Monday, February 03, 2025

Sexta muestra de los elementos prog-sinfónicos de PHOG



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Hoy presentamos el más reciente disco de PHOG, proyecto del talentoso multiinstrumentista y compositor francés Philippe Ogier, el sexto de su trayectoria. El disco en cuestión fue publicado el 6 de diciembre del pasado año 2024 y se llama “Elements”. Como es habitual, Philippe Ogier se hizo cargo de las guitarras, los teclados, el bajo, la flauta, el ukulele y las programaciones de ritmos, además de las ulteriores labores de mezcla y masterización. En líneas generales, lo que tenemos en “Elements” es una continuación sólida y consistente de las líneas de trabajo plasmadas en sus dos trabajos anteriores, “El Castillo” y Forêt-Noire” (de los años 2021 y 2022, respectivamente). Repasamos los detalles de su repertorio de inmediato. 


Los primeros dos minutos y medio de “Elements” están ocupados por ‘Siren’, una pieza marcada por una ambientación envolvente que permite al delicado entramado melódico en curso potenciar su expresividad estilizadamente evocadora. Tras eso emerge una maratón de casi 10 ¾ minutos titulada ‘New Land, New Blood’, una composición signada por un patente preciosismo melódico donde la bien perfilada alternancia entre pasajes centrados por magníficas orquestaciones de teclados y otros donde la guitarra ocupa el centro protagónico del bosquejo melódico manifiesta hondas influencias de GENESIS (1971-73) y CAMEL (1975-76) en dosis equitativas. Hay un pasaje cercano a la frontera del quinto minuto que, a pesar de su carácter efímero, instaura unos trazos muy dinámicos que servirán como un referente para otros pasajes animados posteriores. Por lo demás, tanto el multitemático diseño melódico como los grooves dan preferencia al manejo de climas sobrios signados por una vivacidad razonablemente contenida, siendo así que en los pasajes apoyados por un compás inusual se abren espacios para algunas extravagancias oportunamente comedidas. En general, tenemos aquí un cénit del álbum. ‘Deep Wave’ es otra pieza relativamente breve que vira hacia un un porte ceremonioso con ciertos matices exóticos. ‘The Lantern’ se orienta hacia unas serenas vibraciones líricas que se sitúan dentro de un enclave cuasi-fusionesco merced al empleo de inteligentes juegos de síncopas en los núcleos rítmicos que se van sucediendo. Por lo demás, la maraña de las guitarras y los teclados permanece bien instalada en el discurso sinfónico. ‘Distant Wave’ exhibe un minuto y pico de retazos etéreos signados por una aura expectante. Con esto se prepara el terreno para la pieza homónima, la cual desarrolla una peculiar fuerza de carácter dentro de un maderamen estructuralmente sofisticado. En efecto, ‘Elements’ exhibe una generosa paleta de colores sónicos mientras exuda algunos aires de gravedad espiritual, algo que contrasta con la primordial calidez y la masivamente fulgurosa suntuosidad del tema #2. De este modo, la pieza logra jugar eficazmente con climas otoñales mientras preserva un razonable punche. 


Ya falta poco para que termine el álbum y llega otra miniatura: ‘Calm Before’, un muy bonito ejercicio pastoral que bien daba para un poco más, pero esto es lo que hay y llega el turno de ‘The Last Call’. No sólo es éste el tema que cierra el repertorio, sino que también es el más extenso del mismo con su espacio de poco más de 12 ¼ minutos. Ya desde sus primeras secciones, nos muestra una solemnidad preciosista muy afín a la de ‘New Land, New Blood’, pero esta vez con unos aires ceremoniosos más pronunciados... Algo así como una idea Floydiana de 1971 que se perdió y fue recuperada por los YES de 1977 para que los CAMEL de 1979 le den su toque final con la ayuda de un par de integrantes de GENESIS. Hay vitalismo aquí, sin duda, pero su manifestación no es desbordante, sino preservada dentro de un engranaje de placidez e introspección melancólica. El esplendor emocional que se desprende del desarrollo temático instalado sobre un esquema rítmico mayormente parsimonioso permite que el entrelazamiento de los instrumentos refleje varias texturas a lo largo del camino. Mientras tanto, la guitarra ejerce su monarquía con total soltura mientras va llenando los espacios indicados por los índices temáticos con robustez y elegancia. El amplio espacio que ocupa esta última pieza permite a Ogier dar una rienda muy suelta a su gusto por los desarrollo prístinos de esquemas melódicos dentro de la tradición prog-sinfónica. Todo esto fue lo que se nos ofreció en “Elements” desde los cuarteles de PHOG, una muy inspirada muestra de los elementos prog-sinfónicos que forman parte del pequeño universo musical del maestro Philippe Ogier. Vale la pena seguir inspeccionando la obra de PHOG, este disco es bastante recomendable dentro de una buena colección de rock progresivo de ayer y hoy. 


Muestras de “Elements”.-

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