Thursday, November 30, 2017

MAKOTO KAWABATA, RICHARD PINHAS y YOSHIDA TATSUYA: una tríada de oro


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos complace enormemente traer a colación una nueva obra maestra de vanguardia prog-electro-psicodélica titulada “Trax”, una de las más notables joyas experimentales que nos brinda el año 2017 en sus últimos meses de vigencia. Y la cosa no podía ser de otra manera pues el aquelarre encargado de crear y grabar esta joya es el trío franco-japonés de MAKOTO KAWABATA, RICHARD PINHAS y YOSHIDA TATSUYA. Sí, usted ha leído bien, el hombre de ACID MOTHERS TEMPLE, el hombre de HELDON y el hombre de RUINS se congregaron para realizar una obra de 12 temas que se reúnen bajo el nombre común de ‘Trax’ con su numeración correspondiente a lo largo del repertorio. El material recogido en “Trax” fue grabado a fines del año 2016 en el Condorcet Studio de la bella localidad francesa de Toulouse dentro de la dinámica de composición en tiempo real y expresiones libres dentro de la psicodelia progresiva. Todos estos ítems son composiciones grupales de los tres monstruos aquí congregados: el disco fue publicado por Bam Balam Records en la segunda mitad del mes de noviembre. Además, en los créditos de la contratapa del álbum se especifica que MAKOTO se hace cargo de las texturas más belicosas de los guitarreos mientras que PINHAS hace lo propio con las texturas más cargadas del efecto de delay, siendo así que ambos alternan los solos. Al tercer hombre en discordia se le asigna el rol de proveedor de karma además de baterista: un chiste, sin duda, un poco de humor de parte de tres gentiles hombres que exploran sus facetas más oscuras y ansiosas en el arte del sonido. Hay algunos solos adicionales que se sobregrabaron de la mano de PINHAS  en su Heldon Studio de Nantes, mientras que hay loops de sintetizador añadidos por MAKOTO en su Asuka Studio. Tras las mezclas hechas por YOSHIDA en su Magaibutsu Studio de Tokio, los tres se dedicaron a la posproducción entre fines de ese mismo año 2016 y mediados del presente año 02017.  


‘Trax 1’ inicia las cosas con un robusto despliegue de viril caos que, lejos de perderse en el desorden de lo indefinido, ostenta una actitud desafiante ante las convenciones del orden y hace de la estrategia de buscarse a sí mismo un nuevo referente de orden y creación. Así, los filudos guitarreos ingresan a paso firme en un diálogo deconstructivo desde el primer instante mientras la batería va fluyendo como aleatoria fuerza unitaria. ‘Trax 3’ sigue a continuación (no existe el #2 aquí) para brindarnos 10 ½ minutos de gloria psicodélica donde el intelecto se manifiesta con una luminosidad renovada. En efecto, tras un no muy extenso prólogo de tensos tanteos pletóricos de vigor, el cuerpo central se instaura en clave de medio tiempo con generosas dosis de quiebres jazz-rockeros en los sesudos ornamentos percusivos que gesta Tatsuya. Por su parte, los guitarreos oscilan fluidamente entre estándares de blues-rock psicodélico de talante Hendrixiano y abismales tormentas cósmicas: de esta manera, el bloque sonoro adquiere un señorío imponente e irrebatible. Todo un cénit del álbum, sin duda. Con la secuencia de los dos siguientes ‘Trax’ (4 y 5), el trío hace una sabia recapitulación del esquema de trabajo central desarrollado en el segundo de los dos temas que acabamos de comentar para explorar nuevas vías de acaecimiento musical. Yendo a lo más concreto, tenemos en el cuarto Trax’ un ejercicio de ahondamiento y pulido del estándar creado en ‘Trax 3’ pero con un fuego un poco más comedido en las dinámicas y garras de las dos guitarras; el nervio de los dos pares de seis cuerdas se deja envolver por un aura espacial la mayor parte del tiempo, lo cual repercute en el hecho de que la batería se resalte más en las maniobras del bloque tripartito. También es de notar que la batería se maneja con mayor soltura al manejar un groove menos intenso de acuerdo al espíritu sónico desenvuelto para la ocasión. Por su parte, ‘Trax 5’ parte de un groove razonablemente reconocible para posteriormente desatarse en un breve momentum caótico, el cual sirve para impulsarse hacia una segunda sección signada por un swing salvajemente neurótico. Lo que había comenzado en clave parcialmente Crimsoniana terminó en una suerte de híbrido entre MASSACRE, ASH RA TEMPEL y THE WORLD HERITAGE (donde toca YOSHIDA, precisamente). 

Cuando emerge ‘Trax 6’, el trío se dispone a dar nuevos bríos al factor deconstructivo que tan buenos réditos había dado en la primera pieza. La dupla de ‘Trax 7’ y ‘Trax 8’ incluye loops sintetizados, lo cual sirve para darle una nueva movilidad al enfoque sonoro del trío desde un énfasis en el modernismo, aunque sin quitar un milímetro de protagonismo a los guitarreos: en el caso del primero de estos temas tenemos un dinamismo excelso alimentado por una robusta neurosis; por su parte, el segundo de ellos se enfila hacia un frenesí psicótico signado por un delirio volcánico, casi, casi coqueteando con lo anarquista. ‘Trax 9A’ se embarca en una muscular y vistosa síntesis de los aspectos más señoriales de los Trax 3-5 en base a una fluida encrucijada de free-jazz, space-rock y psicodelia pesada, siendo así que en su segunda mitad el último factor se impone en exclusiva. ‘Trax 9B’ opera durante sus primeras instancias con una cadencia de inspiración bluesera para luego acercarse al espíritu de la primera mitad de la pieza precedente: estrategia inversa. La sucesión de los Trax numerados del 12 al 14 está a cargo de cerrar el repertorio con un brío renovador y una luminosidad distinguida que sirven para motivar nuevos aires dentro del perenne espíritu aventurero del ensamble. Empezando con ‘Trax 12’, vemos que el trío juega con ritmos y colores del blues-rock con marcado talante avant-jazzero en varios pasajes y juegos rítmicos. Aquí hay un elegante desborde de la vitalidad furiosamente escurridiza que los tres músicos dominan con una soltura inmensamente inteligente. Cogiendo la posta de la pieza inmediatamente precedente, ‘Trax 13’ inicia frontalmente el imperio del free jazz que habrá de sostenerse hasta el final del disco. Aquí tenemos un claro claro y contundente de dominio líder de la batería de YOSHIDA, la cual se erige como rectora de los riffs y matices que sus dos compañeros de ruta van elaborando a lo largo del camino. En fin, ‘Trax 14’ brinda una perpetuación de las atmósferas ágilmente neuróticas y descoyuntadas dominantes en las dos piezas precedentes con un acento deconstructivo más pronunciado. Esta vez, la agencia de las perturbaciones sonoras está mejor repartida entre los tres héroes de esa nave musical, aunque en algún momento se instaura un groove reconocible que muy bien nos puede hacer recordar a THE WORLD HERITAGE (una vez más).  



La tríada de AKOTO KAWABATA, RICHARD PINHAS y YOSHIDA TATSUYA realmente vale su peso en oro, dueña de una áurea prestancia musical que brilla con una luz muy particular durante la realización de sus osadas y exploraciones musicales. En este disco, más que una amalgama de sonidos, se muestra una mansión de vanguardia sónica edificada con los metales más nobles. Tal como lo señalamos en el primer párrafo de la presente reseña, “Trax” es una de las más notables joyas experimentales que nos brinda el año 2017 en sus últimos meses de vigencia. Gracias a los tres integrantes de esta asociación franco-japonesa por esto. 

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