Thursday, April 24, 2025

ALAS: el alto vuelo de la movida progresiva argentina de los 70

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. INCA.

Hoy echamos un vistazo a un tiempo y un lugar del pasado: el lugar, Argentina, el tiempo, uno de exploraciones musicales eclécticas dentro del circuito del rock de los 70. Yendo a lo más concreto, nos centramos en los dos primeros álbumes que realizó el trío ALAS, el cual fue fundado por el teclista-vientista Gustavo Moretto en el año 1974 tras su periplo en el ensamble de jazz-fusion ALMA Y VIDA. Asociándose con él el baterista-percusionista Carlos Riganti y el bajista-guitarrista Álex Zucker, se concretó el leitmotiv de una propuesta rockera progresivamente ecléctica que beba tanto de la escena europea como de la avanzada jazz-rockera estadounidense del momento, todo ello sobre unos fuertes cimientos de las diversas tradiciones folklóricas (porteña y otras varias). Riganti provenía de MATERIA GRIS, la cual tiene el mérito de haber gestado la primera ópera-rock de Argentina (“Oh, Perra Vida De Beto”); por su parte, Zucker venía de apoyar al popular dúo de folk-rock PEDRO Y PABLO. Experiencias distintas que convergieron en un camino común de nuevas ambiciones sonoras con el impacto de las composiciones que surgían de la mente de Moretto. A poco de fichar por el sello EMI, tuvo lugar el debut fonográfico de ALAS, un single del año 1975 cuyo lado A estaba ocupado por ‘Rincón, Mi Pequeño Rincón’, una balada progresiva de tenor porteño: la suavidad evocadora del canto está oportunamente arropada por un sedoso armazón instrumental que utiliza el nivel adecuado de señorío para impulsar el ánimo nostálgio de la letra: “Dónde está mi vieja ropa, / Más pequeña, más rota. / Dónde están mis veranos. / Y mi madre nos daba aire, / Y yo el día en las piedras, / Y yo amaba la vida / Y yo amaba la tierra.” El lado B contenía el animado instrumental ‘Aire (Surgente)’. Para efectos descriptivos, diremos que  suena como una composición perdida de HATFIELD AND THE NORTH que fue reavivada por la banda de JAN HAMMER para anticiparse a los CAMEL de 1977. Un esquema ingenieril de índole jazz-progresiva que recibe una buena dosis de dinamismos fusionescos mientras refuerza continuamente sus índices melódicos con elegante vivacidad al más puro estilo progresivo. 

                       
 
Finalmente, el disco debut directamente titulado “Alas” salió al público por vía del sello EMI. Dos suites por lado, ‘Buenos Aires Sólo Es Piedra’, con las secciones ‘Tango’, ‘Sueño’, ‘Recuerdo’, ‘Trompetango’, ‘Tanguito’ y ‘Soldó’; ‘La Muerte Contó El Dinero’, con las secciones ‘Vidala’, ‘Smog’, ‘Galope’, ‘Mal-ambo’, ‘Vidala Again’, ‘Amanecer / Tormenta’ y ‘Final’. En el álbum, la logística instrumental era así: Moretto a los pianos clásico Steinway y eléctrico Fender Rhodes, los sintetizadores ARP 2600, ARP String Ensemble y Moog, el órgano Hammond, la trompeta, la flauta dulce, el violín y el canto; Zucker a los bajos Fender Jazz Bass y Rickenbacker, y las guitarras Gibson Les Paul y Fender Stratocaster, y; Riganti a la batería y las percusiones (bombo legüero, gong, maracas, castañuelas, campanas tubulares, silbatos, triángulos y pito). Como se ve, está garantizada una ingeniería sonora bastante fastuosa. La temática apocalíptica de ambas suites refleja fidedignamente la tragedia argentina en su tensión social y turbulencia política de aquel entonces.* Comenzamos con ‘Buenos Aires Sólo Es Piedra’. Las cosas comienzan con agitadas vibraciones que se mueven con una extraña y compleja sensualidad en base al entramado de piano eléctrico, bajo y batería, el cual instala uno de los motivos centrales sobre un groove razonablemente sofisticado, al cual el órgano y el sintetizador añaden una densidad extra. Imaginemos una idea suelta de WEATHER REPORT replanteada por los SOFT MACHINE de 1971-73 con un par de músicos de RETURN TO FOREVER como invitados. Los recovecos que arma la banda a lo largo de su propio laberinto palaciego aterrizan en un momento introspectivo alrededor de la frontera del tercer minuto. Hay algunos sospechosos retazos desosegados en este ensueño sónico, los mismos que se sueltan un poco más adelante en un ejercicio de abstracciones aleatorias donde soplan aires de deconstrucción surrealista; éstos llevan a un crescendo tétrico que convoca visiones fantasmagóricas. Abierta la puerta a un nuevo motivo ágil, éste se desarrolla con magnífica soltura mientras deja algún espacio para unos interludios etéreos: la alternancia perfecta entre florecimiento primaveral y niebla otoñal. Hay un solo de trompeta hermoso y evocador que emerge a poco de pasada la frontera del undécimo minuto, en uno de los pasajes calmados. Tras éste, emerge una nueva sección extrovertida, un breve momento de resplandor que motiva el retorno del motivo inicial (en clave un poco más neurótica) de esta ofrenda musical, siendo así que el último lazo lo ata un hipnótico y parco fraseo de piano eléctrico.  


La segunda suite dura cerca de 18 minutos y es nuestra favorita, aunque, para hablar con justicia, el disco es una gozada irrefutable en su forma íntegra. La primera sección de ‘La Muerte Contó El Dinero’ tiene la manifestación de un testimonio desgarrador al modo de una lánguida elegía: “Se quiebra el cielo en cortezas de cal. / Cubren las tumbas trozos de altamar. / Siembran dolores departoanimal. / Lloran los niñossu hambre invernal.” Los ornamentos de percusión y guitarra añaden un sutil colorido a este sobrio relato de fatalidad. Y luego emerge un monumental apocalipsis cuasi-Emersoniano bajo el mando principal del órgano y con una robusta columna de ágiles grooves armados por la dupla rítmica. Los añadidos percusivos aportan vibraciones criollas al susodicho groove en una doble exhibición de extroversión y neurosis. Esa misma doble exhibición aumentará su dosis de musculatura cuando, con el incremento del tempo y de la garra expresiva, se arma una agitada orgía de solos sucesivos de sintetizador y órgano tras un nuevo momento de canto (“Veo la tierra sufrir / Y sus cosechas morir / Pues muchos quieren ser dueños de Dios / Y de su estómago y su voz / Y de la carne de los pueblos.”) También hay una ocasional intervención de la guitarra que, de alguna manera, parece emular las cadencias típicas de un piano eléctrico; un detalle, pero uno muy importante dentro de la meticulosa arquitectura que se va reforzando continuamente mientras la potencia reinante va avanzando a paso firme. Tenemos aquí la perfecta encrucijada entre los ELP de 1973 y los RTF de 1973-75. Una vez que se para todo, el motivo contemplativo del prólogo regresa de forma reducida para abrir paso a una serie de improvisaciones etéreas, las cuales incluyen algunas angelicalmente traviesas líneas de flauta dulce. Tras un efecto sintetizado de trueno y mientras se van alejando unas mágicas florituras de bajo, se asienta un fabuloso solo de batería que libera la tensión precedente mientras crea una muscular inquietud propia. El eco del último golpe de batería impulsa el frenético reprise de los dos motivos iniciales de la segunda sección, siendo así que todo desemboca en un clímax apoyado sobre una consistente nota aguda hasta que todo se termina evaporando en un vacío insondable. Esa intrigante nota aguda repetida es como el registro de los últimos gritos de doloroso terror antes de ser absorbidos por el descendente serpenteo de la muerte. ¡Qué bárbara exaltación de cromatismos progresivos! Con el paso del tiempo, “Alas” llegó a ser un disco muy bien considerado por coleccionistas: ulteriores ediciones de CD incluyen el lado B del single debut. Confesamos que éste es nuestro disco argentino favorito de los 70, así de simple.


La historia de “Pinta Tu Aldea”, el segundo álbum de ALAS, se inició cuando ya Zucker había abandonado el trío para mudarse a los Estados Unidos para seguir estudios musicales y formar el grupo MELANGE. Era verano de 1977 y le reemplazó el niño prodigio Pedro Aznar. La distribución instrumental en el material grabado para “Pinta Tu Aldea” fue así: Moretto a los pianos, el órgano, los sintetizadores, la trompeta y la flauta; Aznar al bajo, la guitarra acústica, y ocasionalmente, el sintetizador y la flauta, y; Riganti a la batería y la percusión. Aznar tenía entonces 17 años y había formado parte de MADRE ATÓMICA, banda que todavía tendría que esperar algunos años para debutar fonográficamente, ya sin él. En aquel tiempo, Aznar era un declarado fan de ALAS y era un gran sueño hecho realidad formar parte del renovado trío. Su ingreso al trío dio nuevos bríos al conjunto al convertirse instantáneamente en un socio creativo ideal para Moretto. En este segundo disco aparecen algunos invitados: los maestros bandoneonistas Daniel Binelli y Néstor Marconi, y la flautista Cecilia Tanconi (a la sazón, integrante del inmenso ensamble avant-progresivo BUBU). El título del disco alude a la declaración del maestro literato ruso LEÓN TOLSTÓI “pinta tu aldea y pintarás el mundo”. Esa sola frase podría ser una reseña de este segundo disco de ALAS: una pintura donde un paisaje del contexto propio se concreta con colores que se abren cosmopolitamente a las más exquisitas ambiciones del arte del sonido. La portada es de la autoría de Rodolfo Ochambela. El repertorio del disco se inicia con la monumental composición ‘A Quiénes Sino’, la cual dura poco menos de 10 minutos. Al fin y al cabo, es un tema que funciona como una conexión entre el posicionamiento eclécticamente progresivo del primer álbum y las ambiciones de fusión contemporánea proyectadas para este nuevo álbum. Tras un prólogo cósmico donde las capas y ornamentos de múltiples sintetizadores arman un flotante trasfondo para sucesivos solos etéreos de trompeta y flauta, el trío entra en acción de manera contundente para plasmar a paso firme un perfecto híbrido de los RETURN TO FOREVER de 1976, el estándar de ELP y los YES de 1974. La dupla rítmica funciona con una musculatura que, además de ser obviamente compacta, sabe ser maleable para los sofisticados quiebres que se dan en el swing en varios pasajes estratégicos. Los lucimientos individuales del ARP, el órgano y el piano resuelven el núcleo melódico y lo ornamentan con arrebatada prestancia. Aunque “Alas” es nuestro disco favorito del trío como un todo integral, es esta composición que abre “Pinta Tu Aldea” nuestra gesta particular preferida dentro de todo el catálogo de ALAS en los 70.
 


La pieza homónima sigue a continuación para asentar firmemente la línea de fusión contemporánea con la que el trío quería operar en esta nueva etapa. En efecto, ‘Pinta Tu Aldea’ destila raudales de vibraciones tangueras con un enfoque vanguardista donde afloran coloridas aureolas de jazz contemporáneo. Ya desde los instantes iniciales se nota que el bandoneón es más que un instrumento invitado, es realmente un cómplice de los otros que aportan los músicos del grupo. Los aires porteños que son tan explícitos en los cuerpos melódicos centrales se sumergen y explayan fluidamente en el delicado y complejo entramado de torcimientos de los groove y ambientes diseñados bajo la lógica del jazz-fusión contemporáneo. Las calculadas florituras del bajo resultan esenciales para el realce de los índices temáticos centrales; además, realiza un solo alucinante cerca del final. La inserción de un evocador solo de piano eléctrico añade un cariz contemplativo a una composición cuyo tenor predominante es polícromo y expresionista. Prácticamente, la portada del disco es el reflejo visual de los sonidos aquí articulados.  ‘La Caza Del Mosquito’ se interna decididamente en áreas de la fusión brasileña mientras preserva otros del folklore argentino. Tras un inicio expectante, se arma un trípode consistente de piano, la guitarra acústica de Aznar y la flauta de la ilustre invitada Tenconi para desarrollar un viaje de señorial sensualidad sobre un swing tan decisivo como delicado. Los ocasionales ornamentos de sintetizador y percusión añaden tonalidades interesantes al asunto, y aún más los solos de bajo y piano eléctrico que entrarán a tallar más adelante. La sección epilogar retoma el centro temático del prólogo bajo un ropaje un poco más suntuoso, pero suficientemente comedido para ajustarse al espíritu general de la composición. El álbum se cierra con ‘Silencio De Aguas Profundas’, su ítem más extenso al tener una duración de 13 ½ minutos. El matrimonio del piano eléctrico de Moretto y la flauta de Aznar establece un prólogo etéreo y ensoñador que alude a cosas misteriosas y escondidas. Una segunda sección se enfila por la senda de la fusión porteña con un pronunciado talante ambiental dentro del área jazz-progresiva; las líneas del bandoneón flotan juguetonamente con variados niveles de expresividad antes de que todo se apague por un segundo para ceder el protagonismo al piano clásico, terminando por unírsele la guitarra acústica. Alrededor de la frontera del octavo minuto, las cosas se van agilizando notoriamente a despecho de la ausencia de batería, se muestra una juguetona luminosidad en medio de las aguas profundas del ingenioso desarrollo multitemático. El terreno está preparado para que se dé un momento de suntuosidad progresiva bajo el mando de los sintetizadores (¿Un encuentro de Jan Hammer y Patrick Moraz?). La sección epilogar regresa a los flotantes aires porteños que emergieron en un momento anterior. Muy interesante paraje culminante para “Pinta Tu Aldea”... aunque nos queda la pregunta de cómo hubieran funcionado algunas secciones con la inclusión de la batería. Bueno, así se registró ‘Silencio De Aguas Profundas’ para la posteridad y ya está. 

 

A pesar de ser un producto ya completo en el año 1977, “Pinta Tu Aldea” recién fue publicado en el año 1983. Podría haberse publicado, a más tardar, a inicios del años siguiente, pero Moretto decidió viajar a Boston para seguir con sus estudios musicales a inicios de 1978, lo cual dificultó la logística para la publicación oficial de dicho ítem. Una vez salido al mercado el segundo disco en cuestión, la escena musical y el público melómano de Argentina estaban centrados en otras vertientes expresivas, lo cual hizo que “Pinta Tu Aldea” pasara injustamente desapercibido. Moretto siguió adelante con su periplo académico que le llevó al New England Conservatory y al Departamento de Música de la Columbia University. Aunque se terminó oficialmente la historia de ALAS en algún momento de la segunda mitad de los 70, los imprevisibles designios del destino tenían planeados algunos episodios de resurrección. Es más, a inicios del nuevo milenio, el sello EMI publicó un doble CD con los dos primeros discos más las dos canciones del single de 1975 dentro de su colección Archivos EMI, además de un ítem (extrañamente) titulado “Grandes Éxitos” con las dos suites del primer álbum, el lado A del single inaugural y 3/4 partes del segundo álbum. En ese tiempo tuvo lugar la reunión de ALAS con la base del trío originario más el guitarrista Carlos Riganti (hijo de Gustavo) y el bandoneonista Binelli supuso una serie de actuaciones dentro y fuera de Argentina**; además, se produjo un tercer álbum de estudio “Mímame Bandoneón” en el año 2005. Una excelente novedad reciente relativa a la apreciación del legado de ALAS es que en marzo de este año 2025, el sello argentino Viajero Inmóvil publicó una reedición del segundo álbum con los temas remasterizados por Gustavo Bolasini y bajo la producción de Felipe Abel Surkan. También contiene un bonus track rescatado de la etapa con Zucker, ‘Mambrú Perdió La Guerra’, el cual se extrae de una actuación en el Auditorio Belgrano del año 1974. Aunque la calidad del audio no es particularmente buena, es un vestigio claro de los niveles de energía y espíritu aventurero que ALAS siempre supo insuflar a su excelsa propuesta musical. Se nota el despliegue de complejidad compositiva de este tesoro recobrado de ALAS: hay secciones bien diferenciadas entre sí que van formando un todo cohesionando, un vitalismo peculiar en el modo en que se va diversificando la dupla rítmica, esa alternancia de pasajes robustos con otros más envolventes que emanan de los teclados, una peculiar ceremoniosidad en los muy líricos pasajes cantados. La vivacidad del jam sobre el que se arma la sección precedente al epílogo ensoñador ostenta un fulgor bastante celebratorio, lo cual ayuda al susodicho epílogo a edificar un clímax efectivo. Las ovaciones que se escucha son totalmente merecidas. Pues bien, que sirva esta magnífica reedición de “Pinta Tu Aldea” para recuperar sólida y definitivamente la memoria del alto vuelo para la movida progresiva argentina de los 70 que supusieron los dos discos de ALAS, entidad suprema de la vanguardia musical sudamericana de ayer y hoy. Y hablando de hoy, resulta que ALAS tiene programada una participación en el magno evento Héroes del Rock Nacional este próximo 3 de mayo en el Teatro Ópera de Buenos Aires. ¡Es imperdible!


Muestras de ALAS (1975-82).-
La Muerte Contó El Dinero: https://www.youtube.com/watch?v=guScno3-rL0


[Algunas de las  ideas vertidas en la presente retrospectiva están inspiradas en estas dos reseñas originalmente publicadas en La Caja De Música: https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/alas_alas.html y https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/alas_pintatualdea.html


* Hay una interesante y meticulosa entrevista al maestro Moretto en este enlace del blog Intersticio: https://iculturarock.blogspot.com/2024/02/buenos-aires-es-solo-musica-entrevista.html

** La actuación de ALAS en Río de Janeiro en noviembre de 2003 se publicó fonográficamente 20 años después bajo el título de “Rio No Solo Es Piedra”. Nuestra humilde reseña del disco en cuestión se halla en este mismo blog y está en el enlace https://autopoietican.blogspot.com/2023/03/alas-en-rio-de-janeiro-memorias-del.html

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