HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA
CÉSAR INCA.
A inicios del último mes del pasado año
2024 se dio algo realmente espectacular dentro de la escena progresiva de España: la publicación del más reciente trabajo
fonográfico del grupo gallego AMOEBA SPLIT, abanderado de la élite de la música
jazz-progresiva en su país y en todo el mundo, para tal caso. El título del
disco en cuestión es “Todos Los Animales Son Iguales” y su enfoque conceptual
consiste, según palabras del propio grupo, una adaptación libre e improvisada
del muy popular libro Rebelión en la Granja de GEORGE ORWELL, un libro demasiado actual tras 80 años de su primera edición, pero... bueno, ése es otro tema. Lo que aparece aquí se grabó en directo
el 26 de diciembre de 2019 en el Jazz Filloa (A Coruña) y la edición física de este
ítem se hizo exclusivamente en vinilo con un tiraje de 100 ejemplares (incluyendo una postal). El colectivo
conformado por Alberto Villarroya López [bajo, guitarras y voz], Ricardo Castro
Varela [pianos acústico y eléctrico], Fernando Lamas [batería y percusión], Iago
Mouriño [piano eléctrico y órgano Hammond], Pablo Añón [saxo tenor y voz] y Dubi
Baamonde [saxo soprano, flauta y percusión] vuelve a hacer gala de sus
influencias recibidas de la así llamada escena Canterbury con varios toques de prog
sinfónico de viejo cuño, jazz-fusion y psicodelia. La dirección musical y las letras
del repertorio contenido en “Todos Los Animales Son Iguales” son de Villarroya
López, aunque no se trata de piezas estrictamente compuestas, sino de labores de improvisación guiada; este factor resulta crucial para que el grupo se asiente en un área más vanguardista dentro de su consistente visión musical. Se nota una cierta predominancia de lo aguerrido en los matices que brotan de varias atmósferas creadas en el disco. Los procesos de mezcla y masterización fueron realizados por Ezequiel Orol en SAWStudio. Por su parte, Daniel Reboredo Raposo estuvo a cargo del diseño gráfico.
Revisamos ahora el repertorio de este disco y advertimos que su primera mitad está
íntegramente ocupada por ‘La Revolución’, una estupenda maratón que dura
alrededor de 22 ¾ minutos y que muestra muchos de los fundamentos esenciales de la exquisitez musical de AMOEBA SPLIT. Veamos esto con mayor detalle. Todo empieza con una serie de flotante notas agudas de órgano que, de alguna manera, exhiben un aura expectante con un talante ceremonioso... Y mientras pasan los segundos, ya se va sintiendo la tensión mientras se va preparando el terreno para el gradual ingreso de los demás instrumentos. Poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto, el ensamble opera con un enfoque de densidad controlado que evoca a los SOFT MACHINE de la etapa 1970-71 en paralelo con los WEATHER REPORT de los dos primeros discos; las delicadas florituras del saxo articulan efectivos diálogos con los misteriosos fraseos del piano eléctrico. La narración revolucionaria es asertiva y conmovedora a la vez, anunciando no sólo lo que dice, sino también el arribo de una exploración en clave de free jazz que ya estaba operando en el trasfondo. Ahora, la tensión se convierte en la guía de los continuos aportes a la amalgama instrumental, la cual se enfila hacia una creciente vivacidad no exenta de cierta neurosis expresionista. Más adelante, las cosas viran drásticamente hacia un motif bastante vivaz instalado sobre un groove jazz-funky, un momento musical que refleja una instancia de arrebatada fogosidad que bastante tiene de celebratorio. El crucial dinamismo que tiene lugar aquí refleja la actividad ascendente de los revoltosos, una noción que cobra más fuerza cuando vuelven al ruedo los elementos de free jazz, esta vez, con un designio de caos fulguroso. Una vez pasada la frontera del minuto 18, se gesta un nuevo momento expectante donde se siembra un nuevo groove extrovertido, esta vez marcado por una aureola de gravedad espiritual que no anula a lo celebratorio, sino que lo potencia: lo que suena se sitúa en un área intermedia entre NUCLEUS y EMBRYO, hay como un artilugio de crudeza que se deja llevar por la algazara comunitaria del ensamble. La coda está trazada por decrecientes matices de piano eléctrico y flauta.
‘La Opresión’ es otra pieza extensa – esta vez, con un espacio de poco más de 18 ½ minutos – que sigue adelante con la mezcla de vitalismo y elegante exquisitez que caracteriza a la esencia artística de AMOEBA SPLIT. Los ornamentos de teclado apoyan un relato de la reorganización de la granja bajo la nueva administración; una vez terminada la declaración gubernamental, los instrumentos van armando un crescendo dialogante en clave de avant-jazz con la inclusión de ornamentos psicodélicos. Una sirena de alarma emerge a mitad de camino para convocar el armazón de un motif bastante llamativo, signado por una sobria expresividad que es concretada con suma elegancia. Esa misma elegancia se torna radiante y exuberante con el arribo de una sección fusionesca cuyas sofisticadas vibraciones brindan un halo señorial a la sección final de la pieza antes de que surja una nueva coda etérea. En fin, todo concluye con ‘La Decepción’, iniciada con una alocución arrebatada que se apoya en bases minimalistas de piano eléctrico, para que luego se abra camino un juego de exploraciones abstractas donde parece primar una espiritualidad nihilista marcada por la decepción. En medio de los entresijos sonoros surge un terso esquema melódico bajo la guía dual del piano eléctrico y el saxo tenor: su delicadeza refleja la resistente permanencia del corazón aún en las más terribles situaciones, aunque sea para expresar añoranzas de un sueño de emancipación que no se cumplió. Así fue la
experiencia de “Todos Los Animales Son Iguales” que se gestó en los cuarteles
de AMOEBA SPLIT. Si la trágica e indignante lección que nos da el clásico de ORWELL es que, según parece, “todos los animales son iguales pero algunos animales son más iguales que otros”, el aprendizaje que adquirimos tras escuchar y analizar este hermoso disco de AMOEBA SPLIT es que su grandeza artística está más allá de la dualidad igualdad-desigualdad. Este grupo es grande bajo sus exclusivas reglas de reacomodo propio de influencias ajenas para convertirlas en algo peculiar y excelso.
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