atmósferas esencialmente tenebrosas se manejan con una mezcla de vibración fastuosa y espiritualidad etérea. Aires de RICK WAKEMAN y CAMEL entran a tallar eficazmente en el moldeamiento de una idea típica de GOBLIN. ‘Back In 74’ sigue a continuación para explayarse en un dinamismo más extrovertido: la vivacidad imperante sirve como contexto idóneo para el grupo explore más a fondo su filo rockero, el cual de por sí es inocultable. Algunas de las intervenciones del teclado nos recuerdan un poco al TANGERINE DREAM de fines de los 70’s, pero como decíamos, esta pieza tiene como signo principal el punche rockero, especialmente en aquellos pasajes donde se hermanan la guitarra y el órgano Hammond. Con la dupla de ‘Book Of Skulls’ y ‘Mysterium’ disponemos de nuevos recursos de deleite melómano con los que la banda explora matices renovados de su rectamente definida propuesta. En efecto, ‘Book Of Skulls’ engarza pasajes marcados sobre un groove de inspiración jazz-rockera con otros donde prevalece un tenor de rock duro melódico, para posteriormente virar hacia una atmósfera plácida bastante típica del paradigma sinfónico en su faceta reflexiva. Este repaso sucesivo de estándares de CAMEL, DEEP PURPLE y THE ENID culmina con una ágil retoma del pasaje intermedio para la coda. Por su parte, ‘Mysterium’ nos devuelve en parte a los aires de ‘Requiem For X’ pero con una sobriedad refrescada por vía de una ingeniería roquera excelsa: la densidad propia de la idea musical en curso es manejada con una elegancia envolvente merced a la estrategia de auto-contención que emplea el ensamble en su expresividad. ‘Evil In The Machine’ nos lleva por otro lado, uno más notoriamente extrovertido, apelando a un groove marchoso en clave de jazz-funky sobre el que se exhiben atractivas capas de teclado, llamativos riffs de guitarra e intervenciones del canto con vocoder. Así sonaría una pieza perdida de GOBLIN en manos de THE ALAN PARSONS PROJECT (en una suerte de híbrido de las épocas del “Eye In The Sky” y del “Stereotomy”)… y también hay un curioso detalle en el empleo de una secuencia armónica cuasi-Crimsoniana en 9/8.  


La secuencia de las tres últimas piezas del álbum se inicia con ‘Forest’, una pieza lenta que explora paisajes sonoros melancólicos con una buena dosis de nervio. En el momento en que el solo de guitarra ocupa el rol central de la instrumentación, la tensión emocional contenida parece desatarse en un arrebato de pasión abrumadora antes de volver a esconderse en las cuevas de su yo interior. Algo de STEVE HACKETT vemos como influencia en el armado del esquema global de ‘Forest’. Luego sigue ‘Dark Bolero’, un tema que remite parcialmente a los estándares de MIKE OLDFIELD. A pesar de su título, no se trata aquí de instalar un desarrollo melódico oscurantista sobre un esquema rítmico marcial, sino de un ejercicio de fusión contemporánea con base en aires mediterráneos dentro de un contexto puramente fiel al paradigma sinfónico. Los últimos 7 ½ minutos del álbum están ocupados por ‘Rebirth’, una pieza simplemente fantástica que instaura un adecuado broche de oro para el álbum. Efectivamente, aquí se explora a fondo esa faceta estilizada esencial al sinfonismo, añadiendo recursos de grooves fusionecos en algunos pasajes estratégicos: es casi como un homenaje a la escuela originaria progresiva británica que se remodela oportunamente con esa vibración melódica tan propia del sinfonismo italiano, amén de algunos ornamentos densos que siempre cabe esperar del universo Gobliano. Ésta fue nuestra experiencia con “Goblin Rebirth”, un catálogo de poco menos de 45 minutos que nos encara con una modernización vigorosa de la esencia más pura del GOBLIN de siempre, el GOBLIN inmortal. GOBLIN REBIRTH no es realmente el producto de un renacimiento en el sentido más estricto de la expresión, sino más bien el de una remodelación que conserva una oportuna fidelidad a las raíces originarias mientras proyecta una nueva luz desde dentro de sí.


Muestras de “Goblin Rebirth”.-


2 comments:

Juan Carlos Arroyo said...

Como siempre excelente Maestro...no cabia esperar menos...y el album es una Maravilla...en mi top 5 de este año

César Inca Mendoza Loyola said...

Gracias, Juan Carlos: elogios exagerados pero bienvenidos para lo que esencialmente es una humilde opinión.