HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA
CÉSAR INCA.
Desde el segundo día del ptesente mes de
mayo, hace muy poco tiempo, está en el mercado el segundo disco del grupo
noruego SOFT FFOG. Titulado “Focus”, este nuevo trabajo sucede por dos años a
ese estupendo álbum debut homónimo que supuso una agradable sorpresa para la
escena jazz-progresiva escandinava y también a nivel mundial. SOFT FFOG es un
ensamble de músicos que tienen pedigrís individuales impresionantes y de larga
data: el guitarrista Tom Hasslan es de KROKOFANT, así como el
baterista-percusionista Axel Skalstad, el bajista Trond Frønes también toca en
RED KITE y GRAND GENERAL, y el teclista Vegard Lien Bjerkan es integrante de WIZRD. Tal como lo anuncia el mismo grupo, el foco general de este nuevo álbum consistió en la doble estrategia de aumentar la incidencia del viejo jazz-rock de los 70 y suavizar ligeramente la intensidad de las interacciones instrumentales para acercarse más al estándar del retro-prog con miras a conectarse con un mayor aprecio por los núcleos melódicos. En simultáneo, la banda se apresta a preservar su espiritualidad extrovertida en el desarrollo de su organización sónica. “Focus” ha sido publicado por el sello Is It Jazz? Records, tanto en CD como en vinilo azul con blanco. Christian Engfelt fue el encargado de la ingeniería de sonido en las sesiones de grabación del nuevo álbum, compartiendo también las labores de producción junto al cuarteto mismo. Espen Høydalsvik fue el encargado del ulterior proceso de masterización. Bueno, veamos los detalles del disco que hoy nos convoca.
‘Camel’ abre el repertorio con un directo despliegue de gracilidad melódica que nos remite, cómo no, a lo que los legendarios CAMEL hacían en los años 1976 y 1977, a la par que se realiza una serie de grooves afines a los que creaban los también legendarios HATFIELD AND THE NORTH. Por otra parte, el modo en que se organiza el entramado de los aportes sónicos provistos por los instrumentos actuantes ostenta una refinada densidad que ya conocemos como típica del escenario jazz-progresivo escandinavo del nuevo milenio, algo que tiene todo el sentido del mundo cuando tomamos en cuenta de cuáles lugares determinados provienen los integrantes de este ensamble. La labor de la batería es particularmente sofisticada, siendo así que sus insistentes lucimientos permiten mantener la vivacidad del bloque general mientras los sucesivos solos de guitarra y piano eléctricos crean sus propios laberintos mágicos en las posiciones asignadas. ‘Pocus’ sigue a este gran inicio de álbum perpetrando una continuación de los recursos de valiente sofisticación que se elaboraron en la pieza inicial, pero esta vez opera una lógica diferente: los momentos de jazz-rock y jazz-prog (inspirados no en poca medida por FOCUS y SOFT MACHINE) se caracterizan por un fragor más suntuoso mientras se alternan con otras secciones ceremoniosas que se orientan hacia una versión traviesa de sinfonismo. La labor de la guitarra es persistentemente heroica y el solo final de órgano concreta una gesta de magnificencia que influye en el fulgor impactante que caracteriza a la sección final del tema. Un cénit tras otro y ahora es el turno del tema que justamente da título al álbum. Desde el primer instante, ‘Focus’ revela una extroversión y una gracilidad que cándidamente revelan un genuino espíritu celebratorio a través de su gallarda estructura melódica. Eso sí, no tardan mucho las cosas en virar hacia una extroversión traviesamente neurótica muy semejante a la que signó al primer tema del álbum; una mención especial va para el excelente solo de sintetizador que se luce en la segunda mitad, el cual incorpora algunos cromatismos densos a la ingeniería colectiva dentro de un enclave híbrido de Dave Stewart y Patrick Moraz. La secuencia de compases inusuales es manejada con un groove fluido y swings exquisitamente armados por la dupla rítmica.
‘Camel’ abre el repertorio con un directo despliegue de gracilidad melódica que nos remite, cómo no, a lo que los legendarios CAMEL hacían en los años 1976 y 1977, a la par que se realiza una serie de grooves afines a los que creaban los también legendarios HATFIELD AND THE NORTH. Por otra parte, el modo en que se organiza el entramado de los aportes sónicos provistos por los instrumentos actuantes ostenta una refinada densidad que ya conocemos como típica del escenario jazz-progresivo escandinavo del nuevo milenio, algo que tiene todo el sentido del mundo cuando tomamos en cuenta de cuáles lugares determinados provienen los integrantes de este ensamble. La labor de la batería es particularmente sofisticada, siendo así que sus insistentes lucimientos permiten mantener la vivacidad del bloque general mientras los sucesivos solos de guitarra y piano eléctricos crean sus propios laberintos mágicos en las posiciones asignadas. ‘Pocus’ sigue a este gran inicio de álbum perpetrando una continuación de los recursos de valiente sofisticación que se elaboraron en la pieza inicial, pero esta vez opera una lógica diferente: los momentos de jazz-rock y jazz-prog (inspirados no en poca medida por FOCUS y SOFT MACHINE) se caracterizan por un fragor más suntuoso mientras se alternan con otras secciones ceremoniosas que se orientan hacia una versión traviesa de sinfonismo. La labor de la guitarra es persistentemente heroica y el solo final de órgano concreta una gesta de magnificencia que influye en el fulgor impactante que caracteriza a la sección final del tema. Un cénit tras otro y ahora es el turno del tema que justamente da título al álbum. Desde el primer instante, ‘Focus’ revela una extroversión y una gracilidad que cándidamente revelan un genuino espíritu celebratorio a través de su gallarda estructura melódica. Eso sí, no tardan mucho las cosas en virar hacia una extroversión traviesamente neurótica muy semejante a la que signó al primer tema del álbum; una mención especial va para el excelente solo de sintetizador que se luce en la segunda mitad, el cual incorpora algunos cromatismos densos a la ingeniería colectiva dentro de un enclave híbrido de Dave Stewart y Patrick Moraz. La secuencia de compases inusuales es manejada con un groove fluido y swings exquisitamente armados por la dupla rítmica.
Todo ha sido permanentemente exultante y centelleante hasta ahora... y todavía queda un poco más por disfrutar. En efecto, ‘Oh Jimi’ ocupa los últimos 10 ¼ minutos del
álbum y se erige como la pieza más aguerrida del repertorio. Varios riffs de guitarra y algunas capas de órgano confluyen en una hermandad de elegante agresividad mientras marcan la pauta de los jams a ser desarrollados dentro de una arquitectura robusta y tremendamente vivaz. El groove predominante es más contenido que el empleado en los temas #1 y #3, siendo así que estas cadencias más espaciadas permiten a los músicos soltarse un poco más en su lado más filudo (especialmente en lo que concierne al bajo con fuzz) mientras preservan su compacta convivencia sónica. Este factor también permite a la batería replantear la dinámica de sus continuas obsesiones de sofisticación. Ya se aleja el grupo de las esferas de SOFT MACHINE y FOCUS para acercarse más a las de esos primeros discos de AGITATION FREE y EMBRYO; incluso son fáciles de notar los empleos de artilugios inspirados en el tercer álbum del mítico HENDRIX y del canon Crimsoniano de la fase 1972-74. Esto último se hace particularmente explícito en el armazón evolucionado duarnte el último tercio de la pieza en cuestión. En fin, todo esto fue “Focus”, una excelente labor de amor por la esencia histórica del ideal jazz-progresivo: en menos de 37 minutos, la gente de SOFT FFOG se ha lucido enormemente con éste, su segundo trabajo fonográfico, el cual es recomendable para cualquier buena fonoteca dedicada al rock progresivo y otras vertientes experimentales. De hecho, es recomendable al 400% (un ciento por cada integrante).
Muestras de “Focus”.-


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