HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES
SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy tenemos el enorme agrado de
presentar el nuevo trabajo de la banda estadounidense DISCIPLINE, el cual se
titula “Captives Of The Wine Dark Sea”. El pasado 7 de julio se oficializó su publicación a través de
la red de Bandcamp y también por vía del sello del grupo Strung Out Records; por su parte, The Laser's Edge ayuda en la distribución de este disco que estamos reseñando aquí. El
genial Mimo Ácido Matthew Parmenter se hace cargo de los teclados, el violín, las
guitarras eléctrica, acústica y e-bow, y la pandereta, mientras que la dupla
rítmica del bajista Matthew Kennedy y el baterista Paul Dzendzel se vuelve a
poner en marcha; por su parte, Chris Herin, debutante como integrante de
DISCIPLINE a las guitarras eléctricas solista y rítmica en los últimos años,
tiene su primera presencia en la discografía del mismo. Pero no es ningún debutante en el negocio del rock, y de hecho, le conocemos como integrante de TILES. Vayamos ahora al repertorio mismo del disco que ahora tenemos en nuestras manos.
Durando poco menos de 9 ½ minutos, ‘The Body Yearns’ abre el álbum estableciendo un
vínculo entre los GENESIS de la etapa 76-78 y el periodo psicodélico de THE
BEATLES, más algunos ribetes estilizados que nos suenan tanto al PETER HAMMILL
de la etapa del “Over” y a los PROCOL HARUM anteriores al “Broken Barricades”. Durante
su primera sección, los quiebres rítmicos inusuales están a la orden del día,
así como los inteligentes fraseos de la primera guitarra, ya por debajo del
canto de Parmenter, ya generando sus propios espacios; pero ante todo, lo que
prima aquí es una estupenda claridad melódica marcada por una refinada
orfebrería sonora. Sobre la frontera del cuarto minuto y medio, la pieza vira
hacia una suerte de blues gótico en el que se enfatiza el influjo Procoliano,
aunque siempre con esa aureola inquieta y extrañamente fascinante que el Mimo
Ácido suele poner a sus composiciones. Un ágil reprise del primer motivo
dispone de la coda oportuna para ‘The Body Yearns’. Virando hacia un dinamismo ostensiblemente más
ligero aunque con una clara actitud de preservar la vitalidad melódica que
marcó a la canción de apertura, ‘Life Imitates Art’ se explaya simultáneamente en
una atmósfera cínica y unas vibraciones juguetonas. Los acordes retro del
órgano (imitando al clásico Lowrey) y la robustez de la batería son las
columnas sobre las que sostiene el bloque sonoro general. Las líneas iniciales
son genuinamente demoledoras: “This
flesh, a masterless catedral. / Dearly beloved, pray no more. / No Unity of
congregation. / Obscene graffiti on the door.” Como si hiciera falta,
parmenter nos confirma por enésima vez que es uno de los más inspirados poetas
del art-rock de las tres últimas décadas. Los siguientes 4 minutos y picos del
repertorio están ocupados por el instrumental ‘S’. Bajo este título tan ingeniosamente
minimalista se desarrolla una pieza ostensiblemente ágil que parece exhibir la
amenaza de algo tétrico disfrazado de ropajes angelicales. De hecho, el epílogo
deriva hacia una especie de languidez oscurantista (un poco a lo PRESENT) que
parece revelarnos esa amenaza que antes preferíamos tener como insospechada. Alguna herencia también notamos del modelo sónico estructurado y macerado a través del disco precedente de la banda “To Shatter All Accord” y el solista de Parmenter “Horror Express”.
Con
la dupla de ‘Love Songs’ y ‘Here There Is No Soul’, la banda explora recursos
más sencillos dentro de su ecléctico ideario estético. ‘Love Songs’ nos brinda
una peculiar mezcla de cabaret y blues-rock: una canción que sabe hacerse
sentir extravagante a través de su sencillez estructural. Por su parte, ‘Here
There Is No Soul’ es la canción encargada de pasar el ecuador del disco, y lo
hace al modo de un híbrido entre los ECHOLYN de los últimos discos y el modelo
histórico de THE DOOBIE BROTHERS. Con los guitarreos dobles y la precisión
sucinta de la dupla rítmica se garantiza un groove llamativo, pero como estamos
hablando de un grupo devotamente dedicado a promover el sueño progresivo del
rock, incluso en un contexto tan prosaico como éste se advierte una sutil
aureola de sofisticación musical. Es una pena que la canción no sea más larga
pues su gancho es innegable. El instrumental ‘The Roaring Game’ dura poco más
de 6 minutos y cumple con la misión de devolvernos a los aires de la canción de
entrada, aunque esta vez la ambientación general se siente más adusta y los
matices sombríos ocupan un rol más dominante dentro de la armazón instrumental
en curso. Siendo la más extensa pieza del álbum con sus 14 ½ minutos de
duración, ‘Burn The Fire Upon The Rocks’ cierra el álbum con un esplendor
mágico y contundente que desde las primeras instancias nos muestra las aristas
más ágiles y vitalistas del enfoque musical que el cuarteto ha estado plasmando
a lo largo del disco, para luego derivar hacia un tenor más etéreo y calmado. La
guitarra, inicialmente pletórica de vigor incendiario, se convierte en nube
flotante en un cielo vespertino de fines de otoño. En muchos aspectos, tenemos
aquí un retorno a los días de su obra maestra de los 90s “Unfolded Like
Staircase” (especialmente ‘Into The Dream’ y ‘Before The Storm’), pero también hay en los filos más adustos de su dinamismo un retorno a los tiempos de ese gran primer álbum que era “Push & Profit”. Recién en la
frontera del cuarto minuto y cuarto entra a tallar el canto de Parmenter,
expandiéndose en un ambiente que reemplazó lo etéreo por lo melancólico. Mientras
va evolucionando la pieza, los motivos y esquemas rítmicos se van sucediendo en
una ilación que siempre mantiene altos niveles de magia expresiva: los legados de GENESIS y VAN DER GRAAF GENERATOR se reactivan bajo la luz particular de DISCIPLINE. Cuando llega la
sección final, se resaltan eficazmente una vigorosa coral mellotrónica y unas bellas interacciones de sintetizador y guitarra. Para esta conclusión se reservaron estos músicos la manifestación de su faz más épica. ¡Todo un broche de oro!
Aunque no iguala la grandeza distinguida de “Unfolded
Like Staircase” – álbum que queda como una obra maestra del rock progresivo de
los 90s – debemos apreciar a “Captives Of The Wine Dark Sea” como un trabajo
inspirado y vitalista dentro del canon de DISCIPLINE. Compartiendo el vigor
rotundo de “To Shatter All Accord” y la versatilidad reluciente de “Push & Profit”, este disco despliega un repertorio muy llamativo que nos invita
jovialmente a embriagarnos en un báquico festín musical. Definitivamente,
Matthew Parmenter y sus compañeros de viaje siguen siendo almirantes de enorme soberanía en los anchos mares del rock progresivo de los tres últimos decenios.
Muestras de “Captives Of The Wine Dark
Sea”.-
The Body
Yearns: https://lasersedge.bandcamp.com/track/the-body-yearns
Life Imitates
Art: https://www.youtube.com/watch?v=5oy3-pQPGFM
Burn
The Fire Upon The Rocks: https://lasersedge.bandcamp.com/track/burn-the-fire-upon-the-rocks
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