Tuesday, November 17, 2020

Suite para la resurrección de una magia prog-sinfónica de 1975: la de SUPERNOVA



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión presentamos un disco muy peculiar pues se trata de una serie de versiones nuevas de un viejo material de música progresivo-sinfónica argentina que se gestó en la década de los 70s, más exactamente, en el año 1975. Nos estamos refiriendo al grupo SUPERNOVA, el cual ha resucitado de la mano de uno de sus integrantes clásicos: nos referimos al maestro Rodolfo Planes, quien se hizo cargo de las guitarras acústica y eléctrica, el bajo, los sintetizadores, el mellotrón, el Mini-Moog, el piano Yamaha y la programación de baterías. El sello Viajero Inmóvil gestionó la publicación de estas nuevas grabaciones en octubre del año 2017, pero recién a inicios de noviembre de 2019 salió al público a través de la red de Bandcamp del susodicho sello bajo la firma de SUPERNOVA ’75  y con el título de “Supernova Suite”. En los viejos tiempos, la formación original de SUPERNOVA en el año 1975 consistía en el mencionado Planes a las guitarras, los teclados y los efectos; Eduardo Galimany, a las guitarras y los efectos; Fernando Peña Pérez, al bajo y la guitarra acústica, y; Ricardo Vricella, a la batería. Todos eran unos adolescentes tan impetuosos como talentosos, pero los cambios no tardaron en llegar cuando, al año siguiente, Jorge Mónaco empezó a alternar el rol de baterista con Vricella mientras Claudio Dinzelbacher reemplazó a Gallimany. Ya a finales de 1977, se produjo la separación definitiva de la banda. Volviendo a los tiempos iniciales de la banda, el grupo presentó su repertorio original en setiembre de 1975 en el Teatro Don Bosco de San isidro, tras lo cual llegaron varias ofertas para que el cuarteto tocara en otros eventos. La ansiada oferta de contrato de grabación llegó recién en diciembre de 1976, aunque ésta estaba programada para que se realizase en Brasil; siendo así que los integrantes de SUPERNOVA tenían entre 18 y 19 años de edad, ellos debían contar con sus respectivos permisos parentales oficiales para viajar al extranjero... y no los consiguieron. En su último periodo, el grupo se redujo a trío y solo duró, como dijimos antes, hasta fines de 1977: la última presentación de la banda tuvo lugar en el Club YPF en diciembre de ese año. Una fatal desgracia sacudió a este grupo de amigos cuando Fernando Peña Pérez falleció a la prematura edad de 22 años por causa del cáncer. En este sentido, el material recogido en este disco es también un homenaje a su memoria, además de una celebración del grupo como entidad colectiva. Hasta el arte gráfica interna consiste en una ilustración hecha en ese año 1975. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio de “Supernova Suite”.   

De hecho, la ‘Suite Supernova’ conforma el centro neurálgico del repertorio histórico aquí recuperado, y las cosas comienzan con la dupla de ‘Evolución – Parte 1’ y ‘Evolución – Parte 2’, que conjuntamente ocupan un espacio de poco menos de 6 minutos. La Primera Parte está armada en torno a una muy interesante encrucijada entre lo bucólico y lo cósmico bajo un gentil ropaje prog-sinfónico. Articulado entre las cristalinas escalas de la guitarra acústica y las inventivas capas de sintetizador, el motif central pronto emerge bajo la guía de la guitarra eléctrica, absorta en su propio lirismo evocador. El epílogo se torna exultante sin perder del todo el factor bucólico. Para la Segunda Parte, el esquema sonoro del ensamble se torna abiertamente entusiasta, exhibiendo una mezcla de agilidad y lucidez melódica que es tan digna del paradigma de CAMEL como del de YES, estableciendo también alguna conexión con sus entonces coetáneos de ESPÍRITU. ‘Almas Lejanas’, la Tercera Parte, sigue a continuación para virar hacia una atmósfera serena e introspectiva, muy afín al estándar Genesiano, y con un preciso sentido del color y la textura a lo largo del desarrollo temático. Aquí late una parsimonia reflexiva que se las arregla para no hacerse sombría merced a los ornamentos y solos de sintetizador que entran a tallar a lo largo del camino: éstos aportan una adecuada cuota de luminosidad sinfónica al asunto. El epílogo se enfila hacia una atmósfera cósmica que dota de ciertos aires misteriosos a la serenidad reinante, La parte siguiente se titula ‘Thames’ y se caracteriza por establecer un sesudo juego de sofisticaciones progresivas que beben tanto de las aguas de CAMEL como de las de FOCUS. A lo largo de la ilación de los diversos motivos y atmósferas que se van desplegando a lo largo del camino, los armazones melódicos y los esquemas rítmicos se asocian en una magia multivalente y caleidoscópica. En su espacio de poco menos de 4 ¼ minutos, instaura un cénit contundente para lo que va de la ‘Suite Supernova’ debido a esta forma tan inspirada de establecer un dinamismo ágil y rotundo dentro del modelo progresivo, siendo así que la cristalina sensibilidad melódica y la garra se funden en una única fuente de energía creativa.

La quinta sección de la ‘Suite Supernova’ se titula ‘Magia Del Sur’ y es la más extensa con sus más de 9 ¾ minutos de duración. La pieza saca óptimo provecho de su ambicioso espacio para expandir la lógica de la sistemática diversidad atmosférica y melódica que ya antes se ha plasmado en varios momentos precedentes de la suite en cuestión. Comenzando con un talante sereno de ribetes nostálgicos, y dando prioridad a un relativamente calmado swing jazz-progresivo (al modo de la faceta más calmada de FOCUS), la guitarra se apropia rápidamente de la dirección del centro temático. A poco de pasada la frontera del tercer minuto, la ambientación se intensifica un poco mientras preserva su actitud contemplativa. Ya más adelante, se abre la puerta a un viraje hacia una aureola de saltarina gracilidad donde la instrumentación adquiere un fulgor renovado. El asunto suena ahora a un híbrido de CAMEL y GENESIS, y lo mismo sucede con la sección más ceremoniosa que emerge para los dos últimos minutos de la pieza, dándole una aureola crepuscular al asunto: los retazos de guitarra asumen un tenor un tanto Frippiano en este momento particular. Otro gran cénit de la suite y del álbum, en general. La suite se cierra con ‘Sonata De La Tierra Del Sol’, sección que dura poco más de 5 ½ minutos. El cuerpo central se divide en dos partes: una centrada en el estándar de lucidez melódica prog-sinfónica, y otra enfocada en un dinamismo fastuoso cuya parsimonia proyecta una mezcla de intensidad y vibraciones introspectivas. Los dos temas restantes del disco responden a los nombres respectivos de ‘Uno’ y ‘Dos’ (durando poco más de 8 ¾ minutos y poco más de 5 ¼ minutos, respectivamente). El primero de estos temas da una amplia prioridad a la guitarra a la hora de brindar una guía para los desarrollos temáticos, haciendo múltiples excursiones por parajes juguetones y otros flemáticos, usando alternancias entre enfoques de prog sinfónico y el jazz-prog (con algunas afinidades con INVISIBLE). El último solo de guitarra, dicho sea de paso, es de los más electrizantes de todo el disco, portador de una espiritualidad tormentosa a lo KC aunque sin abandonar el lirismo bien perfilado que es marca de la casa. El segundo de estos temas tiene un núcleo más establecido en el sinfonismo durante el manejo de las diversas variantes de motif y de ritmo; también hallamos aquí un predominio claro del rol de las guitarras. Esta dupla final de ‘Uno’ y ‘Dos’ nos muestra, a fin de cuentas, la faz más aguerrida del ideario progresivo de SUPERNOVA. 

Esta resurrección de SUPERNOVA con el nombre oficial de SUPERNOVA ’75  y este portafolio de bellas piezas musicales agrupadas en este ítem titulado “Supernova Suite” nos brindan una nueva y más ampliada perspectiva sobre cuán inquieta y creativa fue la escena progresiva argentina en aquellos años 70s. Iniciativas de publicación fonográfica póstuma como ésta merecen un espacio destacado dentro de cualquier fonoteca dedicada al género progresivo, no nos cabe duda alguna de ello.



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