Saturday, May 10, 2025

Las nuevas historias del ensamble ruso VESPERO



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy traemos a colación las nuevas historias musicales que nos brinda el ensamble ruso de space-rock progresivo VESPERO, que actualmente funciona como el cuarteto de Alexander Kuzevlev [guitarras, saz y mandolina], Ivan Fedotov [batería, percusión y wavedrum], Arkady Fedotov [bajo, sintetizadores, efectos de sonido y flauta dulce] y Vitaly Borodin [violín y sintetizadores]. El título de su nueva obra fonográfica es “Lost Stories Of Kilgore Trout”: ésta fue publicada el pasado 2 de mayo. Siendo el decimoquinto trabajo de estudio de esta veterana banda, es el primero sin el teclista Alexei Klabukov. En este disco participan también los colaboradores Alexey Esin (saxos tenor y dorado, y flauta) y Vladimir Ryabirin (guitarra acústica). Todas las composiciones aquí contenidas son de la autoría colectiva del cuarteto, y como se puede suponer por su simple título, están inspiradas en Kilgore Trout, personaje ficticio surgido de la mente del literato estadounidense KURT VONNEGUT. Las sesiones de grabación para “Lost Stories Of Kilgore Trout” fueron organizadas por Pavel Donskov y el grupo en diversas sesiones que tuvieron lugar en los estudios C300 y VMS de Astrakhan, en los años 2023 y 2024. Las labores de mezcla y masterización corrieron a cargo del guitarrista Alexander Kuzovlev. Nick Samarin fue el autor del arte gráfica. Bueno, ya es hora de revisar los detalles estrictamente musicales del disco que hoy nos convoca.

Todo comienza con ‘3069 (Page 7)’, una pieza centrada en una atmósfera expectante desde la cual se proyecta ciertos aires fusionescos cuya calidez envuelve al encuadre cósmico. De esta manera, el factor prioritario del discurso space-rockero gana mucho en placidez y gracilidad. ‘Mareel’ sigue a continuación para agitar las cosas con un elegante dinamismo que muchas conexiones tiene con la tradición jazz-rockera. El ensamble aprovecha la agilidad que opera explícitamente en el groove central para gestar varios cromatismos de violín, guitarra y flauta. La dupla de ‘SamimiSabimi’ y ‘Waldo’ permite al grupo seguir explorando el esquema sónico diseñado para el álbum. El primero de estos temas tiene una sección prologar dignada por retazos abstractos de tenor aleatorio, el mismo que abre camino a un cuerpo central sofisticado que se inserta dentro de una intrincada ingeniería rítmica en 7/8. Hay un fabuloso solo de guitarra que guía al ecuador climático para luego instaurar un motif exótico cuyo peculiar encanto es aumentado por el sintetizador.  Todo aterriza en un breve momento de minimalismo celestial. En cuanto al segundo, se trata de un ejercicio de lirismo en clave híbrida de psicodelia y jazz-prog. Aunque no se trata de una pieza realmente lánguida, bien puede funcionar como la hermana sobria y reflexiva de la anterior. La secuencia de los temas #2 al #4 concreta un primer momento culminante del álbum. ‘The Pan-Galactic Pawnshop Of The Souls’ ostenta un lirismo bien definido, siendo así que el factor jazzero se ve aumentado ostensiblemente en el swing de inspiración latino-tropical y el comportamiento de los demás instrumentos. La suntuosidad inherente a la composición tiene una prestación bastante grácil. ‘Lingo Four’ sigue parcialmente por la senda del tema anterior, pero tiene un espíritu un poco más otoñal; mientras el esquema grupal da muestras de una agilidad mesurada y renovadora, el señorío melódico se preserva sólidamente en los pasajes estratégicos donde el ensamble debe organizarse de forma reconocible. ‘Dream (In Memory Of Edward Artemiev)’ es una pieza signada por importantes enclaves electrónicos.* Suena algo así como un enlace del KLAUS SCHULZE de 1974-77 con los TANGERINE DREAM de 1976-79, siendo así que el espíritu del armazón musical es explícitamente solemne. El cuerpo central se explaya cómodamente mientras realza insistentemente su misteriosa majestuosidad.

‘Milky Seas’ restablece y renueva los índices temáticos más extrovertidos que formaron parte del repertorio precedente. Las agitaciones que se van armando a lo largo del camino brillan con un fulgor contrastado frente a las sutilezas intimistas del prólogo. los músicos se dedican a cultivar un refinado crescendo que, paso a paso, va soltando una recia espiritualidad; mientras tanto, la batería vuelve a lucirse dentro del gran entramado musical. El modo en que reina un esquema melódico tan bien delineado mientras emana unos aires grácilmente grisáceos nos recuerda a varios temas creados para esos dos discos que ÁNGEL ONTALVA realizó en asociación con VESPERO. Otro cénit del álbum. Cuando emerge ‘Bahia De Darwin’, el grupo regresa a la electrónica de inspiración krautrockera con un enfoque muy diferente al del tema #7, mucho más jubiloso, pero siempre con una calma subyacente y bien definida. ‘Ter Loves Tiwa’ es el último momento realmente exultante del disco, una nueva manifestación de elegante garra prog-psicodélica consistentemente sustentada sobre un compás de 5/4. El violín aprovecha el garbo rutilante del tempo inusual para elaborar una de sus intervenciones más notables dentro del disco. ‘Robot Dervishes’ regresa a los colores particulares de raíz folclórica, creando así una atmósfera cálida para una no menos cálida estructura melódica. El despliegue de tonalidades telúricas se da en un contexto de psicodelia modernista cuya acidez operativa es mantenida bajo un severo control sin cerrar espacios a sus propias proyecciones expresionistas, las cuales se sueltan particularmente en la última mitad. Una mención especial debe ir para el cautivador solo de sintetizador que surge cerca del final. El cierre del repertorio llega de la mano de ‘3069 (Page 15)’, un tema que empieza recogiendo la sutileza contemplativa del que abrió el álbum para, poco después, remodelarla con una refrescante fastuosidad llena de electrizante agilidad que, aunque no llega a igualar el nervio de otros parajes extrovertidos por los que transitó la banda en algunos temas precedentes, permite al álbum cerrarse con genuinos retazos de fulgor sónico. De hecho, su fuerza de carácter la convierte en la pieza ideal para bajar el telón.

Toda esta fue la experiencia de “Lost Stories Of Kilgore Trout”, el aporte que hace la incombustible banda rusa VESPERO al escenario progresivo mundial en este año 2025 que ya se acerca a su ecuador. Con este álbum, a pesar de la ausencia de su teclista de siempre, el colectivo se muestra plenamente capaz de trazar y colorear nuevas oleadas de sonidos fusionescos dentro de una estrategia space-rockera ecléctica que se viene desarrollando desde 2017 (los tiempos de “Shum-Shir”) y algunos proyectos colaborativos de años recientes. El fondo de la cuestión es que VESPERO, en poco más de 42 minutos, se muestra capaz de avanzar a paso firme a lo largo de su senda de historias progresivas para preservar la vivacidad del ideal del rock artístico. ¡¡Totalmente recomendable!!


Muestras de “Lost Stories Of Kilgore Trout”.- 


* EDUARD NIKOLÁYEVICH ARTÉMIEV (en ruso, Эдуард Николаевич Артемьев) fue un compositor ruso de música electrónica, academia vanguardista y bandas sonoras de películas que falleció a fines del año 2022.

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