HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA
CÉSAR INCA.
Tenemos hoy el enorme placer de presentar
el flamante tercer trabajo fonográfico del grupo estadounidense GAYLE ELLETT
& THE ELECTROMAGS, un trío conformado por Gayle Ellett [mellotrón,
sintetizadores Minimoog y ARP Solina String, órgano Hammond, piano eléctrico
Fender Rhodes, guitarras de 6 y 12 cuerdas, sitar eléctrico, bouzouki,
soundscapes y efectos], Mark Cook [bajo, Warr guitar de 14 cuerdas y
soundscapes] y Craig Kahn [batería]. El disco en cuestión tiene el título de “The
Painted River Of Light” y, aunque todavía su lanzamiento oficial está
programado para más adelante en febrero del 2025, el trío ha publicado algún
adelanto del mismo. Los cuatro temas incluidos en “The Painted River Of Light” fueron compuestos
por Ellet; él también se hizo cargo de organizar las sesiones de grabación y
realizar las labores de mezcla. Las sesiones tuvieron lugar en Topanga
California y Arlington Texas. La portada fue realizada por el sintetista y
artista plástico canadiense Steven Leak, un habitual colaborador de Mark Cook
en el proyecto THE FOREVER MOMENT. Veamos ahora los detalles estrictamente
musicales de este álbum.
Todo empieza
con ‘The Illuminating Sands Of Time’, constando su sección prologar de capas cinematográficas de mellotrón expandidas bajo un manto inquietantemente crepuscular. Una vez que entra en acción el trío íntegro, se despliega un clima de cálida vitalidad en clave jazz-progresiva. Los ornamentos de sintetizador y los solos de guitarra añaden envolventes matices que transitan de lo space-rockero a lo sinfónico. A instantes de pasar por la frontera del sexto minuto, las cosas se agilizan por vía de un breve jam bastante llamativo antes de retornar al relax jazzero. Este retorno también es breve porque la batería no tarda en activar un jam intensivo que se asienta por bastante tiempo antes de disolverse en un aura de nocturnidad contemplativa. Tras
este suntuoso viaje musical que abre la experiencia del disco por la puerta grande, llega otro que se llama ‘Deep Waters Glow Brightly’, el cual está signado por una serenidad sistemática. Es, dicho sea de paso, el más largo del álbum con sus 21 3⁄4 minutos de duración. Su primera sección está ampliamente articulada dentro de una ingeniería sonora cósmica donde el trío tiende puentes entre el paradigma histórico de los OZRIC TENTACLES y el patrón evocador de los PINK FLOYD de la fase 1971-75. La segunda sección ahonda en lo sereno para meterse de lleno en lo onírico, desplegando una aureola flotante que nos remite a las facetas introspectivas de DJAM KARET y HERD OF INSTINCT por igual. La tercera sección brota de forma inesperada como un jam rockero ágil cuyo espíritu celebratorio se deja arropar por una entrañable y frívola luminosidad psicodélica. Aquí hay espacio para algunos solos aguerridos de guitarra, así como para algunos ocasionales retorcimientos rítmicos que brindan una eficaz diversidad al asunto. La generosa extensión de esta sección, la cual asume un talante aristocrático en varios pasajes merced a las creativas travesuras ocasionales de la dupla rítmica, invita a la ulterior emergencia de un epílogo en clave atmosférica. Cuando eso ocurre, el trío resuelve este final de manera efectistamente parca.
El tercer
tema del álbum se titula ‘Frequency Modulation’ y fiel a su nombre comienza con unos sonidos de búsqueda de alguna emisora radial antes de que el trío nos obsequie otra exhibición de modalidades musicales, todas ellas elevadas sobre unas vibraciones fulgurosas donde se hilan el jazz-rock, el prog psicodélico y el space-rock. Parece un retorno a esos DJAM KARET de fines de los 80 e inicios de los 90, pero con una orientación más cristalina en lo referente al armazón instrumental integral, así como en el bien perfilado manejo de esquemas rítmicos inusuales en varias instancias de sus incesantes recovecos temáticos. La última sección gesta un nuevo ejercicio de ambientes ceremoniosos, preservando los matices jazz-progresivos hasta que aquellos viejos ruidos de búsqueda radial regresan para la conclusión. Una mención especial para la batería por sus continuos lucimientos dentro de la versátilmente exigente arquitectura de esta pieza. El final del repertorio llega de la mano de
‘The Rhodes To Discovery’, otro viaje extenso de casi 19 minutos. Tras un breve prólogo que ostenta claros matices Floydianos, la pieza vira rápidamente hacia un vitalismo jazzero que, en varios aspectos, nos recuerda a la tradición del (mal llamado) Canterbury; es en este momento que la banda decide explora varios recursos de gracilidad musical, siendo así que las bases del piano eléctrico marcan las pautas centrales junto a la batería mientras la guitarra, el sintetizador y el sitar eléctrico se alternan en las labores de embellecimiento externo. Poco antes de pasar por la barrera del octavo minuto y medio, el grupo explora un ambiente introvertido, haciendo que el groove calmo del momento se llene con una suntuosidad muy comedida, algo que funciona muy bien habida cuenta que la banda se toma su tiempo para reforzar continuamente las bases armónicas del motif central. Algunos retazos borrascosos emergen como ornamentos surrealistas antes de marcar el epílogo una vez que los instrumentos se detuvieron: lo que inicialmente operaba como un acicalamiento extraño termina siendo la anticipación de una despedida definitiva.
Todo esto es lo que se nos está brindando desde los cuarteles
de GAYLE ELLETT & THE ELECTROMAGS con “The Painted River Of Light”, una
manifestación cabal de la cúspide de energía creativa concretada por este
ensamble estadounidense en los pocos años que tiene de actividad. Es, a fin de cuentas, he aquí un ítem notable dentro de la
vanguardia progresiva norteamericana de nuestros días. Faltan pocos días para que se devele ante los ojos y oídos del mundo la experiencia completa de esta tercera iluminación en el río musical de los Sres. Ellett, Cook y Kahn.
The Illuminating Sands Of Time: https://www.youtube.com/watch?v=0lIetB3nQuY
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