HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Tenemos
muy buenas noticias desde el rincón estadounidense de la escena progresiva
mundial: CORIMA, uno de los más vivaces y creativos que existen en las últimas
generaciones de música progresiva de inspiración Zeuhl, vuelve a la palestra
con un nuevo disco titulado “Amaterasu”, un genial catálogo de bizarra
musicalidad que se prolonga por casi 49 minutos. El grupo asentado en Los
Ángeles, California, está conformado por Andrea Calderón [violín y canto], Paco
Casanova [órgano, teclados, sintetizadores y canto], Patrick Shiroishi [saxofones,
guitarra, glockenspiel y canto], Ryan Kamiyamazaki [bajo] y Sergio Sanchez
Ravelo [batería]. “Amaterasu” ha sido publicado a inicios de noviembre por el
sello Soleil Zeuhl y ha contado con labores de masterización del incansable propulsor de música progresiva experimental Udi Koomran. Adelantamos que es un disco que nos fascina tanto como el precedente “Quetzalcoatl” (del año 2012), pero cabe matizar que en “Amaterasu” hallamos un espacio más amplio para la exploración de pasajes sutiles y ensimismados que, a fin de cuentas, redundan en un seductor realce de los momentos más frenéticos y neuróticos. Vayamos a los detalles del repertorio de una vez, ¿vale?
Los primeros 20 minutos del álbum están ocupados por la sucesión de tres partes de ‘Tsukutomi’. ‘Tsukutomi I’ comienza con una atmósfera expectante centrada en una amalgama sutil de piano y arreglo coral que se prolonga por más de dos minutos; ya cuando arriba el ensamble íntegro, el grupo explora una compleja cadencia llenada con coloridos delineamientos de violín y vientos, y es en este momento que la vitalidad oscurantista del paradigma de MAGMA se torna fehacientemente relevante para lo que hace la banda. Los sonidos punzantes de los tambores de la batería ayudan bastante a puntualizar el elegante delirio que se está desarrollando. ‘Tsukutomi II’, con sus más de 10 ½ minutos de duración, se convierte en el centro neurálgico del concepto en curso y pone especial énfasis en el factor jazz-rockero tanto en las vibraciones rítmicas como en los desarrollos melódicos, los cuales se sienten cómodamente instalados en la comedida extroversión del ambiente general. Los explayamientos del primer solo de saxofón emanan una belleza tan rara como irresistible mientras el piano eléctrico dirige el tipo de vitalidad a ser implantado por la dupla rítmica; por su parte, el violín realza el tornasol del foco melódico. Eso sí, no faltan los momentos machacantes que crean una neurosis épica que va acrecentando su propia intensidad esencial mientras la sección final va evolucionando. El engarce con la tercera y última parte significa que el clímax expansivo está siendo perpetuado con pulso de hierro, añadiéndose algunos ornamentos sincopados ejecutados con iguales dosis de precisión matemática y pasión metafísica. Muy a lo UNIVERS ZERO este clímax conclusivo. Esta suite ha funcionado a las mil maravillas como perfecta vía de entrada para el repertorio del álbum, claro que sí.
Tras la conclusión del concepto de ‘Tsukutomi’ es el turno para que emerja el entramado hexapartito que titula al disco. Con los 7 ½ minutos que se reparten las dos primeras secciones de ‘Amaterasu’ nos exponemos desde el punto de partida a un viaje musical de insignes aspiraciones a elevaciones estratosféricas. La primera parte es una pieza solista de piano que continuamente oscila en torno a su propia luminosidad dionisíaca, ostentando una tensión donde fluidamente se combinan ondas de fuego y ramalazos de viento salvaje. La transición a la segunda parte nos lleva hacia una parsimonia misteriosa y sobriamente amenazante en base al ceremonioso dueto de piano eléctrico y violín, un dueto que instaura sólidamente un magnífico ejercicio de vigilante misticismo que, cerca del final, es alimentado por un breve cántico expectante. Con este doble preludio está preparado el terreno para que el concepto de ‘Amaterasu’ exponga sus aspectos más filudos desde la irrupción de su tercera parte. Los aires de familia con el paradigma de HAPPY FAMILY y las afinidades con la nueva generación francófona encarnada por bandas como NEOM y SETNA son explorados con alucinado regodeo, llegando a ratos a explotar en una embriaguez lunática donde el alma suelta indicios inequívocos de la imparable hoguera de su psique. ¿Serán las influencias niponas de RUINS y ALTERED STATES? Vaya usted a saber… Habiendo llegado a este punto de fatídica efervescencia, ‘Amaterasu IV’ sigue adelante con el clímax expresivo recién conquistado mientras le da un giro particularmente exquisito. El matrimonio de violín y saxofón se hace presente como socio incólume de la dupla rítmica mientras la batería sustenta la dimensión agresiva del complejo entramado sonoro que tiene lugar.
‘Amaterasu V’ varía el groove para sustentar una dimensionalidad un poco más etérea para la almenara musical, siendo así que esta vez son el violín y el canto de Calderón asumen un rol momentáneamente protagónico en el bloque grupal. El compás es ciertamente más veloz pero el foco musical está principalmente centrado en lo atmosférico que con lo belicoso: una aguda confluencia entre GUAPO y el estándar Magmiano de la época 1974-4. Pero algo pasa en las últimas instancias de ‘Amaterasu V’ que las cosas se ponen en plan incendiario sin ápice alguno de misericordia, y es ahora que se prepara la emergencia de ‘Amaterasu VI’, el cual completa la suite y pone broche de oro al disco. En efecto, aquí sí se explaya una aureola armígera. La fluidez que maneja el grupo al elaborar la retorcida arquitectura de la pieza es simplemente impresionante. El fragor reinante impone su aura como si esta última dupla de secciones de ‘Amaterasu’ tuviese un rol relativamente autónomo dentro de la ilación integral de la suite: el arreglo coral final es el cierre consumado para esta perfecta tormenta sónica. En fin, todo esto fue “Amaterasu”, una muestra más de la genialidad exultante y exaltada que el personal de CORIMA tiene para ofrecer en la actual escena avant-progresiva internacional. Definitivamente, ellos encarnan una de las expresiones más excelsas dentro de las nuevas generaciones del zeuhl: su propuesta articula un robusto contraataque musical contra lo convencional.
Los primeros 20 minutos del álbum están ocupados por la sucesión de tres partes de ‘Tsukutomi’. ‘Tsukutomi I’ comienza con una atmósfera expectante centrada en una amalgama sutil de piano y arreglo coral que se prolonga por más de dos minutos; ya cuando arriba el ensamble íntegro, el grupo explora una compleja cadencia llenada con coloridos delineamientos de violín y vientos, y es en este momento que la vitalidad oscurantista del paradigma de MAGMA se torna fehacientemente relevante para lo que hace la banda. Los sonidos punzantes de los tambores de la batería ayudan bastante a puntualizar el elegante delirio que se está desarrollando. ‘Tsukutomi II’, con sus más de 10 ½ minutos de duración, se convierte en el centro neurálgico del concepto en curso y pone especial énfasis en el factor jazz-rockero tanto en las vibraciones rítmicas como en los desarrollos melódicos, los cuales se sienten cómodamente instalados en la comedida extroversión del ambiente general. Los explayamientos del primer solo de saxofón emanan una belleza tan rara como irresistible mientras el piano eléctrico dirige el tipo de vitalidad a ser implantado por la dupla rítmica; por su parte, el violín realza el tornasol del foco melódico. Eso sí, no faltan los momentos machacantes que crean una neurosis épica que va acrecentando su propia intensidad esencial mientras la sección final va evolucionando. El engarce con la tercera y última parte significa que el clímax expansivo está siendo perpetuado con pulso de hierro, añadiéndose algunos ornamentos sincopados ejecutados con iguales dosis de precisión matemática y pasión metafísica. Muy a lo UNIVERS ZERO este clímax conclusivo. Esta suite ha funcionado a las mil maravillas como perfecta vía de entrada para el repertorio del álbum, claro que sí.
Tras la conclusión del concepto de ‘Tsukutomi’ es el turno para que emerja el entramado hexapartito que titula al disco. Con los 7 ½ minutos que se reparten las dos primeras secciones de ‘Amaterasu’ nos exponemos desde el punto de partida a un viaje musical de insignes aspiraciones a elevaciones estratosféricas. La primera parte es una pieza solista de piano que continuamente oscila en torno a su propia luminosidad dionisíaca, ostentando una tensión donde fluidamente se combinan ondas de fuego y ramalazos de viento salvaje. La transición a la segunda parte nos lleva hacia una parsimonia misteriosa y sobriamente amenazante en base al ceremonioso dueto de piano eléctrico y violín, un dueto que instaura sólidamente un magnífico ejercicio de vigilante misticismo que, cerca del final, es alimentado por un breve cántico expectante. Con este doble preludio está preparado el terreno para que el concepto de ‘Amaterasu’ exponga sus aspectos más filudos desde la irrupción de su tercera parte. Los aires de familia con el paradigma de HAPPY FAMILY y las afinidades con la nueva generación francófona encarnada por bandas como NEOM y SETNA son explorados con alucinado regodeo, llegando a ratos a explotar en una embriaguez lunática donde el alma suelta indicios inequívocos de la imparable hoguera de su psique. ¿Serán las influencias niponas de RUINS y ALTERED STATES? Vaya usted a saber… Habiendo llegado a este punto de fatídica efervescencia, ‘Amaterasu IV’ sigue adelante con el clímax expresivo recién conquistado mientras le da un giro particularmente exquisito. El matrimonio de violín y saxofón se hace presente como socio incólume de la dupla rítmica mientras la batería sustenta la dimensión agresiva del complejo entramado sonoro que tiene lugar.
‘Amaterasu V’ varía el groove para sustentar una dimensionalidad un poco más etérea para la almenara musical, siendo así que esta vez son el violín y el canto de Calderón asumen un rol momentáneamente protagónico en el bloque grupal. El compás es ciertamente más veloz pero el foco musical está principalmente centrado en lo atmosférico que con lo belicoso: una aguda confluencia entre GUAPO y el estándar Magmiano de la época 1974-4. Pero algo pasa en las últimas instancias de ‘Amaterasu V’ que las cosas se ponen en plan incendiario sin ápice alguno de misericordia, y es ahora que se prepara la emergencia de ‘Amaterasu VI’, el cual completa la suite y pone broche de oro al disco. En efecto, aquí sí se explaya una aureola armígera. La fluidez que maneja el grupo al elaborar la retorcida arquitectura de la pieza es simplemente impresionante. El fragor reinante impone su aura como si esta última dupla de secciones de ‘Amaterasu’ tuviese un rol relativamente autónomo dentro de la ilación integral de la suite: el arreglo coral final es el cierre consumado para esta perfecta tormenta sónica. En fin, todo esto fue “Amaterasu”, una muestra más de la genialidad exultante y exaltada que el personal de CORIMA tiene para ofrecer en la actual escena avant-progresiva internacional. Definitivamente, ellos encarnan una de las expresiones más excelsas dentro de las nuevas generaciones del zeuhl: su propuesta articula un robusto contraataque musical contra lo convencional.
Muestras
de “Amaterasu”.-
Tsukutomi
II: https://corima.bandcamp.com/track/tsukutomi-ii
Amaterasu
IV: https://corima.bandcamp.com/track/amaterasu-iv
Amaterasu
V: https://corima.bandcamp.com/track/amaterasu-v
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