HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy celebramos el regreso de los maestros suecos de
BEARDFISH a la palestra progresiva: en efecto, en el primer día de noviembre
del pasado año 2024 se concretó la publicación de “Songs For Beating Hearts”,
el noveno disco que terminaba el hiato del grupo desde el año 2015, cuando se
publicó “+4626 -Comfortzone”. El ensamble de Rikard Sjöblom [voz, órgano,
teclados y algunas guitarras], David Zackrisson [guitarras, efectos y coros], Robert
Hansen [bajo y coros] y Magnus Östgren [batería] drums vuelve a la carga con un
álbum que engalana su legado progresivo iniciado en las primeras instancias del
nuevo milenio. “Songs For Beating Hearts” fue publicado en CD y en vinilo transparente naranja por el sello InsideOut Music en el primer día de noviembre del recientemente fenecido año 2024. Todo un evento fue la salida al mercado de este disco desde que se anunció la reunión de este grupo cuyos orígenes se remontan al año 2001 en la localidad de Gävle. Dos años después, se lanzaba al mercado el disco debut “Från En Plats Du Ej Kan Se...”, comenzando una trayectoria que llamó la atención de varios fans del género progresivo de todo el mundo, especialmente por sus celebrados dos discos del concepto de “Sleeping In Traffic” (de los años 2007 y 2008). Para este disco de retorno, la gente de BERADFISH recibió las ayudas ocasionales de la cantante Amanda Örtenhag, la cellista Anna Dager y la violista Hanna Ekström. El guitarrista Zackrisson se hizo cargo de organizar las sesiones de grabación y la mezcla del álbum en los Sound Society Studios; las ulteriores labores de masterización estuvieron en manos de Stefan Aronsson en el estudio Stupid Dream Records. Bueno, veamos ahora los detalles estrictamente musicales de este álbum.
Los primeros 4 ½ minutos del repertorio están ocupados por ‘Ecotone’, canción que empieza con un tenor bucólico marcado por un moderado dramatismo donde la emotividad se pronuncia de forma un tanto agria. No parece sobre el papel un inicio impactante para el disco, pero en sí misma, la canción tiene la virtud de arrojar un aura sobriamente sofisticada sobre un desarrollo melódico relativamente sencillo. Es casi como una semi-balada de PORCUPINE TREE filtrada a través de la influencia de los ANEKDOTEN de los tres últimos álbumes. Luego sigue la maratón musical de ‘Out In The Open’, una suite de 20 ½ minutos
cuyas secciones se titulan ‘Overture’, ‘Oblivion’, ‘Hopes And Dreams’, ‘Oblivion
(Reprise)’ y ‘Around The Bend’. Como es natural, ya se sitúa el colectivo sueco en un terreno de amplios espacios para la extroversión y la versatilidad patente. Con la triangulación intensa y muscular del piano y la dupla rítmica, los añadidos matices de guitarra y sintetizador completan el paisaje inicial con solvente agilidad, captando recursos afines a los que usualmente operan en los paradigmas de THE TANGENT y SPOCK’S BEARD, añadiéndose ciertas tonalidades expresionistas que usualmente asociamos a THE FLOWER KINGS. Con oscilaciones entre variadas dosis de vigor expresivo, el grupo va hilando los motivos y encadenando los diversos grooves con impoluta fluidez, y, claro está, la cantidad de esquemas rítmicos inusuales es lo suficientemente generosa como para mantener el fulgor sónico de forma consistente de acuerdo a las exigencias épicas del largo aliento de la suite. Uno de los pasajes más intensos tiene lugar entre los minutos 6 y 8, tras el cual arriba un total cambio de registro al plantearse una parsimonia ceremoniosa bajo el mando de las sobrias escalas de las guitarras acústicas sobre un trasfondo grave de sintetizador. Es el momento de una balada acústica de carácter introspectivo donde los arreglos vocales emulan el patrón de CROSBY, STILLS & NASH. Cuando las cosas se vuelven a intensificar, regresan los modismos a lo SPOCK’S BEARD con algunos toques Emersonianos extra. La sección final ‘Around The Bend’ recoge una sana mezcla de nervio rockero y solemnidad para finiquitar las cosas con inconfundibles vibraciones majestuosas.
‘Beating Hearts’,
que cuenta con un considerable espacio de 11 minutos, desarrolla otra muestra de las inquietudes más fastuosas del grupo. La sección prologar está marcada por un exquisito arreglo de cuerdas que prepara el terreno para el arribo de una electrizante parsimonia del cuarteto que suena a una pieza perdida de YES del año 1973 que ha sido remodelada por DEEP PURPLE. Una vez que las escalas bucólicas de la guitarra acústica se empalman con los redobles marciales de la batería, entra a tallar el canto para brindar una vivacidad renovada al asunto. El ejercicio de sinfonismo delicado y palaciego delinea con impecable precisión los surcos del desarrollo temático para que éste se muestre asequible a través de su inocultable sofisticación. A poco de pasada la frontera del quinto minuto, aumentan al unísono las dosis de gracilidad y garra rockera, algo que resulta bastante oportuno para el asentamiento de un canto desgarrado que clama un vitalismo situado entre lo vehemente y lo trágico. Un exultante solo de guitarra completa el fuego sónico en curso. Aquí hay mucho músculo a pesar de que no opera una ingeniería rítmica impetuosa. En los últimos minutos, la garra decrece un poco, pero se redondea el centro melódico de forma coherente. ‘In the Autumn’ es una canción más alegre, siendo así que su patente luminosidad temática está eficazmente realzada por la presencia de la voz de Amanda Örtenhag. Existen afinidades con BIG BIG TRAIN y RESISTOR a la hora de dinamizar las texturas melódicas con un nervio especial. La miniatura
‘Ecotone (Reprise)’ instaura un ejercicio de solemnes orquestaciones de teclados. A partir de allí, emerge ‘Torrential Downpour’
trayendo consigo el cierre del repertorio oficial del álbum con un despliegue de pasión rockera que recibe ecos de las canciones #3 y #4. El pasaje final exuda una espiritualidad enérgicamente optimista. Hay un bonus track que es una versión antigua de la canción de apertura, exactamente, del año 1982, incluso durando un minuto y tres cuartos más. Con su logística de tecno-pop al modo de una síntesis entre los OMD de 1981 y los JAPAN del mismo años, la composición exhibe ambiciones prog-sinfónicas e incluye un enigmático solo de guitarra de brotes psicodélicos. ¡Nos gusta más esta versión!
En fin, todo esto fue lo que se nos brindó en “Songs For Beating Hearts”, un manifiesto genuino de la fuerza creativa que hace latir al corazón retornado de BEARDFISH después de tantos años de ausencia. Si se había generado bastante entusiasmo con el anuncio del retorno a la productividad de este grupo que llegó a situarse en la línea de frente de la popularidad internacional de la escena progresiva sueca, ese entusiasmo se justificó con creces por lo mostrado en el repertorio de este disco; lo recomendamos sinceramente para cualquier buena fonoteca de rock artístico de ayer y hoy.
Beating Hearts: https://www.youtube.com/watch?v=YF6ELoqV_Ao
Out In The Open [en vivo en Uppsala, 25/10/2024]: https://www.youtube.com/watch?v=ZMCRgo9JE-A
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