Tuesday, May 14, 2024

La quinta excursión de PHOG por la foresta de rock prog-sinfónico francés


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy viajamos un poco atrás en el tiempo hacia el primer día de octubre de 2022 para toparnos con “Forêt Noire”, el quinto y hasta ahora último trabajo de estudio de PHOG, el proyecto progresivo del multiinstrumentista y compositor francés Philippe Ogier. Él se hace cargo de las guitarras, el bajo, los teclados, la flauta, el ukulele y la programación de ritmos a lo largo del álbum que ahora nos ocupa. La dupla de sus discos de 2020 y 2021 (“This World…” y “El Castillo”, respectivamente) instauró un cénit muy inspirado para la proyección de la visión musical de Ogier, y en lo referente a la misión específica de “Forêt Noire”, ésta consiste mayormente en proseguir por la excelente y refinada senda del segundo de los discos que mencionamos más arriba. Como es habitual dentro del cosmos musical de PHOG, el enfoque creativo se centra principalmente en renovar y reforzar los estándares sinfónicos Camelianos, Yessianos y Genesianos, añadiendo matices fastuosos de cosecha propia. En estas nuevas composiciones se nota que hay una vitalidad colorida renovadora en el empleo de las orquestaciones y bases armónicas de los teclados en medio de la instrumentación íntegra. Revisemos ahora los detalles del material aquí contenido.
 

Los primeros 5 minutos del repertorio de “Forêt Noire” están ocupados por la pieza titulada ‘Talking Trees’, un preciosista y noble ejercicio de confluencias entre los GENESIS de 1976, los CAMEL de 1978 y los PINK FLOYD de 1975. Todo se inicia con unos breves tanteos de la guitarra que no tardan casi nada en instalar las bases para el motif central. La ceremoniosidad reinante en la arquitectura sonora se deja ornamentar por el arsenal de teclados y un minúsculo solo de flauta que se entromete en medio de los diversos fraseos de la guitarra. Para su último tercio, la pieza asume una renovadora intensidad expresiva que apunta hacia un fastuoso clímax conclusivo. Tras este despliegue de refinada belleza prog-sinfónica emerge un tema ambiciosamente desplegado en un espacio de casi 13 minutos: su título es ‘Hidden Seeds’. Todo empieza con un clima solemne que arropa una cálido esquema melódico donde impera lo reflexivo en una cruza entre el MIKE OLDFIELD de 1979-82  y (una vez más) los GENESIS de 1976. Alrededor de la frontera del cuarto minuto, el asunto vira hacia un recurso de entrañable jovialidad que nos recuerda a los primeros discos de ECLAT y EDHELS, aunque con un poco más de músculo; aún con una nueva variación temática posterior, el armazón sonoro se sigue afianzando dentro de una ingeniería gentilmente suntuosa, y ya cuando se regresa a la serenidad inicial, la solemnidad resultante ostenta un colorido nuevo. Notamos una mezcla de lo Floydiano y lo Yessiano en los recovecos melódicos del último cuarto de esta pieza; su epílogo cuasi-pastoral termina aportando una luminosidad fresca a la maraña instrumental. ‘Friendly Squirrel’ hereda ciertos recursos de preciosista pomposidad que signaron a la sección final de la pieza precedente, pero, en espíritu, su esquema melódico está más cercano a la gracilidad lírica propia del primer tema del disco. Se nota en las armonizaciones de bajo y teclados que se está creando una nueva forma de agilidad expresiva en el arreglo globalmente jazz.progresivo del desarrollo melódico.

 
La suite justamente titulada ‘Forêt Noire’ cierra el álbum, ocupando un espacio de cerca de 20 ½ minutos. Dada esta situación tan retadora, el maestro Ogier debe aprovechar el momento para sacar de sí las dimensiones más fastuosas de su visión musical. Todo comienza con un tenor sereno y mesuradamente esplendoroso al modo de un hermanamiento entre los CAMEL de 1979 y los PINK FLOYD de 1975, con algunos brotes de soltura expresionista que son típicos de PHOG en sí mismos. Los primeros fraseos de la guitarra dan un fuerte carácter musical a lo que se desarrolla en los primeros minutos, pero en una sección siguiente tiene que asumir un perfil menos predominante a fin de que emerja el enfoque bucólico y etéreo que se tiene diseñado para la ocasión. Ahora se impone una espiritualidad contemplativa que, a su vez, no tarda mucho en reacomodarse a un esquema de trabajo más preciosista cuando vuelve a entrar en acción la percusión programada en conjunción con las hermosas líneas de bajo. Los momentos de lucimiento de la guitarra acústica, a pesar de su brevedad, son eficientes a la hora de realzar el exuberante lirismo del momento. En el ecuador de la pieza, entra a tallar de nuevo la influencia Yessiana, lo cual significa que las atmósferas sónicas se van volviendo más fulgurosas y que hay ocasionales incrementos de intensidad en el esquema rítmico; en simultáneo, el talante contemplativo sigue siendo el mismo, perseverando en apelaciones a una aureola introspectiva que se deja arropar por velos aristocráticos. Para los tres últimos minutos y pico, la instrumentación asume un crucial viraje extrovertido que perfila de una manera nueva los recursos de absorbente preciosismo que han estado signando a la expansión multi-temática. Los ribetes serenos de las últimas notas aplican un oportuno punto final a la suite. Todo esto fue lo que había salido del taller progresivo de PHOG bajo el título de “Forêt Noire”; este disco es un estupendo muestrario de la belleza de la foresta del rock artístico francés de nuestros tiempos. Heredando parte de la majestuosidad del álbum precedente, este repertorio parece retratar un recorrido minucioso por todos los salones del castillo para luego disfrutar de  una larga tarde luminosa en los bosques aledaños. Aunque esta reseña es un poco tardía, nunca está de más recomendar su adquisición para cualquier buena fonoteca dedicada a la música progresiva de ayer y hoy. 
 
 
Muestras de “Forêt Noire”.-
Talking Trees: https://phog.bandcamp.com/track/talking-trees
Forêt Noire: https://phog.bandcamp.com/track/for-t-noire

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