HOLA, AMIGOS DE
AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Llega un poco
tarde esta reseña, pero llega, a fin de cuentas, y ciertamente el sexto trabajo
de estudio del grupo estadounidense TAUK, que se titula “Equalizer”, no
podía ser pasado de largo. Este cuarteto conformado por Alric Carter [teclados],
Charlie Dolan [bajo], Matt Jalbert [guitarras] y Isaac Teel [batería] publicó “Equalizer” el 27 de octubre del pasado año 2023, haciéndolo es formato exclusivamente digital. La banda sigue adelante con su particular enfoque jazz-progresivo donde se combinan e intercalan recursos del jazz-rock mel´podico contemporáneo, el jazz-fusion, el prog de tendencia space-rockera y comedidas estrategias melódicas propias del prog sinfónico; eso sí, se nota que hay un mayor punche rockero en varias instancias de “Equalizer”, lo cual se deriva de la intención de la gente de TAUK de expresar una nueva garra y una majestuosidad especial en la mayor parte del nuevo material en comparación con lo hecho en discos precedentes como “Sir Nebula” y “Shapeshifter II” (de los años 2014 y 2018, respectivamente), los cuales son considerados por muchos como sus obras más definitorias. La propuesta de TAUK sigue siendo frontalmente llamativa sin caer nunca en el facilismo del gancho trivial, abriendo muchos espacios a lo marchoso sin caer en el pop complaciente. Robert Carranza, como lo ha hecho en otros discos de la banda, se hizo cargo de la producción y la mezcla de la obra fonográfica que hoy reseñamos; veamos ahora los detalles de la misma.
‘Melvin’s Mind’
abre el repertorio con un despliegue de totalitaria extroversión que se asienta cómodamente sobre el llamativo groove jazz-rockero creado para la ocasión. Los ornamentos y solos de sintetizador ofrecen un plácido fulgor que se deja impulsar por la batería. Acto seguido, llega el turno de ‘Traverse’, una pieza que se enfila por una atmósfera un poco más sosegada, aunque los recursos de colorido musical permanecen incólumes. El breve prólogo psicodélico anuncia que la presencia de matices progresivamente espaciales jugará un rol importante en el perfilamiento del cuerpo central. Con la dupla de
‘The Fly’ y ‘Translation’, el ensamble sigue adelante con sus exploraciones de
grooves efectivos y sonoridades grácilmente estilizadas. El primero de estos
temas mencionados se centra en un swing muy animado que encuadra y define con total efixacia la vivacidad jazz-progresiva inherente a la composición. Alguna aproximación a los OZRIC TENTACLES de inicios de los 90 hay, especialmente en los ágiles guitarreos. En cuanto a ‘Translation’, se trata de un gentil viaje hacia el jazz-fusion con ribetes funky que fue tan común entre fines de los 70 y fines de los 80. Las cadencias básicas armadas por la dupla rítmica permiten que la pieza incluya cierta solemnidad a su prestancia esencial, la misma que se realza en el clímax final. Un cénit del álbum, como lo es también ‘Come On Now’, la pieza más
extensa del disco con sus poco menos de 6 ½ minutos de duración. La inserción de envolventes matices espaciales y convincentes texturas progresivas para el eminentemente cálido cuerpo central encarna la faceta más sofisticada de TAUK (y, de paso, algunas confluencias con JAGA JAZZIST). Es posible que aquí esté el mejor solo de guitarra de todo el disco, es justo señalar; ciertamente, la firmeza con la que la dupla rítmica gestiona el swing de la ingeniería rítmica da alas a la guitarra para dar rienda suelta a su señorío particular durante la expansión de los pasajes grupales más intensos.
‘Sound The Alarm’ retoma buena parte del vitalismo del tema #1 mientras añade a ésta unos ornamentos sofisticados más propios de los dos temas que le siguieron. Una mención especial va para el hermoso y suntuoso solo de sintetizador que emerge en el último tercio: no solamente es una estupenda iniciativa individual, sino que también refuerza el camino hacia el epílogo. ‘Home Of The
Beast’ se encarga de cerrar el repertorio y lo hace tomándonos por sorpresa al establecer una especie de cruza entre el jazz-rock, el prog sinfónico y el prog-metal sobre un esquema rítmico razonablemente complejo. Algunas conexiones hay con los paradigmas de PLANET X y FOG LIGHT. Un cierre muy vibrante para un disco muy inspirado, el cual resulta bastante recomendable y meritorio para tener un lugar en cualquier colección de jazz-rock y prog. Empleando poco más de 35 minutos, la gente de TAUK se ha lucido con “Equalizer”, la verdad que sí; es muy agradable saber que este cuarteto asentado en Nueva York sigue creando música interesante para la escena jazz-progresiva de hoy en día.
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