HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
DARRYL
WAY, el histórico violinista-teclista de CURVED AIR (ese grupo cuya estupenda frontwoman era Sonja Kristina y que
también incluía a un genio como Francis Monkman en las filas de su alineación
clásica) siempre es recordado como uno de los personajes más virtuoso y
exquisitos de la tradición progresiva británica; pues bien, él nos trajo a
fines de marzo del pasado año 2016 un disco conceptual titulado “Myths, Legends
And Tales”, por vía de su propio sello fonográfico Right Honourable Records. El
buen DARRYL WAY ya tiene sobre sus espaldas un interesante currículum solista
como líder del proyecto DARRYL WAY’S WOLF (tras su primera temporada en CURVED
AIR) y trabajos estrictamente solistas (siendo el primero “Concerto For
Electric Violin”, de 1978). Con el nuevo milenio, WAY ha sabido mantenerse en
actividad: en este último decenio ya tenía en su haber los discos “Ultra
Violins” y “Children Of The Cosmos” antes de llegar a “Myths, Legends And Tales”
Haciéndose cargo él mismo de toda la instrumentación plasmada en el repertorio
del álbum que ahora tenemos en nuestras manos – violines, teclados,
programaciones de ritmos y orquestaciones, y canto –, WAY luce su maestría y
creatividad a la hora de focalizar un atractvio eclecticismo de rock sinfónico,
jazz-pop, rock melódico de sensibilidad popera y ocasionales atmósferas
emparentadas con el folk-rock y la onda new age: todo ello a lo largo de los 53
minutos y pico que dura este nuevo repertorio.
Con la
dupla de ‘Apollo (Racing Against The Sun)’ y ‘Orpheus And The Underworld’, que
ocupa un total de casi 10 minutos, el álbum comienza con muy bien. El tercer
tema se titula ‘Whatever happened’ y su función es la de. Cuando llega el turno
de ‘Dove Of Peace’. Con
la dupla de ‘Apollo (Racing Against The Sun)’ y ‘Apollo (Racing Against The Sun)’,
que ocupa un espacio de casi 11 ¼ minutos, el álbum comienza con un muy buen
despliegue de sonoridades llamativas. Para el caso de ‘Apollo (Racing Against The
Sun)’ tenemos un ejemplo perfecto de marchosa vitalidad dentro de un esquema de
trabajo propiamente sinfónico. La alternancia entre grooves frenéticos y
reposados está manejada con una fluidez tremenda mientras la amalgama de violín
y orquestaciones de teclados se explaya en una fastuosidad convincente. Por su
parte, ‘Apollo (Racing Against The Sun)’ completa la faena inicial con una
atmósfera exquisita que solventemente cobija a un desarrollo melódico sutil y
gentil, muy inspirado en el folk mediterráneo. Con la inclusión de una efectiva
intensificación en el esquema rítmico y el ambiente durante la sección
intermedia, la pieza asume un enriquecimiento vital para su núcleo melódico. El
aura de señorial sofisticación que se va desplegando a lo largo del camino
ayuda a esta pieza a instaurar el primer cénit del repertorio. Una pieza que
muy bien puede pasar como un híbrido entre el GENESIS de la segunda mitad de
los 70s y la mejor época de THE ENID. El tercer tema se titula ‘Whatever Happened’
y su función es la de poner algo de entrañable ligereza pop-rockera a nuestra
experiencia melómana, eso sí, añadiendo ornamentos sinfónicos en la sección
intermedia. Cuando llega el turno de ‘Dove Of Peace’, WAY se propone mantener
por un rato más el espíritu optimista en curso pero esta vez usando cadencias
blueseras con inclinaciones de country-rock. Si podemos imaginar a qué sonaría
una canción perdida de THE GRATEFUL DEAD transformada radicalmente en una
renovadora cirugía musical bajo las pautas conjunta de THE ALAN PARSONS PROJECT
y los CAMEL de fines de los 70s, pues en esta agradable canción tenemos el foco
mental adecuado.
‘Strange
Goings On’ es una canción muy bella que nos devuelve a la faceta más serena del
cosmos musical de WAY: centrándose en un estilizado híbrido de sinfonismo de vieja
escuela y cálidos grooves jazzeros, esta semi-balada hace resonar desde el
mismísimo punto de partida la magia evocativa que se desprende de su estructura
melódica y de los refinados arreglos orquestales que completan la periferia de
las bases de piano. Tal como sucedió en otros temas precedentes, la sección
intermedia nos premia con una variante de atmósfera y motif diseñada para realzar
la prestancia inherente a la canción. También tenemos aquí uno de los solos de
violín más intensos del álbum. Otro punto climático del álbum, no nos cabe duda
al respecto. ‘Aphrodite’ tiene la complicada misión de suceder a tan tremenda
canción y la realiza dándole un nuevo giro de tuerca la dimensión contemplativa
de WAY. Esta vez tenemos aquí un ejercicio de jazz-pop lírico alimentado por
una suavidad tenue que coquetea con el new age: una composición así no hubiese
estado fuera de lugar en alguno de los tres primeros discos de SKY, pero claro,
el solo de violín se apodera rápidamente de la situación para hacer gala de la
real personalidad que ha creado esta pieza. Un tema muy bello y muy evocativo
que también merece elogios especiales. El séptimo ítem del disco se titula ‘The
Ice Man’ y su rol es el de seguir ahondando en este momentum introspectivo que
aún no quiere finalizar: en efecto, tenemos aquí una balada elegante, dueña de
vibraciones conmovedoras que son fáciles de advertir aunque nunca se desbordan
a lo patético ni nada por el estilo. Podemos decir que tiene una esencia
reflexiva más que propiamente triste. Nos vamos acercando al final del disco
con la dupla de ‘Crusader’ y ‘Helter Skelter’: ‘Crusader’ persiste en el
esquema de balada sobre un compás de 3/4 con raigambre renacentista y añadidos
matices fusionescos, mientras que ‘Helter Skelter’ (no, no se trata de una
versión de ese clásico bombazo rockero de THE BEATLES del año 1968) se centra
en retomar la ambientación predominante de ‘Dove Of Peace’ mientras le añade
factores jazz-rockeros dentro de un marco estilizadamente sinfónico al modo de
la primera pieza del disco. Tenemos ocasión para un fabuloso solo de violín a
lo JEAN-LUC PONTY.
Cierra
el álbum ‘Prometheus Chained’, canción cuya letra es extraída del celebérrimo
drama lírico de PERCY BYSSHE SHELLEY Prometheus
Unbound (traducido habitualmente como Prometeo
Liberado): dicho sea de paso, también es la canción más extensa del
repertorio con sus poco menos de 9 minutos de duración. Como es de esperar, la
ocasión resulta más que idónea para que WAY utilice todos los instrumentos y
programaciones a su disposición para desplegar una ampulosa ingeniería melódica
basada en los legados del barroco y el romanticismo, sin faltar algún elemento
gótico ocasional que sirve fundamentalmente para instaurar algún recurso de
tensión. Pero ante todo, tenemos aquí una muestra climática de ostentosa
luminosidad progresiva dentro de los cánones habituales de la vertiente
sinfónica. La voz de WAY solo emerge en las
instancias finales para recitar, sobre un transfondo de ceremoniosa plétora,
las magníficas palabras que SHELLEY pone en boca de Demogorgon en el final de
su obra: “To love, and bear;
to hope till Hope creates / From its own wreck the thing it contemplates; /
Neither to change, nor falter, nor repent; / This, like thy glory, Titan, is to
be / Good, great and joyous, beautiful and free; / This is alone Life, Joy,
Empire, and Victory.” El
permanente talante celebratorio de la pieza llega aquí a justificar su jovial
espiritualidad con total plenitud. Una bellísima manera de cerrar el disco.
Todo esto fue “Myths, Legends And Tales”, un disco que nos revela a un DARRYL
WAY aún capaz de aportar muy constructivos granos de arena a la inmensa tierra
del rock progresivo en el nuevo milenio, ahora que estamos en la segunda mitad
de su segundo decenio. Con discos así, queda claro que el rock progresivo es
mucho más que una leyenda.
Muestra
de “Myths, Legends And Tales”.-
The Ice Man: https://www.youtube.com/watch?v=skTyanhy2pk
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