HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Echamos una mirada a la escena avant-progresiva francesa, la cual siempre ha sido particularmente fértil y lo sigue siendo en lo que va de este milenio no tan nuevo. Notamos ahora que hay una gran razón para sentirnos de plácemes: el colectivo RHÙN, conformado por Captain Flapattak [batería y voz], Retsim Käh [bajo y voz], Charlotte Pace [violín], Chfab Kaouenn [teclados y voz], Jean Bonëth [saxofones alto y barítono] y Ludal Le Chacal [teclados y voz principal], ha publicado su nuevo álbum “Tozïh” el pasado 23 de junio (hace muy poco). El sello encargado de la edición y la distribución de este disco es Baboon Fish. El material recogido en “Tozïh” fue grabado en el estudio Paul Le Flem School (ubicado en Servon sur Vilaine), siendo después mezclado por Kevin Brosse y masterizado por Christophne Menanteau. Benoît Favière fue el encargado de realizar el arte gráfica. En líneas generales, adelantamos que en “Tozïh” se encapsula un fabuloso muestrario de Zeuhl revitalizado para nuestros tiempos a través de un meticuloso filtro jazz-progresivo, lo cual significa una exitosa concreción de la cosecha sembrada en anteriores registros, particularmente, su disco de hace 10 años “Fanfare Du Chaos”. Ese álbum nos dejó con ganas de más y tuvimos que esperar un decenio entero para tener nuevas noticias de la gente de RHÙN. Bueno, la espera ya terminó, así que pasemos ahora a celebrar la existencia de este disco. El asunto incluso pinta mejor si es que advertimos que el material recogido y grabado en las sesiones aludidas más arriba daba para un doble álbum, pero con miras a dar una debida experiencia de apreciación y descanso a la audiencia, se decidió dividirlo en dos discos distintos con diferentes fechas de publicación. He aquí el primer disco gestado en estas sesiones y vamos ahora a los detalles de su repertorio específico.
“Tozïh” comienza con la monumental suite de 21 ½ minutos titulada ‘Ehmët Um Rhët Sam’. Tras unos minutos iniciales muy calmadamente minimalistas que parecen conjurar una lóbrega fatalidad cuyos preparativos se están justamente ocultando, la sostenidamente creciente densidad se rehúsa a explorar una esperada explosión y prefiere aterrizar en un aterciopelado groove jazz-progresivo que despliega notables confluencias con los paradigmas de MAGMA, ZAO y ESKATON. Poco antes de llegar a la frontera del sexto minuto y medio, entra recién en acción el canto, y es allí donde el ensamble se dispone a mostrar parte de su artillería pesada, gestando con ello un aquelarre grisáceamente intenso, un poco amenazante, nunca desbordado. Los motivos se van sucediendo bajo una estrategia de solidez mágicamente oscurantista que sabe alternar diferentes dosis de extroversión: están los pasajes donde los hermanamientos de vientos y violín dirigen aparatosas iniciativas orquestales sobre un swing razonablemente animado, otros momentos sutiles que manifiestan un relax engañador, y también hay varios en los que los arreglos corales salen al frente para anunciar alguna ceremoniosa hecatombe del espíritu humano ante la inmensidad inasible del cosmos. Se da una muy cuidada armonización entre los dos teclados actuantes mientras el bajo mide sigilosamente en qué pasajes viene bien lucir sus cortantes pulsaciones (a veces, Käh parece un discípulo del maestro Thierry Zaboïtzeff). En el transcurso de los cinco últimos minutos de la suite, el ensamble se concentra en reforzar algunos motivos centrales y apuntalar su propia posición dentro del paradigma del Zeuhl, añadiendo algunos aspectos del RIO oscurantista a lo UNIVERS ZÉRO. Sorpresivamente, la coda se enfila hacia una exaltación luminosa que nos toma por sorpresa, una jovialidad en dos partes que nos obliga a repensar lo que hemos escuchado hasta entonces. ¿No será que todo esto fue como el diario de una búsqueda que podía conducirnos a algo potencialmente atroz y que terminó siendo constructivo y liberador? ¿Todo lo anterior fue el testimonio de un conflicto que, finalmente, llevó a una victoria que hay que celebrar?
Lo que sabemos es que el segundo ítem del disco, ‘Sédalg Rhëvé (incl.Ygahpoporhtna Lrig)’, que dura poco menos de 11 ¾ minutos, tiene unas instancias iniciales que recogen la vitalidad jovial con la que concluyó ‘Ehmët Um Rhët Sam’ para trabajar con ella de una manera muy sesuda. La fehaciente labor del saxofón y el constante ingenio de la batería permiten que los aires del free jazz se prodiguen en la focalización del entramado sonoro en curso. Así las cosas, parece ser que la incertidumbre crepuscular que marcó a la suite precedente en su mayor parte es reemplazada por una algarabía surrealista, pero no tardan mucho en emerger recursos de inquiero deconstructivismo para trastocar el escenario sónico y apelar a una solemnidad voluminosa. Tras ello surge otro pasaje vivazmente arquitectónico que se siente un poco travieso y bastante farsesco, el cual, a su vez, sirve como un puente para el reprise final del pasaje solemne. Siendo el tema más breve del álbum con su espacio de 5 minutos y pico, ‘Eripme
Cirtcele’ pone fin a las cosas con una enérgica recapitulación de grooves y motivos que ya se hicieron presentes en algunos momentos precedentes del álbum. Se nota que aquí está planteado asentar y formar una holgura climática donde el dinamismo inherente a la ingeniería rítmica está organizado para evocar imágenes embrujadoramente lúdicas dentro de un circo cimbreante que tiene algo de diabólico en sus agitaciones. El golpe final brinda un oportuno cierre súbito al asunto... Bueno, a dos asuntos, el tema y el disco. Todo esto fue lo que se gestó en los cuarteles de RHÙN con “Tozïh”, un disco realmente sensacional que, en menos de 40 minutos, dice algo tremendamente sustancial para la perenne preservación del ideal de la vanguardia progresiva francesa. ¡¡Totalmente recomendable!!
Muestras de “Tozïh”.-
Ehmët Um Rhët Sam: https://rhunmusic.bandcamp.com/track/ehm-t-um-rh-t-sam
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